Poesía joven de Ecuador: Jorge Luis Bustamante Álvarez

Presentamos algunos poemas de Jorge Luis Bustamante Álvarez (Quito, 1994). Estudiante de Psicología Clínica en la Universidad Politécnica Salesiana. Colaborador de la revista Utopía. Cofundador del grupo poético «El tornillo» y autor de Histeria y otros delirios (El ángel editor, 2014).

 

 

 

 

 

Circunstancias

 

La palabra olvido está inscrita en el lenguaje eterno
de las miradas vagabundas,
la palabra amor son solo distintos arquetipos que mezcla la razón,
retazos de vida que conforman adioses condenados a la cantera de lo eterno.

Y así paso la noche,
discutiendo al ras de tu sombra,
tu eternidad emancipada del tiempo:
esta circunstancia de ser.

Querida, hoy no hay final.
Las cosas dichas ya no son “lo nuestro”
la palabra repetida,
la culpa que decanta en nuestro ombligo.

Hoy tan solo somos extractos de una obra repetida
de un guion eterno
siempre oculto tras bambalinas.

Hoy ardemos en la luz del ocaso
somos tan solo recuerdo.

(De Histeria y otros delirios, 2014)

 

 

 

 

 

A veces el sexo…

 

Qué difícil es recuperar el aroma propio cuando estuvo impregnado en el cuerpo del otro.

A veces el sexo puede ser burdo
y sin sabor,
como los ramajes sacudiéndose sin compas
alienados por el huracán,
movimientos paroxísticos sin pasión
desafinando el diapasón,

A veces el sexo es el puente para crear una nueva soledad,
cuando los cuerpos se desprenden con agitados suspiros,
hallándose moribundos doblando la esquina
por el olvido de aquella caricia,

A veces el sexo es indómito
y vengativo,
el quitapenas sin resaca
que nos asegura de una vez por todas el olvido,

Pero a veces el sexo puede ser la gramática del erotismo
el ars amatoria,
la copa de brindis que cierra
a la nostalgia póstuma,

Tal vez, y de vez en cuando,
el sexo es tan solo morir en el cuerpo del otro.

(De Histeria y otros delirios, 2014)

 

 

 

 

 

 

Desgarraduras

Pasan lejos de mí:

biografías quemadas en gritos de nostalgia.
ausencias pegadas en paredes
desgarraduras de piel y de papeles,

Sordos:
buscándose
en algún sitio
detrás de las bancas de las plazas,
aturdidos bajo el cielo opaco
mil trecientas huellas sobrevivientes, temblorosas,
comparten el mismo exilio
a gritos contra un régimen gastado,

Libertad:
aquella palabra que ha perdido su brújula
en mentiras y promesas,
y su patria en verdades a medias,

A unos pasos,
aquel hombre sepultado en el batiscafo del exilio,
de fronteras enemigas,
monumentos tristes,
inventa alfabetos de nuevas libertades,

En hojas marchitas de misivas derramadas
sabiendo que la revolución empieza en la palabra
esta noche guarda un poema bajo su almohada.

(Inédito)

 

 

 

 

 

 

Aun no eres

 

Leo mucho sobre ti:
tus memorias,
tus franquezas,
tus secretos,
tus deseos,

Desaparezco un momento,
buscando la oscuridad
para encontrar la luz apropiada.

Danzo desesperadamente sobre el logos de tu mirada
tu vida secreta,
tu neurosis familiar,
deteniéndome en tus pupilas
adyacentes a mis sueños imposibles
que no se funden en el altar

Ciegamente palpamos la memoria,
ahogada en el océano,
sumergiendo la ira,
rescatando el deseo,
navegamos juntos
en este lago ciego,
laberinto encontrado
en tus ojos pintados.

Damos espalda al espejo
antigua exposición de nuestros tormentos,

Nuestro silencio,
sagrado santuario que no sería posible
sin la existencia de la palabra.

Pequeña revolución yoica
Haciendo trizas nuestro esqueleto,

Y sin embargo,
aun no eres,
esa tristeza nutrida de verdad
ese recuerdo enraizado en la levedad
eres ese instante de poesía
hecho, desecho y temporal.

(De Histeria y otros delirios, 2014)

 

 

 

 

 

 

Trueque

 

Se mis piernas y brazos,
ayúdame a andar
que ando cojo,

Por mi parte seré tu voz,
seré tus ojos,
tu camisa limpia sin enojos.

(De Histeria y otros delirios, 2014)

 

 

 

 

 

 

 

Desordenando los cristales

a Katherine

Los amantes se encharcan las miradas
se muerden los fervores,
en cualquier atisbo de abandono:
se empapan los labios,
se estrujan el alma.

El cenit es de ellos,
los zaguanes y esquinas olvidadas,
en las plazas y comisuras
sus palabras danzan la nueva revolución,

Los amantes se juegan en suspiros el pan de cada día,
de ellos no es el reino de los suelos
emancipados de la gravedad y del altar.

(Inédito)

 

 

 

 

 

 

Milonga de despedida

 

Nuestro amor fue del tiempo
fue un secreto,
fue una duda,
fue un tormento.
Una canción repetida y gastada
en cada cantata
vitrola
y recoveco,

Si no fuera interminable esta angustia de mi pecho
le diría “vete” a tu recuerdo
que me deje solo este momento,

Esta tarde tu voz muere
tan muda y serena en eterna agonía,
destiñendo el pasado
para enfrentar el olvido día a día,

Allá ira otra sombra a hablarte de amor,
en bailatas o en un cafetín
romperas tus promesas, mis caricias, en cada son,

Apañado y viejo cual triste bandoneón,
dejaste a mi afligido corazón,
tocando en milongas y arrabales
los restos de tu pasión.

(De Histeria y otros delirios, 2014)

 

 

 

 

 

 

Soroche

 

Lo visto y sentido ayer, no era lo visto y sentido hoy, ni mañana
Alicia Yánez Cossío

 

 

Aquella fotografía distorsionada,
aquel rostro suspirando en su alto cielo
situado en la vanguardia,
aquella figura empañando la ventana,

Míticas siluetas asidas a la niebla,
hombres con retazos de vida
despoblados como plazas sin bancas,
con secretos que solo ellos saben
instalados en las pestañas de su insomnio,

Aquellos besos que pierden puertos
en estancos espabilados, vergeles roídos,
en brisas de vacío,

-La señora Asunción ya no puede caminar-
El coronel ya no tiene carta que esperar,

A veces la ciudad
se acurruca en los susurros de las parcelas,
cuando el aire llora,
y los amantes se empapan el alma,
y los chocolates calientes se olvidan en las ventanas,
y los rostros miopes fecundan la desmemoria,

La fraternidad es una estancia vacía,
un insoportable florero tendido en la repisa,

Y esa tos áspera
de palabras no dichas
que niegan la tregua,

Y este cigarrillo cínico que abraza al soroche
a los hombres sin rostro,
a las aceras sin gente,
a las estancias sin esperanzas,

Y esta carraspera incruenta
que no encuentra más huesecillos donde posarse
y estos dientes amargos de tantos adioses,

A veces la ciudad es un mundo caótico
racionalmente irracional
anacrónico,

En noches como esta no hace falta tiritar de frio
para dejarse perder a soplos el alma.

(De Histeria y otros delirios, 2014)

 

 

 

 

 

 

Soledades

 

I

En tardes como esta
Abro las persianas del recuerdo
en hojas volantes y marchitas
fotos en negativo
rincones absurdos del cuarto en que camino.

Cuento cuántas gotas caen
de la lluvia y el rocío,

Rememoro viejas caricias
en mi desgastada orografía
anticipándome a mi propio olvido.

Después de todo la soledad no viene sola.
La buscamos en la postergación de viejos amores,
promesas empolvadas,
desvaríos y citas jamás pactadas.

En tardes como esta
se humedecen mejillas,
se gestan fuegos fatuos en esquinas abandonadas.
Los ojos frágiles miran intentado recordar,
el olvido se instala a quemarropa en nuestra soledad.

(De Histeria y otros delirios, 2014)

 

 

 

 

 

 

Presunciones

 

 

Es fácil encontrar el sentido de las cosas:
su propia palabra lo dice,
solo
hay
que
sentirlo.
Elvira Sastre

 

 

La noche fuma a sus ciudadanos entre las nubes

les abriga los miedos
les duerme las nostalgias,

La luna brinca ventanas
Se pasea por los portales:
memorias de manantiales y riachuelos,

Mi soledad busca en el cielo
aquel destello de lo temporalmente eterno,

Mis miedos se quitan los abismos
Se recuestan en mi cama
Duermen el sueño de mis monstruos
-algunos citadinos-

Mis quimeras se funden en estrellas,
en la ilusoria y vanidosa luna
en el ombligo de los sueños,

¿Qué encontrar cuando se busca nada?
¿Qué buscar cuando se desea nada?
¿Qué ser cuando se es nada?

La noche no tiene inicio ni final
Siempre está ahí:
En los ojos insomnes
En los sueños ahogados en cafeína
En la pólvora de los labios humedecida
En los gatos que persiguen a su luna,

A veces la ciudad dormita.
Pequeñas luciérnagas artificiales
compiten con la naturaleza
al costado de las montañas,

A veces la noche es siniestra y placentera
seductora e histérica,

Apoyados los codos sobre el semblante del deseo
El vacío tienta al vértigo
La noche, es nada
La vida, es nada
El ser, es nada
Esta noche
Nada,
tiene
s
e
n
t
i
d
o

 

(De Histeria y otros delirios, 2014)

 

 

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