Breve antología de Efraín Huerta

 Efraín HuertaPresentamos a continuación, una breve muestra del trabajo de Efraín Huerta (1914-1982), extraordinario poeta, referente de la poesía mexicana del siglo XX, una especie de contrapeso a la figura de Octavio Paz. Perteneció a la revista Taller y durante varias décadas fue una de las figuras axiales de la literatura mexicana.

LA MUCHACHA EBRIA

 

Este lánguido caer en brazos de una desconocida,

esta brutal tarea de pisotear mariposas y sombras y cadáveres;

este pensarse árbol, botella o chorro de alcohol,

huella de pie dormido, navaja verde o negra;

este instante durísimo en que una muchacha grita,

gesticula y sueña por una virtud que nunca fue la suya.

Todo esto no es sino la noche,

sino la noche grávida de sangre y leche,

de niños que se asfixian,

de mujeres carbonizadas

y varones morenos de soledad

y misterioso, sofocante desgaste.

Sino la noche de la muchacha ebria

cuyos gritos de rabia y melancolía

me hirieron como el llanto purísimo,

como las náuseas y el rencor,

como el abandono y la voz de las mendigas.

Lo triste es este llanto, amigos, hecho de vidrio molido

y fúnebres gardenias despedazadas en el umbral de las cantinas,

llanto y sudor molidos, en que hombres desnudos, con sólo negra barba

y feas manos de miel se bañan sin angustia, sin tristeza:

llanto ebrio, lágrimas de claveles, de tabernas enmohecidas,

de la muchacha que se embriaga sin tedio ni pesadumbre,

de la muchacha que una noche —y era una santa noche—

me entregara su corazón derretido,

sus manos de agua caliente, césped, seda,

sus pensamientos tan parecidos a pájaros muertos,

sus torpes arrebatos de ternura,

su boca que sabía a taza mordida por dientes de borrachos,

su pecho suave como una mejilla con fiebre,

y sus brazos y piernas con tatuajes,

y su naciente tuberculosis,

y su dormido sexo de orquídea martirizada.

Ah la muchacha ebria, la muchacha del sonreír estúpido

y la generosidad en la punta de los dedos,

la muchacha de la confiada, inefable ternura para un hombre,

como yo, escapado apenas de la violencia amorosa.

Este tierno recuerdo siempre será una lámpara frente a mis ojos,

una fecha sangrienta y abatida.

¡Por la muchacha ebria, amigos míos!

huerta2

PEQUEÑAS PALABRAS AL PEQUEÑO DAVID

            1

Te saludan:

los árboles y las banderas triunfales,

los pájaros y los ríos del pueblo,

las ágiles canciones del pionero,

las películas a colores y las fotografías.

Ludmila te sonríe desde el fondo

de su impecable belleza de soberbia señora.

Marina y Boris, Leonid Kosmatov,

Tania y Susana me preguntan por tus ojos.

Y yo les digo que miren al cielo

y solamente escuchen

metales y maderas del heraldo del día

y a todas horas de la ciudad sin horas.

Te da la mano la estrella roja

en el jardín que sueña con la estrella

que es la madre de todas las estrellas.

Te cubre de besos el alto surtidor

y los puentes se inclinan a mi paso

que es tu paso de pequeño gigante,

de capitán que duerme su milagro

de haber nacido al día bajo una tarde.

Te saludan los negros ferrocarriles

y los anchos aviones, y la paloma de la paz

se acoge a tu presencia de varón

que acaba de llegar del otro territorio.

2

Estoy apenas comenzando a vivirte de lejos,

al lado de tu madre y de tus jóvenes hermanas,

y cuando cierro los ojos hay una luz

que te ilumina de la dulce cabeza

a los pequeños pies mil veces besados.

Pues he venido hasta acá para tenerte

más cerca y más estrechamente amado,

como se ama al vino y se ama

a la flor que todos los días, como una amante,

acompaña mis sueños, misterios y palabras.

Desde antes de nacer, cuando apenas brillabas

como una lágrima y yo andaba como loco

por las orillas de los ríos y las ciudades

de Norteamérica, y las negras

me expulsaban de sus barrios y de sus casas,

cuando sólo eras

el gran Telémaco que buscaba a su padre,

yo pensaba en hacer este viaje desesperado

y caer muerto a los pies del mar

y beber con la boca del alma el coral de Lisboa

y sentarme a la sombra de un castaño

y escuchar cómo pasa como si nada el Sena

y mirar desde  arriba el curso del Rin

y caer por fin atravesado el pensamiento

por una aguja gótica en la ciudad de Praga.

¿Yo lo pensaba entonces o es que lo pienso ahora,

mientras Gabriel Figueroa duerme, arcangélico,

y por toda la ciudad irrumpe el himno diario?

3

No importa. Porque entontes, ahora,

cayeron las campanas desde las altas nubes

y en un paseo a lo largo de nuestra soledad

he visto para ti nuevos emblemas:

un poema de Goethe, el memorial de Schiller,

Smétana dorado sobre el verde

y cien niños desnudos a sus plantas,

Beethoven que se inclina

—diabólico  y   feroz  como  la  música

del principio del mundo—

y la danza del río que no termina nunca.

Y de nuevo los árboles

y otra vez el triunfo de las anchas banderas.

Y los pájaros se asoman a vernos

y huyen como pequeños poseídos.

¿No son pequeños pájaros enloquecidos

estas breves palabras que te envío

a través de las tierras y a través

del Atlántico?

Recíbelos, bésalos, tócalos

y entrégales la magia de tu mejor sonrisa.

Yo estoy como caído, mejor,

como abrasado por una suave llama.

La llama en que te pienso a todas horas,

entre el himno de madera y metales

de la ciudad sin horas.

BREVE CANTO DE ALEGRÍA

En tú húmeda sombra, como una voz pequeña

cubierta de rocío y nacida en el aire,

con lentas espirales de gozo

estoy tendido,

sin piedad ni remedio.

Soy como un ruido blando

de tus pies cristalinos,

como una sonrisa desamparada

dirigida a las nubes;

estoy callado, no hablas, nada se oye:

parece que la tierra es dueña soberana

de nuestros cuerpos tímidos; parece

que has perdido de vista mi ternura;

heladamente sueñas, como

si fueras río, manzana y alborada.

De pronto, yo te nombro con aquellas palabras

que nos hicieron dueños de todos los azules:

mariposa de plata, marina, maravilla,

azucena de oro, verdecida ternura,

mujer con alma, diosa, diosa mía serena.

Reconozco tu cuerpo, tu nariz, tus cabellos,

tus manos con tristeza y tu boca de júbilo.

Reconozco tus lágrimas: son plumas,

son cristales, suspiros y presagios.

Por eso mi alegría, por eso mis palabras.

Por ti estoy queriendo, queriéndote,

cantándote: ¡alegría, alegría!

ÉSTE ES UN AMOR

Éste es un amor que tuvo su origen

y en un principio no era sino un poco de miedo

y una ternura que no quería nacer y hacerse fruto.

Un amor bien nacido de ese mar de sus ojos,

un amor que tiene a su voz como ángel y bandera,

un amor que huele a aire y a nardos y a cuerpo húmedo,

un amor que no tiene remedio, ni salvación

ni vida, ni muerte, ni siquiera una pequeña agonía.

Éste es un amor rodeado de jardines y de luces

y de la nieve de una montaña de febrero

y del ansia que uno respira bajo el crepúsculo de San Ángel

y de todo lo que no se sabe, porque nunca se sabe

por qué llega el amor y luego las manos

-esas terribles manos delgadas como el pensamiento-

se entrelazan y un suave sudor de -otra vez- miedo,

brilla como las perlas abandonadas

y sigue brillando aún cuando el beso, los besos,

los miles y millones de besos se parecen al fuego

y se parecen a la derrota y al triunfo

y a todo lo que parece poesía -y es poesía.

Ésta es la historia de un amor con oscuros y tiernos orígenes:

vino como unas alas de paloma y la paloma no tenía ojos

y nosotros nos veíamos a lo largo de los ríos

y a lo ancho de los países

y las distancias eran como inmensos océanos

y tan breves como una sonrisa sin luz

y sin embargo ella me tendía la mano y yo tocaba su piel llena de gracia

y me sumergía en sus ojos en llamas

y me moría a su lado y respiraba como un árbol despedazado

y entonces me olvidaba de mi nombre

y del maldito nombre de las cosas y de las flores

y quería gritar y gritarle al oído que la amaba

y que yo ya no tenía corazón para amarla

sino tan sólo una inquietud del tamaño del cielo

y tan pequeña como la tierra que cabe en la palma de la mano.

Y yo veía que todo estaba en sus ojos -otra vez ese mar-,

ese mal, esa peligrosa bondad,

ese crimen, ese profundo espíritu que todo lo sabe

y que ya ha adivinado que estoy con el amor hasta los hombros,

hasta el alma y hasta los mustios labios.

Ya lo saben sus ojos y ya lo sabe el espléndido metal de sus muslos,

ya lo saben las fotografías y las calles

y ya lo saben las palabras -y las palabras y las calles y las fotografías

ya saben que lo saben y que ella y yo lo sabemos

y que hemos de morirnos toda la vida para no rompernos el alma

y no llorar de amor.

SANDRA SÓLO HABLA EN LÍNEAS GENERALES

Donde habita, donde come, donde

parece un arenoso acantilado,

allí es un cordero de ámbar con ojos de anís

y algo acerca de la dicha sexual tiene escrito en la frente.

Luego viene lo intolerable y maligno

(tal vez su madre, su padre o su hermana),

porque como he dicho dicha digo

que la veo y no la reconozco bajo arcos de triunfo

cocinados a cuchillo,

hablando palabras de fuego sobre el Mediterráneo

(que para ella fue Tequesquitengo o no fue nada),

deshaciéndose en fulgores sobre la soberana idiotez de la Gioconda

(que a ella, lo sé a ciencia cierta, le pareció

una simple putita de Polanco),

bebiendo vinos rojos, besos rojos —canalla, perra—,

paseándose verdosamente, sandramente

por ciudades que no conozco y que no me importan

como no me importa ella sino porque existe

y es posible verla de lejos, de cerca,

comiendo bajo los húmedos azules de Nápoles,

viendo sin ver y hablando en líneas generales

como en un remanso de siniestra paz gastronómica.

Hace dos días con sus noches pude verla

(ella vive en las calles de Racine

y yo en Lope de Vega, lo cual es todo un drama en seis actos)

y en sus ojos había una tormenta edénica y turbadora

como antes y después del primer pecado

—lo virginal no quita lo caliente—,

Eva maldita Eva milenaria Eva evasiva Eva exúbera

Eva general Eva particularmente deseada y detestada

Eva que sabe a postre de manzana postre de mieles

Eva que huele a café con Leche-de-la-Mujer-Amada

Eva liberada Eva que viajó por Europa

y en verdad que nunca salió de estas amargas calles

¿para qué, si sus alas son dos liras rotas

y en el Foro romano sólo discurren los homosexuales

y alguna pelirroja horizontal originaria de Brooklyn?

Esos hace dos días supe que Sandra había visto piedras talladas

y visto pinturas en sórdidos museos

y visto a Sofía Loren de lejos, de tan lejos

como de aquí a ella, Sandra de los ojos

que brillan y rebrillan como santelmos a la mitad del naufragio,

Sandra anónima Sandra espigada Sandra para morirse de una buena vez

Sandra ¿por qué te llamas estúpidamente Sandra?

Sandra ojos de cordero degollado Sandra catedralicia

Sandra Santa Capilla Sandra Nuestra Señora

Sandra diabla y demonia sandrísima

que nunca me miró de frente que nunca me dijo buenas tardes

—lo que yo hubiera querido era un buenas noches—,

Sandra fugaz heroína de un poema fugaz

como el paso de una azucena por el palacio de algo así como un poeta.

Juárez-Loreto

Alabados sean los ladrones…

H.M.E.

La del piernón bruto me rebasó por la derecha:

rozóme las regiones sagradas, me vio de arriba abajo

y se detuvo en el aire viciado: cielo sucio

de la Ruta 85, donde los ladrones

me conocen porque me roban, me pisotean

y me humillan: seguramente saben

que escribo versos: ¿Pero ella? ¿Por qué

me rebasa en esa forma desleal? ¿Por qué

me faulea, madruga, tumba, habita, bebe?

tiene el pelo dorado de la madrugada

que empuña su arma y dispara sus violines.

Tiene un extraño follaje azul-morado

en unos ojos como faroles y aguardiente.

Es un jazmín angelical, maligno,

arrancado del zarzal en ruinas.

A los rateros los detesto con todo el corazón,

pero a ella, que debe llamarse Ría, Napoleona,

Bárbara o Letra Muerta o Cosa Quemada,

empiezo a amarla en la diagonal de Euler

y en la parada de Petrarca ya soy un horno

pálido de codicia, de sueños de poder,

porque como amante siempre he sido pan comido,

migaja llorona (Ay de mí, Llorona), y si ayer pasadas las diez

de la noche

fui el vivo retrato de la Novena Maravilla,

ahora sólo soy la sombra de una séptima colina desyerbada.

Alabados sean los ladrones, dice Hans Magnus.

Pues que lo sean: los veo hurtar carteras, relojes, orejas,

pies, nalgas iridiscentes, bolígrafos, anteojos,

y ella, que debe llamarse Escaldada, ni se inmuta.

Vuelve al roce, al foul, al descaro;

se alisa la dorada cabellera

(¡Coño, carajo, caballero, qué cabellera de oro!),

se marea, se hegeliza, se newtoniza,

y pasamos por donde Maimónides y Hesíodo

y pone todavía más cara de estúpida cuando Alejandro Dumas, Poe y Molière y los cines cercanos!

Malditilla, malditita, putilla camionera,

vergüenza seas para las anchas avenidas

que son Horacio, Homero y, caray (aguas, aguas), Ejército

Nacional.

Rozadora, pescadora en el río revuelto

de las horas febriles; ladrona de mi mala suerte,

abyecta cómplice del “dos de bastos”, hembra de los flancos

como agua endemoniada;

cachondísima hasta la parada en seco

del autobús de la Muerte.

Alabada seas, bandida de mi lerda conmiseración.

Escorpiona te llamas, Cancerita, Cangreja,

amada hasta la terminal, hasta el infinito trasero

que me despertó imbecilizado en el boulevard

¡Miguel de Cervantes Saavedra y demás clásicos!

Porque luego de tus acuciosos frotamientos

y que cada quien llegó a donde quiso llegar

(para eso estamos y vivimos en un país libre)

hube de regresar al lugar del crimen

(así llamo a mi arruinado departamento de Lope de Vega),

y pues me vine, sí, me vine lo más pronto posible

en medio de una estruendosa rechifla celestial.

Adoro tu nalga derecha, tu pantorilla izquierda

tus muslos enteritos, lo adivinable y calientito, tus pechitos

pachones

y tu indigno, antideportivo comportamiento.

Que te asalten, te roben, burlen, violen,

Nariz de Colibrí, Doncella Serpentina,

Suripantita de Oro, Cabellitos de Elote,

porque te amo y alabo desde lo alto de mi aguda marchitez.

Hoy debo dormir como un bendito

y despertar clamando en el desierto de la ciudad

donde el Juárez-Loreto que algún día compraré

me espera, como un palacio espera, adormilado,

a su viejo-príncipe-poeta

soberbiamente idiota.

22 de octubre de 1970.

AFRODITA MORRIS

(Ceremonial de las 13.30)

On ne mesure pas le désordre

Pourtant

C’est par la femme que l’homme dure

PAUL ÉLUARD

Causadora de secretos yerros

Enemiga de honestad

Ligera emerges de la malvada espuma

Y zahareña pasas bajo arcos triunfales

Traspasada de luces meridianas

Pirules, marquesinas, prósperas azaleas,

Sublimada como la gran cosa grandes muslos

Sintiéndote brutalmente soñada

Cual si fueras lo exclusivo y único mineral y eléctrico

Pero así eres pues

Y algo de tu mítica presencia

Explicaré en seguida

Con licencia de castos ojos castos oídos:

A los 200 metros advertimos olemos la chamusquina

Tu breve cabellera república de abejas

Dorado vellocino

Te acercas luego luego

Deseada y amada a todo vapor

Con tus brillantes incisivos de ardilla

El busto de amazona levemente anémica

Y todo lo animal y exuberante que te circunda

Laboriosa potranca gigante brizna

Abrasadora corza purpureante blasfemia

Amazona domadora del potrillo segundo

Del minutero potro

Fulminadora de una vez por todas

Espejo espejito espejazo

De los hirientes azúcares del día

¿Quién más bella que tú?

Pasas rapiditamente por el abismo de mis tristezas

Irradiando cardillo suscitando guirnaldas

Malditamente becqueriana

Salvajemente nerudiana

Abruptamente rubendariana

Dueña y señora de las implacables exultaciones

Vegetal marmórea canela pura

Piel de adivinaciones

Pies tejedores de aullidos

Cuando un fregabundal de albañiles te miran

Y los andamios son ya castillos en ruinas

Los pasajeros de autobuses fallecen de escalofrío

Y los decesos (desexos) se suceden como un tropel de alfajores

Imposible sería, erectamente hablando,

Decir tu nombre porque nadie lo sabe y

Porque pocos conocen tu eminencia hipotenar

El aductor medio el definitivo sartorio

Los nombrados internos y externos

El crucial peroneo lateral largo

Y los delicados crural anterior, ah, y el sóleo

Después la asfáltica nube que discurre desde Morris Hnos.

(todo lo diagnosticas tú, todito, toditito,

doctora en almas herrumbrosas automóviles desbielados)

Hasta Masaryk, Horacio y Homero

Territorio de los rugidos las aromáticas mentadas de madre

Las sirenas de la Cruz Verde y la Cruz Roja

El claxon rencoroso de las damas liverpúlicas

Las solamente lindas propietarias de boutiques

(una shutique me hace merecedor de la locura)

Los vendedores de billetes de lotería

Los boleros sin ranita con mandolina,

Los vagos, los imbéciles gerentes de banco

Y sus medianamente guapotas secretarias

Las carrozas de Gayosso y Tangassi

(Cuando estrene mi pijama de madera estaré más triste)

Los camiones 60, 77, 85, 91, etcétera,

Que van y vienen como cangrejos locos

Y vas y vienes, Afrodita de tezontle,

Y entonces la avenida Mariano Escobedo (¡Ríndete,Maximiliano!)

Es el canal donde la sangre estalla y se desparrama

Y los cínicos sicofantes la recogen con cucharitas de plata

Pero cuando ayayay no pasas

Vario coraje nos enferma y

Por absoluta mayoría se resuelve

Que simplemente seas Afroda

Afroda Pérez López González o Martínez

Y no como te llamen en tu oficina en tu alcoba

O como se llamen tu espalda y tus riñones

Tus músculos ya escritos y descritos

La dulce miniatura de tus machupechos

Nuestros ojos muertos de pena

Nuestra boca muerta de sed

Nuestra poesía tan pobremente reiterativa

Todo viene a ser atrocísimo

Ominoso guillotinesco

Oh tú arrogante y bien plantada

Epicúreo y frutal teorema

Avara y generosa

Plácidamente paladeable

Para con “los llamados etceteristas

Y también los del así sucesivamente”

Y así

Así susexyvamente

Hasta la dulce muerte por enumeración

Y la despiadada caída

Del violáceo telón de la Impudicia

Enero de 1971

LECCIÓN

El que escribe el último

Escribe mejor

Yo apenas empiezo

30 de junio de 1969

CHE 

Para Eugenia Huerta.

En

La calle

Deben

Pasar

Cosas

Extraordinarias

Por

Ejemplo

La

Revolución

MANDAMIENTO EQUIS

No

Desearás

La

Poesía

De

Tu

Prójimo

PLAGIO XVII

La que

Quiera

Azul

Celeste

Que

Se

Acueste

19 de febrero de 1971

 

ALTURA

Estoy

Exactamente

A

Un metro

Con 74 centímetros

Sobre

El

Nivel

Del mal

 

 

 

¡CUÁS!

No fue

Una separación

Ni siquiera

Un desgarramiento

Simplemente

Me dijo

Que me fuera

Mucho

Pero muchísimo

Hacia

Los confines

De ninguna

Parte

 

 

 

 

PROTAGÓRICA

El

Hambre

Es

La medida

De todas

Las

Cosas

 

MAXIMÍNIMA 

 

Sólo
A fuerza
De poesía
Deja uno
De ser
Un poeta
A fuerza

 

  

 

 

PUERTO ÁNGEL

Una gringuita así de bella y fresca y mariguana

pedía a los suyos una raid un aventón a Puerto Ángel.

Cenía sus todavía bien duras nalgas con una mezclilla vieja de

muchos amaneceres

y la rotundez de su pecho, eso sí, doraba la mañana de los

laureles oaxaqueños.

El café me supo a cerveza agria porque, pensaba yo,

con dos o tres mil pesos cash, cashondamente,

con semejante preciosidad chulonamente amorosa y originaria

de alguna paupérrima pero diabólica Sexoville, Texas,

yo jalaría de inmediato hacia y hasta un Puerto

Ángel

Que no conozco

que francamente no me interesa conocer

porque me duele la desnudez en las playas

(y en las camas)

y entonces ella

que se llama Alice, Mary, Betunia, Patricia,

Oropéndola,

Me diría que no siempre que nunca no

que eternamente no

Because ‘cause…

Al día siguiente, martes, frustrado hasta

la más febricitante náusea antiperialista

subiría de pie –lo juro- hasta los adoratorios

de nuestro Monte Albán, David,

a pedir a los dioses perdón

por todas

mis altísimas bajezas.

 

 

 

 

 

SIN REMEDIO 

Y de

Nosotros

Los

Bienaventurados

Poetas

Será

El

Reino

De los

Senos

P.N.

  

Mas

Líbranos

De

Todo

Amor

Amén

  

INSECTARIO

Un lugar

Lugar

Donde

Los

Secretarios

Están

Muy

       In

 

 

 

FIRMEZA

Nadie

Dirá jamás

Que no

Cumplí

Siempre

Con mi

Beber

MANIFIESTO NALGAÍSTA

ALELUYA COCODRILOS SEXUALES ALELUYA

Para ella que me mira morir

El gran río penetró la roca viva

y se adelgazó hasta el miedo y el estruendo

se hizo rayo se hizo ruina se hizo tonto esqueleto

y hoy padece a lo largo de pieles de tigre

a la orilla del cocodrilo que me sueña

y me hunde en el naufragio

de su carne tan blanca

oh carne nacarada en medio

de la arena

como tú

y estas dos medallas de oro que muerdo

dalias de vida y de martirio

y en ellas me retrato y consigo el descenso

al dulce infierno de tu vientre

y de nuevo los dientes

ah malditos

ah maldita tú también

larga bestia ululante despierta lengua

en aquel círculo de asesinos

(Pierde toda esperanza

amor mío)

de almas danzantes albas

cool cool cool cool jazz

¡Bríndamelo por fin!

Aleluya Aleluya magnífico Grijalva

muerto de frío de rocas y pañuelos rojos

Piérdete

adelgázate hasta la soledad

de los cocodrilos que agonizan

al pie de mi medio siglo

y de mi alcohol

cohol cohol cohol cohol jazz

cool cool cool cool jazz

marinera manía

de pintar escribir declamar pagar impuestos

luz renta etcétera

y luego abrazarte

bajo el diluvio de sones antillanos y misas lubas

y volver a abrazarte hasta el arte y el hartazgo

y aleluyarte hasta no sé cuando

dormida y abrumada purificada

putificada

¡Aleluya! ¡Aleluya!

poetas elotes tiernos calaveritas apaleadas

poetas inmensos reyes del eliotazgo

baratarios y pancistas

grandísimos quijotes de su tiznadísima chingamusa

perdónenme grandes y pequeños pequeñísimos poetas

(Soy acaso el Hijo de Sánchez de la poesía

¿Peralvillo Tepito Incorporated?

Alors los invito a discurrir

pespunte limpio

por el nuevo Paseo la Anti-Reforma)

NACIMIENTO Y APOTEOSIS DEL NALGAÍSMO

Oh Fuensanta ¿no hacemos cuchi-cuchi

a la orilla del mar?

Porque el mar…

Aguárdame Grijalva

permíteme ser sueño y ser la vida –

lo derecho es lo derecho

y los sueños sueños son

y la vida

¿vale acaso la penda de vivirla?

Ahora verás río de sublíme doroso

encañonado como yo encoñado

río maldiciente como águila maldita

yo con cara de yerba

herbazal sin origen

territorio cavado

hijo desobediente

triste y amarga paternidad de más de cuatro

ésta mi escuela

la acabo de fundar fundillar

erigir erectamente sin cimientos

con el semen simiente

del verso verso verso versus

contra mi propia voluntad pero a mi gusto

Hoy nace (digamos y cantemos aleluyas de espanto)

EL NALGAÍSMO

Nalgaístas de todos los países subyugados

¡OEA OEA OEA OEA, uníos!

Así pues como los cocodrilos empantanados

Alma mía de cocodrilo

-claro está que soy un hijo de una paloma azul

y un acto saurio de dorado sexo

Nalgaísta hasta la médula de los huesos

(dije huesos)

hasta la marchita deseperación

hasta los hígados

Así me tienes

A tus pies rendido

pequeñamente de ladito como el oficiante

de los fracasos rey amargo

pero no lo digáis

no digáis

que agotado mi tesoro…

tampoco

tampoco la toquéis

ni con el pétalo de un maguey

Dejadla

qué demonios

así es la rosa así es la cosa

así son redondas y luminosas

y así es

… bastará citar el caso de mi tía la segunda. Visiblemente

dotada de un trasero de imponetes dimensiones, jamás nos

hubiéramos permitido ceder a la fácil tentación de lo sobre-

nombres habituales; así, en vez de darle al apodo brutal de

Ánfora Etrusca, estuvimos de acuerdo en el mas decente y

familiar de la Culona siempre procedemos con el mismo

 tacto…

 

Una nalga  es una nalga una nalga una nalga una nalga

No voy al paraíso ni al infierno

yo voy directamente al Nalgatorio

oh cielos

Oh vértigo estridente ladrido

largo mugido verde penetrante zurear

lanza oh lanza tu lancetazo

lengua

víbora viborilla de la mar

benditísima fuente de milagros

ultimadamadremente

Fuensanta

¿Hacemos cuchi-cuchi?

Verde es el color de la esperanza

por arriba

sabrosa la entrepierna de la amada

por abajo

veo negro veo violetas en tu axila

por arriba

cervatillos tus dedos en mi espalda

por abajo

por arriba carajo por atrás

(salomónico estás

Es que no cojo…)

por delante por atrás  retrasados

emputecidos nalgaístas

ya lo saben

al que no le parezca

por arriba

que se vista y se vaya o se venga

por abajo

Río arriba río abajo a todas horas

mi carcajada es homérica y casi montesdeóquica

y después oh después al ratito

voy a decirlo en paz

secretamente:

Me duele el pensamiento coño

cuando pienso

y cuando quiero coger

no cojo

¡y a veces cojo sin querer!

Agonía Hermana Agonía

Hermano Leche Hermano Asno Hermana Agua

… y cerrando los ojos

le di

¡por detrás!

Pues las hay de diversa categoría luces

imágenes metáforas

-metáfora callada,

ensimismada, ay, amada mía,

nálguida perla de dolor – ;

hay que nos duele con sólo mirarla

la que nos arde hasta el grito

la que nos llama como cadencia-espuma-esperma

la que nos roza el alma

y nos acuchilla la respiración

la vibrante infinita

frutal

manglar con mil raíces

metidas hasta la entraña del río;

la dulce nalga que murmura y canta

la que nos huele a leguas

la que no es ancha y ajena

Hoy vi una

nostálgica

que arrastraba miradas como violines

(en realidad no era una nalga sino una guitarra

de redondos acordes canallescos y cínicos)

y vi otra que parecía un mundo

de odas de un horizonte de sonetos

un par de enardecidos endecasílabos

dos piedras de sol agobiadoras

y feroces

De verdadera orgía palabra

de rebelión y carajazo y medio

de entrada por salida

por arriba

de aturdirse y venirse

por abajo

de ardiente arremetida

por arriba

de llegar y no irse

por abajo

Algo así como una nalga constelada  de estrellas

para escribir en ella los versos más tristes esta noche

Las hay para cegarse

y andar a tientas

(¿voy bien o me devuelvo?)

como el bosque más oscuro

allí donde la orquídea negra

se dispone a mordernos la boca

y hacernos polvo de amor esta maldita lengua.

Otra que semejaba el fin del mundo

el origen de sus hermanas

el Culismo en persona

la diafanidad de un crepúsculo

y la secreta vuloptuosidad de la lluvia en el alba

Era soberbia como una espada de pie

-espada como labios-

como el perfil de los orgasmos

como la punzante melancolía

melanculía melanculía

melacúlico estoy

Fuensanta mía

Venía de otro país

de una lejana esencia

y clamaba en el desierto

pidiendo a versos ay gimiendo

llorando a besos ay chillando

por un esbelto arado y dos espesos bueyes

que la dejaran para siempre muerta

de un millón de agonías…

Hubieron de cogerla  (cogérsela) a tiro limpio

y exprimir como a un mar de lujuria

y darle darle darle

y aniquilarla

y romperle el alma

contra

los horizontes

de la vida

Las hay también:

Arrebatadoras, tocando arrebato

esquilas, esquilones, esculonas-,

a tambor batiente, marciales,

para desfilar, heroicas

(creo que hasta les debo la costumbre

culonamente insana de hablar solo),

rugidoras, apocalípticas

como alas de águila

como leonas en celo

como osas tragadoras de carne

como tigresas de cuatro ojos

con cuernos, con garras,

desgarradoramente selváticas

como helados de húmeda dolencia

por el río lejano

hastiado

(Estoy cansado de ser río,

sucede que me canso de ser río…)

Las hay también

anaberthaléperas

como la desmadreporización del mundo

inmensamente yogas

hijas del ensueño

carne color del sueño

perfil alado de la carne

(Veinte, veinte kilos de amor

y una canción desesperada…)

CLÍMAX LÚBRICO PARA POBRES DE ESPÍRITU

Ahora muévete

amargamente blanca ola

despacio anhelo mío piel y palabra

dorso rotundo y musical

como quien musitara

la primera oración

Crucificando estoy muslos de leche

vientre de furia y lluvia

trasero de penumbra

–          beso beso –

nuca de plata cabellera sombría

Crucificado

así como tu quieras

pero despacio amor amor despacio

duele el alma duelen las uñas y los dientes

y arde todo a lo largo

y a lo ancho deste vencido

y ebrio y estremecido culo

Ay amor

ay amor

Hendidura de mármol mar y miel

mirífica agua dulce

río brillo de luna en dos partido

oh divino antisexo

sexy sexy

¡excítame! ¡delírame!

sube y encima exprímeme

o divi divi divi

libi libi libi

libidinosamente

absurdamente

(digo es un decir)

a tu coral

inclínase el rosal

del agapando recio tallo

precipicio de sangre

marasmo y páramo

oveja y rayo trigo y relámpago

alma y acantilado

coral – rosal

escúrreme de rabia

Baal Baal ¿por qué me has abandonado?

Los ángeles no tiene espalda

no no que no la tienen

Pero a cambio

qué trasero de nubes

qué dos liras qué melodías que melodías

-cristalinas de azúcar mermelada divina–

se poseen en el vuelo de una guarda

a otra guarda

Ángel mío de mi guarda

hoy me tocas

Pero

amigos: Tuérzanle el cuello al ángel

de engañoso trasero

porque al fin…

Sabedlo nalgaístas próceres y mendigos

por abajo

nadie tendrá derecho a lo superfluo

por arriba

mientras alguien carezca de lo estricto

por abajo…

1965

  

 

BALADA

Me gustan

Todas

Hasta

Las de

Los árboles

Me refiero

Claro

A las

Copas

 

 

 

 

DEPRAVE

Mi depravación

No tiene límites

Bueno sí

El Bravo

Y el Suchiate

 

 

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