Los aforismos de Nicolás Gómez Dávila

El poeta J. A. Sánchez  nos ofrece una selección de aforismos sobre la poesía, obra del inclasificable filósofo colombiano Nicolás Gómez Dávila (1913-1994). Alejado de escuelas y reflectores, el punzante (y a ratos reaccionario) pensador sudamericano dejó una obra monumental (conocida primero en Europa), recopilada en varios tomos (Villegas Editores, 2005), titulada Escolios a un texto implícito. Aforismos, anotaciones, pensamientos, observaciones, como las llamó él. Sin duda, una forma peculiar de reflexionar sobre el arte de la poesía.

 

 

 

 

HACIA UNA CONTRAPOÉTICA: NICOLÁS GÓMEZ DÁVILA

 

 

La poesía excluye cálculo y premeditación: es inconclusión, presentimiento, abismo. Ni geometría ronroneante, ni sucesión de adjetivos exangües. Todos estamos demasiado heridos y demasiado decaídos, demasiado fatigados, y somos demasiado bárbaros en nuestra fatiga como para encima apreciar el virtuosismo.

E.M. Cioran

 

 

Hablar de poética es difícil en este tiempo, el que nos ha tocado: cada vez abundan más merolicos, charlatanes, mercachifles, prestidigitadores, bufones, fals@s profetas, versificadores ripiosos, et. al., que en verdad creen tener la última palabra. Nuestra tradición(cita) (variopinta, por fortuna), parece seguir estancada en dos extremos: los férreos guardianes de la tradición de la ruptura, es decir, viud@s, hij@s, sobrin@s, niet@s, bisniet@s, tataraniet@s y chozn@s de Octavio Paz, y l@s otr@s: vanguardistas trasnochad@s, poetas alejad@s del bullicio y la chusma-sociedad, santones que creen ser llamados a revitalizar “la(s) tradición(es)”, humildes creadores allende el centro/canon, extraviados cazadores de “hallazgos poéticos”, grandes constructores de chistes cultos (y culteranos), etc. Entre tantos bandos, la frontera es tenue. Por otra parte, la academia siempre tan cuadrada, tan solemne, tan congresera, tan ensimismada en sus puntitos, tan enclaustrada en sus cubículos, tan ella, tan pretenciosa, tan atrapada sin salida (entre el diccionario de retórica de Beristáin y lecturas seudo-avant-garde, tan, pero tan, pero tan… que parece campana de una iglesia vetusta: ora ultraortodoxa, ora progresista; depende la moda en turno, los intereses en juego. Entre l@s académic@s de universidades e institutos y l@s académic@s de TV Azteca, la diferencia parece ser sólo una: un@s salen en televisión y otr@s no.

Tiempo: se nos puede acusar de pertenecer al peladaje resentido; igual y sí. Mesura. Sólo sé que en las enumeraciones del párrafo anterior hay, afortunadamente, dignas excepciones.

Siempre será necesario acudir al margen, indagar en el borde: buscar el aliento de un escolio inesperado que refresque nuestra seca voz. Y, por supuesto, hacer uno, dos, tres recorridos, los que sean necesarios para no olvidar las grandes lecciones: de Aristóteles hasta… con ustedes, Nicolás Gómez Dávila.

 

 

  • Escribir corto, para concluir antes de hastiar.
  • El juicio estético sufre de presbicia en el tiempo, incurable y congénita.
  • Los preceptos estéticos, lejos de aportar soluciones técnicas, suministran un ingrediente más al problema que sólo el talento del artista resuelve.
  • El mal humor es el padre de la crítica literaria; la admiración no es más que la madrina.
  • Nada es más fácil que imitar la estética clásica, ni más difícil que acatarla.
  • Ciertos poetas creen inventar símbolos, cuando sólo manejan un repertorio personal de equivalencias alegóricas.
  • Como la única prueba de sinceridad de un poema es cierto tono inconfundible, llamamos sinceridad ese tono, cualquiera que haya sido la manera del lograrlo.
  • Rehuir metáforas inconscientes es la norma elemental del estilo claro y puro.
  • La poesía no es una experiencia, sino su relato. El poeta puede triunfar o fracasar en su aventura espiritual, sin que su poema necesariamente triunfe o fracase.
  • Sólo el ritmo salva de su imbecilidad natía la emoción poética.
  • Basta, para que una obra entera nos seduzca, que en su más remoto rincón se albergue una vibración inconfundible y breve.
  • La insignificancia de la metáfora gratuita es el escollo de la poesía moderna. Así como el escollo de la poesía de ayer fue la metáfora insignificante.
  • El verdadero poema no es una suma de significados, sino la resultante verbal de un movimiento significante al través de un idioma.
  • Cada género de poesía visa una receptividad distinta: vibración emotiva, vigilancia intelectual, percepción atenta, sensibilidad ética, etc. Olvidarlo es decretar el terror en las letras.
  • No hay poesía de Satanás, sino nostalgia de su esplendor caído.
  • La poesía que desdeña la musicalidad poética se petrifica en un cementerio de imágenes.
  • Gran parte de la poesía moderna se resigna a parecer simplemente traducida.
  • La obra poética del buen poeta comunista (Aragón, Eluard, Neruda, etc.) se divide en dos partes: la parte poética y la parte comunista.
  • Los poetas cargan la mayoría de sus poemas con pólvora mojada.
  • El poeta ayer confiaba en el adjetivo tradicional, hoy confía en el inusitado. En ningún caso la receta reemplaza el talento.
  • Hay poemas que es necesario acariciar lentamente para que se entreguen.
  • Un lirismo degenerado en confidencia es la enfermedad de la poesía moderna.
  • Los cánones auténticos no preceden las obras, sino surgen de ellas y a la vez las guían.
  • El poeta que pretende hacer de su poema algo más que un poema merece desconfianza.
  • Si la metáfora es mero tropo retórico y no segunda potencia del lenguaje, la poesía es diversión de bobos y la religión fábula de tontos.
  • La poesía lírica sobrevive sola, porque el corazón humano es el único rincón del mundo que la razón no se atreve a invadir.
  • Basta el impacto de un verso para hacer estallar los detritos que sepultan el alma.

 

 

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