Esbozo de Tauro, obra de Elizabeth Delgado Nazario

Presentamos una pieza dramática de la poeta y ensayista Elizabeth Delgado Nazario (Cuernavaca, Morelos, 1981). Ha recibido el Premio Nacional de Literatura Luis Cardoza y Aragón para Crítica de Artes Plásticas en 2005 y el Premio Nacional de Poesía Ignacio Manuel Altamirano en 2010. Recientemente fue becaria del Encuentro Regional de LiteraturaLos signos en rotación 2014 del Festival Interfaz de ISSSTE-CULTURA, en Acapulco, Guerrero.

 

 

 

 

 

 

 

Esbozo de Tauro por Elizabeth Delgado Nazario

 

Escenografía: El salón de un billar con iluminación necesaria para ocultar el rostro verdadero de cada actor. En el fondo un gran espejo opaco. Una mesa en el centro y dos sillas al lado. Flora, apenas aficionada a los intentos de suicidios, platica con un personaje indeterminado, se adivina que es un hombre cubierto de nieve el rostro, la cara apenas simulada por su silueta nos prevé la existencia dudosa del hombre. El hombre está vestido con una larga túnica blanca. Ambos de dos décadas y unas canciones más de existencia.

Escena única del acto único del intento 21. Flora, con legajos en la mano, escribe y borra casi al instante lo que se impregna en el papel. FANTASMA le otorga sucesivamente lápices de varios colores. Flora los recibe pensativa. Flora permanece sentada y  FANTASMA parado a su lado.

Flora: La esquina se abre justo cuando los nombres se desvían.

FANTASMA: No pronuncies los nombres para no vaciarlos de sí mismos.

Flora: Cada letra se desdobla para alargar el sentido de lo dicho. Tantas capas vacías reflejándose en abismos, en dibujos que saben salir a burlarse de la “realidad”. Cuando el que sale de la habitación eres tú, sin reflejar la otra vida del espejo.

FANTASMA: Si sales es para no irte, para no huirte.

Flora: Descansemos de abismos, designemos las letras con las que no habremos de jugar.

FANTASMA: ¿Cuál es el primer nombre que me vas a inventar?

Flora: El que se revele a tu espalda.

FANTASMA: ¿Cuántas letras necesitas para no decirme?

Flora: Tu nombre es distancia que no contiene la sonoridad del mar. Hijo de Tauro ocultándose en la niebla verde del silencio.

FANTASMA: No me presentes con otra vida, la que ahora tengo no basta para hacerme eterno.

Flora: ¿Buscas el tiempo?

FANTASMA: He de buscarlo para mentir a cada una de mis muertes. (Ofrece a Flora un lápiz naranja)

Flora: (tomando el lápiz que le ofrece FANTASMA) El color de un atardecer nos recoge las cenizas. El próximo abril te guardará las ansias de no volverte atrás cuando te haya atrapado lo que ha de serte irresistible.

FANTASMA: En la caída abro los ojos, es cuando el tiempo se extiende más allá de lo cotidiano.

Flora: Es cuando nos encontramos, tu nombre en el vértigo, en el sitio ausente de un boleto extraviado, el rincón que esperaba a otro con tu nombre.

FANTASMA: Posibilidad de ser dos o tres, ¿cuántos nombres puedes poseer?

Flora: Si poseyese los tuyos, tendría una cara para cada aventura. Sería yo con mis nombres no buscados, con las caras que oculto al frío y al sol.

(FANTASMA regala un lápiz lila a Flora. Ella lo toma, incierta).

Flora: ¿El lila es el color de tu nuevo nombre?

FANTASMA: Píntame en arcoiris si quieres descifrarme.

(FANTASMA extiende los brazos, uno hacia su derecha, otro a su izquierda, de cada lado entra un personaje parecido a él en su vestuario. La misma cara pintada de blanco, pero uno de traje azul agua, y otro de lila suave. El fantasma azul será 1, el fantasma lila será 2 El fantasma 1 tendrá voz de hombre, el fantasma 2 se escuchará como mujer.)

Fantasma 1: (a Flora) ¿Me extrañas?

Flora: Extraño tu mirada al otro lado de la luz, la más intensa de todas las sombras, la clepsidra que no guardó el ruido de un invierno.

Fantasma 2: (se acerca a Flora, cerca de ella habla, mirándose ante un pequeño espejo que sostiene entre las manos). “Para ser dos hay que ser distintos”.

Flora: El lila puede ser el color del ahogado, el náufrago que arrastra su cuerpo por lunas y lunas.

FANTASMA: (sonriendo y haciendo muecas) Ya ves, las sorpresas muerden antes de ser ciertas.

Flora: En todos tus rostros se confunde la voz que se asoma para aclarar el misterio, en un eco que sólo alcanza a dudar.

FANTASMA: ¿Necesitas un color para lavarme el verdadero rostro?

Fantasma 1: (a FANTASMA) Tu nombre lo conoce, se puede leer mejor en las travesías, si cuentas con labios trémulos, si no cuentas con más palabras que los vecinos adioses.

Fantasma 2: (a todos) A dioses y adioses. Sólo nos conocemos por las migajas dejadas en otros rostros.

FANTASMA: (a Flora) No adivines cuando salgas a la calle desvelada, con la visión de una noche moribunda.

Flora: No lo haré mientras no salga del laberinto de tus letras.

El Fantasma 2 juega con una baraja.

Fantasma 2: Aquí está la carta de la sima. Alguien doblando el nombre sonríe, se quita el disfraz para quedar como un ciego más, complacido ahora que su mirada comparte la visión de los otros, como yo que soy más otra que ellos.

Flora: (a FANTASMA) Háblame al otro lado de la quimera, donde tu respiración queme las mariposas, donde se pulvericen soles detrás del delirio.

Todos se toman de la mano, formando un círculo. Flora está al lado de Fantasma. Los cuatro personajes danzan. La música recuerda a una canción escocesa. Mientras giran, cada vez que habla algún  personaje es llevado al centro del círculo.

FANTASMA: Formamos el mismo círculo del sol que se lleva nuestros pasos.

Fantasma 2: “Para escapar al otro lado de la noche…”

Fantasma 1: basta mirar una manzana hasta llegar a su espejo en infinito…

Flora: hasta deshacernos de su espejo.

Fantasma 2: hasta hacernos en su espejo.

FANTASMA: hasta ser su espejo.

Flora: (a FANTASMA) Dejaré escapar tu nombre como espuma flotando sobre un ataúd en el umbral de la palabra.

FANTASMA: Y sin embargo, siempre volverá al silencio.

Flora: He recuperado tus palabras, como latidos inciertos de ciertos pensamientos. Las digo con otras voces, con sonidos que apenas recordaría un sordo. Las dicen los otros y los otros.

Fantasma 1: Desvanecido silencio a gritos, escribo, remo y describo…

Fantasma 2: ruinas como una luna fragmentada…

Fantasma 1: lejana, donde nunca llego…

Fantasma 2: ausencia del líquido que se forma tras la forma…

Fantasma 1: camino entre la espesura tropical, selva…

FANTASMA: “parcela” de mi palabra favorita remando tu nombre…

Flora: disgusto terrible, particular…

FANTASMA: semi-abierto el ojo por donde la luz no se nombra, se vence.

Los personajes paran de bailar. Deshacen el círculo. Cada uno ocupa un espacio diferente. Flora quedará enfrente de FANTASMA. Fantasma 1 y 2 estarán sentados, mientras que Flora y FANTASMA conversarán parados.

Flora: Tu nombre se queda detrás de la sombra.

FANTASMA: Su silueta estará encadenando palabras que de nuevo sueñan con el mar, uniendo miradas, hundiendo lunares imposibles.

Flora: No te encuentras cuando llegas al punto infinito.

FANTASMA: A veces la memoria se vuelve metáfora del pasado.

Flora: Y sin embargo, seguimos tocándonos, para no diluirnos tan fácilmente en las cenizas de los rostros pisados por los otros creados por los mitos de los otros  que se asoman en el espejo de los otros que bañan a los otros que limpian las ojeras de los otros que nos recuerdan la fotografía de los otros de los cafés olvidados por los otros hijos de los otros que nos dejaron al otro lado de los otros con sus enfermedades y vicios que provocan alergia en los otros.

FANTASMA: (cruza los brazos) Enfermedad es no tener sabor en la boca, es escribirme para esperar que no te conteste, para esperar el desierto con cara de amapola, para enterrar en tu tumba las lilas de los amantes no deseados y también deseados.

Flora: Sé contar el color y número de lunas, aires, jaulas, estrellas de mar, raíces antiguas, pero siempre escribo un solo nombre por el número que no recuerdo de amantes.

FANTASMA: Enfermedades de vientre, veinte y sal. Nuevos y nueve desmayos en tus años.

Flora: Tal vez no son nueve los nombres  (y hombres, mujeres, a-dioses) que he delirado en las noches, pero esta enfermedad de ser en sed es la caída que me abandona más entre tus brazos. Sé algunos nombres, pero otros los he herido entre las huellas de caracoles que ya no regresan del mar. En fin, acabada en tan pocas letras, sin haber escrito tu nombre real.

FANTASMA: Regresas al mismo lugar, pero, ahora con tu traje de mimo, el mismo desgarrado y vencido, con los cabellos de viejo adicto, con tacones vagabundos. Regresas porque salir cuesta la vida.

Flora: Contando historias me desvelo y cobro el velo a los transeúntes extraviados de ojos y de pasos.

FANTASMA: Sólo mirar por tus ojos, lo que deseas es enterrarte en un suburbio, en cualquier cosa que parezca caliente y vacía de vida.

Flora: Yo, tan corta como dices, entonces digo y miento a mi misma sombra, a mis cabellos de huida, a otra voz tan incierta como falsa, a mis nuevas masturbaciones por teléfono y fotografías, a nuevos rostros de papelitos… En fin, a todo lo que ya te imaginas, con un nuevo libro de poemas y poemas que siento y se recitan solos por las noches, faltas y ajenas, que me susurran entre las sábanas, y entonces busco más, y entonces empiezo a hablar:

Fantasma 2: (como si dijese para sí, pero en voz alta.) ¡Cómo yo! (a coro con Flora, ambas hablan casi gritando.) me entendés, sos tan ingenua para pensar que soy como vos, pero mejor sabés que me encuentro entre tu risa y entre tu sábana fría.

Flora: (hablando ya a una voz.) (a FANTASMA)  Ahora ya no te busco, ya no quemo cigarrillos con mis labios a tu nombre.

Fantasma 1: (a Flora, con tono de susurro) Las mentiras cambian de manos, devuelven sus mil caras, héroes de regreso sin partida.

Flora: Los muertos sólo repiten los nombres…

FANTASMA: Y sin embargo, no los alcanzan.

Flora: Como raíces que no conocerás.

FANTASMA: Como noches de opio alejadas del pan, como tu piel agrisada, que se mantiene de luz para ciegos.

Flora: El jardín de los ciegos, el pequeño atardecer de los juegos, de los martes que son vacaciones de los viernes.

Fantasma 2: Como la jaula para muñecas, como la guardia de un solo ojo.

Cambian de posición. FANTASMA y Flora se alejarán entre sí, y detrás de ellos, como sombras, estarán Fantasma 1 detrás de FANTASMA, Fantasma 2, detrás de Flora.

Fantasma 2: (a Flora, hablando como si fuese su conciencia) Puedes hablar, prepararé la lenta iluminación –inanición-, memorial de desmemorias. Grifos de aguas rotas, caballitos de mar desposeídos de su reino. Suave avatar de tambores evaporándose. Pero, escucha: el loco genio se desconcentra y su creación es un enamorado de estúpido mirar.

Flora: Temblaré con mis palabras como el sonido de un respiro entre la lenta inclinación de hojas de un papel querido. (a FANTASMA) Recorreré tu nombre como agua que contempla su sed, que llega lentamente y quiere cambiar las letras.

FANTASMA: ¿Qué escribirías para mí? Una obra de mil páginas como de mil caras, como un año para cada máscara, como una herida para cada cuerpo. Tu despedida en silencio restauraría mi regreso.

Flora: La perfección de la rueda sería que ya no regresara lo que se ha llevado en su errancia.

Fantasma 1: Así como la perfección de la gravedad sería que todo nombre caído en la memoria se recuerde sólo en cada estación de lluvia.

Fantasma 2: O más aún, que los muertos que suben reconozcan el camino para bajar.

Flora: Anudando a gritos la noche, he de permanecer despierta, con el espejo abierto y el maletín a cuestas.

FANTASMA: La despistada abrió una puerta que ya tenía ocupado el vacío con el vacío.

Fantasma 1: A veces es necesario olvidar lo que nunca se tuvo en la palma de la mano, o escondida en la carta del mago.

Fantasma 2: “Si no vino es porque no vino”.

Flora: Si no canto es porque impera el silencio como escenografía antigua, como marca de madera, como la luz en marcha, como la noche hacia la noche, como mi búsqueda a la vid trasnochada de tu nombre.

FANTASMA: Como mi ausencia que nunca aceptas.

Flora: Como el pájaro herido que sigue confundiendo las nubes con el cielo, sus delirios con los de un ángel, su canto con las profecías etéreas. En el espacio de tu nombre corren y se persiguen diversos nombres.

Fantasma 2: ¿Será caso el “lugar donde todo es posible”?

Fantasma 1: Como ya recita la vieja canción de boca en boca, de letra en letras que anida en bares que alejan el dolor (bailando):

“De sobra sabes que eres la primera” pero, “y sin embargo”…

Flora: (a FANTASMA) ¿Recuerdas mi pregunta de cuántos “sin embargos” contabas en tu vida?

FANTASMA: (con tono de fastidio) Sería como colgar una estrella nueva a la noche con cada muerte de la memoria, como sembrar lilas cada luna nueva.

Fantasma 1: (saliendo al frente de la escena, con tono de olvido, como si explicara la situación)  Y ampliándose va esta carta que comenzó como un humo en la garganta, con una pequeña dedicatoria escogida días atrás: “porque amores que matan nunca mueren”.

Flora: El polvo se va estancando en cada parada del tranvía, como los sabores de la noche anterior que aún resuenan en el paladar.

FANTASMA: ¿De qué color cubrirás tu espejo?

Flora: Del color de la caída, del color de la voz que escuché a mi sombra, del sonido del poema no escrito, de tus cruces y despedidas, cual guión de fantasma que se aleja de su nombre.

FANTASMA: Si no te ocupas de mi nombre, ¡desdóblate!

Flora: Así tendré una estaca a la que asirme.

FANTASMA: O para clavarte con misa poética.

Flora: Que mi muerte sea una carta dirigida a ti. Sólo así podré descansar, si con mi muerte se olvida todo lo que eres.

Fantasma 2: En la noche se agitan los dobles como barcos amarillos que se van llevando la voz, como gaviotas en su miseria desértica, como mar que nunca se acercará a su sed, como espejo que nunca será el mismo.

FANTASMA: Hablemos de un tema menos silencioso: la muerte.

Flora: ¿Para que yo sea la que atrape alambres y alumbre a los esqueletos, finos de límites, escarchados en sus umbrales?

FANTASMA: Nunca podremos distinguir entre un cadáver azul y entre el cadáver de tus muertos.

Flora: (a FANTASMA) ¿Qué distancia se abre de mi lila a tu sed?

Fantasma 1 y Fantasma dos platican aparte, como si remedaran la conversación entre Flora y FANTASMA.

Fantasma 2: Hasta el recorrido de un barco por la mar se desgasta.

Fantasma 1: Mientras ella va cosiendo paraísos en su espalda, pájaros fugaces, heridos en su sombra. Va nombrando el camino de las estrellas. Ella muere por sus visiones, por poseer la voz del pájaro.

Flora: Hoy recordé dos palabras escondidas en tu costilla izquierda. Recordé que hay muchas formas de morir: morir a ciegas, persiguiendo a la luna como a un perro, escuchando el sonido grave que desangra a la nieve, morir con una o con mil pieles bajo o sobre el cuerpo, morir amando, morir en fuga, en vacío, en imaginario, en carne y letras. Pero el lado negativo de la muerte es morir sin destino, sin memoria que te guarde.

FANTASMA: Si es difícil recordar los besos dados, es más precario el recuerdo que se tiene de su propia muerte.

Flora: El ojo se queda pequeño después de una imagen falsa.

Fantasma 2: (a Fantasma 1) Pero vos no sos falso, ¿lo sabés?

Fantasma 1: No eres más falso que el dios que se guarda debajo de mi cama, no eres más falso que un califa de las mil y una noches, más cercano que un ojo de ámbar.

FANTASMA: Todo arde en aridez donde la luna estalla. Todo te espera en un tren desesperado, en la oscuridad de los gatos.

Flora: Todo hace apuntes sobre mí, como la luz asesina proyecta sus miradas en este cuerpo enviciado, envinado, entintado.

Fantasma 2: Ex-tinta volando hacia la destrucción del pez, para recordar que la destrucción hace los sonidos más intensos.

Flora: (a FANTASMA) Cuéntame tus días y mis días. Pues ahora que me he bajado por mis sombras, despacio, descendiendo cada una de sus letras como escaleras que se forman en doble espacio no sé de mí ni de ti. La traducción de mis imágenes me ha llevado lejos, sin percibir su verdadera respuesta.

Fantasma 1: El amante siempre lleva un cuchillo entre su corazón y sus  labios, y sin embargo, hay tanta distancia entre éstos dos.

Flora extrae un papel que parecía escondido entre los papeles que pintaba. Es un poema que entrega a FANTASMA. Es una pequeña hoja que parece antigua.

Flora: Besaré el suelo por donde pases en mis poemas.

FANTASMA: Regresas al masoquismo de preguntar por mi nombre, de escribir mi historia.

Flora: Aunque tu nombre lo repita y lo escriba, nunca estará dicho. He hablado con tu nombre que sobrevive en mi boca, pero no se han abierto las puertas del abandono. El eco de las memorias que dirige el mar ha escrito con los gestos de mis manos. Cuántas veces he invocado tu rosario de tatuajes y he regresado con las manos impresas de lunares vacíos.

Fantasma 2 se acerca a leer el poema que FANTASMA sostiene entre las manos, con una extraña dicción, lee el principio del poema.

Fantasma 2: “Dicescui-darde-mí-enmispesa-dillas Cuandono-eresel-due-ñodemis-sueños”…

FANTASMA: Necesitas escuchar mi nombre cuando la oscuridad lo susurra.

Flora: Es sólo en la noche cuando las letras respiran mejor; tu nombre, compuesto y descompuesto en mis sílabas, apenas pronunciado por la niebla del tranvía que regresa retardado. Dejarlo caer en el vértigo del sonido sería hacer aparecer lo artificialmente oculto. Es la iluminación profana de mi verso que lo deja aún opaco en mi tinta. Y sin embargo, sigo en la necesidad de asirlo, de tenerlo y detenerlo por un instante de mariposa, por el corazón huido de los espejos. He llorado con toda mi lluvia, hasta aquella que había olvidado en los días de invierno.

Fantasma 1: (a Flora, con melancolía) Hoy, como siempre, tendrás que restar un día, ocultar tu cuerpo en las palabras o las palabras en el cuerpo, como heridas más cercanas, cada vez llegando más al fondo.

Flora: A veces creo que este cuerpo es de otra, aquella que quiere rebelarse y resbalarse en sombras, aquella que disfruta el dolor, incluso desconfío decir “mi dolor”, pues es tan mío como de ella, sólo que a ella le produce placer.

FANTASMA: Planeas morir como un disimulo, como un desmayo, morir sin pruebas, sin palabras anexas, morir con dos nombres o tres ataúdes. En fin, morir por fin en la tierra o sin ella, sin idioma en la lengua letra por letra, morir conjugada en todos los tiempos y para siempre. Amén.

Flora camina hacia el lado izquierdo de la escena, como queriendo romper el grupo. Los tres personajes la perseguirán con palabras.

Flora: Para qué morir yo y otra, si siempre es al mismo lugar: a ti. Sin haberte nombrado vuelvo a ausentarme. He dejado de escribir sin poder perpetuar cada una de mis desviaciones. Hasta ahora no podía descomponer la cera que limitaba mi mirada de bruja.  Me he ausentado…

Fantasma 1: En besos de fantasmas…

Fantasma 2: En pieles de pájaros….

Fantasma 1: En lenguas extranjeras….

Fantasma 2: Y vos te ausentás más si nos sabés por qué te vas.

Flora: Ausentarme desde dentro.

FANTASMA: Te acuerdas del verbo yendo en gerundio, el juego de palabras que tiene la vida, de su-vida y de baj-hada me ando y yendo.

Fantasma 2: ¿Te suicidarás frente a un espejo?

Fantasma 1: Podrás matar los personajes, pero no la historia.

Flora: ¿Y qué cuenta más? ¿Y quién cuenta más?

FANTASMA: De rostro oculto es tu deseo.

Los 3 fantasmas se acercarán a Flora. Los cuatro personajes miran al gran espejo que estará del lado izquierdo.

Flora: No, lo puedo imaginar viéndolo.

 

 

 

 

Datos vitales

Elizabeth Delgado Nazario (Cuernavaca, Morelos, 1981). Ensayista y poeta. Doctora en literatura, CIDHEM, 2012. Libros: Los nombres que caen, Unicedes, Morelos, 2003. Las palabras en la obra plástica de Cisco Jiménez, FONCA- CONACULTA-Eternos Malabares, Morelos, 2010. Artrópodos y otros cuerpos, IMA, Guerrero, 2010. Premio Nacional de Literatura Luis Cardoza y Aragón para Crítica de Artes Plásticas 2005. Premio Nacional de Poesía Ignacio Manuel Altamirano 2010. Becaria del FOECA, Morelos en 2006 y 2010. Ha publicado ensayos en revistas y periódicos como Punto en línea, Casa del tiempo, La Otra y La Jornada Semanal. blog: veintiunletras.blogspot.mx

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