El rastro, cuento de Víctor Quintas

 Víctor Quintas

A continuación presentamos un cuento de Víctor Quintas (Oaxaca, 1984). El año pasado publicó en el Fondo Editorial Tierra Adentro su primer libro de cuentos Últimas anotaciones. Fue becario del Programa de Estímulo a la Creación y Desarrollo Artístico de Oaxaca en el año 2009. Alterna la literatura y la arqueología.

 

El rastro

 

 

Perro tenía hambre. Pero hacia allá olía a hembra.

ALEJO CARPENTIER

 

  1. Esa tarde el viento trajo el olor a hembra. No olíamos aquel aroma desde que nuestra única compañera murió con sus hijos dentro.
  2. Alzamos las narices para encontrar el rumbo. El rastro era suficiente para enloquecernos.
  3. Uno de nosotros dijo: Viene de allá abajo. Miramos hacia el valle donde se alzaba el pueblo del hombre que matamos. Pensamos seguir en la cueva. Sus compañeros podrían vengarse.
  4. Pero el olor era cada vez más fuerte.
  5. Avanzamos por una vereda hasta llegar al río en el que bebíamos todas las noches. Cruzamos el puente. La mayoría de nosotros jamás lo había atravesado porque nos dolía recordar al hombre que nos apartó de nuestra madre y abandonó entre los carrizales.
  6. Pero olía a hembra.
  7. No siempre odiamos a la humanidad. El más anciano de nosotros, quien murió hace mucho, nos contaba en las noches, tendidos dentro de la cueva, viejas leyendas de su bondad. Soñábamos con ser hermanos del hombre. Pero cuando nos encontramos frente a ellos, en lugar de recibirnos como amigos, empezaron a lanzarnos piedras y disparos. Uno de nosotros murió.
  8. Juramos odiar más al hombre que a nosotros mismos. 
  9. Llegamos a un camino de piedra cuando el sol ya se había perdido. Vimos dos luces encendidas para combatir la noche. Son animales que temen a la oscuridad, dijo uno de nosotros.

10.  El olor a hembra estaba más cerca.

11.  En una casa apartada supimos que ahí nacía el olor a hembra. Inquietos, buscamos un hueco para cruzar la valla que la encerraba. Excavamos en la tierra para pasar bajo el cerco. Nuestras lenguas ya sabían a hembra.

12.  La encontramos echada frente a la puerta de la casa. Al vernos entrar, se acercó. Era delgada y del color de las rocas. Las orejas levantadas igual que su cola.

13.  Cada uno empezó a convencerla de que nos dejara juntarnos con ella.  Jugamos. Pocos pudimos montarla. A veces hubo pelea entre hermanos. Su olor era fascinante. Ella nos observaba a veces divertida, otras, indiferente.

14.  Repentinamente, el hombre que vivía en la casa abrió la puerta. Era viejo y bajo su sombrero nos miró fijamente. Hembra fue de inmediato a verle. La seguimos pero el hombre nos lanzó una piedra y ladró como sólo ladran los hombres. Retrocedimos hacia el hueco, llenos de rencor.

15.  Cuando el viejo pensó que nos habíamos ido, cerró la puerta. Sigilosamente regresamos…

16.  En la mañana, el hombre nos sorprendió durmiendo junto a hembra. Ladró fuerte y en una de sus manos agitaba un palo. Golpeó a uno de nosotros en el hocico. Sangró nuestro hermano. El hombre se rió tal vez pensando que íbamos a correr.

17.  Pero comenzamos a rodearlo. Se nos erizó el pellejo y mostramos los colmillos babeantes para decirle cuánto lo detestábamos a él y a su especie.

18.  Hembra se interpuso para defenderlo. Nos gruñó e irguió su pelo.

19.  Le dijimos que se quitara.

20.  No puedo, dijo, es mi amo.

21.  Reímos. Le dijimos a hembra que alguna vez creímos en ser amigos del hombre, pero jamás en ser sus esclavos. Sólo obedecemos al hambre, la sed y el frío, dije. Y en este momento sólo tenemos hambre, otro añadió.

22.  No quiso quitarse y se abalanzó contra nosotros. Entre dos la sometimos. Tuvimos que herirla en las patas para que no se moviera. Mientras, el viejo alargó su brazo huesudo y golpeó en el lomo a un hermano de pelo negro. Pero sus movimientos eran lentos y entre todos le destrozamos el cuello a dentelladas. Su voz se volvió sangre.

23.  Regresamos en la noche al monte, saciados de olor a hembra y con la barriga llena.

 

Diciembre, Oaxaca, 2009.

 

Datos vitales

Víctor V. Quintas (Oaxaca, 1984). Últimas anotaciones (Tierra  Adentro, 2009) es el título de su primer libro de cuentos. Fue becario del Programa de Estímulo a la Creación y Desarrollo Artístico de Oaxaca en el año 2009. Un texto suyo aparece en Los mejores cuentos mexicanos 2004 (editorial Joaquín Mortiz y f,l,m.). Actualmente reparte su tiempo entre la arqueología, la literatura y tomarse algunos mezcales con los amigos.  

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