La Colección de Poesía Los Torreones, codirigida por los poetas colombianos Federico Díaz Granados y Gonzalo Mallarino, publicó recientemente la antología “Con la mosca detrás de la oreja” del poeta español Francisco José Cruz(Alcalá del Río, Sevilla, 1962). Creó el proyecto Casa de los Poetas de Sevilla y, actualmente, es miembro del consejo editorial de la Biblioteca Sibila-Fundación BBVA de Poesía en Español.
CON LA MOSCA DESTRÁS DE LA OREJA
(Antología)
En medio de un mundo desacralizado, bullicioso y caótico regresar a la pulcritud de las formas es una forma de retornar al sosiego y al silencio. En medio de ese vértigo Francisco José Cruz nos propone una contemplación nítida de ese mundo para traducirnos las cosas que para todos pasan desapercibidas y convertirlas en un verdadero hecho poético. Ahí radica su verdad poética porque su dádiva consiste es mostrarnos la luz de unas evocaciones, de unas nostalgias, de unos recuerdos que son comunes a todos.
Por eso la poesía es, para Francisco José Cruz, un oficio de fe y de fidelidad. Sus certezas son encontrar la palabra verdadera que nombre, defina o funde un mundo propio donde acomodarse para no quedar desamparado o desconcertado.
Fiel a la premisa de Novalis de que la poesía es la religión original del universo, esta poesía entraña un modo de explorar la realidad en la que el hombre, con sus temores y pasiones, ocupa el centro de la escena. Porque el hombre con sus fragilidades y temores, con sus alegrías y llantos es el protagonista de este maravilloso itinerario poético.
Con la mosca detrás de la oreja es una antología que nos devuelve a las estancias perdidas y las inmensas preguntas de siempre. Se lee con la alegría de regresar por un instante y para siempre al territorio de donde nunca debimos partir, de ese territorio de los sueños, de la infancia, de unos tránsitos imborrables que quedan indelebles para siempre es una poesía clara y verdadera que nos hace sentir más leves, más vivos.
Federico Díaz-Granados
MANERA DE JUGAR
Mi hija ha descubierto
que las puertas se mueven
sin irse de sus sitios.
No sabe que es el aire
quien las abre y las cierra
a su capricho.
Pero al revés que al aire,
a ella le falta
el empuje preciso
para abrirlas del todo
o cerrarlas de golpe
sin dejar un resquicio.
Mi hija, a su manera,
ya percibe que el mundo
es fronterizo:
entra y sale de todo,
pero aún no distingue
si ha entrado o si ha salido.
Y no sabe, además,
que tras alguna puerta
se esconde su destino.
MIS PADRES
Están aquí conmigo.
No sé cómo probarlo. Me acompañan.
Están aquí conmigo,
apoyando su ausencia
común en estas líneas y aferrados,
como pueden, a los rasgos filiales
de mi insomne genética.
Están aquí, tratando de apuntarme
algo que yo no he escrito todavía.
Están aquí, sin siquiera el atisbo
ambiguo de sus sombras.
Pero velan por mí,
a pesar de que yo los niegue ante mí mismo
y me empeñe en creer que son menos que nada.
FANTASÍA PARA MI HIJA
Sucede que me canso de ser hombre
Pablo Neruda
Me subo al columpio
me agarro me impulso
con ritmo con fuerza
no siento vergüenza
de estar entre niños
pues soy ya otro niño
pero sin querer
a cada vaivén
me olvido de mí
y aunque sigo aquí
ya ocupa mi sitio
el último simio
que hace miles de años
se bajó del árbol
del árbol sin frutos
donde me columpio
con ritmo con fuerza
no siento vergüenza
de estar entre monos
pues soy ya otro mono
que no va a poner
en tierra los pies
EL TRAVIESO
Siempre hay que recordarle al poema
que tiene que ayudarnos a escribirlo.
Su carácter ausente casi nunca
colabora con la necesidad
de decir que tenemos.
El tiene la manía incorregible
de no expresar lo que pensamos,
de proponernos otras cosas
e incluso, con frecuencia,
de callarse.
Por esto, debemos obligarlo
a escuchar cada palabra que decimos
–si es posible en voz alta–
hasta que consigamos que se siente
en la arena remota de algún folio
y con sus dedos de aire vaya haciendo
el dibujo preciso de la voz.
El poema no aguanta aquí sentado
y a los pocos renglones ya desobedece,
trazando con los pies
los garabatos que le van saliendo
a la vez que se acerca hasta la orilla
del folio y allí naufraga,
como un niño advertido del peligro
que implica no hacer caso a quien lo cuida.
DESPEDIDA
Una semana antes de morir mi madre
dejamos a mi padre en el hospital
con anginas de pecho descontroladas.
Ella en su cama, invadida por el cáncer,
y él de pronto ingresado de gravedad
cuando más necesitaba acompañarla.
Los dos sabían –cómo iban a engañarse–
que no volverían a verse jamás
aunque al despedirse lo disimularan.
Datos vitales
Francisco José Cruz (Alcalá del Río, Sevilla, 1962) ha publicado los siguientes libros de poemas: Prehistoria de los ángeles (Premio Barro de Poesía, Sevilla, 1984), Bajo el velar del tiempo (Sagunto, 1987), Maneras de vivir (I Premio Renacimiento de Poesía, Sevilla, 1998; México, 2004; Bogotá, 2006), A morir no se aprende (Málaga, 2003; Bogotá, 2006), Hasta el último hueso. Poemas reunidos 1998-2007 (Mérida, Venezuela, 2007), El espanto seguro (Sevilla, 2010) y Vía Crucis (plaquette, con ilustraciones de Manuela Bascón, Carmona, 2011). Fue codirector de la revista de creación Ritmo de viento (1986-1989) y dirige en Carmona, desde su fundación en 1990, la revista Palimpsesto, especialmente atenta a la poesía hispanoamericana. Además es autor de varias compilaciones y ediciones, entre ellas: Roberto Juarroz, Poesía Vertical. (Madrid, Visor, 1991), José Manuel Arango, Poesía completa(Sevilla, Biblioteca Sibila-Fundación BBVA, 2009), Poesía de la intemperie. Selección de coplas flamencas (Carmona, col. Palimpsesto, 2010) y Carlos Germán BelliLos poemas elegidos (Valencia, Pre-textos, 2011). Creó el proyecto Casa de los Poetas de Sevilla y, actualmente, es miembro del consejo editorial de la Biblioteca Sibila-Fundación BBVA de Poesía en Español.