Presentamos la poesía de David Ruano González (Ciudad de México, 1991), una voz inusual en el panorama de la poesía joven en México. Su canto desafiante pone en crisis la frivolidad que impera entre las voces nuevas de la poesía nacional mediante un ejercicio que denuncia una realidad atroz y sin futuro. David Ruano González también se ha desempeñado como un crítico polémico y acertado.
La fiesta.
(Fragmentos)
Extranjero, ¿tú sabes cosas terribles y no sabes que lo salvaje
y lo divino borran al hombre?
Cesare Pavese
Botarga 3. Dora la exploradora
Ella sólo nació para ser peregrina,
se entrega al obligado éxodo
y al salir del lugar del desperdicio
y de los expulsados
va en busca de una meta.
¿A dónde vamos?
A la tierra que no permite ser errante.
¡Más fuerte!
A donde nos corrompa el abandono.
¡Más fuerte!
A donde nos consuele la esclavitud.
Acostumbra equipaje mínimo,
la mochila repleta
de fracasos y sueños sin valor,
//¡Zorro no te los lleves!//
El cuerpo deformado
revela su carácter extranjero;
la cabeza está llena de aire,
además de mirar por la boca
y lo que ve le causa apetito;
para asirlo se vende.
Baila, botarga, baila,
que no hay más metafísica
que el bailar.
Cada paso que da es incertidumbre,
su mapa se le muestra en blanco
¿a quién clamamos cuando
no se sabe el camino?
en el mundo no hay vacantes.
Así que se regresa por donde apareció,
y herida por sus nulas soluciones
se dedica a llorar,
pues las botargas lloran en los baños.
Viernes
Sabes como é difícil sofrer tudo isso, amontoar tudo isso
num só peito de homem… sem que ele estale.
Carlos Drummond de Andrade
De nuevo estoy tomando solo en casa
y ninguna cerveza logra hacerme olvidar
que mañana me toca ser vencido
en la lucha de siempre,
me toca ser la carne de cañón en un campo
donde los enemigos miden un metro y medio,
donde explotan los globos como balas
y te embarran con lodo blanco y dulce.
Pienso en la acostumbrada derrota sabatina
que siempre es diferente:
día de ser saqueado por la turba
entre sus exigencias y berrinches,
armada con insultos y con puños risueños.
Sábado de no ser reconocido
y perder por default sin derecho a mi salario.
Otro fin de semana en que reafirmen
lo que ya niego ser
alabando mi gesta de juglar autómata.
Pienso en cada fracaso que he pisado
para seguir y perder el camino,
culpando a mis zapatos gigantescos
de tanta incompetencia en la guerra.
Por ello, pido tregua:
quiero firmar la paz con mi enemigo
antes de que lleguemos
a una desesperada solución,
no quiero amenazar con aquella arma
que se acciona
al fisionar hartazgo y frustraciones,
cuyo único estallido acabaría
con soldados, civiles e inocentes.
Así que me detengo y me aguanto,
y le explico a la máquina
que bombea en mi pecho
que soporte y espere,
que ya nos vengaremos pronto:
cuando el mundo no pueda ya pagarnos
por ser aquel idiota que recibe los golpes.
Botarga 1. Barney el dinosaurio
Desenterré el cadáver de aquel tiempo
que fingimos alegre
por el sudor que implica ser adulto.
Y comencé a jugar,
quise ver qué sacaba de esos huesos;
abusé de una imagen inocente
para mis propios planes:
demoler cada una de las cosas
que se encontraran frente a mí,
justificándolo con mi gran masa.
Quise más:
despojar la infancia de los otros,
decirles que de nada ayudan las ilusiones,
que supieran cuánto temor causa
nuestro sueño cumplido,
y que vieran
que detrás de los muertos alguien vive.
Hoy pago mi sanción
por tocar a un difunto:
duele llevarlo a cuestas,
su cuerpo me ha cegado,
me falta el aire,
el calor sube, asfixia,
domina, pega, mata
y caigo
mientras no dejan de tomarme fotos
(fósil que dará cuenta de mi paso).
Todos los niños cantan que me quieren
y yo también los quiero:
destruir lo que son
es mi forma de amarlos.
Sábado
Chegou um tempo que a vida é uma ordem
Carlos Drummond de Andrade
Cuando nada tenía ya sentido,
cuando pude sentarme, esperar solo
que llegara el milagro de la muerte
tuve que levantarme a trabajar.
Y preparé mis cosas,
me pinté la sonrisa falsa de cada sábado,
tomé mi traje
y lustré mis zapatos.
Hice lo que pediste:
regresar a la vida,
formarme nuevamente
en las filas del mundo,
y tomar ese tren
para alegrar dichosos
que no me necesitan
(batalla de uno contra mil).
Sin más,
la cosa comenzó a pudrirse,
no me bastó el quererte
para poder estar contento.
Y fingí ser feliz,
compartí el regocijo con las gentes
hasta que terminó mi jornada laboral.
Ahora, voy camino a mi casa
y pienso que tal vez
no existe más felicidad
que la que yo me finjo,
parecido a los ciegos
que se inventan un Dios.
Y regreso a mi casa
e imagino
esa dicha esperándome
en lo falso de mis actos.
Me voy pensando en ello
con la cabeza baja
y con las manos siempre
dentro de los bolsillos.
Botarga 2. Spiderman
Te ves en el espejo,
vestido así te sientes más desnudo,
atrapado en la red del traje mismo.
Realizas cierto sueño de la infancia:
te ilusionaba ser el héroe,
el centro de atención.
Ahora ya ha pasado el tiempo,
descubres que es mejor la fantasía,
pues hoy quieres estar en otra parte.
Quieres pasar sin ser notado
pero te pagan para que te expongas.
Te admiran porque tienes el valor
de vender la mentira del disfraz,
de negarte a ti mismo.
Debes calmarte, pues
este tipo de dudas
no las debes tener,
se supone que son
ya cosa de otro tiempo…
Alguien toca a la puerta,
todos gritan el nombre
que ahora te ha tocado cargar,
ya es hora de que salgas.
Te ves en el espejo nuevamente,
preguntas por tu nombre,
preguntas por un rostro,
y aunque el traje te diga
“eres un superhéroe”
descubres la verdad.
Domingo
Por que fiz o mundo? Deus se pregunta
e se responde: Não sei.
Carlos Drummond de Andrade
Nuevamente no existo,
nuevamente me queda la vaga sensación
de haber sido algo ayer
que no tiene cabida en estas horas
que transcurren durante mi día de descanso.
Hoy no tengo un modelo que seguir,
no han venido a decirme cómo tengo que actuar,
dependo solamente de lo que asimilé
durante el abandono.
Nadie me ha dicho aún:
“sé el héroe que no puede redimirse a sí mismo,
la viajera perdida entre deseos,
el ser imaginario que no cabe en el mundo
porque sólo nos sirve para calmar infantes”.
Vengo a ser el ausente, el que no sabe cómo
resucitar llegado el tercer día,
el que vive una vez a la semana
y espera que se acuerden de él la próxima.
Bien nos dicen que somos imagen-semejanza,
el reflejo de arriba.
Y si el creador es como yo,
Dios es una botarga.
Datos vitales
David Ruano González (Ciudad de México, 1991). Estudiante de los últimos semestres de la carrera de Lengua y Literaturas Hispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Asistió al Curso de Creación Literaria para Jóvenes 2013 de la Fundación para las Letras Mexicanas y la Universidad Veracruzana. Asiste al Taller de Alquimia Poética impartido por Mijail Lamas. Es colaborador habitual de La Estantería (http://resenariopoesia.wordpress.com/). Twittea en @Medoriorules.