Una mirada a la poesía de Daniel Fragoso (Pachuca, Hidalgo, 1980). Fragoso obtuvo en 2006 el Premio de Poesía Efrén Rebolledo. Ha publicado Epílogo de insomnio (Pachuco press, 2007) y Bitácora del desánimo (HgO Ediciones, 2008).
De Escuela del vértigo
…
Su rostro fue una cartografía
donde podía leerse una historia,
que hablaba sólo del fracaso
de ser lo que esperaban que fuera,
un chacal enfundado
en un traje de piel de humano.
Me adentro
en las estepas de mi cuerpo,
las preguntas me guían
mientras me abandono al destino:
encontrarme es detener la niebla
que etérea parte con las sombras.
Contemplo al silencio
desde la monstruosidad de mis labios,
en la geografía del lenguaje
el miedo me interroga:
¿cómo lograr que la voz
no sea sólo el canto insensible
de un río de palabras?
El primer rayo del alba
vilipendia mi insomnio,
pronto los ritmos del hábitat
vendrán a enclaustrarme,
a colocar su sentencia lapidaría:
desentenderse es la alquimia
que solidifica al hielo de las fantasías.
Siento en las palmas el denuedo del abandono
y en las calles la gente sale a devorarse.
La realidad
me impide escapar
del abismo que es mi lecho,
en un intervalo cada vez más largo
la jornada se construye extenuante,
siento el cristal del crepúsculo
trazar al periplo de las aves,
percibo en las motas de polvo
que no hay oxígeno que me alimente,
pienso en el abatimiento de los muebles,
observo cómo un cementerio de silencio invade mis horas,
no puedo evitar envenenarme de retiro
y afuera
el mundo amplio
eterno
continúa rodando siempre.
Mi rostro coincide ahora con otros rostros,
mi rostro coincide con el paso
que la gubia del tiempo hiende,
en las líneas trazadas sé
que no existirá riqueza que pague
los exilios que a estos cuerpos devastaron.
Me marca el punzón del segundero
que rompe la página de mi destino.
No hay forma de ocultarlo,
me estigma la maligna costumbre de ir tarde.
Inexplicables son los caminos de la tierra,
los sonidos de la esfera
y las horas del caos,
inexplicables son los acantilados
que la distancia forja,
las sendas que nacen de la oscuridad
y que a ella se entregan,
inexplicable es la atrocidad
de tratar de ser el destello del alba.
Me duele lo mismo el peso del polvo
que el caer del agua en la bañera,
el ritmo de los alimentos
descomponiéndose en mi estómago
y el ácido rugir del viento por la tarde.
Me lastima la facilidad con que se turban las flores de la casa,
el ritmo con que el pasto se seca en el invierno,
la disposición del jardín para desbaratarse a mi lado.
Me lacera no encontrar más al hombre que era.
Me devasta ver que no estaba apto
para el mundo en el que vivo.
Datos vitales
Daniel Fragoso Torres (Pachuca, Hidalgo, 1980) es escritor. Candidato a doctor en Literatura Hispánica y Géneros Literarios por la Universidad Autónoma de Madrid. Obtuvo el Premio de Poesía Efrén Rebolledo 2006. Es autor de Epílogo de insomnio (Pachuco press, 2007) Bitácora del desánimo (HgO Ediciones, 2008). Ha colaborado para El diario Crónica, Síntesis, Hoja por Hoja, 20 minutos (en España); así como para Latin Pulse (EUA), Tierra Adentro, Replicante, Periódico de Poesía de la UNAM, Luvina, Arenas Blancas de la New Mexico State University y Analele Facultatii de Limbi si Literaturi Straine de la Universidad de Bucarest. Es uno de los editores de la revista literaria El Perro.