Presentamos una muestra poética de Gregory Quiñones (Oaxaca, 1994). Ha participado en talleres de poesía organizados por la Biblioteca Henestrosa y el Centro de las Artes de San Agustín, sus trabajos han sido publicados en antologías y en suplementos cultural. Estuvo a cargo del taller “LAS MUSAS EN AUSCHWITZ, poesía del holocausto”.
PARA LOS MALES DE SEPTIEMBRE
¿Será Septiembre y su odio contra mí?
¿O los juegos de ruleta rusa entre
la vida y la muerte?
¡ Ah!, la muerte tan necesaria para el equilibrio
y tan lacerante para el sentir humano .
Muere “El Borrega”,
a quien muchas veces
le negué la moneda de 2 pesos,
a su consagrada colecta matutina
para el “marrito” de mezcal con “Doña Piya”,
el bolero eterno de los trabajos jamás acabados.
¿Qué será de esa banqueta fría?
se sentirá inútil como puta jubilada
al ya no tener cuerpo
recostado sobre ella.
La voz andróidica de Don Florentino
se ha diluido
en las alcantarillas del recuerdo.
Se llevó consigo la enigmática formula
de su atole místico
siempre negada a mi madre.
Aún escucho el crujir de la reja
y el grito más efectivo
que mi despertador de cuerda
“¡Atole…!
Seguido del retumbar
de sus cubetas
sobre el piso. Ahora
esas cubetas vacías,
olvidadas
serán el hogar de arañas
que las observan
será su refugio
para
las lluvias de septiembre.
SEPTIEMBRE DEL 85
Al día siguiente de la desgracia
la humareda se solidifica con nuestro dolor
Arañan la felicidad en los escombros,
inmersos en el océano de muebles ,
varillas fuera del eje.
Te quieros no gritados
coito no consumado
colapso material,
colapso personal.
Un espectro de ayuda y lástima concurre
la ciudad hasta las próximas semanas
Voluntad tectónica
gritos neonatos y
maternales
amenizan la solemnidad de una tragedia,
cataclismo súbito a voluntad del universo.
Pasado estrecho, futuro también
civilización mal lograda
ante los designios potenciales de la naturaleza.
TRES VECES
(Oaxaca, Puebla, Veracruz)
¡Que mi voz se oiga aquí y en el alto ministerio!
pero escúchela usted primero Señor presidente,
Señor gobernador, Señor Juez.
Dios ha escuchado mis lamentos
cuando le nombré tres veces (como lo indica la liturgia)
de una plegaria fallida.
La cruz y los tres clavos no fueron delante de mí.
El señor que murió en ella no habló ni respondió por mí,
ni movió los corazones que estuvieron en contra de mí
Fueron tres las puntas de cuchillo
que husmearon en mis entrañas
fueron tres los minutos de agitación y de hipotermia
fueron tres las que esta semana no llegaron a su casa
ALIENTOS DE LA PRIMAVERA
A José Gamaliel García López (Niño de seis años violado y asesinado en La
Costa Oaxaqueña)
Acechando la bestia en la maleza
sus ojos iracundos se clavan sobre la presa
indefensa y sola.
Garras afiladas las que clava sobre su pecho
arrebata su aliento clavándolas nueve veces
hiende su dignidad desnudándola y con heridas perianales
Juré llorar un día y ese día es hoy,
los últimos suspiros de la primavera
se extinguen con el calor
impunidad
roe su tranquilidad
arrastrándose con las mutilaciones del alma,
y la voluntad decapitada
y el miedo el interruptor de la verdad
El DÍA QUE MURIÓ PABLO
(A la memoria de Don Pablo de Rokha)
Lágrima disuelta en césped de cementerio
sonrisas hoscas salen al encuentro, corren.
Polifonía enervante, escurren mil llantos
Mil coronas de acapulcos, rosas, geranios,
todo lo eterno ya no me rodea, vivo .
frente a una lápida la concurrencia se fatiga
Algunos comprenden el mito del existir,
otros conspiran contra la fe, blasfeman.
Parlotean los curiosos, nosotros sentimos.
El siniestro funeral es mío y nada es,
no entristezco, y no lloro , sueño.
Aquí yace el forjador de mitos
MANUAL PARA COBARDES
I
Para entonces
sentíamos la impotencia
de una espada,
una espada
de batallas perdidas,
de filos indignos
y envainada
por un raquítico sueño
y sostenida
de un puño endeble.
La historia
estornudó y contagió
nuestra memoria de melancolía.
La culpa; nuestro eterno abrigo,
los calendarios… concurridos verdugos
de recuerdos lacerantes.
Somos el galope
de un casco lastimado,
un yelmo abollado
son nuestros ideales.
Y un cocodrilo domesticado
nuestra libertad
que no defendimos.