Nuevos autores de Puebla: Santiago Pérez

Dentro del marco del dossier Nuevos autores de Puebla, presentamos tres ensayos de Santiago Pérez  Ha estudiado Arquitectura en CENTRO, Artes Plásticas en la UDLAP y actualmente  la carrera de Literatura y Filosofía en la Universidad Iberoamericana Puebla.

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Muertes en Siria
http://www.youtube.com/watch?v=l5MJ6xCCbFw
Son los cadáveres secos, las sienes dormidas por recordar. El muestrario público, escondido en almacenes virtuales vagabundea intercambiando fogonazos. Para acorralar y sentirse acorralado no son necesarios los vectores; la bipolaridad de la imagen, la oscilación sin valores.
El artificio sostiene a los recién llegados, las ecuaciones, resistencias y tensiones recolocan la mirada. El líquido amniótico nos recuerda del hogar cálido, el cuidado materno, involuntario, el pensamiento desplazado.
La urgencia erecta de la solidaridad, la voluntad fraterna de mantenerlos en este mundo, quince segundos de un deseo amansallado, anestesia platafórmica, instante de sosiego.
Alfombra humana de arquitectura violenta se ha montado el aburrimiento. Biocirculaciones bacterianas aniquilan el concepto de individuo. El intercambio de bichos entre metralletas es también la guerra química. La sugerencia de un horizonte inasimilable, ficticio por carencia de sentido biológico para el que está detrás de la pantalla.
La frustración en las fachadas del pensamiento sugiere los madrazos. Operaciones maquínicas, engranadas y aceitadas, muletas metafísicas donadas por el capitalismo cultural; la ONU desde el telescopio; la vida ha sido demasiada.
Los escombros armados de hormigón se reducen a la inevitable adinamia. El cese de las formulaciones sobre el asombro, no más misterio, no más vomito, no hay más resurrección. La muerte, que no es nuestra, despabila ante la pulsión, la voluntad moribunda sólo busca el golpe a su manera, no me mates, yo me muero.
Uno debe saberse el depredador, ante la guerra, el yo repartido en la experiencia. La imagen como campo operativo que tropieza involuntariamente, un accidente relacional, una exigencia imposible, una distancia a recorrer, una tecnología a reconfigurar.
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Boxeo
http://www.youtube.com/watch?v=U1s1r690ShY
Una ética experimental necesita de su indumentaria. Necesita voces entredormidas y ásperas que socorran el evento. Las pezuñas abombadas que intrometen con preguntas absolutas. El trueque de libertades calculado en la nómina, apuesta por el estado ecobiolinguistico de las figuras. Las patitas contemporáneas de una danza ritual.
El primer asalto imagina robos clandestinos de quijadas moribundas y sangre coagulada fuera de su estado ambiente de conveniencia. La guerra de aviones puñales dialoga en la densidad de la narración y se hila mediante regularidades arbitrescas que mantienen las intenciones bajas.
Tienen su código: pelear hasta caer y después de eso seguir peleando, ahora para levantarse. Fragmentada corporalidad digna de aplauso masivo, máquina ajustada para la debacle, para la sobreexposición de los músculos danzantes, para el sonoro rugir del cañón.
Justo llega la izquierda para organizar la victoria. Puños en huelga esperando la pérdida de facultades. La claridad del desatino, la distracción del futuro, la desconcentración vital.
El hombre de oro no es el que provoca la caída, sino el que, por segundos, roza el velo mortal, desatolondrado busca las cuerdas tensadas que delimitan el sentido. La vertiginosa neurosis de que el combate ha visto su final sienta las bases para una revancha precaria e infantil, poco calculada.
Superstición líquida, intercambio cósmico de carencias, espionaje anatómico del límite. El boxeo no es de quien lo practica,  es de quien lo comparte. Erguida en columnas tempestuosas, la caída es la lucha, los golpes la caída.
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Red Bull Espacio
http://www.youtube.com/watch?v=FHtvDA0W34I
Inflado como tal, partículas rebotadas, arrinconadas y afinables.  Las variaciones domesticadas agachan la efusividad, esta vez quiero hacerlo a tu manera. Encapsulado y encapsulable, monitorea su ritmo para saber si algo ha cambiado. Sin embargo, el acto repetido no aparece, vaya jungla improvisada pensada para flotar; el leve anhelo del aire por destruirse ante la piel que lo abandona, la suplica del prudente; todo menos la abulia.
El ejercicio aeróbico modula los pensamientos, desprendiéndose de la euforia colectiva se eleva como gesto volitivo que desaparece para desanudar la gravedad. A medio camino, la información se escurre de ordenador en ordenador y merodea por pantallas gemelas de laboratorios rivales.
Tres franjas antiderrapantes confirman el detalle, siente sus extremidades como fantasmas autoconstuyendo lo habitable. La escala manipula el aire, lo hace sentirse como una marioneta. La proporción se graba en la oscuridad densificada que ignora el violento ascenso rompeteorías, resiste el vuelo y el volador.
Dos barandales y un horizonte formulan la frontera a equilibrar. No es que no sepa que va a hacer ahora, se detiene para atrapar el sonido del espacio, detiene el culto rendido, golpea el simulacro, pretende lo real; el protagonismo espacial encapsulado en un segundo.
Ahora lo perturba ver el color blanco, la luz ensordecida, milagro del tercer estadío freudiano, lograr penetrar la Tierra, el goce erótico de poseer el desierto estrellado acentúa su condición cósmica. Siempre muy alejado, algunas capas de textil equinodérmicas evitan la pulverización, quisiera, como impulso cotidiano, violentar al universo, suicidio sin muerte, polvo, rizoma en potencia.
La pausa en la navegación aérea se da con escasas ecografías expulsadas desde transmisiones online, la lingüística espacial configurada a la distancia. Lo que se forma en el exterior ahora son los combates imaginarios del impacto, posibilidad de fósforo, formula matemática.
El gesto condecorado privilegia la transacción, algunos años de seguridad renegociada ante tan bien pagado comercial, el saludo medianamente correspondido entre 34.998.586 visitantes impulsa la aerodinámica. La focalización de mercado asegura el anhelo, corrige y optimiza la certeza de que su hazaña está reservada para la fortuna exclusiva.
El paso calculado, la cápsula calculada, el miedo calculado, la vida calculada y sin embargo, se mueve. La inflamación del fenómeno rasguña descaradamente la telaraña, aquí no hay olvido porque no hay cabida para la memoria. La caída sin vergüenza e imaginable penetra en el pensamiento, no es el acto lo que interesa a las ventanas, es la difusión mediática de la expectativa.
Desconoce el suelo, el mejor de los lugares posibles lo encontró en la caída. La anarquía indiferenciada del experimento construyó su estructura de la muerte idealizada: el fallecer distraído.
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Datos vitales
Santiago Pérez García nace en la Ciudad de México. Durante su último año de bachillerato distintas circunstancias de vida detonan su profundo interés por los procesos creativos basados en reflexiones sobre la fenomenología de lo cotidiano. En 2010 inicia sus estudios profesionales en Arquitectura de Interiores en CENTRO, buscando profundizar en la vivencia del espacio arquitectónico. En 2012 decide emprender un nuevo camino dentro de las Artes Plásticas en la UDLAP, centrando su atención en la conceptualización, pensamiento y producción artística. Al poco tiempo de establecerse en Puebla, decide iniciar en paralelo la carrera de Literatura y Filosofía en la Universidad Iberoamericana Puebla.

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