Poemas de Gerardo Miranda

 Gerardo MirandaPresentamos un adelanto del poemario “Odilón” de Gerardo Miranda (D.F., 1984), que será presentado en febrero durante la Feria del Libro de MInería. Actualmente funge como director de la colección “Señales de Ruta” de la editorial Tábanos.

 

 

ODILÓN

 

ahora desvergonzadamente desnudo

sin tu cárdena cortina

vulnerable a merced de lo que acontezca

te refugias temeroso tras las faldas de tu madre

esperando el toque de queda

la desnudez solloza

de la intemperie que te aguarda y te reclama

negando que la realidad

esgrime agujas que cuestan la vida al ojo humano

dando por sentado

que lo real se ha desplomado ante tus ojos

 

 

 

 

 

odilón desde la perspectiva no siempre exacta de su portador

 

EN ESTOS MESES DE ENCIERRO

He intentado muchas veces razonar la última palabra del ciego

 

Ernesto Sabato

 

 

ayer odilón     caro amigo

bajé por la escalera a tientas

para no toparme con mi sombra

dejé atrás mi piel saturada

y corrí bajo los cascos de un equino

 

-vieras que ni siquiera tuvo la delicadeza de mirarme a los ojos-

 

dirigí una mirada a los huecos de mi rostro

donde inventamos un lenguaje mutuo

donde dibujamos símbolos que sólo nosotros comprendimos

donde construimos una fonética distinta a la de nuestros abuelos

e hicimos de nuestra imagen una estampa en negativo

 

ahí donde la luz nos penetró al mismo tiempo

y nos llagó la carne en partes iguales

nos rasgó las tripas y testículos y el rostro todo de igual manera

tendí mi cuerpo en espera de ese ansiado sueño

de la imagen única y verdadera

 

recorrí los caminos     odilón

donde cuentas que las personas suelen mirarse a los ojos

por días

por meses

y por años

donde la piel del rostro se transforma en un ser unánime

y las miradas se confunden juntas en un punto imaginario

 

recorrí los caminos trazados hace años como marcas de tierra

pero muy a pesar de mis esfuerzos

aquellos rostros no me ofrecen más que cuadros vacíos

 

rara ítaca me presentas con tus relatos amigo

el lugar donde nuestro padre se niega tres veces a sí mismo

el lugar donde la luz del astro rey nos encandila

y transforma a tristán e isolda en puercos travestidos

 

hijos de las sombras nos llamaban

hijos del encierro     de alas desplumadas y cera derretida

de carne trémula y palabras escondidas que se meten por debajo de las uñas

 

pero aún así somos inmortales

una imagen impresa que reniega de su alegoría

que besa

copula

fornica

y expulsa la sangre que mana de la noche

habitantes de la frontera más lejana

del país sin bordes y la imagen perfectible

 

llegamos tarde y tus palabras terminaron por quemar la tierra que pisábamos

de nuestros ojos brotó sangre y aguamala

y nuestras cabezas trazadas al azar

terminaron por deformarse tanto a la usanza de viejos trofeos

de nuestro cuerpo entumecido   

emergió la última mirada en espera de respuesta

 

sin embargo

tú ni provocaste que me ahogara en un vaso de agua

tú me ahogaste en la catarata de un ojo

y no sabes     o no quieres darte cuenta

que es imposible cambiar lo que nos rodea con un simple pestañeo

 

vi mis adentros

me vi las entrañas

y las tripas colgando

rojas como en tendedero

mis carnes llagadas por dentro

y mi aliento cortado

y mis ojos cegados desde dentro

susurrándome al oído

 

cuántas veces en la vida hermano     te ha sangrado la retina

 

 

 

 

 

 

principio de la visión estenopeica

(remembranzas de odilón)

  

Soy un producto

soy un símbolo

de juegos interminables (…) 

Crass

 

 

es hora de que mi reflejo se confunda con mi aliento

mi cuerpo desde el culo hasta la lengua

es proporcional a la imagen que refleja

y me es permitido hablar de lo que no se alcanza a ver

de lo que no se alcanza a distinguir

 

los ojos no son necesarios para ver los sueños

sino para ver sólo lo que puede ser concebido

y admirar lo que está construido de fondo

de esa manera lo que está a nuestro alcance toma forma y se describe

para volverse una representación inexacta de una realidad cambiante

 

una sombra no tiene reflejos

una sombra se basta con su sombra misma

y la historia más contada sobre el fondo y la forma

se mutila con la cara cortada por un haz de luz en forma de navaja

así mi memoria observa cuando cuelga en llamas en el cuarto más oscuro

el retrato de mi padre junto a su madre con espinas en la frente

 

vuelvo a verlo en el mismo espejo atestado con llamas y recuerdos

sin que en ese espejo se reconozca mi imagen

se rompió el espejo mágico en el que volvía a verme idéntico

y en cada fragmento fatídico veo sólo un pedazo de mí

un pedazo de él y de mí

mientras la imagen figurada se convierte

en un rostro que cubre sus ojos con agujas

y la imagen figurada de mi padre arde en un cuarto oscuro

 

 

 

 

 

                             decálogo de la imagen desnuda                                                             

                                                                                          Lo real no está sujeto a inquisición

                                                                                         Eduardo Lizalde

 

 

los ojos más sencillos

no hacen más que detectar si los alrededores

están iluminados u oscuros

 

      N

la imagen penetra en la retina violada

y engendra una representación bidimensional

de una realidad a tres dimensiones

por lo general una imagen es más grande en relación al ojo que la contiene

 

       N

 

la imagen crece

se desarrolla y fornica dentro del cerebro

cambiando la concepción primera de aquel que la recibe

de tal manera que la transformación es tan radical

que el portador del ojo prefiere nombrarla falso recuerdo

 

      N

 

ojo x ojo = fractales

 

      N

 

la imagen preña al cerebro

y el esperma que fecunda lleva cuchillo en su cabeza

rasga el óvulo a tajada limpia y separa los recuerdos

provocando que la visión primera

se convierta en una realidad disuelta

 

      N

 

(un ojo por lo general da a luz crías muertas)

 

      N

 

él sólo quema la retina al igual que un niño de pantalones cortos

quema hormigas con una lente de aumento

en donde una realidad aparente

se ve desfasada por la representación de la mentira

      N

 

los ojos no pueden verse a sí mismos y ésa es la obsesión que los aqueja

 

el hombre no se concibe a sí mismo

sin la ayuda de la imagen

y ésa es la mentira que aqueja al mundo

 

 

 

 

escoptofilia o los amigos de voyeur satisfacen sus impulsos más comunes

sólo basta una pequeña imagen en la cortina

una rendija

el mínimo espacio entre los barrotes

para que tu pupila se dilate ante la imagen de una hembra simulada

 

 

 

 

 

percepción de la esposa de lot sobre el mundo que la rodea

 

Ven y demos a beber vino a nuestro padre,

y durmamos con él

y conservemos de nuestro padre generación

 

Génesis 19:31

 

vivimos en un mundo horrible me dijiste

no hay más que abrir bien los ojos y mirar dijiste

y la luna castra y los ojos nos comen me dijiste

 

llegamos tarde a nuestra cita histórica

no creo que nos tocara vivir aquí

ni que nuestros cuerpos duros por fuera

y blandos en sus tinturas

sirvieran como carne del tiempo me dijiste

 

no miremos dijiste

no hay más que abrir bien los ojos y mirar

no nos convirtamos en estatuas de sal dijiste

y si miramos hacia adentro

si atravesamos las esferas

y la visión de nuestra infancia muerta

el lugar donde los sueños se desploman

y se hacen líquidos

la estrella que nos guía

se transformará en el brillo de tus ojos me dijiste

 

vivimos en un mundo horrible

el lugar donde los sueños se desploman y se hacen líquidos dijiste

y entonces corrimos y nos abrazamos al cuello de un caballo

para pedir perdón por los pecados del mundo

 

vendamos nuestros ojos y saltamos de la barranca menos pálida

y al volver el rostro

toda la sal se fundió en la arena

y tu cuerpo que mil veces imaginé tocar

se confundió con la suciedad toda del suelo

y tus ojos casi ciegos

decían lo que nos deparaba la muerte

 

apagamos la luz y sin embargo seguimos viendo

todos y cada uno de los cuerpos que nos precedieron

 

los párpados no cicatrizan

como los ojos no cicatrizan

como la retina no cicatriza

 

 apagamos la luz

 

destruimos todas las fuentes de calor y de luz

y todas las partículas iridiscentes

que nos muestren las cosas con un halo luminoso

 

 

 

 

 

 

ilusión de muller- lyer  

 

abriré los ojos de una vez por todas para por fin quedarme ciego

y sentir a solas con mis manos

todo el sudor frío de un hombre sin aliento

 

separaré los cabellos de mi rostro sólo con mis manos

y desde la frágil utopía de la inocencia terminada

mis nervios se fundirán como el molde de una estatua de cera perdida

 

con mis pensamientos desde lo profundo de la noche

atascando con delirios la palabra de un alma empeñada

miraré desilusionado que todo es tal y como lo recuerdo

que nada ha cambiado

que todo es exactamente como antes de cerrar los párpados

 

que la luz y las sombras ejecutan su danza monocorde a la hora primera de la noche

y las lágrimas corren hacia el cielo

 

he amado en más de una ocasión a una ciega te digo

y sus lágrimas corren del lado opuesto de su sonrisa

he bebido los desechos de la vista ennegrecida

y el olor de lo perdido regresa intacto con el olor de los ojos negros

 

destrozado el viento de la noche y el calor de la mirada que reinventa

fundimos imagen y sombra con el estertor de un hombre en llamas

llamemos a la muerte por su nombre

llamemos a los demonios por su nombre

y arranquemos nuestra carne con un sólo movimiento

que el sabor de la derrota invada orificios y comisuras

y que el amor de una ciega

se convierta en la última esperanza de un hombre con los ojos vendados que a tientas busca el camino hacia la tierra de nadie

en donde dos líneas paralelas asemejan un horizonte que se pierde en una sola línea recta

 

 

 

 

narciso ha roto su espejo al no gustarle lo que mira

 

el destello del flash que te encandila

se confunde

con los bordes filosos del espejo

que abren la punta de tus dedos

 

nunca más un rostro liquido gritaste

nunca más un rostro efímero y ondulado

que se desfigura ante el viento y la marea de las miradas

 

uno soy

y uno solo es aquel que muere al saberse descubierto

uno solo es aquel que sufre el encierro de los sentidos

y la palidez de las sensaciones

que mirando el rededor de un espejo roto

descubre lo que permanecía oculto tras la vista

 

mira a través de la grietas que sangran plata

que la exposición continua de tu rostro

se convierta en historia enmarcada en daguerrotipo

 

mira a través de la carne de un rostro muerto

y que los ojos abiertos sucumban ante el hálito de la noche

 

vuelve la mirada al cadáver de la intemperie

y que sea la lluvia y sus jugos

los que sequen tus lágrimas

que corren al verte sin lágrimas frente al espejo

 

 

 

 

escucha lucía el curioso estruendo de un cristal

o de un ojo de vidrio que se estrella

  

en Yankilandia el cowboy Fritz

mató a la oscuridad

 

Carlos Oquendo

 

i

 

lucía tiene un ojo en lugar de sexo

y por ese hueco descubre cuando digo mentiras

lucía tiene un ojo en lugar de sexo y con ese ojo

me deleita cuando nos quedamos a oscuras

lucía tiene un ojo en lugar de sexo

y con ese ojo

los dos miramos un universo que conspira

 

ii

 

a mitad de la imagen

entre párpado y pestaña

cuchillo

lucía guarda una navaja entre sus piernas

 

iii

 

escucha lucía el curioso estruendo de un cristal

o de un ojo de vidrio que se estrella

lo hemos visto destruirse a sí mismo

por no gustarle lo que mira

y al verlo ciego creemos en la ceguera

al verlo ciego todos nos sabemos ciegos

dejamos atrás los días en que los primitivos

veían sólo con sus manos

 

iv

 

hay un escenario que se cierra tras nosotros

un oscuro telón que nos oculta

después de sabernos observados por las miradas de los vivos

 

v

lucía tiene un ojo en lugar de sexo

lucía tiene un ojo que ambos hemos dejado ciego

 

vi

 

un hombre inventa su propia realidad

un hombre miente por su propia realidad

un hombre muere por su realidad inventada

y lucía ha muerto

por su imagen inventada por el recuerdo de un hombre dormido

 

vii

 

lucía

tu sexo es un ojo enorme

lucía

la noche es una visión etílica

lucía

cómo saber cuándo nos hemos quedado ciegos

lucía cómo saber que te toco y te siento cuando no te miro

 

 

 

 

si el protocolo necesario para arrancarse los ojos  no incluyera tragárselos con todo y lágrimas

 

si pudiera llorar de miedo en una casa sola

y a través de un rostro vacío

brindar mis manos con la delicadeza

de quien ofrece un ramo de ojos azules a su enamorada

 

si el protocolo necesario para arrancarse los ojos

no incluyera tragárselos con todo y lágrimas

y tu pálida y hermosa cabeza de quince ojos

no insistiera tanto en devorarme

 

la imagen primera que de ti me he forjado

sería igual de irrelevante

que el último vistazo a mis adentros

 

 

 

 

Datos vitales

Gerardo Miranda  (Estado de México, 1984). Poeta y narrador. Licenciado en ciencias humanas con diplomado en filosofía por el Centro Universitario de Integración Humanística. Egresado de la maestría en Literatura Latinoamericana Contemporánea. Miembro fundador del colectivo Deva-gam y coeditor del folletín poético Túnel de Damiana. Textos suyos aparecen en revistas literarias de México y el extranjero, entre las que destacan Círculo de poesía, Revista La Otra y Letras. s5, así como en diversas antologías y libros colectivos. Ha realizado entrevistas y reseñas para la Coordinación Nacional de Literatura del Instituto Nacional de Bellas Artes y participado en diversos encuentros y lecturas en las ferias nacionales del libro del Zócalo y El Palacio de Minería desde el 2010, así como en diferentes talleres y seminarios literarios. Su obra abarca Venus y las Moscas, (Ediciones el Golem 2010), Odilón (próximo a presentarse en la siguiente Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería) y La Hiperbólica caída del insólito niño WEBBER (inédito), como también diversos poemas y narraciones de próxima publicación. Actualmente funge como director de la colección “Señales de Ruta” de la editorial Tábanos y trabaja en un libro de entrevistas al poeta y narrador Hernán Lavín Cerda en coautoría con el poeta chileno Mario Meléndez, que será editada el próximo año bajo el sello de Laberinto Ediciones.

 

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