Traducción e imitatio renacentista en la poesía moderna

William Butler Yeats

A partir de varias versiones en español e italiano sobre el célebre soneto de Ronsard y del poema de William Butler Yeats “When you are old”  hay una aproximación a la poesía moderna desde la vía de la imitatio renacentista o intertextualidad a través de uno de sus vehículos, la traducción.

 

 

Tal parece que después de más de doscientos años agoniza la inventio romántica en su versión más ingenua (salvo en algunos trasnochados de la vanguardia) y el agotamiento estético de nuestra época robustece la fiebre de la imitatio renacentista que, en términos del postestructuralismo, adquirió el nombre de intertextualidad o transtextualidad. El cruzamiento del que hablaba a finales del XIX el poeta Manuel Gutiérrez Nájera (él mismo acusado varias veces de plagio por sus contemporáneos) como fundamento irrenunciable para vivificar una literatura sólo recordaba capítulos aurorales de la historia como el encuentro de Boscán y Navagero en los jardines del Generalife, en Granada, escenario en el que la literatura española columbró el horizonte abierto por Petrarca: el de la imitación de los clásicos grecolatinos. Según Jorge Cuesta, la poesía novohispana se funda en un momento universal de la lengua española, y esta primera globalización literaria no se entiende sin la imitatio en cuanto paradigma estético. La lectura de Entre voces y ecos: de poética renacentista y poesía hispánica (UNAM, 2011), de la investigadora Alicia de Colombí-Monguió nos permitirá seguir su desarrollo en las obras novicontinentales durante los siglos de la colonia y nos ayudará a entender, como antes lo hizo Góngora en la poesía novohispana de José Pascual Buxó, entre otros estudios, el avance de las literaturas escritas en esta parte del mundo.

            La imitatio es inseparable del ejercicio de traducción.  Es el modo en que una literatura se apropia de otras tradiciones y es también otra manera de encarnar “la angustia de las influencias.” Octavio Paz a finales del siglo pasado afirmaba que ya no había centros literarios, sino centros económicos que dominaban el mercado editorial. Sea como fuere, los latinoamericanos se han caracterizado por ser además de escritores, habituales traductores, desde el Inca Garcilaso de la Vega hasta nuestros días. A manera de ejemplo presentamos varias versiones sobre los versos de William Butler Yeats en “When you are old”, que a su vez fue versión libre de uno de los Sonetos a Helena de Pierre de Ronsard, igualmente inmerso en la imitatio renacentista y que recoge los conocidos versos de Ausonio (Burdeos, 310-395). En próxima entrega Mario Bojórquez publicará las mutaciones de  esta variante del carpe diem a través de épocas y literaturas hasta desembocar en poemas de algunos mexicanos como Rubén Bonifaz Nuño (“Amiga a la que amo…”).

            En orden cronológico se presentan los poemas originales y por año de nacimiento del traductor, las distintas versiones. Primero aparece el poema de Ronsard y las “crestomatías” del mexicano Eduardo Lizalde. Luego, la variante de Yeats. Después, las traducciones del cubano Eliseo Diego y de los mexicanos: Jaime García Terrés, Juan Tovar, hasta una reciente de Blanca Luz Pulido realizada en el taller de traducción de la Fundación para las Letras Mexicanas junto a algunos de los asistentes como Diego Álvarez y Demian Marín; una coda en italiano: una paráfrasis de Eugenio Montale y el estudio que de ella realiza el poeta peruano Javier Sologuren.  

            Todas las traducciones confirman la idea de Julián Hernández, “la poesía no es de nadie/ se hace entre todos”. Sin embargo ¿de qué modo el ejercicio de la imitatio al margen del traductor, en sus diferentes incisos (collage, pastiche y otros procedimientos paródicos), es a la vez síntoma de lo que Baudrillard llamó para nuestro tiempo “la repetición insensata de las formas conocidas”?

JMR

 

XLIII

Quand vous serez bien vieille, au soir, à la chandelle,
Assise auprès du feu, dévidant et filant,
Direz, chantant mes vers, en vous émerveillant :
Ronsard me célébrait du temps que j’étais belle.

Lors, vous n’aurez servante oyant telle nouvelle,
Déjà sous le labeur à demi sommeillant,
Qui au bruit de mon nom ne s’aille réveillant,
Bénissant votre nom de louange immortelle.

Je serai sous la terre et fantôme sans os :
Par les ombres myrteux je prendrai mon repos :
Vous serez au foyer une vieille accroupie,

Regrettant mon amour et votre fier dédain.
Vivez, si m’en croyez, n’attendez à demain :
Cueillez dès aujourd’hui les roses de la vie.

 

Pierre de Ronsard (Francia, 1524-1585), Sonnetes pour Hélène, 1587.

 

 

XLIII (1)

Cuando seas ya muy vieja, de noche, ante una vela,

sentada junto al fuego, hilando y devanando,

dirás, maravillada y entonando mis versos:

“Ronsard me celebró cuando era yo muy bella.”

 

Cuando no tengas sierva, que al oír tales nuevas

suspensa su labor, y a medias dormitando,

se despertara oyendo de Ronsard el poema

bendiciendo tu nombre de alabanza inmortal,

 

yo estaré bajo tierra y, fantasma sin huesos,

sombreado por los mirtos, tomaré mi reposo.

Tú serás ante el fuego una vieja encorvada

 

recordando mi amor y tus furiosos desdenes.

Vive, si has de creerme, no esperes a mañana

y corta desde ahora las rosas de la vida.

 

 

XLIII (2)

Cuando seas ya muy vieja, de noche, ante una flama,

Sentada frente al fuego, hilando y devanando,

Dirás maravillada y entonando mis versos:

Ronsard me celebró cuando era yo muy bella.

 

No tendrás sierva entonces que al oír tales nuevas,

Suspensa su labor y a medias dormitando,

Al escuchar mi nombre, de pronto despertara

Bendiciendo tu nombre de alabanza inmortal.

 

Yo estaré bajo tierra, y fantasma sin huesos,

Sombreado por los mirtos, tomaré mi reposo.

Tú serás ante el fuego una encorvada vieja

 

Recordando mi amor y tus furiosos desdenes.

Vive, si has de creerme, no esperes a mañana

Y corta desde ahora las rosas de la vida.

 

Versiones de Eduardo Lizalde (Ciudad de México, 1929), Baja traición. Crestomatía de poemas traducidos, Prólogo de Marco Antonio Campos, México, La Cabra ediciones, 2009, pp. 24-25.

 

 

When You are Old

When you are old and grey and full of sleep,
And, nodding by the fire, take down this book,
And slowly read, and dream of the soft look
Your eyes had once, and of their shadows deep.

How many loved your moments of glad grace
And loved your beauty with love false or true,
But one man loved the pilgrim soul in you,
And loved the sorrows of your changing face.

And bending down beside the glowing bars,
Murmur, a little sadly, how Love fled
And paced upon the mountain overhead
And his his face amid a crowd of stars.

 

                 Versión libre de  William Butler Yeats (Dublín, 1865 – Requebrun-Cap-Martin, 1939), The Rose, 1893. 

 

 

Cuando seas vieja

Cuando seas vieja y gris, colmada por el sueño,

y cabeceando al fuego, tomes este libro

y leas despacio, y con el brillo suave sueñes

que hubo en tus ojos una vez, y con sus sombras;

 

cuántos tus ratos de risueña gracia amaron

y tu belleza con un amor sincero o pérfido,

mas sólo un hombre amó tu alma en ti viajera

y las penas amó de tu cambiante cara;

 

Y encogiéndote junto al fuego crepitante

murmures triste, acaso, del amor que huyera

para vagar por las montañas desoladas

y su rostro esconder en un montón de estrellas.

 

Version de Eliseo Diego (La Habana, 1920 – ciudad de México, 1994) , Conversación con los difuntos, México, Ediciones del Equilibrista, 1991, pp. 107-108.

 

 

Cuando ya envejecida

Cuando ya envejecida y gris y somnolienta

vengas a cabecear cerca del fuego,

                               toma ese libro, léelo despacio

y sueña con la suave mirada que tuvieron

tus ojos una vez y con sus hondas sombras.

 

Si muchos admiraron tus ratos más dichosos

y tantos con amor real o falso tu belleza,

tan sólo un hombre amaba tu alma peregrina

y la melancolía de tu mudable cara.

 

y al encorvarte frente a la pantalla cálida

murmura un poco triste, cómo el amor huyó,

alcanzó las montañas superiores

y hundió su rostro en un enjambre de luceros.

 

                  Jaime García Terrés (Ciudad de México, 1924-1996), Baile de máscaras, México, Ediciones del Equilibrista, El Colegio Nacional, 1989, p. 85.

 

 

Cuando seas vieja

Cuando seas vieja y gris y el sueño te sature,

cabeceando junto al fuego, toma este libro

y lee despacio, y sueña en la suave mirada

que tus ojos tuvieron, en su profunda sombra;

 

cuántos amaron tus ratos alegres de gracia,

y amaron tu belleza con amor falso o fiel,

pero un hombre amó tu alma peregrina

y amó las penas de tu cambiante rostro;

 

e inclinada junto al hierro candente murmura,

con cierta tristeza, cómo huyó el Amor

a pisar las montañas altivas

y esconder el rostro en la muchedumbre de estrellas.

 

                         Versión de Juan Tovar, (Puebla, México, 1941), Símbolos (Antología de William Butler Yeats), Selección, traducción y prólogo de Juan Tovar, México, ERA, 1977, p. 37.

 

 

Cuando envejezcas

Cuando envejezcas, gris y somnolienta,

dormitando junto al fuego, toma este libro,

léelo despacio, recuerda y sueña:

cuán tenue tu mirada, cuán llena de sombras era.

 

Cuántos amaban tus gestos delicados

y tu belleza con amor sincero o falso;

mas uno solo amaba tu alma peregrina

y las penas de tu cambiante rostro.

 

Entonces, inclinada junto al fuego,

murmurarás, triste, cómo el Amor huyó

para vagar en las montañas a lo lejos

y hundir su rostro en un sinfín de estrellas.

 

Versión del taller de traducción de la FLM y Blanca Luz Pulido (Estado de México, 1956) 

 

 

Quando tu sarai vecchia, tentennante,

tra fuoco e veglia prendi questo libro,

leggilo senza fretta e sogna la dolcezza

dei tuoi occhi d’un tempo e le loro ombre.

 

Quanti hanno amato la tua dolce grazia

di allora de la bellezza di un vero o falso amore.

Ma uno solo ha amato l’anima tua pellegrina

e la tortura del tuo trascolorante volto.

 

Curvate dunque su questa tua griglia di brace

e di’ te stessa a bassa voce Amore

ecco como tu fuggi alto sulle montagne

e nascondi il tuo pianto in uno sciame di stelle.

 

Versión de Eugenio Montale (Génova, 1896 – Milán, 1981).

 

 

 

La poesía de Eugenio Montale

 

(vista a través de la traducción)

(fragmento)

Creemos de algún interés exponer, a modo de simple indicación, ciertas observaciones acerca de cómo ha traducido algunos versos, pues estamos seguros que su modus operandi es indicio revelador de su idea y personal manejo del lenguaje creador. Mucho es lo que puede enseñar sobre el estilo y la concepción poética del poeta-traductor, el análisis de sus procedimientos. Obviamente, la selección de los poemas traducidos, cuando libre, constituye así mismo un índice más al respecto.

                Veamos, por ejemplo, de qué modo se manifiestan algunos versos de “When you are old” de Yeats. Dice el primer cuarteto:

 

When you are old and grey and full of sleep,

And, nodding by the fire, take down this book,

And slowly read, and dream of the soft look

Your eyes had once, and of their shadows deep.

 

[Esto es, literalmente:

Cuando seas vieja y gris y llena de sueño,

cabecees junto al fuego, toma este libro,

y lentamente lee, y sueña con la suave mirada

que tus ojos tuvieron una vez, y en sus sombras profundas;]

 

He aquí la traducción de Montale:

 

Quando tu sarai vecchia, tentennante,

tra fuoco e veglia prendi questo libro,

leggilo senza fretta e sogna la dolcezza

dei tuoi occhi d’un tempo e le loro ombre.

 

Como se ve, ha desechado todos los consonantes del texto original como su patrón métrico. Se libera, pues de rima y metro. Así queda, también, literalmente transpuesto al castellano,

 

Cuando seas vieja vacilante

entre fuego y vigilia, toma este libro,

léelo sin prisa y sueña en la dulzura

de tus ojos antaño y sus sombras.

 

De las sumas y restas de vocablos que suelen realizar los traductores, Montale se ha limitado a suprimir ciertas palabras “grey” (gris) de la condición de la anciana y “deep” (profundas) referidas a sombras, pues es de suponer que las halló prescindibles, tal vez por considerar a “gris” redundante, mero toque expletivo, y un tanto gastado y retórico el adjetivo “profundas”. “Llena de sueño” y “cabecees junto al fuego” se dice así: “vacilante / entre fuego y vigilia”. Y esta es la imagen sintetizadora a la par que novedosa (sin dejar de ser fiel al sentido propio del texto de Yeats) con la que el poeta-traductor presenta y evoca esa circunstancia. Tal condensación es, por una parte, neto índice de la tendencia, prevaleciente en nuestros días, que se orienta a las características esenciales, y por la otra, la propia e intransferible puesta en lenguaje, en su lenguaje, realizada por Montale. A su sensibilidad le basta con la visión de los dos términos opuestos (el material: fuego, y el anímico: vigilia) entre los que la anciana débil, oscila, titubea. Se tiene entonces (por razón de ese “vacilante” evocador del movimiento pendular) que la mención apareada de “fuego” y “vigilia” (o sea, la conciencia despierta) hace de este un punto de sugestión dramática: el fuego del hogar, que calienta los huesos de la anciana, se torna además sugeridor del progresivo e ineluctable aniquilamiento de su vida. Para el gran poeta irlandés, le fue necesario agavillar el gris de los cabellos y del ánimo con la expresión de la fatiga (“llena de sueño”) y del esfuerzo intermitente por no caer en él (“cabeceando”) delante del hogar. Descripción pormenorizada y con cierto aire de convencional trasfondo pictórico.

            Inútil abundar en la supresión de rima y métrica regulares, ya que a nadie escapa el hecho de que sus valores rítmicos son asumidos y potenciados por las libres o libérrimas cadencias del verso contemporáneo.

           El segundo cuarteto:

 

How many loved your moments of glad grace

And loved your beauty with love false or true,

But one man loved the pilgrim soul in you,

And loved the sorrows of your changing face.

 

[Cuántos amaron tus momentos de alegre gracia,

y amaron tu belleza con amor falso o verdadero,

pero un hombre amó la peregrina alma en ti,

y amó las aflicciones de tu cambiante rostro.

 

Montale traduce:

 

Quanti hanno amato la tua dolce grazia

di allora de la bellezza di un vero o falso amore.

Ma uno solo ha amato l’anima tua pellegrina

e la tortura del tuo trascolorante volto.

 

[Cuántos han amado tu dulce gracia

de entonces y la belleza con verdadero o falso amor.

Pero uno solo ha amado el alma tuya peregrina

y la tortura de tu cambiante [de color] rostro.]

 

Se observará la sustitución de “glad” (alegre) por “dolce” (dulce) y de “changing” (cambiante) por “trascolorante” (que muda de color) cuya expresividad es mucho más rica que el término abstracto correspondiente. “Sorrows” (penas, aflicciones) se ha convertido en “tortura” exagerando sin duda su significación original. Las alteraciones a que somete la tercera y última estrofa son de mayor relevancia. Esta es:

 

And bending down beside the glowing bars,

Murmur, a little sadly, how Love fled

And paced upon the mountain overhead

And his his face amid a crowd of stars.

 

[E inclinándote sobre los ardientes barrotes,

Murmuras, algo tristemente, cómo Amor huyó

y anduvo en lo alto de las montañas

y ocultó su rostro entre una muchedumbre de estrellas.]

 

Montale traduce:

Curvate dunque su questa tua griglia di brace

e di’ te stessa a bassa voce Amore

ecco como tu fuggi alto sulle montagne

e nascondi il tuo pianto in uno sciame di stelle.

 

Inclínate pues sobre esta rejilla de brasas

y dite a ti misma en voz baja Amor

he aquí cómo huyes arriba en las montañas

y ocultas tu llanto en un enjambre de estrellas.]

 

Este cambio del participio activo inglés al imperativo (en lugar de “inclinándote”, “inclínate”) es, creemos, muy coherente con el estilo de Montale. De la relativa distancia que supone el relato de los hechos por el yo poético, se pasa a la dirección -el modo- imperativa, es decir a relación inmediata con la persona a quien se exhorta (la anciana, el personaje del poema): “Inclínate (tú)”, “Dite (tú)”. Por otra parte, según la versión de Montale, ella hablará en presente trayendo los sucesos evocados a un primer plano donde serán presenciados: “Amor he aquí cómo huyes y ocultas”…, y no en pretérito como en el texto original. Además, el hecho de que el Amor oculte el rostro es interpretado, intensificándolo con ello,  como el de ocultar el llanto. Manera de ver y de decir por cuenta íntegramente del traductor. Y esto lo hace el Amor, no en medio de una muchedumbre de estrellas sino -lo que es más vivo y ardiente-  en un enjambre de las mismas.

 

Javier Sologuren (Lima, 1921-2004), Gravitaciones y tangencias. Obras Completas de Javier Sologuren, T. VII, Lima, Pontificia Universidad Católica del Perú, 2005, pp. 209-214.

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