Prólogo de la Antología de poesía contemporánea de México Colombia

Antologia Mexico-ColombiaEl poeta colombiano Federico Díaz Granados ha preparado, bajo el sello de Cangrejo ediciones y la Embajada de México en Colombia una antología de poesía muy incluyente que muestra los varios rumbos de la poesía en ambos países. El libro fue presentado en Bogotá recientemente.

 

 

POESÍA CONTEMPORÁNEA DE MÉXICO Y COLOMBIA

Entre la transición y la renovación

 

“las palabras no siempre llevan música
el poema puede nacer a deshoras
y chirriar como un rostro entre las llamas
–cuando mis manos te acarician
reproduce metáforas–
puede tener dientes firmes
y volverse salvaje
cuando un hombre una mujer se arrancan el pellejo
para juntar sus cuerpos más desnudos”

EDUARDO LANGAGNE

 

Esta antología no es más que una postal de gratitudes, de reconocimiento a la amistad y a la poesía, de retribución a tantas lecturas, películas, canciones y pinturas que han hecho parte de los imaginarios de muchos latinoamericanos. Es una postal de afectos a México desde Colombia que busca continuar un amplio diálogo entre dos tradiciones que se encuentran más en sus semejanzas que en sus diferencias.

Y por eso debo empezar por  una declaración de nostalgias: en mis años de infancia,  México fue el mundo para mí. Mi padre me llevaba a los cines matinales los domingos al Teatro México, Olimpia, Azteca, Faenza y El Cid, lugares donde siempre se proyectaban cintas mexicanas tanto viejas como de actualidad en aquel momento. Así, las películas de Cantinflas, Vicente Fernández, Pedrito Fernández, el Jesús de Nazareth de Enrique Rambal cada viernes santo, Marcelino  pan y vino y El niño y el toro entre tantas otras consolidaron mi amor hacia un país que siempre vi muy lejano. También los programas de humor como El Chavo de Ocho y La carabina de Ambrosio, las telenovelas como Los ricos también lloran, La Fiera, Viviana, Quinceañera, y el seriado Carrusel me permitieron entender poco a poco cómo la cultura mexicana estaba inequívocamente implícita en la cultura colombiana. Al llegar del colegio la empleada que ayudaba en la casa tenía a todo volumen la emisora  Radio Sutatenza. La voz de Bogotá o Todelar, todas en Amplitud Modulada, cadenas que emitían radionovelas mexicanas y musicales románticos donde las voces de Yuri, Daniela Romo, Juan Gabriel, Luis Miguel, Pandora cada día iban ganando adeptos entre los oyentes colombianos.

Posteriormente vino mi amor a México a través de su literatura y su arte. La lectura de Pedro Páramo de Rulfo y de La muerte de Artemio Cruz de Fuentes me permitieron entender el espíritu mexicano desde otra perspectiva. La misma presencia de la muerte desde mis primeros poemas está completamente ligada a esa visión mestiza de la muerte que se debate entre concepciones cristianas y las grandes tradiciones Mayas y Aztecas. También ocupó un lugar importante en mi formación la lectura de los poetas mexicanos: Los modernistas Gutiérrez Nájera y Díaz Mirón, Amado Nervo, López Velarde, Villaurrutia, Pellicer, Chumacero, Paz, Sabines, Todos ellos, poetas que me acercaron a una geografía física y espiritual donde la belleza tiene un idioma y un croquis particular. De igual forma esta postal de nostalgias está ilustrada con imágenes de José Guadalupe Posada, Rufino Tamayo, Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros y José Clemente Orozco entre otros quienes nos enseñaron a muchos a mirar las raíces americanas con el visor de la tristeza, el desencanto  y el color de un trópico que aportó a la humanidad los inmensos mitos del realismo mágico y fantástico.

Gracias a la Beca Álvaro Mutis en la Casa Refugio Citlaltépetl en el año 2009, promovida por los buenos oficios de la poeta Rocío Cerón y  el escritor Phillipe Ollé Laprune,  pude reencontrarme con los símbolos y mitos de mi infancia que hicieron en aquellos años, que para mí, México fuera el mundo mismo y al caminar  por sus calles  comprobar si aquel país que vi a través de las películas, las telenovelas, la pintura, la música  y la literatura era el México real.

En esos viajes de ida y vuelta, en ese saldo de cuentas con la infancia y sus recuerdos tiene origen esta antología. En 2007, la revista Punto de partida de la UNAM y su editora Carmina Estrada  me encargaron preparar una muestra de poesía colombiana reciente para ser presentada en la Feria del Libro de Guadalajara en 2007. En esa breve antología de 12 poetas jóvenes de Colombia daban cuenta de una actualidad y un talante. Igualmente en el año 2009,  poco antes de su muerte, el poeta Mario Rivero me confió y delegó coordinar un panorama de nueva poesía mexicana para la revista Golpe de dados con el fin de divulgar entre los lectores colombianos las circunstancias y novedades de la reciente lírica de México.

En Guadalajara entregamos la muestra de joven poesía colombiana y en el marco de la Beca Mutis pude presentar el Panorama de Nueva Poesía Mexicana en Casa Refugio y en la Librería Rosario Castellanos del FCE con presencia de algunos de los poetas incluidos y asimismo  hacer lecturas y charlas en la Universidad  del Claustro de Sor Juana Inés de la Cruz, en la Fundación para las Letras Mexicanas con el generoso poeta Eduardo Langagne, en la tertulia del “Konditori” con Antonio Deltoro y Fabio Mórabito, en la Casa del Escritor en Puebla Con Ali, Rubén, Jorge y Álvaro, en la mágica sierra de Cuetzalan y frente a los jóvenes becarios de la FLM en Xalapa. Todo esto permitió, conocer autores, conversar con poetas de distintas tendencias y procedencias, intercambiar opiniones y  leer, sobretodo leer, poetas actuales de México para darle una forma a esta antología.

Así, a mi regreso conté con el entusiasmo y concurso del embajador de México en Colombia, el poeta Florencio Salazar Adame quien acogió la idea de hermanar a nuestros países a través de un volumen que diera un parte de coyuntura de las dos actualidades poéticas como pretexto para anticiparse al tiempo y señalar algunos caminos futuros con la pertinente brújula de la poesía. Esta primera antología que reúne a tantos poetas contemporáneos de los dos países, viene a recobrar los pasos que ya habían hecho poetas canónicos por nuestras geografías: Porfirio Barba Jacob, Germán Pardo García, Fernando Charry Lara, Álvaro Mutis, Leopoldo de la Rosa, Laura Victoria y escritores como Gabriel García Márquez, Fernando Vallejo, Manuel Zapata Olivella y Eduardo Mendoza Varela entre otros que encontraron en México la mayor hospitalidad y el mejor refugio y Francisco Hernandez, Gilberto Owen Carlos Pellicer, Francisco Cervantes, José Juán Tablada y José Gorostiza entre otros dejaron testimonio de su paso por Colombia en muchas páginas indelebles

El Bicentenario fue un buen pretexto para mirar nuestras historias y el actual contexto de nuestra cultura e identidad y preguntarnos ¿Qué es ser latinoamericano? ¿Cómo hemos construido una identidad a partir de tantos referentes culturales comunes? ¿Cómo se manifiesta lo mexicano y los colombiano e nuestras literaturas y en nuestra poesía?

Esas respuestas a lo mejor están en algunos versos o poemas de los autores aquí incluidos. 25 poetas de cada país, o mejor, 50 de esa patria común de Comala y Macondo que recogen 35 años de miradas y formas de estar en el oficio de la poesía. Nacidos entre 1958 y 1983 (fechas aparentemente arbitrarias) hacen parte de dos generaciones que ratifican unos hábitos, unas lecturas y unos modos de afiliarse a una tradición. Son el resultado pertinente de dos tradiciones poéticas que las han querido encasillar como las más conservadoras del continente por lo cual apuesto a que sea esa la razón porque quizás sea en México y Colombia donde se escribe la mejor poesía del hemisferio en este comienzo del siglo XXI, porque no nos desbordamos en malabarismos y piruetas vanguardistas ni en experimentos formales y lingüísticos a lo largo del siglo XX.

Ahí el desafío de esta antología será la de continuar el diálogo, ese diálogo que se ha venido dando desde hace tantas décadas entre nuestras poéticas para demarcar temas, tendencias, tradiciones de nuestros países y armar una cartografía hacia el futuro.

La llegada a la embajada de México en Colombia del amigo Florencio Salazar Adame ha permitido que sea la cultura el vehículo de cohesión entre nuestras naciones y esta antología es un testimonio de esa actitud. Que sea este volumen una carta de navegación para reconocernos y como si se tratara de una constitución política, la poesía de nuestros pueblos son la columna y el andamiaje para sostener una identidad y un objetivo común porque es ella quien nos integra y define y la que fija las fronteras y las coordenadas de un destino compartido y libre.

  

FEDERICO DÍAZ-GRANADOS

Abril, 2011


 

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