Presentamos la poesía de Víctor Manuel Pinto (Valencia, Venezuela, 1982). Poeta, editor y profesor universitario. Jefe del Departamento de Literatura de la Dirección de Cultura de la Universidad de Carabobo, donde dirige la revista Poesía, imparte talleres de teoría y creación poética, y es Coordinador del Encuentro Internacional Poesía Universidad de Carabobo. Ha publicado los libros: Aldabadas (Editorial El Perro y la Rana, 2005, Premio Certamen Mayor de las Artes y las Letras del CONAC), Mecánica (Ediciones Poesía, Universidad de Carabobo, 2006, Premio Internacional de Poesía Ciudad de Valencia), Aprendiz de la Carne (Premio I Bienal de Poesía Eduardo Sifontes, 2007), Caravana (Ediciones Separata, Universidad de Carabobo, 2010), Voluntad para no matar (Ediciones ICUM, 2011), Poemas reunidos 2005 – 2011 (Monte Ávila Editores Latinoamericana, 2012), y Quieto (Kavrial Editores Independientes, 2014). Ha participado en festivales nacionales e internacionales de poesía. Poemas suyos han sido traducidos al árabe, alemán, inglés, portugués, e italiano. Parte de su trabajo también se encuentra publicado en las antologías: Amanecieron de Bala (Editorial El Perro y la Rana (2007), Antología de poesía joven Venezolana (Liu Printing Press, Lebanon International University, 2009) Resistencia en la Tierra (Editorial Ocean sur, Chile, 2014).
GPS
VOY SOLO CON MI RITMO Y MI ESTAMBRE Y MI AGUJA
Enriqueta Arvelo Larriva
arriba: sexo, sexo, sexo, acabamos afuera apenas empieza el día entre la lógica disposición de las calles, arriba: la lógica nos hace subir, nos obliga a bajar, entre la masa de personas que se tropiezan, arriba: siempre y sólo Yo que está tan solo, los demás nada saben (Yo, sé) arrastran, (Yo, sé) violan, (Yo, sé) mienten, (Yo, sé) matan, (Yo, sé) escupen, (Yo, sé) castigan, (Yo, sé) juzgan, (Yo, sé) masturban, (Yo, sé) desean, (Yo, sé) asustan, (Yo, sé) calculan: oral, vaginal y posiciones, (Yo, yo, yo) un sólo tiro en la cabeza, una patada por la barriga, yo le saco los dientes, yo le diría, yo le dije, yo pensé, yo creí, él es, ella no es, mátala, mátalo, meter la barriga y levantar el pecho, meter la barriga y levantar los senos: sexo, sexo, sexo: anal para ella, anal para él, en tu boca, en mi boca, encima de los hombros: todo viene de arriba.
Uno
Desde arriba del cuerpo comienza el dominio o la salida.
Ninguna mirada desde lo alto nos abarca
sin la observación de nuestra pequeñez.
Ahora siento: Toda la calle
es una imagen que me duerme
en los objetos, en los deseos: Zapatos, carnes, colchones…
Así, hasta la noche, tirado en cruz, mirando al cielo:
– tapado por un techo y más arriba
– tapado por las nubes y más arriba
– tapado por la imagen de una cruz que me rige.
Desde arriba del cuerpo, con paciencia, para entrar y salir.
Barriada:
Las casas de bloques rojos
van tumorando la piel de piedra del cerro:
y dentro de cada casa: un cuerpo
y dentro de cada cuerpo: una voz
habitando la formación de carne
que habita el cuerpo de columnas y paredes.
– Si me pregunto:
¿Cómo me veré aquí sentado, así tan solo?
– Ya estoy solo.
Así ya no escucho, así no siento mía la voz
que aquí conmigo vive / arriba,
la voz que aquí conmigo se sienta.
Sus albañiles:
Con cualquier palabra la voz trabaja:
Deprecia el amor: sincero / falso / de madre / de mentira / ¿real?
Lo mismo si alma: inmortal / imaginaria / ¿real?
Lo mismo si vida: de rico / de pobre / dura / ligera / ¿real?
Devalúa y se obesa, vuelve grasa al sentido fibroso:
– voz: tengo hambre / sueño / miedo
– voz que dictó la imaginación
– voz que erigió: casas de bloques rojos
habitadas por hombres iguales a mí:
Obedientes a esa voz.
Dos
Arriba: construye / Arriba: fabrica / Arriba: imita sabores:
él con la mano, ella con un dedo;
cada uno solo, tan lejos de la latitud del corazón,
tan dados a la longitud de la carne.
Arriba decide, te llama corazón, te llama espíritu.
¿A dónde estamos? Dame tu mano.
No quiero perderte en esta masa de locos:
– ¿Carne masticada por quién?
– ¿Zapatos calzados por quién?
– ¿Colchón sudado por quién?
¿A dónde estás? ¿A dónde vivo?
Arriba:
sobre los hombros,
frente a la nuca,
y detrás de los ojos.
POLVOS ROSA
HIJOS DE PERRA CLAMANDO TAN DULCEMENTE POR EL VERBO
Ana Enriqueta Terán
color: rojo con blanco, sangre con nada, color: caja de muñecas, color: caja de condones, siempre sólo la piel, sólo la superficie de lo que somos: jugando a la familia, a unir cintas de un lazo irrealizable en el juego solo de la piel: esputada, lamida y mordida. Tan bella la palabra hecha en la cama, tan delgado el látex que todo parece real, color de todos tus labios, de todo producto ordinario e impostor: perros y osos falsos rellenos de gasas, corazones plásticos rellenos de gas. Ginebra, naranja y granadina y baila con esa tonada de la guitarra palurda, y llora con esa balada y baila y aún ríe y baila y ama y sufre en el color de una noche vallenática y no francesa, sí sola, sí solo, a pesar del choque carnicero, de esputar, de lamer, de morder; color: pantaletas en el suelo, color caja de la pastilla del día que amanece.
COCAÍNA
Le diremos amor a este tiempo de consumo
donde el tiempo nos hace su extraña dosis de polvo.
Aremos en la tierra del Diablo
hasta el día del aro de oro
y la gala empalagosa
con el himno de María
Este es el mercado del amor:
–Nalgas paralizadas con goma: para ser deseable
Mamas endurecidas con plástico: para ser deseable
–Whisky –Oro –Bienes: para que vengas a mí,
para que nada hasta vieja te falte
Y abrirás los ojos tocándote de espaldas a tu hombre.
Y apretarás los párpados tocándote de espaldas a tu mujer.
Y cargarán: el dedo, la mano, olorosa a baba, saliva, mentira.
Fruto de la tierra del Diablo así se duerme:
La moneda devaluada entorpeció un viaje,
la palabra devaluada lo culminó.
Le diremos amor a este tiempo de sueños
donde ninguno se cumple por soñar:
Dos líneas separadas de un polvo que sueña
y piensa y revuelve une y desune
las imágenes de sus días en silencio.
Así se levantan:
Atraídos por el billete enrollado y sin valor
que el tiempo desprecia y usa para consumirlos.
AZÚCAR
– Dos viejitos que viven en la esquina
cerca de la plaza de un pueblo olvidado.
– La pareja de viejitos que comen barquillas en la tarde:
ella: un vestido claro de lunares negros
él: un saco de lluvias y zapatos de lona
– viejitos que se sientan a leer:
ella: el Ulises
él: la Odisea
– Se ríen, se ríen los viejitos,
Si ella descubre que él
robó el azúcar con una cuchara:
Fría / plateada.
Sí,
– viejitos que viven sin mucho,
visitados por muchos; a todos
llaman: hijo / hija.
– él, recién ahumado por un cigarro
sobre una silla de ruedas: plateada / fría.
Rueda sin que él la vea
una lágrima de ella,
mientras le soba la cabeza:
Dos viejitos en un hospital.
– Fue tal, fue tanta la dulzura de los viejitos,
Que se volvieron una golosina:
ella lo besaba
para alejar la sal de la ausencia,
él la lamía placentero.
– Se llenaron la sangre de azúcar:
De barquillas, de besos, de chocolates
en el día de la luna: dos viejitos con diabetes.
– Quedarte sin mí, que todos vengan
a la casa de los viejitos,
con su ánimo y color de hormiga,
a rodear el caramelo que me hizo tu cariño.
No,
– Que no sea yo,
que no seas tú,
que nos quedemos dormidos
para siempre
estando ya viejitos.
No,
Nunca pasó esto.
Sólo algo: plateado / frío
Nunca existió para nosotros esa palabra.
Nunca nos imaginaste viejitos.
—Canio. Vesti la giubba e la faccia infarina
Pagliacci, Ruggero Leoncavallo
HARINA
Pan, así: reiterado / automático
reflejo de nuestra cruda masa
sobre la bandeja del sueño
O
en la cama hecha y perfecta, así es el plato limpio
para la carne que lo acompañe.
Cama sin levadura que levante al cuerpo
¿Sólo un pan a la medida del hambre?
/ No,
Así tan común, tan poco, sería la ruina.
Debe haber -más para el hombre
-más para la mujer
que ruines se van de espaldas a cada uno
a comer otras hinchazones de sangre
Así: con penetraciones reiteradas / automáticas.
Pan, ridículo con cerezas, figuras de crema
y glaseados de azúcar, así: alterado para cada gusto: no soy
exhibido para cada capricho: no soy yo.
Tengo un pan duro y leche para ti:
carne dormida / espejo mío:
– ensaliva mi pan
– muerde mi pan
/ Sí,
así: reitera la boca sobre la masa endurecida
Ábrela, ábrela suavemente igual a todos en la fila del templo.
Y ahora háblame para que siga el sueño.
Con el perfecto: te amo… Así: automático / ridículo.
LA TIZA
CONTENIDO
ella me enseñó a obedecer con el brazo recto una distancia de mis amigos, cantando un himno quieto bajo una bandera. Ella decía la verdad en un bosque achatado en la pared, debía responderle, debía obedecer. Ella y el policía con guantes dibujando la quietud de un hombre en el suelo. Obedecer el azul del uniforme del policía, obedecer el azul de la camisa del liceo; el mar tenía una quietud falsa en las esferas. Ella era la espuma de su sal dura hundiéndonos: ser hombres que no mata la policía, ser mujeres tapándose con vergüenza, obedientes a las flores de los hombres. En el baño había más preguntas: la revista abierta, el uso del cuerpo en el labial y el ruedo corto de la falda. Inexacta en sus objetivos: 1a 2b 3c y sin colores. Su punta que no conjuga: él se toca, él roba, el
amigo mata, el amigo muere, ella se toca, ellos sienten, nosotros sentimos. ¿Qué hacemos con el cuerpo nuestro? ¿Qué hacemos con el muerto de cada día? Me desarmo y busco mi forma real. Buscar: ese verbo que odia.
Objetivo 1.a
AMARILLO
Una cinta plástica no nos deja pasar:
siempre algo nos impide
la aproximación al cuerpo
tirado a un lado de nosotros.
Frente a la muerte:
Nadie vio nada
Nadie habla
Nadie confiesa la sensación de estar vivo:
tan parecida al placer breve / íntimo
de los actos del baño:
lavarse los dientes y escupir
la pasta blanca
de la falsa frescura de la boca
que no ve sus palabras
que nada dice de su uso
que nada confiesa de la saliva
envuelta en sueños
cuando el color del día muere
en la carne: íntima / la sensación: breve
del cuerpo tirado a un lado de la vida.
Objetivo 2.b
AZUL
El movimiento del agua más allá de la orilla
distinto al que va y viene
cambiando el color de la arena.
O los pensamientos de un hombre que no siente
en sus movimientos: irse y venir sobre su cuerpo
una mirada distinta.
Objetivo 3.c
ROJO
Baja del vientre
en el tinte de la flor que idealiza:
– la recién enamorada
– la recién mujer
cuando su cuerpo entra en uso para el deseo,
y protuberancias
y curvaturas se inflan del color por dentro
al tocarse:
la flor que baja entre las piernas
sobre la sábana
o
el chance perdido de la vida
de un cuerpo baleado en la calle:
sus curvaturas y protuberancias
ya inmóviles al tacto.
Bajo la sábana que lo cubre
el tinte del color se expande
ruborizando la tela de humedad
o
– la recién enamorada al recibir la flor
– la recién mujer al ser tocada.