Sobre teatro alternativo en Polonia:entrevista con Barbara Pradzynska

Barbara-PradzynskaEl sociólogo Luis Martínez Andrade, colaborador de Círculo de Poesía, nos presenta una entrevista con Barbara Pradzynska respecto al teatro alternativo en Polonia.

 

 

Sobre teatro alternativo en Polonia:

Entrevista con Barbara Pradzynska

 

En la ciudad de Poznan, Polonia tuvimos la suerte de charlar con Barbara Pradzynska sobre el teatro y su relación con el mundo contemporáneo. Pradzynska ha viajado por diferentes países de América Latina donde ha montado obras y ha establecido relaciones con diferentes grupos, actores y escritores de teatro. Barbara Pradzynska es licenciada en Filología Polaca y también estudió teatro. Ha actuado en varios teatros donde destacan: Derevo, Teatr Biuro PODROZY y Grotest Maru. Es fundadora del grupo teatral Canoa (México), Fractale (Polonia), The Garden Projet (Europa). Aquí la entrevista:  

¿Cuál es el papel que juega, actualmente, la cultura en Polonia?

Yo, como artista –pues hago teatro independiente–, es triste lo que está ocurriendo actualmente puesto que desde los años ochenta se generaron muchos cambios. Por ejemplo, en el comunismo la gente como padecía mucha represión y restricciones luchaba contra el sistema y el arte fue una puerta para expresarse. Por ello, se buscó un nuevo idioma para librar la censura… Ahora, con este nuevo sistema, en este caos, que tenemos se están gestando algunos cambios pero son muy caóticos. En general, estamos en un momento donde el arte no despega y se ha vuelto muy conformista, puesto que intenta sobrevivir y, por tanto, también se encuentra extraviado. Por otra parte, en este nuevo contexto, los artistas están buscando otras posibilidades de vivir y conseguir dinero, es decir, ahora ya es posible escoger incluso productos de consumo. Recuerdo que antes, cuando era pequeña, debíamos esperar horas en las filas para poder tener carne, azúcar, cualquier producto. Hoy, mientras tengas dinero, se puede tener acceso a todo. Los tiempos han cambiado. Antes se luchaba por todo, incluso en el arte. Hoy, como te decía –mientras tengas dinero– todo es posible. Muchos artistas devienen empresarios y, por consiguiente, buscan apoyo en la iniciativa privada y patrocinadores. Por ejemplo, los artistas de teatro cuando terminan su ensayo van enseguida a buscar un empleo en la publicidad o en las telenovelas. En ese sentido, el arte es soslayado por la lógica económica. De ahí que no se desarrollaron nuevas tendencias culturales. Quizá, poco a poco, esto está cambiando, sin embargo, es un proceso muy lento. Por otra parte, el arte alternativo –del que tenemos una gran tradición en Polonia por su lucha contra el comunismo– estaba muy desorientado a raíz de los cambios provocados por el sistema de  libre mercado. De ahí que durara mucho su estabilización. Ahora ya se sabe más o menos los caminos y, en ocasiones, hay posibilidades para que el arte tome su espacio propio. Pero, también, cabe decir que el arte alternativo ya no es como antes.

Podríamos decir que en la transformación social, política y económica de Polonia, esto es, con el establecimiento del libre mercado, el ámbito de la cultura quedó sin protección. En otras palabras, la cultura quedó en un estado vulnerable…

Para mí, sí. Tal vez hay gente que te dirá que para ellos ahora es más fácil viajar, se pueden encontrar con otros grupos de otros lugares o de otros países. Si tiene dinero pueden comprar espacios. Pero esto en el arte es perverso. Por ejemplo, la creación artística no es sólo un producto. Bueno, no desde la perspectiva del artista. Por mi parte, antes de comenzar el proceso creativo tengo que pensar en mi obra como un producto puesto que luego lo tengo que vender. De ahí, que uno tiene que ser artista y manager al mismo tiempo. Y eso no siempre va junto. Es difícil crear algo e inmediatamente venderlo. A veces es como una especie de prostitución. No quiero que vean mi libro o mi obra sólo como un producto. Actualmente es visto así. No hemos encontrado la posibilidad de generar un espacio autónomo donde el arte pueda existir sin estar amenazado por la esfera económica. Quizá para otros esta apertura fue buena porque es más fácil, pero este “fácil” es para mí muy superficial. Depende de las coyunturas.

Para mí, lo más importantes es que todo se hace fácil. El arte fue muy importante en Polonia, cuando la vida no era fácil para la gente. Se dice que el arte viene del esfuerzo y de la lucha. Y pienso que así es. Por supuesto, esto no significa que se tenga que sufrir. Pero implica un esfuerzo. Parece que la gente quiere vivir cómodamente. Eso no lo justifico. Pero noto que eso tiene un efecto en el arte…

En el teatro alternativo, donde desenvuelves tu trabajo ¿Cómo llegas al teatro alternativo?  

La tradición de teatro alternativo es fuerte en Polonia. Fue un arma de lucha contra el comunismo. Este tipo de arte generó su propio ambiente, sus temas, su estilo y lenguaje. Entonces entré en algo vivo, fuerte, importante (yo entré el teatro después de que cambió el sistema). Siempre me gustó el teatro y deseé realizarlo. El teatro alternativo fue muy buena alternativa frente al teatro institucional. El teatro alternativo construyó grupos de amigos y de gente que tenia las mismas inquietudes. Posteriormente, el teatro de Grotowski y Kantor nos mostró nuevos caminos y procesos de creación y desarrollo de nuevos actores, estilos y métodos. El teatro Laboratorium de Grotowski era como un monasterio y la espiritual venía de la mano en la búsqueda del actor. Por tanto, era más vivo, serio, amable, interesante, libre. Asimismo fue más fácil viajar con el teatro alternativo. Los viajes eran uno de sus principales elementos. De ahí que el teatro alternativo me hizo encontrar grupos diferentes y líderes del teatro alternativo como el Teatr Biuro Podrozy quien me invito a trabajar.

¿Cómo llegas a México y por qué?

Desde hace 15 años viajo con mi teatro por el mundo. Fuimos con teatro alternativo, callejero y así descubrí los países no europeos. Después de haber participado en muchos festivales europeos donde noté que el arte devenía un producto, me cansó y me aburrí… sin embargo, cuando fui a México encontré gente muy calidad y muy comprometida, entonces, vi que se podía participar allá. Así, siempre iba a México con la posibilidad de sentir el arte vivo y la vida llena de arte. Se desea trabajar pues el público es muy espontáneo. Cuando me encuentro en Polonia me planteo la pregunta ¿cómo continuar aquí, en Europa, con mi idea del arte? Sin embargo, este año en la provincia polaca montamos mi obra “Historia de un amor” que ya había sido puesta en México y tuvimos una excelente recepción. Una ex iglesia evangélica sirvió como marco para la proyección de esta pieza. Acudió mucha gente de toda la región y de diferentes clases sociales. Regresamos al “teatro de encuentro”. Este evento volvió encender la esperanza. Para mí, el teatro no solo es estético sino también social. Esto último lo encontré en México montando las obras y viajando por provincia

¿Cuándo participaste en el festival Rodara era tu primera vez en México?

No, había estado antes. La primera vez que estuve en México fue en 1996. Era una época donde el internet no estaba a la moda. Preparamos el viaje durante unos meses dibujando muy preciso el camino en el mapa con la gente que ya había estado en México. Viajé con tres amigas de la universidad. Era una época donde en Polonia se decían cosas deformadas sobre México y todavía no había mucho turismo. Todos se preocupaban por nosotras. Pero fue un viaje perfecto y mágico… En San Cristóbal de las Casas encontré a los zapatistas sin saber quiénes eran y cuáles eran sus demandas…

¿Qué fue lo que más te impactó?

La naturaleza. La fuerza de la naturaleza, la montaña, el sol. Encontré una fuerza viva. Luego, la gente puesto que aunque no tenía mucho dinero siempre me abrió los abrazos. Los que menos tienen más te ayudan. En México, la gente fue increíble. Me impactó su manera de pensar, su forma de ver la vida, la muerte, de vivir. Fue algo increíble y muy importante. Antes, en Polonia – en la época del comunismo–, el acercamiento y el vínculo social eran más fuertes. Ahora es más frío. En México noté esa fuerte relación entre las familias y las comunidades. También, muy importante, fue el aspecto de la mixtura de culturas.

Por otra parte, recuerdo que en Hidalgo la gente ya luego nos identificaba cuando montábamos obras. El año pasado, con una amiga lusitana, organizamos un encuentro cultural “El Cruce” con más de cuarenta grupos que existen allá (de danza, de música, de teatro, hip-hop, grafiti, entre otros) con más de cien participantes, pero cuando fuimos al radio a hacer difusión del evento, nos decían: qué bueno que traen la cultura a Ixmiquilpan otra vez… y les comentábamos que no, que eran una muestra de los grupos que ya existían aquí que son tan muchos, pero no los reconocen, no los apoyan sólo se interesan cuando llega alguien de fuera, exótico… El racismo es fuerte, y por tanto, los complejos también. Pero no cabe duda de que en México es una gran fuente de inspiración para el arte.

Otro factor, es el social. La historia de México y sus problemas sociales me absorbieron. Ahora ya no puedo desligarme.

¿En México con que grupos artísticos tienes contacto?

Pues en Hidalgo, un amigo de nombre Ramiro Ramírez Ibarra quien también vivió durante quince años en Polonia, con quien viajaba por el mundo. Ahora es el director de un COBAEH en la Sierra Madre Oriental. Con él hemos montado dos o tres obras, realizamos una gira por las prepas de la Sierra. Posteriormente con directores y maestros de escuelas, directores de las casas de cultura de provincia. Grupo cultural Hña- Hñu. Con otra amiga, Cristina Maldonado con quien montamos la obra “Conversaciones sobre el melodrama mexicano” e impartimos talleres de teatro y actuamos en la cárcel de mujeres en el D.F de Santa Marta por la invitacion de la Lleca. Carlos Gutierrez “Xeneke” actor y cantante de la lucha social de DF ¡quien me enseñó la otra cara del distrito y del pais! ¡Amig@s de Queretaro!  La doctora Patricia Elizabeth Torres y sus danzantes de Guadalajara. Y muchos más… Sin embargo, lo más importante para mí siempre fue la idea de tender puentes con gente de provincia.  

¿Qué piensas sobre el teatro como proceso de concientización social?

Yo vengo de una escuela de teatro muy duro. Un estilo ruso (después de la escuela de teatro alternativo polaco estuve en una escuela de teatro ruso de la compañía Derevo). Muy estético. Pero para lograr un efecto metafisico. Después en Polonia, contábamos con una gran tradición de teatro político y, con mi grupo hicimos obras sobre la guerra, la ambición, el poder, la revolución, etc.; pero siempre fue una fusión con el tema estético. El arte como vehículo para llevar una idea o un mensaje. Lo estético contribuyó a dar fuerza e importancia. Sin embargo cuando fui a México noté que en ocasiones se confunde el arte con lo social. Al principio, me chocaban los actores con su ropa cotidiana, con una lámpara pequeña en la obscuridad, gritando manifiestos y que a eso lo llamaran teatro. Posteriormente lo entendí. Pero siempre pienso que hay que encontrar una excelente estrategia para ser sutil. Indudablemente que me gusta realizar algunas combinaciones del teatro, de la literatura con temas sociales pero hay que buscar una excelente estrategia.

En el ámbito latinoamericano, donde las contradicciones sociales son más fuertes, ¿no consideras que dicho proceso se convierta en una necesidad?

Claro. Por ejemplo, en el zócalo capitalino después un año de las últimas elecciones vi una gran imagen de López Obrador frente al Palacio Nacional, que decía: “Obrador es nuestro legítimo presidente”… (risas)… ¿en qué país en el mundo podría ocurrir eso?… (risas). Y paradójicamente, vi a la gente gritando consignas contra el gobierno… muy cerca del poder. Por una parte podrías pensar que hay mucha libertad pero, por el otro lado, pienso que es una estrategia para dejar que la gente grite, se canse, se pronuncie, sin cambiar nada. Es una forma de tenerlos controlados pues no pueden crear una estrategia a largo plazo pues ya se encuentran fatigados… Si pasa algo más peligroso enseñamos la fuerza del Estado. Por ejemplo estoy pensado cuando se formó el “Frente de defensa en Atenco” que sin miramientos fue aplastado. Entonces, pienso que el grito cotidiano del pueblo no preocupa al gobierno. Para mí, es triste. Porque veo como se fatiga la gente y el esfuerzo se pierde en el aire. Eso lo entendí, claro, cuando una vez en un municipio de Hidalgo, cuando desde una ventana de la Alcaldía observé una manifestación y tuve una revelación: “Yo (el poder) veo desde arriba como la gente se agita y grita pero yo sigo arriba. Lo importante es que estén controlados”. Noté que el pueblo no es un interlocutor real del poder. Eso es triste. Pienso que lo importante es la consciencia. Cuando tienes consciencia de la situación puedes actuar con concientización y, en efecto, pienso que el arte tiene su importancia allí. En general, los tiempos modifican a las armas. Claro, no dudo que esté bien que la gente se rebele. Solo que sean concientes de su rebeldia. Eso lo tuvimos en Polonia, con los obreros que se organizaron, en la época de Solidaridad. El arte tuvo mucha importancia en este movimiento. En México, veo gritos aislados. No veo un movimiento unido. Por su puesto que el país es muy grande y su historia ha sido difícil. Aunque la consciencia ya se ha despertado, como bien dicen ustedes.

 

 

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