Poesía de Eslovenia: Dane Zajc

Presentamos al poeta esloveno Dane Zajc (1929-2005) en la traducción de Javier Gutiérrez Lozano. Dane Zajc recibió el Premio Prešeren, que es la máxima condecoración artística otorgada por la República de Eslovenia y, junto con Edvard Kocbek y Gregor Strniša, es considerado uno de los más importantes poetas eslovenos de la segunda mitad del siglo XX.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Todos los pájaros

 

 

Vamos a matar a todos los pájaros.

A todos, a todos, dijeron los cuervos en la penumbra.

 

Y en el silencio de la noche escuchaba

cómo alguien en el huerto asesinaba a mis pájaros.

Y yo sabía

que en mis mañanas

no habría más canciones,

y sentía

cómo la tristeza atrapaba mi alma.

 

A todos, a todos los pájaros, dijeron.

 

Y yo sentía cómo aleteaban

sus alas oscuras a mi alrededor

y cómo entre éstas me miraba

el ojo amarillo del cuervo.

¿Qué buscas? ¿urracas?, pregunté.

Bajo la corteza de mi cráneo

no escondo ningún ave.

 

A todos. A todos los pájaros.

A todos vamos a matar, dijo.

 

Tuve miedo

de que alguna noche

a través de la penumbra en sueños

 

fuera a romperme el cráneo

y buscar con la locura de su pico

si en el nido de mis pensamientos existe

algún ave que canta escondida.

 

A todos. A todos los pájaros, susurraba.

 

Ahora siento en toda la nuca

el ojo amarillo del cuervo.

Mi alma está perforada.

Mi alma es un ave muerta.

 

A todos. A todos vamos a matar.

A todos los pájaros, graznan los cuervos

bajo la penumbra del cielo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Cosecha estéril

 

 

Reconocí su cráneo, dijo mi madre,

por sus hermosos dientes blancos.

 

Hermosos dientes blancos

mordiendo hacia el suelo,

hermosos ojos marrón

llenos de tierra,

fuertes huesos mozos

que algún día un par de manos fueron,

manos que nunca acariciaron a una mujer,

fuertes huesos mozos

que acarician el suelo,

 

lleno de unos brillantes dientes mozos, sembrados en la tierra.

 

En cada primavera la tierra florece

la cruel y dura tierra

la que nos traga con sus oscuras mandíbulas.

La muerte del viejo hombre es dura

pero aún más dura la cosecha

de un par de hermosos ojos marrón

que nunca han visto a una mujer desnuda,

que nunca por ella han sido besados;

ni unos labios que susurran: soy tuya.

(ojos que nada han visto todavía)

Inconcebible cosecha

de un par hermosos ojos marrón,

cosecha estéril

de una tierra impasible.

 

Te recuerdo, hermano.

Nuestra madre

reconoció tus dientes blancos.

Tus mozos dientes blancos

en medio de una impasible cosecha de la tierra.

 

 

 

 

 

 

 

 

Llamado marrón

 

Las blancas piernas del día se acercan con pasos silenciosos.

Se acercan despertando a todas las cosas,

así que las cosas abrirán finalmente sus ojos dormidos,

los abrirán y buscarán

todo aquello que en sueños perdieron.

Cada cosa tendrá su igual

y así las cosas estarán unidas con la luz del día

para que nada se pierda de nuevo,

para que nada se olvide

para borrar la soledad.

 

Abre el lago de tus ojos para mí

para mirar tu cielo,

el blanco de tus aves,

para escuchar el llamado marrón de tus ojos.

 

El llamado que tú despiertas,

el llamado que has llamado

aquel eco que florece en mis labios;

y mi boca llena de la dulce esencia de las flores.

La luz es más brillante que el fuego,

la tarde se eleva y eterno es el día

porque eres tú quien en su templo deambula.

 

Tú brindas a las flores su esencia.

Entre sus manos derramas tus movimientos en círculo,

con el calor de tu fuego enciendes una fogata de palabras

y por la mañana, la luz de tu amor amanece en mi pelo.

 

Sobre el pelo con el que cada noche me cubres,

para que concilie mi sueño, como durmiendo en tu cuerpo,

para no existir más,

para que sólo tú existas.

 

Sólo tú caminarás en el templo azul del día.

La luz brillando a través de tu cuerpo

recorrerá el mío y a través de mis huesos.

Y no existiré más,

y sólo tú existirás,

pues serás la lengua que habite mi boca.

 

 

 

 

 

 

El verdugo

 

 

¿En qué agujero, en qué cueva, en qué closet o cuarto

los ojos se parten sin razón alguna y

la noche asalta entre el dormir y los sueños?

¿Y quién colgó este reflejo en la pared de la cueva,

y quién lamió la cara del sueño

con su lengua vulgar, repentina, veloz y fríamente?

¿Quién rebanó estos párpados

quién cortó a través del oído para el sonido filtrar,

quién jadea con respiración animal este sitio

quién aplasta con pezuñas los intestinos del silencio?

 

En el largo corredor observo a un prisionero tropezar

miro la desgracia en la derrota de sus pasos

aquel que canta esa suave canción desde su garganta herida.

Pero la sentencia estaba dada y el verdugo ha resurgido,

el que cuelga en la pared esta imagen de un cráneo roto

pero un frío sol ya brilla desde el centro de su cuerpo

y el verdugo ha visto su nombre escrito en el papel.

Ha engrasado ya la cuerda

y yo lo miro en la soledad del corredor, paralizado, esperando

detrás de una ventana ciega.

 

 

 

 

Datos vitales

 

Dane Zajc (1929-2005), guionista y poeta esloveno que formó parte del “boom” de la poesía yugoslava a mitad del siglo XX. Dentro de los múltiples galardones nacionales e internacionales que recibió, se destaca el Premio Prešeren, que es la máxima condecoración artística otorgada por la República de Eslovenia.

Zajc intentó siempre mantenerse lejos de la conflictiva política yugoslava. No obstante, apareció en escena apoyando abiertamente al Partido Democrático Esloveno de Oposición, mismo que comenzaría con los primeros pasos de una Eslovenia independiente.

Junto con Edvard Kocbek y Gregor Strniša, es considerado uno de los más importantes poetas eslovenos de la segunda mitad del siglo XX.

 

 

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