El ángel editor publica a Antonio Preciado

La editorial ecuatoriana “El ángel editor”, dirigida por Xavier Oquendo, ha publicado recientemente el volumen de poemas De lo demás al barrio de Antonio Preciado (Esmeraldas, 1941), un nombre insoslayable en la poesía ecuatoriana de la segunda mitad del siglo XX.  Su antología personal Con todos los que soy (El Ángel editor, 2012) recoge gran parte de toda su obra literaría. Presentamos aquí tres poemas sobre futbol.

 

 

 

 

EN LA CANCHA DE FÚTBOL

 

 

 

ROSENDO CUERO

 

Este poema pudo haber sido

de un solo verso:

¡Goooool!

y ya;

pero mi admiración,

que ha vuelto a la tribuna de bambú

a verle las proezas

en un partido del 49,

me obliga a recordar que de muchacho

por un tiempo lo tuve

como una pequeña inexistencia,

un duende negro

que en la cancha de tierra hacía maravillas

que mantienen al ya viejo recuerdo

hasta hoy sin parpadear;

pero que después supe

que era el mismo Rosendo,

el mismo Cuero

que vivía

un poco más allá de nuestro rancho,

al lado de la casa de don Eradio Klínger

y unas dos antes de la de los Cevallos,

frente del sindicato

de los estibadores del banano

que exportaba la Astral,

y que era el mayor

de los hijos de doña Marceliana,

esa señora delgadita,

dulce,

que en los ojos

tenía equivocadas dos sonrisas,

y en la boca,

visible,

el último bocado de una dura oración.

Es decir,

descubrí que él era cierto,

que hasta contestaba mis saludos,

que ese buen señor que andaba

con pasos cortos,

suaves,

y la cabeza un poquito ladeada

quizá por la humildad

era el mismo temible delantero

de los rosendos goles,

que saltaba por dos

y en faltas evidentes a la estricta

ley de la gravedad,

que nunca árbitro alguno

le pudo sancionar,

permanecía arriba,

de espaldas,

esperando el balón,

para infaliblemente colocarlo en la red;

o en esas ocasiones

en que no se veía

más que una zigzagueante polvareda

que pasaba de largo

llevando la pelota hasta dentro del arco,

y por cierto,

era él:

¡goooool!,

¡goooool!.

 

 

 

 

 

 

VIEJO LOLO

 

Yo solía bromear

diciéndote

que un tiro al gol

no era lo mismo que el de la escopeta

que habías olvidado

cuando entraste al estadio

siguiendo el griterío de la gente

creyendo que era el canto de muchas guacharacas.

 

Pero tú en realidad te viniste del monte

y te anclaste en los barcos bananeros,

para que tus hijos no tuvieran

tan solo un crecimiento;

y nunca me contaste cómo fue

y en qué momento

de los trajines del sudor al pan

que el fútbol te sedujo

para que en los tres cuartos de la cancha

impusieras un cerco de capricho,

duro,

seguro que con algo de los troncos

de las maderas finas,

cercanitos,

que crecieron contigo desde que eran pequeños.

 

“Lolito”,

Viejo,

mi mayor,

mi amigo,

tu “Antuco” aquí te escribe un monumento

(por supuesto que estás riendo a carcajadas),

con un racimo de banano al hombro,

un machete en la mano

y un balón asombrado,

de los que en uno de esos sobrehumanos momentos

llegaste a detener,

que se queda a tus pies

siempre guardándote

un profundo respeto.

 

 

 

 

 

 

“LA AMENAZA VERDE” *

 

 

 

Viene conmigo aquí la poesía

y entre el cariño popular se pierde

brindando ufana, como cosa mía,

en homenaje a “La Amenaza Verde”-

 

Y es que a la poesía le es posible

sentir con el poeta y con la historia

más venerable lo que fue invencible,

si se han encanecido sus victorias.

 

Vino el verso a aplaudir vuestra presencia

y aplaude sin cesar, pero a la larga,

emocionado rima con la ausencia

de Rivas, de Mesías y de Vargas.

 

Con la emoción la poesía flota,

y en su sentir, que a devoción se ensancha,

cree que mi corazón es la pelota

y que Barrio Caliente es hoy la cancha.

 

 

 

 

 

* Por concordar con el espíritu de la sección “Barrio Caliente” del poemario, se publica este texto, escrito en mi adolescencia a propósito de un gran homenaje que el Barrio tributaba a la aguerrida selección provincial de fútbol aficionado de Esmeraldas, llamada en el país “La Amenaza Verde”, en alusión a sus triunfales campañas en las que conquistó varios campeonatos nacionales, así como al color de su uniforme. El equipo estaba integrado por una mayoría de jugadores barriocalenteños.

 

 

Datos vitales

(Esmeraldas, 1941). Ha ejercido los cargos de rector universitario, Embajador ante la UNESCO, en París, Ministro de Cultura y Embajador del Ecuador en Nicaragua. En 1965 obtuvo el VII Premio Nacional de Poesía “Ismael Pérez Pazmiño” del Diario El Universo de Guayaquil y en 1967 el Primer Premio en el Festival Nacional de las Letras, Universidad de Guayaquil. Ha publicado doce poemarios, entre los que figuran: Más acá de los muertos, 1966; Tal como somos, 1969; De sol a sol, 1976; De ahora en adelante, 1993; Jujuto, 1996; De sol a sol, 1992; De boca en boca, 2005 y De par en par. Figura en las más importantes antologías de Ecuador y el mundo. Ha participado en importantes eventos literarios en Norteamérica, Centroamérica, Sudamérica, Las Antillas, Europa y África. Poemas suyos se han traducido al inglés, francés, rumano e italiano. Se difunde internacionalmente un documental sobre su vida y su obra realizado por la UNESCO, la Universidad de Veracruz y “Ediciones Pentagrama” de México, D.F. Su poesía es materia de estudios en universidades de los Estados Unidos de América, Su antología personal Con todos los que soy (El Ángel editor, 2012) recoge gran parte de toda su obra literaría.

 

 

 

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