Presentamos, en selección de Randall Roque, una muestra de la poesía costarricense actual. La selección consigna a poetas nacidos entre la década de cincuentas hasta los ochentas.
VÍCTOR HUGO FERNÁNDEZ. (San José, 1955). Poeta, narrador y ensayista. Maestría en Literatura Comparada por Pennsylvania State University. Activista cultural y editor. Dirige y produce Tertulias en Poesía & Rock, programa por radio streaming.
ELEGÍAS AL HERMANO
l
Mi hermano se llamaba Jorge
ahora se llama duermevela,
se acostó a dormir hace unas noches
y desde entonces navega en mi memoria.
Tenía la cálida presencia
del mes de abril entre las flores
su brazo de arcángel no alcanzaba a los más próximos,
siempre comprometido con los ajenos.
Conversaba con la enfermera
que hacía guardia en los pasillos del hospital
donde se fue a morir desconsolado.
Tenía aires marciales en todo lo que hacía,
blandía la espada sin otro afán que afirmarse,
pero era incapaz de herir, a pesar de su hoja afilada.
Pensaba que bastaban solamente las palabras
para abrir zanja y conminar al día.
Era general retirado, oficial del servicio secreto
mitómano convencido,
de esos que bajan las estrellas con solo mencionarlo.
Mi hermano decidió morirse cuando menos lo esperaba,
Aún le faltaba conquistar el Everest
Y descender a las profundidades
De su propia inocencia.
ll
Los hermanos son ese otro que nunca fuimos
pero que llevamos dentro.
En ellos nos miramos como en un espejo,
nos asusta su independencia.
Tienen su propia sombra,
Se quejan de una sed ajena
Pero no pueden ocultar nuestros gestos.
En su sonrisa se esconde una alegría
Tan propia como la piel con que salimos a la calle.
Las horas pasan por sus cuerpos
Y parece ser que un reloj muy diferente
Determina el ciclo de sus días,
Pero en ellos nos miramos como en un espejo.
Son el agua bendita que protege la liturgia de los días,
Los hermanos son lo que nunca fuimos,
La boda con alguien desconocido,
Los hijos que nunca tuve
La profesión que nunca me interesó
La mar espléndida que desemboca
En la bahía donde me espera la bondad ajena.
Los hermanos son un dolor en el pecho,
Una pérdida dolorosa cuando menos lo esperamos.
lll
Tiene la marca en la frente
La cruz de ceniza anuncia su partida.
Despliega su mirada triste
Los ojos perdidos en la inmensidad oscura
De los caminos que se aproximan.
Llora en silencio,
Como lo hacen los hombres buenos
Como lo hacen los que saben que no hay retorno
Como lloran los que se rehúsan
A aceptar su destino inexorable,
Porque vivir es siempre una apuesta con los pájaros
Que vuelan lejos del invierno de los días.
El dolor lo habita y lo consume
No le da tregua
Le arrebata la poca energía
Que ya se le extingue.
La muerte se avecina,
ya se encuentra estacionada entre sus huesos,
hace escala en las vértebras
se anida en los pliegues de la carne
y se asoma cuando ya casi
se le agotan las palabras.
Tiene la marca en la frente
No dispone de brújula que lo oriente
Pero insiste en abrazarnos
Como si al hacerlo,
Acorralara a las moiras
Que bailan indiferentes,
Sobre la agonía de su historia.
GUILLERMO FERNÁNDEZ (Costa Rica 1962) es autor de varios géneros. Algunos de sus libros son las novelas: Babelia, Editorial de la Universidad de Costa Rica, 2006; Ojos de muertos, Uruk Editores, 2012 y Te busco en las tinieblas, Uruk Editores, 2015. Algunos de sus libros em cuento son: Hagamos un ángel, Editorial UNA, 2002 y Tu nombre será borrado del mundo, Editorial Arboleda, 2013. En poesia, se pueden citar: La mar entre las islas, Editorial Costa Rica, 1983; Atrios, Editorial Costa Rica, 1994; Danzas, EUNED, Editorial de la Universidad Estatal a Distancia, 2002. El autor ha sido invitado al Festival Internacional de Poesía en Medellín, Colombia. Y estuvo presente en la Feria del Libro en Guadalajara con otros autores costarricenses en la presentación de la “Colección Cuervo”, dedicada al género negro del sello Uruk Editores.
9
Soy el anfitrión de la niebla cada tarde,
y la espero sentado a la mesa,
mientras escucho sus golpes en las paredes,
o imagino que sus manos abren las puertas con lentitud.
Parece una multitud silenciosa,
con ojos sombríos y pies hinchados.
Una procesión de semana santa
con sus personajes de yeso.
Ahora le conozco sus reacciones
como se terminan de predecir
las tácticas de un gánster.
Es otra rata en la casa. Otro familiar irremediable.
Otro sueño cruel que vaga en pantuflas.
19
Me asombra reconocer la salida del sol,
las hojas en las aceras, los charcos de lluvia,
lo que murmura la gente en los parques.
La sonrisa de esa mujer
que se quita un mechón de cabello del rostro.
Veo a los hombres en los talleres,
polemizando sobre cualquier cosa.
Al anciano con su periódico bajo el brazo.
A los atletas que huyen de la decrepitud,
mirando sus cronómetros.
Los accidentados de las carreteras son los mismos.
Solo cambian los nombres.
Hay importantes miedos económicos.
Verdaderos fantasmas que nos asustan.
Me asombra tener el pequeño valor
de volver a contemplar el cielo azul.
Seguir contando los días,
a partir del último en que ya no estás.
Ese que se vacía de tu presencia por completo.
28
Te oí tocando la puerta de metal
y salí a buscarte con la expectativa máxima de un loco.
Suspendí mi certeza y me entregué a un deseo delirante.
Te soñé mientras confirmaba la huella de tu sombra en la acera,
como si me hubieras esperado demasiado.
Corrí hasta la esquina, pronuncié tu nombre
como si cada sílaba lograra edificarte en esa noche
donde he dibujado grafitis demenciales en las paredes.
Y esperé que pudieras asomarte por una fisura
de ese paisaje infinito,
que es solo el dominio de mi propia desolación.
MARIANELA TORTÓS ALBÁN (San José, 1967). Participó en el Encuentro Mujeres Poetas en el País de las Nubes en Oaxaca, México. Ha promovido y colaborado en la promoción de intercambios poéticos nacionales e internacionales, incluyendo el Encuentro Internacional “Poetisas en Paraíso” realizado en Paraíso de Cartago en julio de 1999, con la participación de poetas de siete países. Ha participado en los talleres literarios Círculo de Poetas Costarricenses dirigido por el poeta Laureano Albán; Poiesis, dirigido por el poeta Ronald Bonilla; y actualmente es miembro del Comité Ejecutivo del Portal Literario Hojas sin Tiempo, dirigido por la poeta Leda García. Publicación: Mar de día – Mar de noche, Mas siempre Mar (2016).
NACIENDO
Respiraba el latido
como si la vida asumiera su responsabilidad
de semilla ilimitada.
Todo se inundaba
del pulso infinito de la savia,
del número indecible de todas las raíces
y misterios debajo de la niebla.
Yo iba muriendo
-que era naciendo detrás del ocaso-
como un camino ruidoso e incauto.
Yo iba muriendo
el universo giraba sobre el ala
y sobre la mirada de algo
como el botón redimido en el color.
Yo moría y moría detrás del sol.
SIN DOLOR
Tras la sombra del pétalo
-como si el entusiasmo muriera-
vamos todos balbuceando la vida
en un camino lento a la introspección de la lluvia.
Y cuando ya todo es húmedo
más allá de la lágrima y el viento,
cosechamos amuletos para morir menos,
y damos el brinco de huracán
que renueva todo…
Somos una raza esquiva al dolor.
Hacemos confeti para reventar
los cielos empañados
y vertemos diluvios en los cauces
mortuorios de las luces mudas.
Amo ser humana;
como decir amo el mar
y su infinitud de azul y sal amalgamadas en misterios.
Amo ser humana;
me amo y te amo bajo las estrellas
de este círculo imperfecto,
verde, tormentoso y conclusivo
que es nuestra madre Tierra.
Mañana alcanzaremos la muerte
superada de raíz y hecha sombra tras el pétalo.
Allí germinaremos un abrazo,
tan abrazo y plenitud,
que ya ni el ojo,
-maravilla de la vida explotando la vida-
ocupará abrirse ante el sol
porque seremos Luz y sombra en la mirada.
MUERTE A ESTE POEMA
Hoy me arranco este poema.
Ya no lo soporto a mis espaldas.
A la vida le ha sobrado mi nombre
igual que algunos soles
que mejor murieran.
Tomaré, como nunca lo hago,
el vino evaporado de mis venas
para declararle el amor
a sus alas de huracán vencido.
Yo no he caído antes
a más abismos que mis versos.
Por eso desgarro,
pisoteo,
muerdo enardecida
este poema absurdo
de piedras decadentes
que asfixié en el temascal
de mis augurios.
Que sangre y muera…
que muera este poema
que entierro hoy abierto
con mi sangre y con mis versos
para morir contigo.
GUILLERMO ACUÑA GONZÁLEZ (Costa Rica, 1969) Sociólogo y escritor Costarricense. Perteneció al Taller de Literatura Activa Eunice Odio entre 1990 y 1993. Ha publicado Programa de Mano (2008), En Cuerda Floja (2014). Ambos con Editorial Arboleda, Costa Rica. Amares (2014), publicado por Editorial Ixchel, Honduras, En Ninguno de tus mapas (2015) y VOSTOK (2016), ambos publicados por Metáfora Editores, Guatemala. Una selección de sus poemas denominada “El fin de los días” fue publicada por Editorial Alebrije, Costa Rica, en formato artesanal (2013).
CON TUS PIES DESNUDOS
No traigas
de esa hambre a mi cuerpo.
No le des
más aplomo
a la oscuridad en mis días
si no te huelo.
No me hables tarde, no desahucies
mi viaje.
No entres,
por favor,
a mis palabras
con tus pies desnudos.
JANIS EN MI TARDE
Janis,
dame ese sonido desgarrador
en el que te quejabas de la tarde, y tan siquiera cantabas
el asomo de un caballo de mar que se desbocaba por la hierba en tus caderas.
Janis,
son extraños los girasoles que crecen
en la nieve.
Hoy no ha salido el sol
y tengo frío.
Has venido, por fin,
a llevarte «un pedazo de mi corazón».
Cantá hacia abajo,
para que la sal de tus gritos derrita el hielo
que se duerme en mis manos.
EL HOMBRE DE CENIZA
Estoy seguro de que ya hice esto. Desviar la atención de los encuentros, nacer, como se abren tantas veces las cuentas del asombro. He viajado en ciertos trenes y permanezco en sus viejos olores. Sé, de mensajes desde un mar con peces muertos. He sido embestido por esta sed y no hago nada para salir de sus aguas sin color. Pongo atención en el rastro de mujeres y hombres caminando fronteras sin retorno. Me faltan ciertos días en el cuerpo. Esculturas en las manos. Y sé, ya lo sé. Todo cuenta en las penas, el frío despierta una mañana cualquiera en cualquier sitio. ¿Qué dirán de mí esos sonidos, ahora que soy la interrupción de la bruma y ningún escenario me contiene? Ya antes he vestido así, como un topo con 105 kilos de ingravidez lunar. Ahora que ya no distingo sonidos solo cuando dices algo parecido a un nombre. Ahora que me desvisto como árbol, he cruzado los ruidos de quien busca salirse de la noche.
CRISTIÁN MARCELO (Costa Rica 1970) Licenciado en Lingüística y Literatura por la Universidad Nacional. Ha publicado Todo es lo mismo y no es lo mismo (1994) Entre dos oscuridades (1996) Fragmentos Fantasmas (2000) Corriente subterránea (2012) Fábulas de un poeta que lee en un teatro vacío esperando que sus lectores nazcan del polvo de las butacas (2014) Grado Cero (2015) y el ensayo Las esferas de la memoria (2004)
12
Las rosas huían por los filos
de las últimas curvas del aire.
Federico García Lorca
Fulge en su materia rota
un cocodrilo de luna,
y llora desde su cuna
un blanco duende de jota.
En su voz de verde sota,
Nueva York, Madrid, Granada
pulsan su gitana espada,
que pistila entre la sombra
del zacate que le alfombra
como una rosa quebrada.
EPÍSTOLA DEL DESTERRADO
Estimado amigo:
Sabrá que no he puesto la pluma en remojo,
Aunque el invierno se colgó de una osamenta,
Le cuento que los señores de la ley han acertado
En que el vómito de un muchacho da asco a estas alturas,
Mientras la tristeza o la soledad
Goteaban de la ropa tendida en el patio.
Por si fuera poco, la amargura
Ha trazado el humo de mi último cigarrillo,
Y en el café de siempre,
Ya no me fían un par de tostadas.
Por ahora, he tenido que hacer un calendario,
Para que los minutos
Dejen de burlarse de aquella metáfora,
En que los pescaditos medallaban su hasta entonces.
También le cuento que a pesar de encontrarme
Tan resentido los lunes,
Escribo un ensayo sobre la marea baja y un monólogo,
Donde autorizo a que el viento me despeine.
Además, ya no busco al Che
En esas elegías llenas de mandrágoras,
Sino que me la paso mirando a las muchachas,
Y escribiendo poemas de amor,
Donde lo único que me resta,
Es aprender a rimar un vidrio roto,
Y el hielo de un trago a medianoche.
ANGÉLICA MURILLO CELEBRA SU CUMPLEAÑOS EN LAS CUEVAS DE AJANTA
Alrededor del almendro,
baila la niña de las azucenas.
Alrededor del almendro,
hay un coro de nubes,
entre las nubes,
el caballero holandés
ha puesto una mesa,
y sobre la mesa baila
la niña de las azucenas.
Esto mirado por el rabillo del ojo
parece un circo de palomas.
sobre la arena candente.
La hormiga hace piruetas.
en el trapecio.
La niña de las azucenas
aplaude y taconea,
taconea y aplaude
el espectáculo de los bigotes del gato.
El caballero holandés salta tres veces
sobre la cuerda mañosa,
al cuarto menguante se le ha caído la peluca
y el talco se escapa por el suelo.
Bajo el árbol de la anunciación,
los bailarines han confundido
la marisma con la marea,
y la niña ha pisado sin querer
el cráneo de una medusa.
Se ha caído una gargantilla de lágrimas de San Pedro,
y el caballero holandés ha encontrado
los labios de la niña de las azucenas.
Las nubes están tristes;
tristes, los árboles viejos,
sobre la mesa de mimbre
el baile ha dejado al sueño.
REBECA BOLAÑOS C. (Costa Rica, 1973) Graduada en Relaciones Públicas y Comunicación, actualmente estudia Bellas Artes, tiene su propia empresa y colabora con mentorías a emprendimientos culturales. Inicia su producción poética en el año 2014 en el Taller Tráfico de Influencias y publicará su primer libro en el mes de Mayo del año 2017. A partir de enero del 2017 lanza una serie de reseñas en la plataforma de su proyecto literario Palabra y PUNTO, actividad que busca la exploración de diferentes acciones relacionadas con libros, lenguaje y literatura como objeto de arte. Es participante y colaboradora del Taller-Laboratorio Tráfico de Influencias y del Taller Al otro lado del Sol en la Cárcel de hombres La Reforma y Productora Ejecutiva del Festival Internacional de Poesía de Costa Rica. Hasta la fecha su obra permanece inédita.
ANGUSTIA
Hay días como hoy,
que tengo urgencia de sexo
en las sábanas limpias.
Me dan ganas
de abrir en dos las puertas
y de golpe entrar en la casa
en que habitan mis deseos
cuando te vas de gira
en tus camiones viejos.
Pero hoy me quedaré,
como otras veces,
detrás de la puerta cerrada,
sin poder anegar mi urgencia,
afuera de la fiesta
y de la vida.
CALEIDOSCOPIO
Cuerpo, alma, mente,
somos trinos,
pero algunas veces olvidamos
que una trinidad modela el prisma,
y que un prisma reflectado,
es mucho más que tres formas.
Somos trinos,
pero en esa trinidad,
nos transformamos,
integramos ocho formas,
seis, cuatro,
según los colores y diseños,
según giren, se entrelacen y se multipliquen
en el espacio de una vida.
Somos mente, alma y cuerpo,
pero también somos tierra, agua, aire,
sangre de animal herido,
los hijos que no nos nacen,
tristeza, hastío, dolor.
Somos trinos,
como prismas reflejamos formas y colores,
ruidos y silencios,
trazos, experiencias,
dolores, alegrías y miedos,
diseños que se entremezclan y se multiplican
en el gran túnel que somos.
MAPA
Destilo mis líquidos
cuando te adentrás en mi territorio,
luna seca,
astro humano,
maná.
Me explorás desde adentro
y en la tercera hora
terminás en mis labios.
Tu beso en mi boca,
tu mano en mi pecho,
tu cuerpo en mi atlas.
CRISTIAN ALFREDO SOLERA (San José, 1975) Profesor de literatura. Ex directivo de la Asociación de Autores de Costa Rica. Autor de los libros: Traficante de Auroras, Itinerario Nocturno de tu Voz, Tú no sabes nada de la ausencia, Ceniza, La Piel Imaginada, Criaturas Alucinadas y Otros Poemas que Mienten, Poemas Para no Leer en tu Funeral, Epitafios Inútiles, La Locura que Habitamos (antología ). Ha representado al país en distintos eventos literarios y artículos sobre su obra han aparecido en diversos medios culturales y literarios.
FERROVIARIA
Los trenes se van
despacio, muy despacio,
con su escalofriante procesión
de vagones y de sombras.
Sé que se marchan ( escuché sus latidos )
sus ganas de alejarse
por un túnel siniestro,
humeantes y geométricos
dándole otra forma a esta férrea soledad.
Con ellos mis recuerdos, mi nostalgia vulnerable,
y todas las sonrisas que aún retengo
en la memoria
como un último respiro
al que pocas veces cedo.
Se van, se van los trenes,
y ya no queda nada importante,
salvo esta mujer que acumuló quejidos
de forma eficaz,
sin una sola palabra
más que estas palabras depravadas
de corazón adolescente.
LUNES
No puedo levantarme,
todavía me duele el asombro
y por andar flotando entre las horas
mi ángel de la guarda almacenó sus tristeza
para irse a morir a la ciudad.
Pero sabes
mis cosas son lo único que tengo
en este cuarto ordenado
por la muerte y por el caos.
Que todos los sepan :
ya no puedo con la casa,
con las cartas del amigo ebrio
ni con esa espinilla gris que da tumbos
desesperantes en mi boca.
Ya no doy los primeros pasos del día.
Por cierto
día lento sin ti.
VOZ DE EXILIO
Del otro lado de las cúpulas
tengo una luz
dibujada por la insistencia de sus pájaros.
De este lado
oscuridad.
Todos los sueños el mismo sueño.
Todas las mañanas la misma mañana.
Todas las gentes la misma gente.
Vivo y muero en esta isla.
FELIPE GRANADOS (Costa Rica, Cartago 1976-2009) Fue miembro del grupo literario La Enésima Silla. Escribió artículos para la Revista SoHo y el suplemento Áncora de La Nación, pero fue, sobre todo, un poeta. Publicó Soundtrack (Ediciones Perro Azul, 2005), “El libro de los malos tiempos”, compuesto por sus libros inéditos POP” y “Los 99 nombres de dios”. Falleció a los 33 años en Costa Rica.
WHEN THE TIGERS BROKE FREE
Pink Floyd
Siento la misma náusea
que el tigre
frente al aro
y sin emabrgo salto
e ingenuamente creo
que es a mí
a quien aplauden
Pero este
es el costado
de la vida que me toca
Mordamos,
su entraña
hasta
sangrarlo
NUBES NEGRAS
Pedro Aznar
A la habitación número 13
de un motel cualquiera
La habitación
es tan pequeña
que, aún juntándose,
apenas caben
los dos,
es decir:
aquí no hay lugar para
la muerte.
II
Cuánto quisiera poder decir como el Osito:
“Alguien ha entrado en mi casa, ha probado mi sopa,
se ha sentado en mi silla y, gracias a la suerte,
todavía está en mi cama”.
ALFREDO TREJOS. (Costa Rica. Cartago en 1977). Fue miembro del Café Literario Francisco Zúñiga Díaz y del grupo literario La Enésima Silla. Mención de honor en el Premio per la Pace (Centro Studi, Cultura e Societá, Turín, Italia) y Premio Nacional Aquileo J. Echeverría de poesía en el 2011. Entre sus libros se encuentran Arrullo para la noche tóxica (2005; México, 2006), Vehículos pesados (2009, 2010), Cine en los sótanos (2011), Prefiero ver estática (2012), Riviera Paradise (2014), Crooner y Antiguas Tareas (Poesía reunida 2001-2011 en el año 2015). Asimismo, compiló parte de sus tres primeros trabajos en Modelo T. Antología personal 1999-2009 (Guatemala, 2010).
CASI NADA
Trenes, en plural, suena a muchas cosas,
pero no son tantas, a saber:
ella y la leche tibia, la música y la colonia
que me arde en el rostro.
Casi nada.
Bueno, si contamos los poemas en inglés
de Joaquín Pasos la cifra se eleva.
Bueno, ella canta la palabra ojos
y las nupcias fúnebres inician.
Dan ganas de decirle muy de cerca,
muy en confianza, “por favor, es suficiente”.
Considerá que corazón en singular suena
a poco, y sí, es muy poco.
Temo tanto el día en que aprendás
a cantar la palabra sí.
EL BUSCAVIDAS
a Paul Newman y Piper Laurie
Sobre las mesas de pool
ha caído, una y otra vez,
una gota de agua
que se hace verde como el dinero.
Las bolas han chocado tanto
que ya tienen moretones,
que ya son planetas abollados
sin el favor de Dios,
sin otra cosa que la perfumada
astronomía del diablo.
Eddie juega pool limpio
con taco propio
de esos que se guardan en un estuche
como un arpón
como un rifle magnicida.
Su mujer escribe y se emborracha
y antes de matarse
en el Derby de Kentucky
escoge como lápida
un espejo empañado.
Eddie juega pool limpio
o lo jugaba
con las cortinas bajas
apostando fuerte
preguntándose si es verdad
que así terminan
ese tipo de mujeres,
si no habría sido mejor
que ella jamás le hubiera besado
los pulgares rotos
como lo hizo.
Por todo el infierno
Eddie persigue al único hombre
que pudo con él,
el único hombre que por un día
y una noche
le puso la cara contra el paño.
Sólo le pide un último juego
para perder y volver a Oakland
sin un centavo de culpa.
TAXI DRIVER
a De Niro…a Bernard Herrmann
Los semáforos
son de la niebla.
Cuando la niebla se va
los deja apagados
para que empiece la carrera de demolición
de nuestras vidas.
A cierta hora
algún chofer de taxi
ya no va por pasajeros.
Va por asuntos personales.
Por esa muerte gris
que se hamaca en las esquinas
por esos sitios cuyo nombre
es ácido en los mapas.
Va de caza menor entre los caños
a ese gran salón de tiro que es la noche.
Un espejo de cuerpo entero
es también un espejo retrovisor.
¿Me hablas a mí?
te dice el chofer de taxi
—el dios insomne—
viendo hacia atrás al mundo
que rebota.
RANDALL ROQUE, (Cartago 1977). Fue miembro del grupo literario La Enésima Silla. Ha publicado: “Cuando las luciérnagas hablan” (Cuentos, 1998), “Itinerario de los amantes” (poesía, 2003), “Amores domésticos” (fotopoemas, 2009), “Estrellas de madera” (CD: poemas italiano-español, 2007), “Las Lunas del Ramadán y otras alegorías” (Libro heterogéneo: cuento, poesía, fábula… 2011), “Los Alegres somos más” (selección poética 2003-2012), Alguien llama a tu puerta (Cuento, 2014), Isla Pop (Ediciones REA, 2015). Primer Lugar en el Premio Internazionale di Poesia Castello di Duino, 2007. Su trabajo ha sido incluido en antologías en Italia: “Il gesto della Memoria, 2005” y “Frontiere, 2007”; en Macedonia: “Festivali Ndërkombëtar i Poezisë “DITËT E NAIMIT” Edicioni XVII, 2013; Antología Latinoamericana de Enrique Solinas publicada en la Revista Gramma (Universidad del Salvador. Vol 26, No 54 (2015) “Variaciones de la voz-Una muestra de poesía latinoamericana contemporánea”).
COSAS ASÍ TE MATAN
Cuando se decidió a llamar
estaba tan ebria que apenas
si le reconocía la voz por el teléfono.
Dije que iría hasta esa casa
donde alquilaba un cuarto de estudiante,
respondió que no, había vomitado demasiado
y el baño era un asco y su blusa ni hablar.
Así que sólo se quedó explicándome
lo que tomó esa noche en distintos bares.
Esa mujer de caderas anchas
y pechos pequeños en cualquier escote,
jugaba pool tan bien y daba un respiro
a mi aburrida vida.
Tras varias semanas se desapareció,
no supe nada de su estado y,
al reencontrarnos,
parecía odiarme por no haber ido,
aunque ella dijo que no fuera y sólo
colgué el teléfono mientras la oía vomitar.
Después parecía odiarme sin razón,
también la odiaba por enamorarme
y desaparecer, para luego sólo decir
con una sonrisa, lo enamorada
que estaba de otro.
Esto es un lío, una desgracia,
no deberíamos enamorarnos de mujeres así,
menos si juegan pool y dicen que no te
enamoraste de la que realmente era.
Cosas así te matan,
no te dejan sino, disimular un poco
y darte un aire de importancia ante el dolor.
LLUVIA
Lo mío fue escucharte venir
como un aguacero lejano
que se acerca sobre los techos
y, de pronto,
los cascos más oscuros
de caballos de agua ceden
antes de galopar
sobre el zinc de tu casa.
-tanta humedad que nunca llega-
Sólo queda abrir la ventana,
respirar, algo del polvo
hecho barro en las calles
y esperar que de la tierra
esa mujer se forme.
QUE LOS MUERDA EL AMOR
Que los muerda el acantilado del amor
antes de que sus ojos encerrados con la tarde
sean faros para los barcos pedidos. Que se
avalance sobre sí, con colmillos huecos y
perfore la carne, la perfume con moscas,
su caldo rojo se ensucie tras el beso
y otros heridos extiendan su amor incontenible.
Entren a las tiendas, muerdan a dependientes,
cajeros, transeúntes. Que se lance sobre sí
un tigre rabioso de nubes grises
y estalle de noche en una mancha negra
que no penetre un dardo blanco.
Conozco el aroma del amor, su virulento
espasmo en las ideas. Un ruido paralizante.
Impide alzar la voz, contrae el tórax, tus ojos
son borregos diezmados ante el cuchillo
y su beso es un camino de sangre espesa
en los dormitorios con pisos de mármol.
Que al irse perciban su ausencia
como falta una pierna, un brazo,
un ojo, una mano diestra amputada.
Que su sombra, su sentido de que aún está
no los abandone y busquen su caricia
desesperados, dementes, enfermos.
El amor es un virus incontenible.
Padézcanlo.
Difúndanlo
con
el
beso.
Que el amor sea peor que un tigre
y no lo vean venir entre su cielo
glorioso, difuso, compartido,
solo para que recuerden la herida
cuando los traicione. Y mueran.
Aún entre vivos hablantes. Mueran.
De manera irremediable. Como
mueren los dementes. Los que
aman con la carne expuesta
ante la voracidad de los perros.
Mueran.
Hasta que no olviden
que se vive de la desgracia.
SELENE FALLAS (San José. 1978). Estudió Literatura en la Universidad Nacional hasta obtener el grado de Licenciatura, también es egresada de la Maestría en Literatura Latinoamericana de la Universidad de Costa Rica y fue profesora en esta casa de estudio durante diez años. Ha publicado diversos artículos sobre literatura costarricense y latinoamericana y participado en varios congresos especializados. En 2015 publicó el libro “El teatro en Paradiso”, un análisis sobre la novela del cubano José Lezama Lima. En ese año también publicó su primer poemario “Hijas de Safo” (de donde son los textos que les comparto). De este libro el poema “La cólera de Tetis” fue traducido al italiano y publicado en la revista Proa (Italia). Actualmente, por un proyecto personal, reside en Montgomery, Alabama. EEUU.
HIJAS DE SAFO
Para leer este poema
debés llevar un sostén negro
con encaje, sin cordones.
Lo irás soltando poco a poco
como si fuera de palabras,
como si no tuviera comas,
ni ganchillos, ni botones.
Tomarás el tirante como un renglón
que nada pesa
y liberarás tus pezones,
versos sin candado
que no apuntan a la rima.
Comenzarás en la estrofa
que se parezca más a vos,
no tenés que detenerte.
Terminarás desnuda
en el regazo de Érato,
pero no serás poesía,
ni musa, ni ninfa.
Serás la poeta,
la hija de Safo,
la castradora de Zeus.
ANIVERSARIO
“si yo quisiera te encontrara un día
plácidamente al borde de mi muerte,”
Eunice Odio
¿Estarás al borde de mi sábana,
esa noche, que será un lapso de frío?
¿Tendrás valor para no odiarme
mientras me restriego con Anubis?
¿Soportarás que esté en los labios de Hades,
ignorando los tuyos?
¿Observarás como manosea mi cuerpo
con su lengua?
¿Escucharás mientras me grita perra
y le respondo jadeante?
¿Estarás cuando mi cuerpo se retuerza
en su último intento de ser piel?
¿Te quedarás mientras grito y me revuelco
en las sábanas del mismísimo demonio?
¿Podrás siquiera oler mi nombre en la mañana
cuando hasta el café te sepa a muerte?
LA CÓLERA DE TETIS
El dolor es un animal políglota,
su grito empapa desde el sema,
desde la lágrima seca de la tierra.
Su grito invade, esgrime, lacera…
llueve, mancha, sella…
llega, abraza, penetra…
marchita, deshoja, desmiembra.
Su grito amenaza, lulle, despelleja…
muerde, cansa, increpa…
habla, gime, aúlla, cacarea…
roe, muge, croa, ronronea…
escupe, ultraja, blasfema…
escarcha, estía, envenena…
reclama, recorta, resuena…
infarta, maltrata, enferma.
No solo está en tu lengua,
el maldito se desborda de unas tetas,
de unos ojos, de una hilera.
El maldito camina, cojea,
se arrastra, se desvela,
se comporta, se rebela,
me consume, me condena.
Maldito cuerpo el tuyo de marea,
maldito cuerpo el suyo de ballena,
maldito dolor, maldita pena,
maldita necedad de tanta esperma,
maldito corazón de anacoreta,
maldita voluntad de cadeneta,
infame mi quimera:
de que el mundo se haga mierda.
ALEJANDRA SOLÓRZANO (Guatemala-Costa Rica 1980) Poeta, Actriz. Publicó “De vez en cuando hablo con ella” (2006.) “Detener la historia” (2015). La reseña de este libro a cargo del poeta Eduardo Chirinos (1960-2016) fue publicada por la revista literaria Cuadrivio en el año 2015. Poeta invitada en festivales nacionales e internacionales de poesía: XV Festival Internacional de Poesía de Costa Rica FILCR 2015, XI Festival Internacional de Poesía de Granada, Nicaragua 2015, IV Festival Internacional de Poesía “Nahuat Pipil”, El Salvador. 2015, XI Festival Internacional de Poesía de Quetzaltenango. Actualmente es profesora de Filosofía en la Universidad Nacional UNA de Costa Rica, país donde radica desde el 2007.
CONFESIÓN CON JUANA INÉS DE LA CRUZ
¿Preguntás por mi vida?
Es mejor no decir nada Janne.
Volver es desperdiciar tinta.
Te queda bien el verde aqua sobre los párpados.
Olvídalo,
no hablaremos más de la estación en Taxqueña,
la consternación sobre el andén
que me dejó inmóvil.
Ese chico de 9 años lo sabía
y no había forma de disimular esto.
Le sorprendí hurgando mi gesto
mientras despertaba mi instinto asesino,
subió el volumen de su repertorio
y se perdió entre el tumulto guiñándome
con el play de su grabadora.
Ese pequeño dios musical y comerciante
lo sabía todo.
Yo también hui de esa tristeza fluorescente,
me dejé absorber buscando salvación
entre la marea humana
como un pez dormido.
Seguí empañando junto a los otros, las ventanas.
Pude olvidarme de todo
casi todo.
–¡Para!
¡No encontrarás nada interesante entre mis folios esta tarde!
A bordo, todos exhalan tibios suspiros que llevan o traen sus fantasmas, se conserva al vacío esta ciudad que arde. Aquí estamos y es verdad que soy otra tú que se inmola por el perfil solitario que encontró en la estación a las 2 de la tarde.
Necesito aire, Janne. ¿Te das cuenta…?
IMPRESIONES
Esta tarde llueve violenta
y la luna está agresiva.
No existe esa simpatía entre naturaleza y nosotras
de la que Hume habló.
Solo su boca se mueve
en mi memoria,
el sueño detenido a las cinco de la mañana
como una película muda
y sin subtítulos donde lo veo contar el final de esta historia.
Te llamo para advertirte sobre estas horas
para decir que en una esquina de la cama
la luna nos acecha a mi gata y a mí
Te hablo para que no se disipe tu mirada
Y rezo:
Las impresiones son el primer contacto
Las impresiones son el primer contacto
Razón,
desbocada y sorda
resaltó desde la esquina de la cama
el color, la realidad de la colina.
La tormenta en esta esquina
es tan solo una sensación
Una pequeña pieza del enigma
Habría apostado mis manos
a que la tarde, madrugada o noche
eras vos.
***
Es cierto que hablé de Kant
del criticismo
de un muchacho que se enamoró del tiempo
tañendo hipnotizado el campanario de Messkirch
Es cierto
que invertí cada minuto
en disimular el temblor de mis manos
hablando de Giordano
y del fuego
que atizó la noche y su cuerpo.
Hablé de mi niñez
de los viajes
de mi padre
de un tiburón de agua dulce
perdiéndome
entre las luces del Herediano.
Es cierto
que no volveremos a vernos
y que despertaremos con sobresalto
en medio de la noche
Bailando solos
inauguremos recuerdos
hacia el centro de esa extraña fiesta
desde donde hemos llegado todos.
PAOLA VALVERDE ALIER. (Costa Rica, 1984) Poeta y gestora cultural. Por 4 años dictó el taller literario del centro penal C.A.I. La Reforma (2002-2006). Es Productora General del Festival Internacional de Poesía de Costa Rica. A finales del 2010, la Editorial La Cartonera Tuanis de Costa Rica publicó su libro de poesía La quinta esquina del cuadrilátero, reeditado por Editorial ARLEKIN (Costa Rica, 2013) y Lápices de Luna (España, 2016). En el año 2015 publicó su libro Bartender con Editorial Perro Azul y obtuvo la Mención de Honor en el Premio Nacional de Poesía Aquileo J. Echeverría de Costa Rica. En el 2017 publicará Las Direcciones Estelares (Amargord, España) y Nocaut (Trabalis, Puerto Rico). Su poesía ha sido traducida al portugués e italiano y seleccionada en diversas antologías (UNAM, ANAMÁ Ediciones, Raffaelli Editore, Fili d´Aquilone).
LA VIDA ANTES DE LA VIDA
Los ríos perpetraban la corteza de los árboles
la voz de la selva
permanecía campante
¡Fuerte como el jaguar
valiente como la anaconda!
Antes de nacer
fui un diminuto botón de luz
Tomé forma de cordillera
exploté en tonos turquesa
y de la sangre
almacenada en mi sexo
brotó
una estampida de colibríes
El Fuego
era un hilo costurado al sol
El verde
no domaba la llama
La mujer que custodiaba la tormenta
dejó caer los rayos
y se convirtió en pájaro
BACAB O LAS DIRECCIONES ESTELARES
Uni-verso, es decir un solo verso, la lengua del cielo.
Ivar Zapp
La gente de mar
descifró el palíndromo
que marcaba
los cuatro puntos cardinales
salió de sus cuevas
a la boca del jade
profundo
en la respiración de la piedra
El origen
conservó la estructura
en la mente del marinero
En un pequeño país
los sabios construyeron las esferas
Su uni-verso fue un mapa
trazado en la noche
Las constelaciones
ordenaron la ruta
Calcaron el cielo y sus astros
con Fuego afinaron la gubia
Supieron atravesar
la palabra
y al regreso
flotaba una raíz
En altamar
la figura más brillante del cielo
es el capitán
En tierra firme
las civilizaciones marítimas
aprendieron a respetar el camino
MEDITACIÓN
Un hilo de saliva contiene al mimo
frente al espejo
Toco su nariz
toco la culpa la hebra
el tímpano
No hay silencio en el silencio
Atrás de la puerta iluminada
un lago
arrastra el puente hasta su hondura
Mi poema
salpica pieles de jaguar
El sol me ahoga en su tinta
Cierro los ojos
Adentro del agónico reflejo
los latidos vibran
Bajé a la inmensidad de una semilla
Fui pasto polen de maíz
Amanece sobre el templo desnudo
El viento mueve la piedra
adentro de la bailarina espacial
He aquí la oruga
He aquí las sabias raíces
La luna quiebra la estridencia
de una cigarra herida
Odio humanidad odio
Sigo los ladridos que golpean
las murallas
Invento su respiración
Sobre esta tierra sucumbió la espora
Todas volamos en las alas de ese colibrí
Soy la mirada tras la balsa
la ligera caída del astrolabio
Mi abuelo trabajaba la madera
Forjaba con la mano
una curva donde el cocobolo brillaba
Una lapa transformada en mariposa
rompió los ojos de su muerte
La última pieza que talló
fue un micrófono para
que yo cantara
Siempre hay que cantar
Siempre hay que cantar
Siempre hay que cantar aunque los dedos sangren
El aliento sacude la llama que se torna azul
En mi corazón habita un pájaro
el dulce picoteo de su angustia
NATHALIE CRUZ-MORA (Costa Rica, 1987). Ingeniera Biotecnóloga, empresaria y gestora cultural. Colaboradora y promotora en Palabra y Punto. Ha participado de varios talleres poesía, frecuentó el Anti-Taller-Anti dirigido por Melvyn Aguilar y el Taller Luna Roja impulsado por Guillermo Sáenz Patterson e Ignacio Carballo. Hasta la fecha su obra permanece inédita.
SUJETO
Quiero caber en una caja
de madera,
aceitar mis articulaciones
y tuercas,
medito cómo podría
ser menos material,
más efímera o gaseosa,
desencajo mi esqueleto,
las uniones se dan vuelta,
la espina debe doblarse en ángulos
obtusos,
estrechar el ligamento a los músculos,
inclusive el hierro de mi pierna.
Debo ser flexible,
cual el algodón de la tela
o del campo,
el líquido viscoso y maleable de un metal
fundido,
contener la forma aproximada del objeto,
ajustarme a esa des-identidad
de cara “en blanco”,
de sentimientos “en blanco”,
al antojo del titiritero,
-que la sonrisa no parezca macabra-,
y los sueños no me manchen el vestido,
el número,
el talento de la voz que habla detrás
de mí.
Lo más importante es que yo pueda
caber en esa caja,
luego colorearán mis mejillas
con carmín-achiote,
peinarán mis cabellos de plástico,
desenredarán de día los nudos
tejidos de noche.
-que la sonrisa no parezca macabra-.
Si lograra meterme en esa caja,
llorar sin lágrimas,
o danzar por mí misma sin asustar
al público.
Lo cierto es que nunca podré entrar
ahí,
por eso me he separado
en partes,
ya quiero ver el rostro de mi amo
será un momento feliz:
sus ojos asomados por la hendija de luz,
se abrirá la tapa
y yo estaré
en partes,
con mi sonrisa macabra,
adentro.
EPSILON
Recorro lugares pasados
estampas y texturas,
esto es un abrigo o un aroma,
el lápiz con punta filosa que rodó
debajo de la mesa.
Entre muros extraños
perdí los rostros
(mis rostros)
a los que di una linterna
para la clave Morse.
Me cuesta aprender
direcciones de memoria,
me cuesta volver y ser la misma,
recorrer con el mismo plumaje
los tejados,
bailar con similitud el 3X4.
Bajo las tormentas
deseo ser la placa
que inmóvil aguarda un empuje
orogénico.
Las tormentas se componen
de rutas inciertas,
y la improbabilidad abunda
en este plano.
Aún hebras de negros cabellos
en mis dedos,
huellas de lo impuro en mi cara,
a la botella de vidrio
le crecieron algas en su base,
en el agua flotan
dañinas criaturas invisibles.
Miro fantasmas florecer
en los salones donde hay bailes,
pesados candelabros,
mujeres con enormes vestidos.
Estática
es la matriz del tiempo,
y quizá hasta yo,
si escarbo en las tumbas,
también sea la misma.
Recorro dimensiones pasadas
el Péndulo
da una vuelta de carnero
completa.
“Otra vuelta de tuerca”
ante mis ojos.
TRÓPICO
Levemente desvanece el cielo entre los dedos de un hombre, llora su miseria humana, se pregunta si la muerte dará fin a su naufragio, las brújulas no siempre señalan hacia el norte. Presume que al caer la lluvia se lavará su lamento, o las golondrinas se llevarán entre alas al meridiano. El hombre sabe que anda descalzo entre los charcos, donde los renacuajos le golpean los tobillos mientras buscan convertirse en sapos. Se mira la sombra en el espejo, sabe que está siempre ante la cuerda floja del final, y su mortalidad subyace en la aguja de un zancudo chupasangre. El hombre decide quitarse los zapatos y correr, correr de vuelta al abismo de donde ha salido. Tal vez de los huevos dejados en el fango surjan unos peces.