Presentamos el trabajo de la joven poeta colombiana Jenny Bernal (Bogotá, 1987). Es gestora cultural y co-fundadora del Festival de Narrativa y Poesía “Ojo en la Tinta”. En el 2011 publicó en Raíces del Viento: cinco poetas jóvenes colombianos de la editorial Cuadernos Negros. Miembro del colectivo literario La Raíz Invertida.
SOBRE LOS OFICIOS
Incluso para ser mendigo hay que conocer bien el oficio
saber cuál es la esencia de su infortunio
buscar de los callejones el mejor espacio para resguardarse del frío
reconocerse un ser vulnerable; vestir su fragilidad de trapos viejos
ver en la mirada del otro un espejo de sus miserias.
Incluso para amar hay que conocer bien el oficio
saber cuál es la esencia de su infortunio
buscar de los callejones el mejor espacio para resguardarse del frío
reconocerse un ser vulnerable; vestir su fragilidad de trapos viejos
ver en la mirada del otro un espejo de sus miserias.
Incluso para olvidar, perdonar…
hay que conocer el oficio.
DE LO INVISIBLE Y SU DESTINO
Es verdad, te desvaneces
nos desvanecemos
como borrosos puntos de grafitos
sobre hojas húmedas
Alejas tu nube
y yo, ante no saber de oscuridad
te entrego a la tiniebla.
Donde irán a despertar tus ojos
quizá
les hará falta la luz
Tendrán el viento para escapar
la lluvia para mojar el recuerdo y
darle de beber a tanto desierto preso.
Sabemos
lo sabíamos incluso antes de desaparecer:
el destino de lo invisible
es perder en sus baúles
los hallazgos.
LA CASA
Bienvenido a esta casa
su casa
aquí se respira el frio hiel
de ese aliento ausente.
Bienvenido a esta casa
de enojos y lágrimas
siéntese donde sus pasos se agoten
donde su piel se seque,
la casa ha cambiado un poco
-usted perdone-
pero he evitado pintarla
para que las grietas del tiempo
le regalen un poco de ese matiz familiar.
Es la misma casa no se asuste
esa misma que construimos hace tiempo
esperando estar lo suficientemente solos
para habitar en ella.
ESTACIONES DIFUSAS DE LOS AMANTES
I
Se debe despojarse de todo
para el ritual de buscarse entre la niebla
para abrazar del abismo su mirada,
para humedecer los labios de tanto silencio
II
La luz de la piel
se pasea por los laberintos
de la creciente lobreguez
se tiende sobre la tierra.
La carne se levanta centelleante
se mezcla entre negruras.
III
El asombro se fuma sus reflejos
la incertidumbre cubre sus pesares
los amantes desconocen del mundo su naturaleza
y echan a la hoguera sus misterios.
IV
No se puede silenciar del fuego los gritos
ante ello suele el deseo irritarse
golpear sus cauces contra sí mismo
no entiende del destino los acertijos.
V
Al final
una nube de polvo quedo
un secreto
una lumbre enferma se apaga.
ALQUIMIA DE UN HOMBRE
Un buen día le observas
despojándose de quien se cree ser
meditabundo en su mirada de miedo
con ese aliento apagado que produce el vacío
reviviendo cadáveres;
con un credo por camino
y las grietas de sus manos
desviándose entre llagas
que tímidamente bordean su corazón.
Va conservando su sombra
bebiendo sonrisas.
Amando
porque no hay otra forma
de conducir la lava
hacia esas tierras errabundas
y evocar del aire
el soplo
que espanta la muerte.
ÚLTIMO CREDO
A ver quién baña primero
de bálsamo sus manos
y extiende sus ojos
para abrazar estrellas.
¿Quién canta hasta balancear
las caderas del viento?
¿Quién acelera sus pasos
hacia senderos de bruma?
¿Quién enciende velas en mitad de la noche?
A ver quién aguarda un último suspiro
propaga la luz
y apacigua de la llama el calor.
ORÁCULO DE EROS
Majestuosas se abren las hojas
bajo cada una de sus silentes pisadas.
Él es un inmenso instante
y sus ojos
destello, aire cálido
sabe que es la tarde y no la noche su morada
por eso extiende sus escamas antes de oscurecer
y reviste el fuego con sus manos
Es su piel
sus labios
sus brazos
la caligrafía completa
del papiro del deseo
la llave a la contemplación misteriosa
el oráculo de Eros.
LA OTRA RESURECCIÓN
Surge su voz
de un lugar desierto
retumbando
en un espacio sin memoria,
escupiendo míseros soplos
a unos ojos
que han decidido cerrarse.
QUIEN CONDENÓ AL OLVIDO
I
Quien condenó al olvido
posiblemente era mujer.
se dice, de aquel olvido
que era la sombra de un hombre.
Se dice
que él derritió sus alas
en un amanecer
y arrojó a la memoria
al pozo donde caían sus lágrimas.
Se dice, que la noche labró una muralla de letras,
obligando al olvido a una eternidad
de atrapar grafías que se desvanecieran en sus dedos.
II
Se dice
que una mujer condenó al olvido
a ser un buen libro
jamás leído.
UNA TRETA DEL OFICIO POÉTICO
“La poesía es un melodioso ajedrez que jugamos con Dios en solitario“
Eugenio Montejo
Se me van cortando las alas
Poco a poco.
Invoco la aurora
para sosegar los vientos,
esconderme de paisajes
en lienzos de ceniza.
Espectros profanan el arte
embriagándose de vacios
quitando a la luz, la noche y la luna
su transparencia.
Vengo a escribir un poema
sobre esta gruta de asfalto
y se cae una pluma blanca.
Pesa tanto su ausencia.
Tratar de volar muy alto
es la mayor peripecia
cuando el mundo
porta sus tenazas
y se ensaña
en estropear las alas.
Datos vitales
Jenny Bernal. Bogotá, 1987. Gestora cultural y co-fundadora del Festival de Narrativa y Poesía “Ojo en la Tinta”. Actualmente coordina la sección de literatura de la revista Contestarte de la Universidad Nacional de Colombia. Sus poemas han aparecido en diferentes revistas virtuales e impresas de México, Chile y Colombia. En el 2011 publicó en Raíces del Viento: cinco poetas jóvenes colombianos de la editorial Cuadernos Negros. Miembro del colectivo literario La Raíz Invertida.