2 poemas de Francisco de Asís Fernández 2

Francisco de Asís Fernández

En palabras de Mario Bojórquez, “El poeta Francisco de Asís Fernández nació en el año de 1945, en un lugar santificado por la poesía: Granada, Nicaragua. Su padre, también poeta, fue don Enrique Fernández y desde niño pudo, en su pueblo, tener la cercanía afectuosa de los más grandes poetas de su patria, todos ellos nacidos en esa ciudad: José Coronel Urtecho, Pablo Antonio Cuadra, Joaquín Pasos, Carlos Martínez Rivas y Ernesto Cardenal”. Hoy es el responsable de uno de los mejores festivales de poesía de Hispanoamérica: el de Granada, Nicaragua, que está iniciando este día.

 

 

 

 

 

Eva en la palma de su mano

                                            A Gioconda Belli.

 

Mi nombre es Eva

y soy la última mujer sobre la faz de la tierra.

Destruí el mundo

y todavía no se me acaban las mentiras.

Las bombas de fósforos que iluminaron la tierra

fueron el pálido reflejo de mi lujuria.

Huelo a sangre y no se si me gusta la sangre.

Soy adicta al riesgo desde que me regalaron el dolor.

No quise perderme de nada en la vida,

atrapé estrellas con la raíz de la mandrágora

y quedé prisionera sin poder salir del laberinto.

Tengo recuerdos que no desaparecen

y ansiedad de vivir para ampliar la memoria.

Puse lirios y flores azules en las tumbas de mis hombres

y la carga de mis penas las soporté en silencio.

No debería haberme sorprendido por la muerte de todos

porque todos ellos salieron de mis pensamientos,

igual que los caballos, los pájaros, los leopardos y las frutas.

Aparecieron al mismo tiempo que mis instintos

llamados por fantasmas obsesivos,

y con rasgos parecidos a mis gestos antiguos.

Ahora me despierto bañada en lágrimas

en el rocío de la mañana

y sospecho de la realidad más que de los sueños.

Estoy viva y de repente estoy como muerta y revivo.

El mundo que hice me da miedo.

La basura se ocupa de la basura

y me ha convertido en el preludio de la nada.

Ahora estoy presa en el cuerpo de una cualquiera

 

 

y la poesía y la ebriedad me pertenecen.

Así como hice que el Quijote pertenezca a los Molinos de Viento,

Sade al Manicomio de Charenton y el Dante a Beatriz,

yo le pertenezco al Paraíso,

a los sonidos y olores del Paraíso,

a la belleza marrón de la serpiente.

Mi corazón todavía es primitivo

y late al ritmo de los ideogramas que hice

en las cuevas de Altamira.

Anoche me desperté bruscamente con una sensación extraña

sintiendo que la luna se convirtió en un mal presagio

sin el don de la vida

y que ya no habrá hombres que vivan sin curarse de mí,

que ya no podré fingir que duermo con mis ojos insomnes

para inventar el sueño de que un amor me cierra los ojos.

 

La verdad es que enterré muy rápido a mis muertos

porque nunca tuve compasión del amor de los vivos.

Se me acabaron los engaños:

el Paraíso nunca estuvo en la tierra.

Se me acabó el Edén donde sueño que existe el Paraíso

y que con los últimos dátiles y rosas que quedan en el mundo

cierro mis ojos y pienso que dentro de mis ojos, está.

 

 

Granada, 12 de Junio del 2008.

 

 

 

 

 

 

 

Cuando regresé de verme en tus ojos

  A Gloria Gabuardi.

 

Cuando regresé de verme en tus ojos

habían pasado siglos y  Babel ya estaba destruida.

Viendo tus ojos creo  el sueño de tocar el cielo con las manos,

y ahora vivo debajo de esos tejidos que hacen las hojas y las ramas

y los frutos de las arboladuras del bosque bajo el cielo.

Vivo más allá de la esperanza y más allá de la desesperanza,

fuera de la naturaleza del paraíso.

Los alimentos de mi vida son  el frio, la humedad, el moho,

lo insólito, lo onírico, la quimera, lo mágico, lo místico, lo misterioso,

lo espiritual, lo ilógico,  el tedio, la soledad,  la angustia, el silencio,

y lo intenso de la inmensidad del cielo.

Por eso soy un cobarde que le teme al amor

y le tiene pavor a la muerte.

El amor y la muerte le quitan y le devuelven el brillo a mis ojos,

me sacan el demonio del cuerpo,

me hacen regalarte  poemas absurdos como los rayos del sol y la Antártida,

me abren el olfato para sentir el olor animal de tu piel

y me hacen generoso para obsequiarte flores amarillas y un rio sin cauce.

Yo te amo y por eso el mundo no desaparece cuando cierro mis ojos.

 

 

Pero si yo no te amara el mundo se abrumaría despacito

y  yo no seria nadie en la soledad del cielo,

y no desenterraría las palabras que siembro con aullidos

y solo tendría la impureza brutal de este mundo

que lanza la poesía como un cadáver al mar

para desposar la crueldad con la envidia.

 

Granada 14 de abril de 2009.

 

 

 

Datos vitales

El poeta Francisco de Asís Fernández nació en el año de 1945, en un lugar santificado por la poesía: Granada, Nicaragua. Su padre, también poeta, fue don Enrique Fernández y desde niño pudo, en su pueblo, tener la cercanía afectuosa de los más grandes poetas de su patria, todos ellos nacidos en esa ciudad: José Coronel Urtecho, Pablo Antonio Cuadra, Joaquín Pasos, Carlos Martínez Rivas y Ernesto Cardenal. En su juventud realiza estudios de literatura y teatro en Madrid y publica su primer libro, A principio de cuentas, en 1968 en México, bajo el sello de Finisterre y con dibujos de José Luis Cuevas. En 1974 funda en México el 1er Comité de Solidaridad con la lucha del Pueblo de Nicaragua contra la dictadura de Anastasio Somoza. Integran ese Comité los principales intelectuales mexicanos, entre ellos: Carlos Pellicer, Efraín Huerta, Thelma Nava, Jaime Labastida, Juan Bañuelos, Oscar Oliva, Heraclio Zepeda, Sergio Mondragón y Juan de la Cabada. En nuestro país da clases en la Universidad Nacional Autónoma de México y dirige el proyecto editorial Punto de partida, así mismo dirige el Departamento de Literatura del Instituto Nacional de Bellas Artes; de vuelta en Nicaragua, participa en la construcción del modelo revolucionario Sandinista como miembro de la Dirección Superior del Ministerio del Interior de la República de Nicaragua. Su obra poética se ha reunido bajo el título Celebración de la inocencia en el año 2001. Es recibido como miembro correspondiente de la Academia Nicaragüense de la Lengua con el discurso Elogio de la poesía en el año 2006. Desde 2005 ha presidido el Festival Internacional de Poesía de Granada, Nicaragua.

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