Presentamos la poesía de Ihovan Pineda (1977) es actualmente director del taller de poesía “Olvidando la memoria” auspiciado por la Secretaría de Cultura de Colima. Estudia la Maestría en Letras en la Universidad de Colima.
De la memoria y algo más
Los que tienen memoria
nunca están solos,
tienen infancia,
tienen adolescencia,
tienen juventud,
y por qué no,
tienen futuro,
y a veces también
tienen amor
Los que tienen memoria
como tú y yo,
nunca se les olvida
que algún día se quisieron
y que hoy se quieren más
***
El pasado nos es gracias a la memoria,
fuimos un tiempo vivido que es,
y que nunca dejará de ser, porque sigue siendo
Un tiempo que siendo pasado
estará siempre presente en el futuro,
en el tuyo y por supuesto en el mío
Un tiempo que no deja de estar,
porque en la medida que sigamos estando
seguiremos siendo lo que alguna vez fuimos:
un tiempo vivido,
un tiempo en que nos desvivimos
y que hoy seguimos viviendo
Sí, lo pasado nunca dejará de ser,
porque es lo que fue,
porque fue lo que es.
Hoy, mañana y pasado mañana, como ayer
***
Cuando tú estás
yo soy,
cuando yo estoy
tú eres.
Somos estando,
y cuando no, también
Todos los días nos somos,
y a veces, por cuestiones de la vida
nos dejamos de ser,
y entonces los otros buscan que seamos
lo que ellos quieren ser
Pero tú y yo sabemos lo que somos
y lo que nunca en la ausencia
dejaremos de ser
***
El tiempo es relativo,
ayer estás,
hoy estuviste,
y parece que fue mañana
cuando te fuiste
Pero han pasado noches
lluvias
siglos
y me sigue doliendo el pasado
como si fuera presente
No logro olvidar la ausencia,
no logro olvidar la memoria,
todo sigue aquí
aunque no esté,
como estuvo
cuando no estaba
El tiempo es relativo,
hoy me duele el ayer
que nunca fue
***
Toda palabra es imagen,
por eso,
si escribo tú,
automáticamente pienso en ti,
si escribo yo,
me imagino que piensas en mí,
y si escribo nosotros,
entonces pienso en todo,
y nos recuerdo en una sola oración:
Conjunto de palabras donde siempre estaremos los dos
***
Lo probable es lo que siempre sucede,
lo posible es lo que pudiera suceder
Tú andabas en lo probable,
y yo buscaba evitar lo posible
Pero me olvidé de lo probable,
donde tú buscabas lo posible
Ahora tú me buscas en lo probable
y yo te encuentro en lo posible
Qué dilema habernos encontrado en lo probable
de lo que alguna vez fue posible
***
El rayo provoca el día,
parte al cielo en dos,
como hoja de papel.
Crea un espejo en el agua
y ahí su línea es horizontal
Entonces se apaga,
todo vuelve a la oscuridad,
y a lo lejos su ruido de piedras
nos indica que ya se fue
Así es el tiempo,
todo fugacidad
***
Se busca:
Tiene 31 años,
mide aproximadamente 1.70,
de tez blanca,
cabello oscuro y lacio,
lleva puesta una camisa roja
con pantalón azul mezclilla
Tiene arrugas en la frente,
el ojo izquierdo cansado,
le duele un tobillo,
y por las mañanas le da catarro
La última vez que se le vio
fue en el jardín de la colonia,
con un libro de Sartre en una mano
u un café en la otra,
y un puño de recuerdos en el bolsillo
Si lo ve, o lo reconoce,
llame al número abajo indicado,
y díganle que su esposa lo espera en casa,
cuando termine de leer
312 12 8 24 88
***
Éste no puede ser: fue.
Está siendo lo que es.
Será sin haber sido.
Se irá siendo lo que fue.
Se irá lo que es siendo.
Será lo que siendo es.
Se irá enloqueciendo.
Triste por haber sido lo que se irá.
Y triste por recordar lo que será.
***
Quise tapar el sol con una palabra
y escribí dedo,
pero me quemó
(el sol, no la palabra)
y también me quedé ciego.
Ahora voy por el mundo
tocando e imaginándome las cosas
que no puedo ver
que no puedo tener
y que nunca podré recordar,
y que sólo me quedará escribir
***
Cae la palabra como gota
y no es solo la palabra
es la gota misma
que cae
y cae
y cae
hasta formar este mar
que no sólo es un mar
sino un verso que por siglos cayó como gota
y donde ahora tiembla la palabra que escribo
porque es gota
porque ya es nada
en el fondo de este mar
en el fondo de este instante blanco
***
En las noches
cuando duermes
escucho tus sueños.
Quiero ayudarte
pero no puedo.
No estás ahí
y tampoco yo estoy aquí
y no sé cómo llegar allá donde estás.
Pero escucho tus sueños
y te protejo bajo mi techo de palmas
para que no te lastime el frío
que llevas dentro.
Entonces enciendo una vela
junto a tu almohada
para que alumbre tu camino
y titile en la pupila oscura de tus ojos
donde seguro encontrarás
vuestra imagen en lo profundo brillando.
***
Guardé debajo de la cama el olvido,
y metí la memoria en un cajón vacío
junto a un trapo viejo donde envolví uno tus recuerdos.
Pero no sé qué pasó,
esa noche,
volví a soñar contigo.
Datos vitales
IHOVAN PINEDA. (Guadalajara, Jal.) Licenciado en Letras y Periodismo por la Universidad de Colima, y estudiante de la Maestría en Literatura Hispanoamericana. Ha publicado poemas, artículos, cuentos y ensayos en los suplementos culturales Cartapacios, Agora, Andante, Destellos, Extensión y Equidad, y en las revistas Tragaluz, Remolinos, Predicado, Casa del Tiempo de la UAM, Trafalgar y Géneros. Algunos de sus poemas han sido antologados en los libros “En Memoria del Terremoto” publicado por la Universidad de Colima, y “Anuario de Poesía Mexicana 2004” editado por el Fondo de Cultura Económica. Autor del prólogo del libro “Greguerías, de la A la Zeta” de Alberto Llanes y de “Experimentales 5: modernidad, cuentos y poemas”, de la Universidad de Colima. Es autor de los poemarios “Estarnos queriendo y pasado mañana”, y “De cómo las cosas han cambiado”, y actualmente director del taller de poesía “Olvidando la memoria” auspiciado por la Secretaría de Cultura de Colima.