Presentamos, a modo de celebración, una breve muestra de poemas de la llamada “Generación sin nombre” de Colombia, preparada por Federico Díaz Granados. Se trata de autores nacidos entre 1939 y 1949 y que, en la segunda mitad de los años sesenta, le imprimieron particular brillo a la tradición de su país debido a la construcción de un “yo íntimo”. Según José Luis Díaz Granados, “A finales de 1966 comenzaron a aflorar aisladamente voces precoces en la poesía colombiana posteriores a la generación “Nadaísta”. A pesar de que los más jóvenes de este grupo —Jotamario Arbeláez, William Agudelo, Eduardo Escobar y David Bonells Rovira— eran menores que Giovanni Quessep, Miguel Méndez Camacho, Elkin Restrepo, Fernando Garavito, José Manuel Arango y Jaime García Maffla, los novísimos poetas colombianos habíamos nacido entre 1938 y 1948. Bonells Rovira, nacido en 1946, venía a constituir una especie de puente entre el “Nadaísmo” y la reciente generación y era el único que había publicado libro, La noche de madera, editado en 1965″.
GIOVANNI QUESSEP
(San Onofre, 1939)
Obra poética: Después del paraíso (1961), El ser no es una fábula (1968), Duración y leyenda (1972),Canto del extranjero (1976), Madrigales de vida y muerte (1978), Preludios (1980), Muerte de Merlín (1985), Un jardín y un desierto (1993), Carta imaginaria (1998), El aire sin estrellas (2000), Libro del Encantado – Antología (2000), Brasa lunar (2004), Hojas de la sibila, A la luna, Después será el vacío, Metamorfosis del jardín (2006).
QUIERO APENAS UNA CANCIÓN
Estoy cansado de llamar
a la puerta de los que amo,
mi camino se cubre de violetas
y de sombras perdidas de mi canto.
Se ha ido la estación de la azucena
por la muerte que fue una bella fábula;
ahora nadie me conoce,
todos se alejan de mi alma.
No sé qué camino seguir
ni a quién decirle que me ame,
mis ojos miran la floresta
y estoy cansado y se hace tarde.
Quiero apenas una canción
que me traiga tus manos de hada
una canción para la vida
bajo esta llama de ciprés tan blanca.
Quiero vivir o morir, lo mismo
me debe ser la muerte que la vida.
¿Quisieras tú decirme la canción
de la esperanza o a desdicha?
Sólo te pido una palabra
y algo del cielo de tu música:
Aguardaré a la sombra de mi otoño
cubierto por las flores y la luna;
Estoy cansado de llamar
pero nadie me abre sus puertas;
acuérdate de mí en la noche
azucena de un valle que perdiera.
ELKIN RESTREPO
(Medellín, 1942)
Obra poética: La Palabra sin Reino (l982), Retrato de Artistas (l983), Absorto escuchando el cercano canto de Sirenas (l985), La Dádiva (l99l), Lo que trae el Día (2000), La visita que no pasó del jardín (2002), Luna blanca (antología), (2005), Amores cumplidos (Antología) (2006).
ANITA ECKBERG
En Roma, eso ahora lo comprendes,
el verano se convierte rápidamente en olvido,
en hojas secas, en una sensación dolorosa.
Las aves ya no chillan o chillan de manera distinta
en las canoas de los viejos palacios,
y en las calles otra luz desmorona el oro de la vida.
Las cosas (tus cosas) parecen diluirse
en un sueño confuso.
y la desdicha llega a casa
y se instala como un viejo amante.
Sientes que esto es nuevo en ti,
un mensaje apenas recibido, una derrota.
En las afueras del Coliseo,
los escasos turistas rezagados se pasean,
y las terrazas de los cafés están vacías,
y las limosinas de las condesas
y los ricos norteamericanos
ya no abochornan el tráfico romano.
La ciudad también, como tú, ha perdido algo,
su juventud, su fuego, su íntimo regocijo,
y sobre la fachada de las edificaciones,
de los palacios restaurados,
la humedad, el tiempo que pasa y no vuelve,
ensaya un nuevo color,
cubre de moho y silencio el vasto material de los días.
Pero Roma es eterna,
y tu dolor, apenas una sensación nueva,
una primera derrota.
Tu dolor para el cual, ya lo sabes, no existe
bálsamo o sabiduría alguna que lo alivie.
MANUEL HERNÁNDEZ
(Bogotá, 1942)
Obra poética: Los cuatro elementos (1977), Interior Exterior (1978), Creación y profecía de la ciudad.
AFORISMOS DEL OLVIDO
No hay imagen
algo que no es posible recordar
nos acompaña
Con la naturaleza del olvido
están hechas
más cosas de las que nos imaginamos
Cómo llevar la voz por los senderos
de una sensibilidad
que no se oculta
y por lo mismo que
no se descubre?
Descubrirse es quitarse el sombrero
para saludar
ahora todos llevamos el sombrero
dentro de la cabeza
no lo perdemos por cualquier cosa
Todos tenemos un carrete
o una planta
o el inmencionable arbusto
del mendigo
que nos acompaña desde el olvido
El ángel de la guarda se llama olvido
y no lo rescatamos con máquinas de fotografiar
hubo un tiempo en que no había chatarra
las cosas’ viejas eran simplemente
cosas viejas
Tiempo cuando lo que se quedaba atrás
y aparecía en sueños
era una materia próxima al amor
cercana a los helechos de la prehistoria
Siempre habrá una palabra que no aparece
cuando la necesitamos
porque nuestro ángel de la guarda nos la esconde
cuando aparezca la merecemos
y la guardaremos nosotros
o querrá irse y vendrá
una última vez a despedirse
Esto no es triste
es más triste ver un globo
halando de la pita
para remontar los cielos
y que no lo logre
El olvido no está solo
nos lleva a nosotros y al esfuerzo de combatirlo
alguien será destruido
si las reglas del juego no son limpias
Cuando comenzamos a inventar
estamos haciendo imagen
con las imágenes que no vemos
No hay imagen
lo que vemos siempre es nuevo
un oculto corazón siempre presente
Un oculto corazón siempre presente
desde el más lejano punto de una estrella
desde los cuernos de la amarilla luna
asomándose por detrás de la montaña
detrás encima debajo
a un lado cerca y lejos
figura y abstracción estar no estar
anunciándose en la noche viajera
cualidad clara u oscura
la luna llena durmiendo como un niño innato
estar no estar
un oculto corazón
siempre presente
latiendo ocultando
diciendo descubriendo
negando sintiendo
afirmando noche
olvidando alta noche
imaginando media noche
latiendo alta noche
media noche
entre dos altas noches
medio día
entre dos altos días
un oculto corazón
siempre presente
No hay imagen
algo que no es posible recordar
nos acompaña
MIGUEL MÉNDEZ CAMACHO
(Cúcuta, 1942)
Obra poética: Los golpes ciegos (1968), Poemas de entrecasa (1971), Instrucciones para la nostalgia (1984), Desencantos y cantos (selección poética, 2008), Memoria de tu cuerpo (2003), La primera cosecha que dio pájaros (2004), Antología (2005), Tristura. Poesía reunida (2017).
ESCRITO EN LA ESPALDA DE UN ÁRBOL
No recuerdo si el árbol daba frutos
o sombra,
sólo sé que dio pájaros.
Que era el centro del patio
y de la infancia.
Que en la madera fácil
tallé tu nombre encima
de un corazón flechado.
Y no recuerdo más:
tanto subió tu nombre con el árbol
que pudiste escaparte
en la primera cosecha que dio pájaros.
HENRY LUQUE MUÑOZ
(Bogotá, 1944-2005)
Obra poética: Sol cuello cortado (1973), Lo que puede la mirada (1977), Carta a la paloma de Picasso (1980), El libro de los caminos (1991), Polen de lejanía (1998), Arqueología del silencio (2001).
AURORA SIN CUERPO
El día se levanta
en la blusa abierta de una mujer
y gasta sus horas entapetando el campo de promesas.
Llegan obreros rompiéndose la voz a golpes de martillo.
Los pájaros se llevan el aire.
El cielo guarda el óxido de los tiempos idos.
Solo un avión cargado de extraños, relleno de cartas
para una novia que jamás regresa.
JAIME GARCÍA MAFFLA
(Cali, 1944)
Obra poética: Morir lleva un nombre corriente (1969), Guirnalda entre despojos (1976), En el solar de las gracias (1978), La Caza (1984), Las voces del vigía (1986), Poemas escritos a lápiz en un viejo cuaderno (1997), Vive si puedes (1997), Al dictado (1999), Caballero en la Orden de la Desesperanza (2001), Antología mínima del doncel (2001), Escenas de “La caza” (2011), Buques en la Rada (2014), De las señales (2014).
LA ESCRITURA
Para Sara y Guillermo Mojica
Cuando se escribe
ya sin afán de decir cosas,
ya sin deseo de saber más cosas,
ya sin deseo de escribir.
Cuando se escribe lejos
del lugar a donde irá lo escrito,
lejos de las palabras
y lejos de quien ha de leerlas.
Cuando la página no escrita
dice más que las líneas
y lo blanco es lo escrito.
Cuando al azar se escribe.
Cuando se está más cerca
del silencio y las horas,
de los signos del cielo
que de las letras de los libros.
Cuando se escribe algo
sin afán de enseñarlo
aunque escrito para alguien.
Cuando sin escribir se escribe.
Cuando ya no se quiere
escribir ni oír las voces,
ni decir nada,
ni se puede querer lo que se dice.
Entonces las palabras
serán la compañía toda y sola,
serán esa palabra
que hemos de oír de labios del silencio.
ÁLVARO MIRANDA
(Santa Marta, 1945)
Obra poética: Tropicomaquia (1968), Indiada (1971), Los escritos de don Sancho Jimeno (1982), Simulación de un reino (Obra poética, 1965-1995), La nueva épica del Cid, El libro blanco de los muertos (2017).
MÍO CID Y LA VALORACIÓN DE LOS HUEVOS DE IGUANA
Nadie espera que abra la boca y Cid diga la verdad, ese pedazo de nada que las vendedoras del mercado lanzan en palabrotas. Palabras verdes, palabras rojas, palabras de amarillo fuego sobre el monumento de la comida cruda. Mío Cid es insignificante en medio de este mundo que magnifica los espejos. Cid se ríe del color del ágata y de la calcedonia en lujo que traen los hombres del Norte sobre sus pechos. Mío Cid sabe descifrar a los marines, a las maestras de escuela que han amado a los extraños, a las maestras que han espantado la viruela, que han llenado los tableros de vocales, que han paseado y jugado con los niños en la playa. Mío Cid vive en el arriba de la noche, en el debajo de los días y sabe cuándo en los altares de la iguana el huevo de la serpiente se decolora con el agua.
MARÍA MERCEDES CARRANZA
(Bogotá, 1945-Bogotá, 2003)
Obra poética: Vainas y otros poemas (1972), Tengo miedo (1983), Maneras de desamor (1993), Hola, soledad (1987), El canto de las moscas (1997), La Patria y otras ruinas (antología, selección de Francisco José Cruz, entrevista de Sandra Martínez León, col. Palimpsesto, Carmona-Sevilla, 2004).
LA PATRIA
Esta casa de espesas paredes coloniales
y un patio de azaleas muy decimonónico
hace varios siglos que se viene abajo.
Como si nada las personas van y vienen
por las habitaciones en ruina,
hacen el amor, bailan, escriben cartas.
A menudo silban balas o es tal vez el viento
que silba a través del techo desfondado.
En esta casa los vivos duermen con los muertos,
imitan sus costumbres, repiten sus gestos
y cuando cantan, cantan sus fracasos.
Todo es ruina en esta casa,
están en ruina el abrazo y la música,
el destino, cada mañana, la risa son ruina;
las lágrimas, el silencio, los sueños.
Las ventanas muestran paisajes destruidos,
carne y ceniza se confunden en las caras,
en las bocas las palabras se revuelven con miedo.
En esta casa todos estamos enterrados vivos.
AUGUSTO PINILLA
(Socorro, 1946)
Obras poética: Canto y cuento (1978), Fábrica de sombras (1987), El libro del aprecio (1990), Y la vida revivirá (1997), Los días del paraíso (2012), El ángel en la hoguera (2012).
EL DILUVIO
Hizo correr el agua por la tierra
como un poeta hace correr el fuego
por sus viejos poemas.
Pero hubo uno
–un hombre o un poema–
y viendo que era bueno
lo presentó en el arca
para empezar de nuevo,
como un viejo poeta
que no logró librarse
de su invento.
DAVID BONELLS ROVIRA
(Chía, 1946)
Obra poética: La noche de madera (1965), Poemas de hojalata (1970), La carcoma y el tiempo (2002), Las cenizas del día (2006).
CARTA A MARIO RIVERO
Cuando los muchachos del barrio fuimos al circo,
expectantes asistimos al espectáculo.
Después de la fanfarria, apareció el elenco,
y comenzaron a desfilar por la arena
los enanos en zancos,
los payasos con sus caras de harina,
el domador de mansas fieras,
la amazona y sus potros,
y el caballero de frac y flor en el ojal
que remedaba al mago.
Tras un redoble de tambor, los maromeros
en los trapecios ejecutaron sus acrobacias,
en medio de nuestro asombro convertido en aplausos.
–Yo deseaba locamente caminar por la cuerda floja,
pero el león no me quitaba los ojos de encima.
JOSÉ LUIS DÍAZ-GRANADOS
(Santa Marta, 1946)
Obra poética: El laberinto (1968-1984), La fiesta perpetua. Obra poética, 1962-2002 (2003), Poesía completa (3 tomos, 2015).
JÚBILO
No faltarán palabras para cantar el júbilo,
siempre tendré un murmullo.
Para abrir el silencio,
para herir la clausura de la noche
siempre tendré en mis labios un balbuceo,
un canto, una balada,
nunca un eco que roce mi boca o mi destino.
Nunca vendré de nadie para alabar tu cáscara;
sobrarán los instantes para besarte íntegra.
No faltarán sonrisas
ni goces en las ceremonias improvisadas.
Todo se hará a su tiempo y será pronto.
Ahora abandonémonos a este ocio invisible.
DARÍO JARAMILLO AGUDELO
(Santa Rosa de Osos, 1947)
Obra poética: Historias (1974), Tratado de retórica (1978), Poemas de amor (1976-1983) (1986), 77 poemas (1987), Antología poética (1991), Cuánto silencio debajo de esta luna (1992), Del ojo a la lengua (1995), Razones del ausente (selección de María Mercedes Carranza, 1998), 127 poemas (1999), Aunque es de noche (1999), Cantar por cantar (2001), Libros de poemas. Obra reunida (2003), Gatos (2005), Cuadernos de música (2008), Del amor, del olvido: antología temática (2009), Solo el azar (2011), Treinta y dos poemas: una antología (2014), El cuerpo y otra cosa (2016).
POEMA 13
Primero está la soledad.
En las entrañas y en el centro del alma:
ésta es la esencia, el dato básico, la única certeza;
que solamente tu respiración te acompaña,
que siempre bailarás con tu sombra,
que esa tiniebla eres tú.
Tu corazón, ese fruto perplejo, no tiene que agriarse con tu sino solitario;
déjalo esperar sin esperanza
que el amor es un regalo que algún día llega por sí solo.
Pero primero está la soledad,
y tú estás solo,
tú estás solo con tu pecado original -contigo mismo-.
Acaso una noche, a las nueve,
aparece el amor y todo estalla y algo se ilumina dentro de ti,
y te vuelves otro, menos amargo, más dichoso;
pero no olvides, especialmente entonces,
cuando llegue el amor y te calcine,
que primero y siempre está tu soledad
y luego nada
y después, si ha de llegar, está el amor.
JUAN GUSTAVO COBO BORDA
(Bogotá, 1948)
Obra poética: Consejos para sobrevivir (1974), Salón de té (1979), Ofrenda en el altar del bolero (1981), Roncando al sol como una foca en las Galápagos (1983), Todos los poetas son santos e irán al cielo (1983), Todos los poetas son santos (1987), Almanaque de versos (1988), Dibujos hechos al azar que cruzaron mis ojos (1991), Poemas orientales y bogotanos (1992), El animal que duerme en cada uno (1995), Furioso amor (1997), La musa inclemente (2001), Mirar con las manos (2006), Poemas ilustrados (2008), Los poetas mienten (2009), Cuando papá perdió la guerra (2010), Poemas recientes (2011), Poesía reunida (1972-2012) (Contiene: El animal que duerme en cada uno, La musa inclemente, Los poetas mienten y Cuando papá perdió la guerra) (2012).
¿PERDÍ MI VIDA?
Mientras mis amigos, honestos a más no poder,
derribaban dictaduras,
organizaban revoluciones
y pasaban, el cuerpo destrozado,
a formar parte
de la banal historia latinoamericana,
yo leía malos libros.
Mientras mis amigas, las más bellas,
se evaporaban delante de quien,
indeciso, apenas si alcanzaba
a decirles la mucha falta que hacen,
yo continuaba leyendo malos libros.
Ahora lo comprendo:
en aquellos malos libros
había amores más locos, guerras más justas,
todo aquello que algún día
habrá de redimir tantas causas vacías.
MARTHA L. CANFIELD
(Montevideo, 1949)
Obra poética: Anunciaciones (1976-2015), Nero cuore dell’alba (1988), Mar/Mare (1989), El viaje de Orfeo (1990), Caza de altura. Poemas, 1968-1993 (1994), Orillas como mares (2004), Capriccio di un colore (2004), Per abissi d’amore (2006), El cuerpo de los sueños (2008), Corazón (2012-2013), Luna di giorno (2017).
MIRA LLEGA A CASA
Quisieras cruzar el umbral
tal vez
pero todavía no te atreves
me miras con temor
pasar de aquí a allí
y no saber lo que vas a encontrar
y luego —a lo mejor estás pensando—
tampoco es éste sitio conocido
Entonces permaneces quieta
con la cola en alto vigilante
ojos de incertidumbre
Dónde me han traído,
pareces preguntarte
y yo ruego que tú puedas entender
que desde ahora ésta es tu casa
y tú aprenderás de mí
y yo aprenderé de ti
y juntas vamos a construir
un dúo solidario
hecho de mujer y de perra
Mira y Martha
Martha y Mira
y correr será hermoso en la mañana
y dormir será hermoso por la noche
y saberte cerca será dicha de vida
y armónica ternura
y sentimiento puro
Espera no atravieses ese umbral
Voy yo hacia ti
para después cruzarlo juntas
y dar por fin inicio
hoy mismo ahora y enseguida
a esa unidad perfecta que decía Neruda:
“seis patas y una cola
con rocío”.