Foja de Poesía No. 392: Enrique Delgadillo Lacayo

Presentamos la poesía de una de los autores más significativos de la nueva poesía nicaragüense, Enrique Delgadillo Lacayo (León, 1988).  Su primer libro, “La casa detrás del tiempo”, fue ganador del certamen para publicación de obras literarias 2012 que convoca anualmente el Centro Nicaragüense de Escritores (CNE). Obtuvo el primer lugar del certamen UCA-Literaria (2008).

 

 

 

 

 

 

 

SOLES PARA EL INVIERNO

(Poema en 3D)

 

 

También el cuerpo

Que se tendió a tu flanco te busca en esta nada.

CESARE PAVESE

23°C

Si cambias de forma

me cambio los ojos

para que se repita la misma historia:

un árbol apaga y enciende el sol con su ramaje asido al viento.

 

No cambies nunca en invierno

me vienen invitados que no respetan la casa

y las hormigas me toman el pelo.

 

La casa se quema

no hay nadie afuera

todos adentro.

Crece una choza de agua

que se hace vapor y llueve oscuro donde nunca llueve.

 

Estaremos ahí

sintiendo el barro fresco de tus manos.

Por ahora café y chocolate

antes de soñar

que cambias de forma y yo de ojos.

 

— ¡Despierto!

el frío de tu boca

me cambió la vida

…te busco…

SIGLO XII

18°c

—Aquí no vienen los comensales, Lil.

—Seremos pobres, amor…

—No, seremos solitarios.

 

Déjame con la muerte

aunque tome los cuchillos,

ella no se acostumbra a mis ronquidos

ni yo a su pereza.

 

El sol quiere marcharse,

Tráele tu forma y enciéndelo.

Haz también que el árbol nos escriba un cuento.

 

12°C

Tengo esperanzas que conmigo toman cerveza, pierden el bus y se quedan dormidas.

Ven comer a las palomas

mientras las gotas van dejando atrás la vergüenza, salen de sus nubes acorazadas

de pensamientos: pastillas, cama, tus labios Lil, porque son mucho antes que la lluvia

y aun después

como los poemas que dicen alma y nadie quiere aplaudir con alegría.

No hace mucho brisaba, giraban lechuzas y los niños arrimaban el rostro

al mostrador de chocolates.

Desde entonces no duermo solo, un espejo está enamorado de mi sombra

y yo muero de celos.

Un amuleto cae en la rivera de los sonidos

Lil eres antes que el sonido y aun después

como los poemas que llegan una vez por semana impactando contra la puerta y tu perro los olfatea

y desprende su cálida orina para que tú no los entiendas.

 

0°C.

Quiero tener entre mis manos todas las palabras que fueron tuyas

darte (quisiera) la fe;

reunirlas en una barcaza de pendones árticos y volver la vista hacia la costa

y no verte (triste) transparentada y azotada por la ausencia.

Soles para el invierno

que sin pudor detiene las pelotas en el aire y deja las gaviotas

esperando inmóviles un rayo de aliento.

Ahora lo sé de lejos

divido momentos en el escaparate:

aquí los brillantes días de colmillos y vías dulces para llegar al dolor.

Allá los acantilados que deja un abrazo entre las cinco y las seis de la tarde.

El temblor es el maquillaje del miedo.

Dispongo esa esquina —donde sumergimos la luna en un sombrero para ilusionarnos—

para cerrar los ojos y volverlos a cerrar entre las ruinas de relojes cansinos.

Ahora lo sé, Lil,

soy un aviador de crepúsculos

un operador de manos centinelas

haciendo filigranas he pasado la vida, palabras

hechas de cumbres bruñidas

mares silentes.

Todo frío es un beso en la herida del verano.

 

 

 

 

 

 

ANTES DE LLOVER

 

Yo me soy y debes tener eso en cuenta al irte conmigo

no produzco lunas ni persigo a nadie y me muero cada día.

Yo me estoy mucho tiempo acompañado de un poema

una canción y varias a veces a ratos de una perra agonía

que ladra un chubasco cuando quieren tocarla

y se orina de felicidad cuando llegas bajo la lluvia.

 

 

 

 

 

 

SEIS MOVIMIENTOS NOCTURNOS

 

pero las sombras que tú creas no tienen derecho a la noche.

PAUL ELUARD

 

 

 

*

 

Allí estabas esta tarde cuando llegué amasando el olvido

y lo coloqué en tus manos.

 

 

 

*

 

Estás contenta porque el gato que admiras

lima asperezas arrumado en la noche

llamándote con un cascabel de gladiolas

ensañándose con tu ternura

recordándote cómo añoras volver a romper de un gemido la noche.

 

 

 

*

 

Cada vez que escucho los pasos del desierto

me como una planta y me bebo toda tu boca.

 

 

 

*

 

Pusiste olvido con un cubito de hielo en los vasos

y bebimos desconfianza.

 

 

 

*

 

Hoy escuché tu risa y fue escuchar el romper de las olas.

Quise volver al silencio

para ello tomé un puño de sal y otro de murmullo

y lo esparcí sobre mi fe.

 

 

*

 

Allí estabas cuando llegué a dejar el cascabel de gladiolas, el gato

y te ofrecí mi color

que sirve para adivinar la sombra que se esconde de tu nocturnidad.

 

 

 

 

 

 

BREVIARIO DE POETA CON GRIPE LADRANDO BAJO LA LLUVIA

 

En medio de nosotros hay una ciudad perdida

cuyo cielo se despeña.

En medio de nosotros crece un juguete

con una felicidad salvaje que lo sujeta del pecho.

 

De pronto habría que recoger una piedra

y ponerle nombre de fruta

porque está entre tus manos

de pronto habría que retoñar viernes en la noche

con grandes pétalos de manía silvestre

e ir de árbol con zapatos amarillos

reconociendo a la muerte

en el porche de la casa

subiendo el puente peatonal

acariciando a los perros de la esquina

o fumándose ansiosa la cajita de bombones.

 

En medio de nosotros duerme el silencio

donde inclinamos la ceguera

porque ser sin estar y tener sin saber nombrar;

es cosa de dos.

 

Sentado en la esquina hay un dolor perdido

lleva mi ropa de invierno y canta una canción

heredada a todos los hombres

que no pudieron encontrarte.

 

Como quien intenta ser el mismo día

te llené de aliento.

Era yo distinto

en aquellas estaciones donde soñé nuestra muerte

el árbol con su raíz invertida

la estepa con luz de naufragio.

 

María fue el nombre de la mujer que aprendí a querer para el invierno.

Su espeso nombre como la miel profunda en el ojo de la reina.

 

Si hubo otro poema

que hablara de amor

fue la vida llamándote con la rima del tiempo.

 

En el mástil violento de la noche

se volvieron mariposas las hormigas.

 

De la extraña marea del aire

llegó el tornado

y dijo pertenecer al invierno.

Yo llegué a cambiar mis ojeras por las tuyas

y no necesité del tornado

para inundar el cuartucho de estudiante

con libros del maní y otros demonios

o tratados para cazar oropéndolas sacando humo por las orejas.

 

Una tarde conocí el amor y firmé ausencia.

 

En medio de nosotros

la muerte se toma fotografías y sonríe.

 

 

 

 

 

TARDÍO INVIERNO

 

Es tan tarde que uno pensaría que es la hora de morir.

Tan tarde como un dolor agudo en la esperanza.

Cada palabra tiene su propio cielo y yo tengo tu nombre.

Tarde en la mañana el mirlo te besa.

Bajo el sol escribí un relámpago pero no volviste con el río

a dibujar el campo, el árbol

ni dos bocas que se alejan del tiempo a nuestra casa.

 

Miré los espacios que destruyó la guerra;

esas calles que detuvieron el paso de la buena suerte,

pero nada se parece a que sea tarde y me quede ciego

a que oscurezca y haya encontrado un rastro de nosotros

caminando con un cigarrillo en la boca y una pistola escondida

bajo el paraguas.

 

Es tan tarde para que algo comience con ánimo

para abrir otra botella y mirarte las piernas como antorchas

cuando estamos en el lugar a donde nunca hemos llegado.

Ha sido largo el misterio pero al fin estamos

soledad y yo

arrimados como botes de viejos pescadores

que reman sin esperar nada del mar.

 

Conozco el color de los uniformes después del combate

camino del vacío.

Ya sé que los soldados vuelven de la trinchera a morir en un mismo dolor;

pero nosotros

cada uno vivirá su cautiverio

apagándose y ardiendo en la tea de otros ojos

en alguna ciudad parecida a la ciudad que perdimos.

 

Es una lástima de tarde, un dolor omnipresente

un perderlo todo y no sentir sino que alguien llama

y yo no puedo abrir ninguna puerta.

 

 

 

 

 

 

 

CIUDAD TAL VEZ

 

Camino sobre la ciudad

imitando el caminar de los hombres

con los ojos abiertos y el miedo bajo la ropa.

La ciudad es un meandro,

un archivo abandonado donde el olvido es un hongo.

Camino presintiendo un sueño

donde me das de comer las flores

que sobraron de una fiesta a la que no fui invitado.

La brisa despierta con su tacto solemne,

con su pena escondida con su anunciar la tormenta;

pero no despierta sola sino con todos los hombres

que sacan sus ojos del basurero y voltean sobre sus hombros

creyendo que no falta mucho para perderte,

que están muy cerca de la meta.

Paso por la estación de buses

y los pasajeros hacen un ruido, dejan angustia en el aire;

su estrechez forma una lejanía roja;

imperceptible para los que se ven y no se dicen nada.

Mayo es una tristeza vestida de limosna

una misericordia,

una indulgencia

que los muertos rechazan y antes de llegado junio

se convierten en hojas de papel idas en la corriente.

En esta ciudad no caben las excusas.

Veo los barrios que no dejan salir ninguna pena,

le rinden culto a la melancolía,

detienen en sus radios y televisores

la palabra anacoreta

escuchan para siempre fool in the hill

y bailan música disco en sus entierros.

No es que esta sea una ciudad distinta

hecha de muerte y arena,

pero no sabía de tanta risa rota,

de esa mueca suspendida en el cielo

como una burla acechando la herida.

No es que los pájaros no alcen vuelo

ni que la luna se muera cada noche

o que las mariposas queden crisálidas por siempre;

es solo tu nombre en la cerveza.

Para que la ciudad sea distinta al cortejo fúnebre,

al pésame y a la misa,

he de saber en qué dolor buscarte,

de qué mar extraer el agua.

En las calles el calendario es una oficina vacía

y cada uno carga su tiempo como apellido.

Entre cementerios y galerías,

entre sindicatos y clubes sociales,

entre marionetas y computadoras

se termina la cerveza.

Camino por la ciudad espantando

un dolor sin dueño

como un perro de la calle

atrapado en su propia herida.

 

 

 

 

ELLA Y LOUIS

 

No tengo un pecho,

tengo una caverna

repleta de animales

cansados de extrañar la noche.

 

Más adentro

llevo olvido como martes o diciembre,

como se lleva el tiempo;

The nearness of you.

El viento está penetrado

por un sombrero

que se despide de la sal y de las rocas.

 

Las miradas compungidas

que colecciona mi reloj

pretenden arrancarme la mano.

 

No importa,

liado a mi condición

propongo mis palabras

destinadas a no ser

la escopeta de un salvaje.

 

No suele pasar;

que Ella y Louis

lleven en los ojos

The nearness of you,

no suele pasar

que todos mis animales

encuentren:

trompeta

luna

y miedo a no estar

asidos a nosotros.

 

En este poema

yacen harapos

y colillas invencibles,

cada vez que puede

esta tumba se cambia el epitafio.

 

 

 

 

POEMAS ECHADOS AL FONDO DE UN LIBRO

 

No puedo sin ti reconocerme. Contra

tu espejo me siento descubierto. Libre.

Contra lo establecido, lo inútil, y lo

temerario pongo tu corazón para con él

pesarme.

ERNESTO MEJÍA SÁNCHEZ

 

 

El corazón sin tus manos

es mi enemigo en el pecho.

ROQUE DALTON

 

 

 

1

 

DESDE QUE NACÍ ME ENSAÑARON A QUERERTE. A redimir en tu cuerpo mi laberinto

a estropear tu amor en nombre del mío. Soy alguien a secas y dibujo agua; me gusta contar

que tengo un gato parecido a un bote de pescadores dormidos. Me gusta explicarte por qué vine al mundo aunque desesperes porque ya conoces mi por qué, mi sino, mi tal vez. Esto de venir al mundo a quererte se parece al gato que tendremos cuando vivamos juntos;

viudo de esa parte amarga de la vida que me estoy bebiendo antes de nuestra casa para que entonces nuestro gato no conozca la tristeza.

 

 

 

2

ME RECONOZCO EN LA PALABRA ADIÓS. Perspicua pasa como una hija que la gente lleva de la mano hasta convertirse en neblina que entorpece la calma; la palabra. Te conté la historia de David ahogado en saudade, cansado de ver zarpar los nombres que había inventado mucho tiempo atrás para una mujer que ya no existía. Me reconozco humano que escribe todos tus nombres porque existes. Porque yo soy el ausente. Porque subo

y bajo por la vida sin otra orientación que no sea mi buena noche y tu buen día.

El glorioso perfume que el alba impregna como veraneras en los límites del ocaso.

 

 

 

3

 

HACE MILLONES DE AÑOS SE DERRUMBÓ LA CASA; donde dormía gente como nosotros.

Detrás de las colinas montaron promesas en la estrechez de sus manos.

Juraron —aquellas bocas— volver a sentir el aire y besar el agua. Yertos en la miscelánea del caos hubo quien arrebató tu cuerpo de la muerte y te llamaron esperanza. Diferentes líneas cruzaron el destino de los hombres pero ahora que todos hemos venido a quererte a encontrarte a concentrar en tu mirada nuestro dolor de buscadores, solo resta saber por cuál ventana entrarás desnuda anunciando el nacimiento de nuestra descendencia.

Ángel sempiterno a través de la vida, he buscado tu vientre.

 

 

 

4

 

UN DÍA ENCONTRARÁS ESTE POEMA. No preguntes qué harás con las palabras de ayer.

Te dejo escrito este poema para cuando llegue la hora de leer en mis versos

la irremediable rima de la ausencia. Lo encontrarás fácil al pie de una sombrilla y cuando lo toques comenzará a llover y crecerá la marea con sus botellas con cartas

que dicen cosas así:

Sentado frente al horizonte cribo la nube más alta para entregarte algo parecido a mi soledad.

Amor mío, no vuelvas a casa, los barcos no vendrán a esta isla, sería insensato buscar sosiego en este olvidado retazo de vida.

Es para tu cuerpo que escribo. Cada palabra ha venido al mundo a rayar mi compasión como la rayuela zanjada entre piedras. No estás leyendo un poema, estás leyendo

el horizonte plano de la melancolía: —————————————————

 

 

 

 

Datos vitales

Enrique Delgadillo Lacayo (León, Nicaragua 1988).  Su primer libro “La casa detrás del tiempo” fue ganador del certamen para publicación de obras literarias 2012 que convoca anualmente el Centro Nicaragüense de Escritores (CNE). Obtuvo el primer lugar del certamen UCA-Literaria (2008). Fue miembro de la desaparecida revista Voces Nocturnas. En el año 2010 fue invitado al VII encuentro internacional de poetas “El turno del ofendido” en EL Salvador. Finalista del concurso de poesía centroamericana IPSO FACTO 2012, promovido por la editorial salvadoreña Equizzero. Es coeditor y bloguero del portal iberoamericano www.elnocturnodiurno.com donde escribe en su columna “La silla del caminante”. Ha publicado en revistas como: Deshonoris Causa, revistasoma.net,  El Hilo Azul, Carátula.net, así como en medios de circulación nacional.  Es coautor del cuento “Noche para bailar un sueño”  que escribió junto al filósofo Johannes Kranz y que fue puesto en escena por la Ópera Reggaetón de Granada (proyecto de arte multidisciplinario). Coguionista del cortometraje “De donde fue el infierno” de la cineasta Noelia Lacayo. Licenciado en Derecho por la Universidad Centroamericana de Managua; ha impartido  clases de Derecho Constitucional por encuentros en la Universidad de Ciencia Comerciales (UCC). Realizó producción, guión y locución del programa radial “La piedra” dedicado a la defensa de los Derechos de los Consumidores durante dos años. Coordina el portal de noticias culturales www.noticultura.com

 

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