Ha muerto el poeta Fernando Nieto Cadena (Guayaquil, Ecuador, 1947). Fue profesor universitario en su país y residió en México desde 1978. Fue coordinador de talleres literarios en León, Villahermosa, Orizaba, Ciudad de México, Bacalar, Ciudad del Carmen. Nieto Cadena fue uno de los poetas más significativos de Ecuador en las últimas décadas. Entre sus libros están, A la muerte a la muerte a la muerte, De buenas a primeras, Somos asunto de muchísimas personas. Los des(en)tierros del caminante y De última hora.
PRELIMINARES PRE-EPILOGALES PARA UN APÓCRIFO EXLIBRIS
No me resigno a terminar esta versada y soltarla al haiseva como si no fuera
conmigo esta vaina de abandonarme en los ceremoniosos camposantos de aldeas feudales
que me llevan y traen me aquietan y remueven nostalgias apolilladas por el olvido
no me convenzo de ningún punto final autosuficiente para concluir este disparadero
de previsibles desmemoriadas memorias
me pregunto
¿hace cuánto tiempo no voy a un muelle?
no he visto maniobras de atraque en los puertos de altura o de cabotaje hace mucho
rato
sólo el rutinario casi disciplinado treparme en combis que me llevan a sitios donde
casi nadie me espera
este naufragio citadino de navegar en vehículos sin viento en popa
sumido en esta isla sin brisa que meza al más leve flamboyán
los sinfónicos rechinares de bocinas callejeras anunciando chatarra comestible
y una imperiosa insobornable necesidad de ti a la orilla de un mar abierto cada vez
más abierto como tu cuerpo entregado por fin a mis deseos
Ese es mi mar la mar que sueño encontrar al encontrarte hoy
la mar que me rescate para salir de mis archipiélagos existenciales
al recordarte sentí temor por mi vida
mi mar propiciadora de vida ¿qué va a ser de mí cuando te pierda?
¿y si llego a perderme como suele ocurrir cada vez que rozo la felicidad?
¿y si?
Es mi turno me digo para testimoniar las tremolinas de arrecifes en implosión de alguien que
puso ser y se guardó los dados para que nadie interrumpiera su abolición de la muerte en medio
de tan poca y gratuita vida
¡Ya estuvo bien!
desde los barloventos y sotaventos de mis tañeres ancestrales una jarana escribe en
los puntos de fuga de la luz que la leona rasga jarochamente un son prieto
las tarimas cantan vibran de sol y mar monte adentro a la orilla de un estero
cimarroneo y danzo sin bailar y bailo sin danzar mientras te llamo y no vienes y te
nombro y no estás
pero el huapango ya no se viste de luto porque su huapanguera está por llegar
y te espero no dejo de esperarte
¿cuánto tiempo llevo esperándote?
la vida entera que siempre es un minuto adelantado a todo lo vivido
la vida entera y no exagero
el viejo Goethe lo dijo y lo he repetido muchas veces nuestras palabras sólo
expresan lo que deseamos
entonces abandono los cadáveres de este presuicida que nunca pude ser
me dejo llevar a los bembés de tu sonrisa me inicio en el camino hacia las potencias
que te amparan dejo que bajes y limpies mi sombra sesere brucá maniguá aé mi santa
dueña de mí
los tambores batá vuelven a tañer himnos iniciáticos areítos yambúes
la rumba buena me jala
deseo me conduzcan hacia las territorialidades de la fuente de jade de tu amor
la rumba buena me está llamando
SIEMPRE LLEGO tarde a la escritura de mis poemas
ya estaban vividos cuando empecé a imaginar que serían el trasunto epopéyico de
algo semejante a un yo poco dispuesto a ser yo
fue demasiado tarde
Mi atraso no pudo entristecerme por no haber sido quien no fui
quien se quedó a la orilla con una cometa en las manos y el desmadejado hilo tenso
halándome hacia los arrecifes vistos en una película irlandesa
Me intranquiliza la ausencia de marea en el malecón del río
trato de encontrarme en lo que escribí bajo este nombre que conservo como propio
¿y la relatividad del tiempo de las cosas? ¿y la fugacidad de la vida-muerte?
siempre estamos muriendo
desde siempre nunca morimos a dentelladas a cuentagotas de un solo tajo
reflexiono hasta qué punto es cierto eso de que nunca aprendemos a vivir
pulso teclas me disfrazo de lo que soy para disimular lo que seré sin serlo
camino a oscuras entre fraguas y combates virtuales desgañitándose contra dios
¿qué haces allá arriba entre truenos rayos y centellas? le pregunta alguien
¿existe un dolor más grande que la nostalgia?
pregunto
traté de ser puntual para escribir a pie juntillas mis constantes defunciones pero los
versos se me adelantaron
me fui despacio tras unos presentimientos que ya no estaban donde debían estar
Los tuve a mano
hablo de mis poemas
sembré recuerdos como quien esconde fantasmas bajo su cansancio
la minusválida tristeza de mis aquelarres
el orfeón decimonónico emputecidamente triste por el suicidio de una poeta
mi tristísima cofradía de palabras en el epicentro de un carnaval sombrío
Lo que pude escribir estuvo a la zaga de los residuos de lázaros absortos
sólo fueron ensalmos para resucitar vaticinios pretéritos documentar subjuntivos
incoar pluscuamperfectos exponenciales futuros
de todas formas fueron mis modos mis malas maneras mis malas costumbres de
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Nuevamente Nelson de Oliveira, p. 102, sin interrogativos.
morir y vivir
para el escritor la literatura es más o menos una socialización de sí mismo
la literatura es la manera más agradable de ignorar la vida
de acuerdo chévere
¿Y?