Nuevos poetas de Colombia: Beatriz Vanegas

Presentamos, en el marco de la serie Nuevos poetas de Colombia, preparada por Federico Díaz Granados, una muestra del trabajo de Beatriz Vanegas Premio Nacional de Poesía Universidad Externado de Colombia (1993); Premio Internacional de Poesía Pilar Paz Pasamar de Jerez, España (2010); Premio Nacional de Poesía Casa Silva (2012).

 

 

 

 

 

 

EN LA PUERTA

 

Cuando abres la puerta de tu casa,

es posible que halles la síntesis de tu vida.

Es todo un evento desplegar la puerta.

Aunque pasen los años y el hastío apolille

tus sueños de aventura, allí, en la puerta,

encontrarás las piezas

para completar el rompecabezas de tu ser.

Hallarás la alegría en la carta

que te anuncia el fin de la ausencia.

La desazón y las sin salidas

en los recibos incalculables.

El aburrimiento en la visita indeseada.

La ilusión en la invitación anhelada.

La zozobra en los golpes a la medianoche.

Abres la puerta para salir de la jaula.

Cierras la puerta para proteger el amor

y desbordar la ternura.

Al pie de la puerta añoras a quien se fue.

Al pie de la puerta ocurre el regreso.

La tarde entra por ella

y el alba y su soledad también.

Es todo un evento desplegar la puerta;

aunque pasen los años y el hastío apolille

tus sueños de aventura, allí, en la puerta,

encontrarás las piezas

para completar el rompecabezas de tu ser.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

CRÓNICA DEL PATIO

 

 

Se alza en el corazón del patio,

un palo de mango de azúcar

habitable como catedral del sabor.

Se trata del mango que le ganó

la guerra al calor sofocante de la infancia.

Se trata del mismo árbol alegre

que le sonrió a la creciente

y nos enseñó la geometría de la luz.

Vuela en el patio

una brisa entrenada

en corregir el rumbo de los pájaros,

una brisa dueña del agua

de las tres tinajas

que guardan en su vientre

tres tristes ranas

para mayor dulzura de la sed.

Vive en el patio un silencio de tres de la tarde

que acompaña la melodía

de un acordeón agonizante;

persiste el lirio

de hojas como espadas que dan risa,

y están las noches en que la luna

se troca en sol,

y otras en que estalla y se desgaja

como chubasco de estrellas

encantada con su oficio de farola.

Crecen en el patio unas piedras

que poseen la nocturna virtud

de convertirse en sapos,

y hay un olor a limonero

y una paloma tierrera que

aprueba la tarde bulliciosa,

y también están tus ojos inefables

que siempre miran conmigo

aunque habiten otros patios.

 

 

 

 

 

 

 

EL GRAN AMOR EN VILO

 

 

6

 

Yo sé  bien cuando me sueñas.

Siento tus sobresaltos

en la escena agónica

donde el beso no pudo ser.

Sé si tu sueño conmigo

es territorio para el golpe seco

o si en tu mundo han florecido

los girasoles que comienzan a caer

como ángeles maduros.

Yo sé bien cuando me sueñas,

pende mi vida del hilo de tu sueño.

Y cuando cansada te ofreces al día,

empiezo yo a soñarte,

y tú sabes bien cuando te sueño.

 

 

 

 

 

 

 

 

VARIACIONES SOBRE LA MESA

 

    

       1

 

       Mesas hay que pacientes dejan caer sobre ellas

       la inocencia de la noche y el amanecer desbocado.

       Otras que como altares soportan codos místicos

       y se solazan sobre ellas los olores y sabores

       para algarabía de las entrañas.

      

 

 

       2

 

        Están las mesas tristes, anónimas,

        mesas que languidecen como sombras

        por los pasillos de la elegancia;

        siervas del polvo que embellece

        el recuerdo traído de la Arabia.

       

 

 

        3

 

        Las hay también poderosas:

        se abre y se cierra sobre ellas

        la firma que ordena el desalojo.

 

 

 

        4

 

        He visto mesas cínicas: destilan sangre,

        escamas, vísceras, huesos perforados

        sobre ellas inmolan al galápago,

        y se acostumbran… 

 

 

 

       5

 

        Las hay como camas:

        como fantasma entra y sale de ellas el amor,

        como fantasma se aposenta la soledad;

        todo es escurrir sobre estas mesas. 

       

 

 

        6

 

        Mesas como sagrarios,

        son moradas para los fetiches:

        esos bálsamos que apaciguan la añoranza.

        Guardan también la carta que

        es la perdición para el infiel. 

 

 

 

        7

 

        He visto mesas como cementerios

        habitadas por imágenes de ausentes

        ante las que gotea monótona

        la madre resignada. 

 

       

 

 

        8

       

        He padecido la mesa frugal de la infancia.

        Mesa como tierra cuarteada

        mesa con arrugas nuevas

        donde reina extendida la ternura del bijao

        y se aprende a no olvidar la textura

        y el color de las manos del hermano. 

 

 

 

        9

       

        Y está la que soporta el ataúd:

        solidaria como andén

        cuando cae la lluvia,

        ve caer el llanto y aguarda insomne

        a que sea de nuevo el silencio

        para recibir al siguiente.

 

 

(Poema ganador del Premio Nacional de Poesía Casa Silva, 2012)

 

 

 

 

 

 

 

CRÓNICA DEL DOLOR

 

 

1

 

Rebosante de salud

me despedí del día

pero llegó la noche

con sus pasos furtivos

y me trajo su dádiva

puntual y certera:

una caja de Pandora.

 

 

 

2

 

Bajó la tarde sin dueña

y habita el dolor en mis ojos,

estas tardes perdidas

en llantos que no alivian,

estas  tardes de noviembre

cuando el rostro

no desea habitar el cuerpo

y la  mirada sueña ser

un tatuaje impasible.

 

 

 

3

 

Con el paso de las tardes

¿Quién habla del  placer?

Yo quiero ser diciembre,

y alejar este temblor misterioso

que habita mis sienes.

Yo quiero ser diciembre,

 y dormir tan sólo una noche

sin este barco anclado

en mi mirada. 

 

 

 

4

 

Señor Dolor:  

no el de la ausencia

no el del desamor

no el de la crueldad.

Señor Dolor

de mis noches diurnas,

si decides marcharte

que la luna disponga

una almohada serena.

Si decides marcharte

hazlo tibiamente y sin afán

y que sea larga tu ausencia

mientras me acostumbro

al don desconocido de la paz.

 

 

 

5

 

Hay un río de fuego

Que atraviesa mi mejilla,

Hay un río de fuego

Que borra el mapa

Del recuerdo.

Cuando exhausta

Siento cercana

La orilla deseada

No puede la sonrisa sonreír:

El mar del insomnio

Inicia su reto

Lento y acompasado

Hasta convertir mi rostro

En un puñado

 De ceniza enloquecida.

 

 

 

 

 

 

 

INVOCACIÓN

 

 

 

Impídeme

recurrir al sueño

para corregir

la fatalidad

de no tenerte.

 

 

 

 

 

EN EL RÍO

 

Sucede la tarulla

anhelo del río

de ser llanura.

Sucede la garza

pincelada elegante

sobre la llanura flotante.

Y sucede también

la mano que surca el agua

y los ojos que se cierran

para habitar la eternidad

por un instante.

 

 

 

 

 

 

CONSEJOS DEL FRACASADO

Sin nosotros, no serían excepcionales,

    ¡Oh triunfadores! Sin nosotros, vuestro mundo

    victorioso, resultaría monótono y frío.

Germán Espinosa

 

 

Asegúrate siempre de ser el mejor perdedor.

Asegúrate                  

y nadie demandará tu sabiduría

ni reclamarán urgidos tu amparo.

Asegúrate siempre de ser el mejor perdedor

y evitarás convertirte

en el ejemplo digno de imitar.

 

Si fracasas

eludirás los incómodos escrúpulos.

Serás siempre falible

ahorrándote la excomunión del aprendiz.

Si fracasas no conocerás la máscara

ni la servil lisonja.

 

Cuestiona con escarnio,

nunca fabriques ni siembres nada:

ni un cariño, ni una sonrisa,

ni un hijo, ni un árbol

mucho menos un libro.

Y no dejes de disfrutar descaradamente

si una gallina se traga en dos bocados

al gusano inerme.

 

Se pusilánime.

Prostérnate ante este

y también ante aquel.

Erige gesto a gesto

un monumento al ridículo.

Apuesta siempre al gallo tuerto y cojo

al boxeador más desnutrido

al jíbaro de saco y corbata

al bacán que cambió su vida

por un trago de aguardiente

a la puta vientre de llanta

al desesperado que huye en la moto

dejando a sus espaldas

un reguero de amargura

al traficante de esperanzas

que nunca dice lo que piensa

al sepulturero feliz entre los infelices

al mercader de calificaciones

—él te garantiza la inutilidad humana—

al ángel negro y aterido

guardián de la noche en los pretiles

al desgraciado que aplaza

desde una sonrisa

hasta una cópula con ternura.

Sácale el cuerpo a la alegría.

Que sea tu única ley la anarquía.

Nada más honesto

seguro y confortable que el fracaso.

 

 

 

 

 

 

 

LA HERIDA DE LA HIENA    

 

 

“No tengo miedo de los espectros.

Sólo son terribles los vivos, porque poseen un cuerpo.”

Marguerite Yourcenar

 

 

6

 

Profunda, ancha, casi tibia,

extensa como la esperanza,

la zanja: un vientre de la tierra

de simetría exacta

para la comodidad de la muerte.

Si había alguno vivo

-pues la puntería también

se hastía-

había que bajar

y rematarlo,

a pesar del cansancio.

 

 

 

 

7

 

En la rodilla desnuda que besa la nieve

En la patada que confirma el rastrero destino

En la turbulencia de las manos

En la imprudencia de los fémures que aún aguardan

En  la piel que se desprende sin perdón

En la gota que no alcanza la boca

En los párpados que olvidaron el sueño

En las pulgas que saborean  la orgía de la herida

En la nariz que inhala la muerte disfrazada

En la carrera hacia el escondite inexistente

En el grito inaudible

Donde Joseph Goebbels consigue

El  sublime instante del  placer.

 

 

 

 

 

 

 

 

Datos vitales

Beatriz Vanegas Athías. Majagual, Sucre, (1970). Premio Nacional de Poesía Universidad Externado de Colombia (1993); Premio Internacional de Poesía Pilar Paz Pasamar de Jerez, España (2010); Premio Nacional de Poesía Casa Silva (2012). Ha publicado Galería de perdedores (2000); Los Lugares comunes (2006 syc Editores);  (2011, crónicas y reportajes, Ediciones UIS); Con tres heridas yo (2012, poemario Ediciones Caza de Poesía); De la A la Z Colombia (2012, poemario infantil, Editorial Everest); Ahora mi patria es tu cuerpo( 2013, antología personal de su poesía, Ediciones UIS) y el ensayo El canto de las moscas y la predicación sobre la violencia ocultada(Ediciones UIS)

 

 

 

 

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