Presentamos algunos textos del poeta, editor y reseñista literario César Arístides (Ciudad de México, 1967). Ha publicado los libros de poesía: Umbrales de la rabia y la convalecencia, Murciélagos y redención, De la vida retirada y Thomas Bernhard despierta en su tumba sin nombre, entre otros. Ha sido becario de poesía en el INBA, el Programa Jóvenes creadores del FONCA y desde 2005 pertenece al Sistema Nacional de Creadores de Arte.
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Fotógrafía: Fernanda Gutiérrez Kobeh.
MATINAL
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se adormece la luz sobre edificios
acomoda su nostalgia en puentes
árboles asombrados y en los charcos
un tenue dolor dibuja la añoranza
con el rostro de una carta enferma
el gesto de una mujer que te abandona
y su risa hermosa de tijeras radiantes
la luz polvorienta sobre nuestros cabellos
arde en el frío de la memoria
perfecciona nuestro semblante quebrado
las pupilas rendidas en marea de oscuridades
y los labios los estúpidos labios desiertos
con el miedo febril de no decir jamás los nombres
cae luz sobre indulgencia de flores moradas
y grandes ventanas que resguardan el ensueño
la luz juega con el entusiasmo de los niños
se asoma al quicio de una casa y recibe en sus brasas
el presagio de un día nuevo que no sabe de amarguras
ni de anhelos preclaros en la sonrisa del suicida
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MADRUGADA
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al fin la lluvia dejó su entusiasmo para otro día
el olor a hierba cansancio y fractura
refrescan indolentes mi habitación
la noche es un ladrido lejano
el rumor de un recuerdo besado por telarañas
estoy solo en esta madrugada dibujada por el frío
asomado a la ventana con la duda de arrojarme al vacío
o escuchar la música dulce de Albinioni
el piano lobezno de César Frank
mi rostro es máscara de ciudad vieja
coronado por la seda del alba
un gato me mira desde la rama de un funeral
la botella del cielo se estrella en un muro
y las flores abren los ojos a la luna pensativa
para de inmediato volver al desvelo del jardín
ahogadas en la fogata de su propia caída
perdidas en los estanques rendidas en las pisadas
flores moradas escriben cartas al silencio de las baldosas
rezonga un camión y un hombre de periódico mojado
siente de pronto la cruel necesidad
de llamar a una mujer y decirle te amo
pero mira el cadáver del reloj y siempre sabe
que para todo es demasiado tarde
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QUEVEDO
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ese bárbaro gandul iluminado en la patraña
legó a los reprimidos putañeros y palurdos
el filo glamoroso de su pluma de alelíes y venenos
los besos radiantes con su navaja celestial
en jardines del infierno y bóvedas de lumbre
murciélago en la corte y férvido funámbulo
malabarista del averno para trastocarlo en ensueño
trozarlos en señuelos y torcerlos y tensarlos
gravitó su alma en pene por palacios
redimió su lengua de dragón atroces conjeturas
ínclito roedor de lupanares y lóbregas bibliotecas
su ceño fruncido drogado por los libros
ultraja y alaba con rancio centelleo
este bribón lapidario lúbrico y cínico
espasmo de ira fatídico y letífico
Francisco de Quevedo laboratorio de infamia y paradoja
nunca jugó futbol no tuvo en su pluma de trueno
la sutileza salvaje del balón el estipendio que se ofrece
sus piernas de arco iris sin venablos no gozaron
el requiebro del balón más allá de la suerte
sin duda hubiera despreciado los punzones de la carne
por los marivinos metafísicos del gol tempranero
triste ese Quevedo porque no jugó futbol en la corte
y desde el tártaro se burla el muy cabrón
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PENALTI
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elegancia indolente en lienzo de turbación
gárgolas querubes y vándalos encarcelan el aliento
James Joyce acomoda la esfera en la sombra blanca
con el único ojo libre liebre de hoja metálica
no ve la cabaña ni al auriga en celo
cíclope de verbo se desbarranca en vía láctea
descubre más allá de helados pergaminos
una nube preclara que surge del prado
Molly llora acurrucada en brazos de un fanático
la niña desde el risco en ese momento ahogado
tiene un morado presentimiento de gaviota
Joyce camina lento hacia atrás con la barbilla yerta
aunque no ve nada ni el balón que tiene miedo
escucha el chillido filoso del murciélago
duda si volar contra la esfera duda solo
es el ágrafo más miserable de la pradera
apenas mira el tejado al súcubo que lo resguarda
lo que araña su pupila es bruma sobre niebla
James Joyce se detiene a unos pasos del esférico
cuánto garbo en esa estela que al momento del balazo
convierte el estallido en una mariposa violeta
una parábola suave de pelota que cimbra la añoranza
entonces el murciélago señala el medio campo
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JUST AS EVERY COP IS A CRIMINAL AND ALL THE SINNERS SAINTS
AS HEADS IS TAILS JUST CALL ME… THE ROLLING STONES
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a Felipe, Erik, Javier, Juan,
Juan Marcos, Erik Roberto y Fernando:
Stoneds de mi adolescencia
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aúllan las anfetaminas en los sótanos
iguanas lascivas en el júbilo del cementerio
sus bocas de lava remuerden la noche
retumban sus dardos en miradas cerúleas
relámpagos tercos en vulvas y tráqueas
erizan la queja la gruta y el trueno
eléctricos soles encarnan lo oscuro
la bruma filosa la espalda del miedo
fractura de seda gemido al barranco
es hora enervada del pálido rito
y cuando al fin gemido las rocas crascitan
las nubes violetas dibujan los cuernos
el cielo es requinto de hielo en la fiebre
y ninfas pasmadas que navegan la hiedra
dónde las esquirlas y la luna anaranjada
en qué crepúsculo beben las dagas sortilegio
si el amor es un perchero esquizofrénico
cuando la música tropieza en sus fisuras
ronda en el mareo la cadera del recuerdo
así la voz desbarrancada en los presagios
destaza el terciopelo de la nostalgia
el ronco gemido resbaló por calabozos
susurro quebrado es bengala noctívaga
vodka sin daga en la piel de la alborada
cuando al fin el lecho es un pantano
y las mortajas entibian a los cadáveres
gruñen los espejos a los pétalos trabados
se desboca el piano lame los barrancos
eleva sutil su aldea de perdularios
árboles de lumbre que deliran en lo obsceno
han pasado cinco décadas de truenos
turbas raspadura y torbellinos
jeringas en la duda alcoholes en los muslos
y la vida es ansiolítico de moscas
han pasado las sirenas condolidas en el humo
los escombros son un rostro en la distancia
oda huesuda que invoca el rasguño de la cocaína
aletean sobre tambores los espantapájaros
y un latido volcánico de criptas
de gusanos tornasoles en el celo
eleva su cantata para duendes y cerezos
su danza troquelada por la rabia
saben los reptiles que son anhelo sucio
indolencia azul mecida en la botella rota
donde colmillos audaces dibujaron resplandor
son mueca hastiada de alcohol viejo
lo saben en cada canción despeñada
brebaje espeso que aturde a calaveras
en días de lluvia azoro y ventanas irascibles
son alfiler helado sobre el musgo del vientre
rumor de sapos zafios en zafiros y zumbidos
degradan la promesa calcinan el silencio
son vinagre helado en labios de la melancolía
las satánicas majestades vestidas de dragón
son cinco décadas de fulgor intoxicado
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BASILIQUE DU SACRÉ COEUR
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sagrado corazón abre su llama
magnífica a los témpanos del alma
podrida despojada de la calma
y el gusto por la luz que nos inflama
repican las angustias en el cielo
los pájaros acaso son oficio
divino de las naves el suplicio
transforma las plegarias en deshielo
transcurren los demiurgos y su lumbre
delgada nos anuncia diligente
el júbilo de inciensos la ceniza
contrita en las pasiones soledumbre
de párvulos maduran el paciente
milagro desmayado en la cornisa
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CIMETIERE DU PÈRE-LACHAISE
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las criptas son las voces de los cuervos
indolentes en la brutal morada
de huraños testaferros y su amada
cofradía de miserables ciervos
hundieron cornamentas en la noche
fracturada del lobo mendicante
domado en el vestigio alucinante
sepulcral con su pávido derroche
los árboles mecidos por quebranto
avistan con su garbo silencioso
efigies y pregones congelados
invocan el preludio del espanto
en tumbas de perfume malicioso
y sueñan con los besos lapidados
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Datos vitales
César Arístides nació en la Ciudad de México en 1967. Ha publicado los libros de poesía: Umbrales de la rabia y la convalecencia, Murciélagos y redención, De la vida retirada y Thomas Bernhard despierta en su tumba sin nombre, entre otros. Ha sido becario de poesía en el INBA, el Programa Jóvenes creadores del FONCA y desde 2005 pertenece al Sistema Nacional de Creadores de Arte. Es editor, reseñista literario y, cuando puede, juega futbol rápido en la temible escuadra de Expeditos.