Francisco Morales Lomas, profesor de la Universidad de Málaga y Presidente de la Asociación Andaluza de Escritores y Críticos Literarios, reseña El canon abierto. Última poesía en español, la antología que acaba de publicar Visor Libros y que reúne a las cuarenta voces más significativas de poesía en español. Se trata de autores nacidos después de 1970.
EL CANON ABIERTO. ÚLTIMA POESÍA EN ESPAÑOL DE REMEDIOS SÁNCHEZ GARCÍA
El canon es una regla o precepto pero también un catálogo o lista, un modelo de características perfectas, y, de acuerdo con Bloom, el canon es una palabra religiosa en su origen, una elección entre un conjunto de textos que lidian en una supervivencia necesaria.
En el proceso de canonización (inclusión-exclusión), se sustentan también paradigmas y modelos culturales que orientan lo específicamente literario (en este caso) y habitualmente lo realizan grupos sociales dominantes, instituciones educativas, tradiciones críticas…
Cualquier canon nace como una contracción o reajuste. Forma parte de las sociedades del discurso a las que se refería Michel Foucault y, desde luego, nace de un modelo que puede resultar excluyente. Evidentemente un canon implica una inclusión-exclusión, como decimos.
En cualquier sociedad (sobre todo desde el siglo XVIII) la producción del discurso ha estado intervenida y seleccionada por un cierto número de medios que tienen por función crear un paradigma. En este acontecimiento se ha visto por algunos un género de “‘policía’ discursiva”, que construye reglas, principios y acaso la verosimilitud de los discursos.
De la mano de Denis Diderot, autor de las Críticas del Salón, nacen una serie de textos publicados entre 1759 y 1781 que son el antecedente de lo que será la crítica literaria y esa canonización que esta pretende de las obras de una época. Inicialmente esa crítica, en tanto que arte de la interpretación, estaba vinculada a la extensión de un mercado y también a la divulgación de un producto estético determinado. El escritor-intelectual necesita de un público y de su influencia en él: sin público no hay influencia y además sólo dedicado a su oficio no puede vivir.
El canon asoma como una memoria social y común, como plantea Harold Bloom, en la que el crítico, las instituciones culturales y la prensa misma, se constituyen en instancias de legitimación de artistas, movimientos, tendencias e instituciones artísticas. La figura del crítico emerge entonces como autoridad.
Los críticos realizan un tipo de lectura que nace a expensas de una serie de principios que surgen en una época determinada y de las respectivas sensibilidades, gustos estéticos e ideologías que lo conforman. Siempre ha sido así. El problema es cuando no se produce una consulta solvente entre personas que tienen mucho que decir y esto se reduce a un grupo de privilegiados o dependientes de grupos de presión, editoriales o medios de comunicación.
El título de la obra de Remedios Sánchez es la de canon abierto. Existe en él una voluntad doble, de apertura a otras posibilidades futuras y, a la vez, de fijación abierta y democrática al momento actual. De ahí la adjetivación de “abierto”, como un estado de conciencia, de no querer impedir en absoluto que la historia con sus respectivas aportaciones lo vaya configurando. Hay una evidente actitud de amplia participación y un recurso a la ecuanimidad histórica en la que cree la autora. No están todos los que son evidentemente sino unos cuantos en una consulta amplia y justificada por el notario que da fe de ello. Ignoro cuántas veces se ha llevado a cabo este hecho “legal” en una historia democrática. Pocas veces o acaso ninguna. Los cánones siempre los crearon un grupo de profesores universitarios o críticos, iluminados por esa sabiduría conquistada por el acervo cultural. Tradicionalmente, muchas han sido las críticas a los cánones creados, por ejemplo, una de las tradicionales era la patrimonialización del macho del hecho estético. De ahí la necesidad de una revisión constante de los cánones y las aportaciones diversas de épocas pues esto permite el situar a cada uno en su espacio y valorar lo que sea necesario. La historia literaria está configurada como un proceso de canon y contra-canon y en muchos casos han sido creados históricamente como constatación del proceso de influencia social de los canonizadores.
A veces se ha tomado como un acto de suplantación discursiva y, en palabras de Sontag, como impertinente o cobarde, asfixiante, no adecuado a un esquema mental de categorías. Pero también es evidente que el texto crítico va más allá de un discurso para propiciar su comprensión, su “aprehensión”, su valoración, y forma parte consustancial con la producción de la obra, con su sentido y su valoración.
El objetivo, que es lo que busca la autora de esta obra, debe ser la transparencia, o sea, dar vida social al objeto literario desde su máxima relevancia y tratar de acertar a ver las cosas tal como son. A los críticos que participan en este caso se les ha pedido esos gestos de autenticidad, de fidelidad con lo que la obra es, y no con lo que nosotros pensamos o interpretamos que ella es.
Pero siempre será el público y el lector quien juzgue el trabajo realizado y si en el proceso la mirada ha sido transparente, auténtica… o bien se ha dejado llevar por un particular arbitrio de prejuicios o valores.
Es evidente que en un mundo mediatizado por las industrias culturales la obra literaria y la artística en general no solo es una mercancía, sino que también es un subproducto mediático y el manejo del entramado en torno a la obra se convierte en un objetivo esencialmente económico. De ahí la necesidad, como ha hecho Remedios Sánchez, de darle voz al mayor número de personas y crear una mirada plural, heterodoxa y amplia. Un buen número de críticos de diversos países avalan la obra y permitiría hablar de una democratización en aras de adivinar a tiempo la bondad de las buenas obras en una época y formación social determinada.
Un libro que se compone de varios apartados que justifican perfectamente lo que decimos: una relación de las universidades participantes a nivel mundial, la reflexión amplia de la autora sobre el concepto teórico de canon y sus referencias críticas, siempre profundo y sostenido, una relación de autores valorados con el número de votos que le corresponden, la antología de los autores seleccionados por el profesor de la universidad de Washington, Anthony L. Geist, y tres anexos con los críticos e investigadores participantes, el listado completo de poetas mencionados y la carta enviada a los críticos participantes. Así como la especial colaboración de la Universidad de Washington, la Asociación Colegial de Escritores de España y la Asociación Andaluza de Escritores y Críticos Literarios que presido.
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