Poesía, fama y poder: Mao Zedong

Presentamos algunos poemas de Mao Zedong (1893-1976) compuestos bajo las formas de la poesía clásica china, en gran medida influido por Li Bai. Así mismo, reproducimos el manuscrito del poema Los inmortales. La traducción directa del chino es de Luis Enrique Délano.

 

 

 

 

 

 

 

 

La mayor parte de los poemas de Mao fueron compuestos según una melodía tradicional predeterminada, es decir que, cada verso tiene el número de sílabas (caracteres) que lo adecúa a las citadas melodías. Esto implica que, aunque estas melodías se han perdido hace centurias, evocan a la poesía antigua china y podrían, teóricamente, ser cantados con esa base musical.

Ante la solicitud de sus poemas para edición, Mao Zedong responde con un breve y paradigmático párrafo que reproducimos a continuación:

«Discúlpenme el atraso con que les contesto. Adjunto los versos en forma clásica y los ocho poemas más que me han pedido. En total son dieciocho poemas que he copiado en hojas aparte para someterlos a su consideración. Nunca he querido publicar oficialmente estos versos porque son de forma clásica y temo que esta especie de poesía se difunda, pues hacen daño a la juventud. Además, estos poemas no tienen características singulares. Puesto que ustedes piensan que pueden publicarlos aprovecho esto para corregir algunos errores de que adolecen las copias que se han venido difundiendo de mano en mano… Por supuesto, cuando se trata de poesía hay que dar primero lugar a la poesía moderna. Se pueden escribir versos clásicos pero no es conveniente fomentarlo entre los jóvenes porque esta forma ata a la ideología y al pensamiento y además es difícil de aprender…»

 

 

 

 

 

 

 

Changsha

[Según la melodía Sin Yuan Chun[1]]

 

 

Me encuentro solo en el otoño frío,

mientras miro las aguas del río Siang, que corren hacia el norte.

 

Desde la isla Naranja veo a mi alrededor

millares de colinas escarlata y el rojo de los bosques.

En el intenso azul del ancho río

cien barcas luchan contra la corriente.

Las águilas golpean sus alas contra el cielo

y en las aguas los peces cruzan como celajes.

Bajo el gélido cielo, las criaturas todas rivalizan

en el disfrute de su libertad.

En esta inmensidad, profundamente absorto

pregunto a la gran tierra y al infinito cielo le pregunto:

¿Quiénes controlan la naturaleza?

 

Antaño estuve aquí con multitud de compañeros míos.

En esos meses densos, en esos años plenos de energía,

éramos estudiantes llenos de juventud,

gallardos, de talento floreciente.

 

Exaltaba nuestro ánimo

el espíritu puro del letrado.

Justos y enhiestos, audaces y sinceros,

mirando a nuestra tierra introducíamos

loa y condenación en nuestra pluma

los poderosos no eran más que ceniza.

Mas, ¿recordáis acaso cuando a mitad de la corriente misma

se quebraban las  olas

contra la proa de las raudas barcas?

 

 

 

 

 

 

Huichang

[Segú la melodía Chiang Ping Lo]

 

 

En el oriente va a nacer la aurora.

No digáis que aún no es hora de partir.

Pensad que recorrimos

tantas verdes colinas y aún no somos viejos,

y que nunca admiramos un paisaje tan bello.

 

Desde los muros de Huichang, los picos

erguidos en cadenas y cadenas,

corren hacia el océano del este.

Clava en el sur sus ojos el soldado:

en el verde y frondoso Guangdong, a la distancia.

 

 

 

 

 

 

Dapodi

[Según la melodía Pu Sa Man]

 

Rojo, naranja, azul, añil, violeta, verde y amarillo:

¿quién en el cielo danza ondulando esta cinta de colores?

El sol poniente ha vuelto, tras la lluvia,

y se tornan azules a trechos las colinas.

 

Hubo aquí en el pasado

un furioso combate. Los impactos

de las balas señalan los muros de la aldea.

¡Muros condecorados! Las colinas parecen hoy más bellas.

 

 

 

 

 

Tres poemas breves

[Según la melodía Shi Liu Zi Ling[2]]

 

 

Montañas!

Fustigo a mi caballo veloz, sin desmontar jamás.

Tan pronto parto, vuelvo la cabeza

ausentado de ver el cielo un metro más arriba.

 

Montañas!

como mares inquietos, palpitantes,

con olas cual tropeles de caballos

que encabritados corren al corazón de la batalla.

 

Montañas!

Vuestros picachos no se mellan

al horadar lo azul del firmamento.

El cielo caería si vuestra fuerza no lo sostuviera.

 

 

 

 

 

Nieve

[Según la melodía Sin Yuan Chun]

 

Panorama del norte, cien leguas bajo el mano de la nieve,

mil leguas en que la nieve danza.

A cada lado de la Gran Muralla, sólo una blanca vastedad.

En el gran río, de extremo a extremo,

el caudal está helado y perdido el oleaje.

Las montañas danzan y danzan

como serpientes de plata;

elefantes de cera, las tierras altas se deslizan

como si compitieran con los cielos

Y en los días de sol,

veréis un traje rojo sobre el blanco:

deleitosa hermosura.

 

Soberana belleza del paisaje,

innumerables héroes lucharon por rendirle homenaje.

¡Ay de estos héroes! Chin Shi Huang y Han Wu Di

no tenían un lustre de cultura;

Tang Tai Tsong y Sung Tai Tsu, emperadores,

carecían del suave don poético

y Gengis Khan,

favorito del cielo por un día,

sólo sabía disparar sus flechas al águila dorada.

Ahora son pasado, ahora se han ido.

A los hombres gallardos y gentiles

los hallaremos en nuestros propios días.

 

 

 

 

 

 

 

Respuesta al señor Liu Ya-Zi[3]

[Según la melodía Huan Si Sha]

 

Larga ha sido la noche y lenta el alba en llegar a esta tierra,

por cientos de años giraron los demonios en frenética danza

y los quinientos millones de hombres estaban separados.

 

Pero ahora ha cantado el gallo y todo brilla bajo el cielo.

La música que en mil lugares tañen, hasta nosotros llega,

y de Khotan viene la inspiración que el poeta jamás antes tuviera.

 

 

 

 

 

 

 

 Los inmortales

[Según la melodía Die Lian Hua]

 

Dedicado a Li Shu-yi

 

 

He perdido mi álamo erguido y vos perdisteis vuestro sauce.

 

Álamo y sauce vuelan al cielo de los cielos.

Se pregunta Wu Gang con qué podrá obsequiarlos

y les ofrece vino de la flor de la casia[4].

 

La solitaria diosa de la luna suelta sus amplias mangas[5]

y danza para estas nobles almas en el cielo infinito.

De súbito se sabe que en la tierra el Tigre está en derrota

y ellos rompen en lágrimas de lluvia torrencial.

 

 

Manuscrito original de Los inmortales:

 

Los_inmortales

 

 

[1]El nombre de esta melodía, que literalmente significa «Primavera en el Jardín Sin», proviene del jardín de la princesa de Sinshui, que vivió a finales de la dinastía Han. Cuando se dice que un poema de la forma Zi corresponde a cierta melodía, esto quiere decir simplemente que sigue un molde tradicional específico. El nombre de la melodía no tiene otro sentido en el poema.

[2] El nombre de esta melodía significa «Dieciséis jeroglíficos» y cada uno de esos tres poemas contiene en chino, dieciséis palabras. Fueron escritos en 1935 durante la Gran Marcha.

[3] Este poema lo improvisó Mao, como contestación a uno que, momentos antes, improvisara Liu Ya-Zi.

[4] Según una antigua leyenda, Wu Gang cometió muchos crímenes en su búsqueda de la inmortalidad y por consiguiente fue condenado a cortar el árbol de la casia de la luna. Cada vez que Wu Gang levanta el hecha, el árbol recupera todo lo que se le ha cortado. Así tiene que seguir para siempre.

[5] La tradición cuenta que Chang O robó el elixir de la inmortalidad y voló a la luna, donde vive como una diosa solitaria.

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