La poesía en español vive el tiempo que Haroldo de Campos llamó “post-utópico”. El poeta contemporáneo participa de una pluralidad de pasados, de tradiciones heteróclitas. Pertenece no a la poesía de un país sino a la poesía de una lengua. Pertenece a la poesía panhispánica. Proponemos, desde la conciencia de esta virtualidad, volver a los maestros del idioma. Continuamos esta revisión con Luis Rogelio Nogueras (Cuba, 1944-1985). Apodado el rojo o el Wichy. Poeta, narrador, cortometrajista y dibujante. Fue uno de los fundadores de la revista literaria “El caimán barbudo”. Estudio Letras en la universidad de la Habana. Entre sus libros figuran: Cabeza de Zanahoria (Poesía), Las quince mil vidas del caminante (Poesía), El cuarto círculo (Novela), Y si muero mañana (Novela). Por su obra literaria obtuvo diversos reconocimientos. Fue guionista de varias películas. Es considerado el poeta más representativo de su generación.
Poética
Lo que he escrito
tiene a veces el aspecto gastado de algo escrito ya por otros
pero también mucho de lo que han escrito otros
lleva mi firma
en la eterna espiral yo soy igualmente una consecuencia y una referencia
las palabras vuelven siempre
las oscuras palabras cada cierto tiempo
toda palabra tiene pasado
toda palabra hizo ya el amor
pero no hay palabras de uso
cada palabra tiembla de nuevo
entre las manos del escritor
El entierro del poeta
A Víctor Casaus
Dijo de los enterradores cosas francamente
impublicables.
Blasfemaba como un condenado
y a sus pies un par de águilas lloraban pensando
en las derrotas.
En el entierro estaba Lautréamont,
yo lo vi desde mi puesto en la cola:
dejaba el sombrero al borde de la tumba
y cantaba algo triste y oscuro
(lloraba honradamente, ya lo creo, y los
caballos devoraban higos en silencio).
Hubo discursos,
sonrisitas de Rimbaud junto a la cruz,
paraguas abiertos a la lluvia como
a él le hubiera gustado.
Hubo más:
hubo viernes y
canciones funerarias,
palomas que volaban sin sentido, como niños,
versos oscuros,
la hermosa voz de Aragón,
suicidios deportivos de Georgette y nunca más
y hasta siempre.
A la hora más triste del asunto
no quería bajar porque decía que allí estaba
oscuro.
Pero estaba muerto y hubo que bajarlo.
Los sombreros abandonaron las cabezas,
se alzaron copas, adioses, letreros de nunca te
olvidamos.
(Un joven poeta a mi derecha le mesaba las
rodillas a la muerte).
Lo bajaron.
Se aplaudió en forma delirante;
la gente corría como loca asumiendo lo grave
del momento.
Lo bajaban.
Las mujeres lloraban en silencio
porque bajaban las águilas, los sueños, países
enteros a la tierra.
Se intentó una última sentencia:
Nerval se acercó con una tiza y escribió con
letra temblorosa:
Su cadáver estaba lleno de mundo.
Desde el fondo, Vallejo sonreía sin descanso
pensando en el futuro,
mientras una piedra inmensa le tapaba el
corazón y los papeles.
Labios sim beijos
Otra boca besa la boca que mi boca ya no besa
otras manos tocan las manos que mis manos
ya no tocan
otros ojos se miran en los ojos que ya no ven
mis ojos
boca que te fuiste
manos que se fueron
ojos que se fueron
mi mano escribe el poema
que mi boca no quiere repetir, no
que mis ojos no quieren leer, no
mi mano escribe el poema de tu boca
(que tampoco repetirá tu boca)
el poema de tus ojos
(que tampoco leerán tus ojos)
el poema de tus manos
(que tus manos no tocarán)
se fue la boca, sí
se fueron las manos, sí
se fueron los ojos, sí
sólo queda el poema
manco
ciego
mudo
Materia de poesía
Qué importan los versos que escribiré después
ahora
cierra los ojos y bésame
carne de madrigal
deja que palpe el relámpago de tus piernas
para cuando tenga que evocarlas en el papel
cruza entera por mi garganta
entrégame tus gritos voraces
tus sueños carniceros
Qué importan los versos donde fluirás intacta
cuando partas
ahora dame la húmeda certeza de que estamos vivos
ahora
posa intensamente desnuda
para el madrigal donde sin falta
florecerás mañana
Oración por el hijo que nunca va a nacer
Éramos tan pobres, oh hijo mío,
tan pobres
que hasta las ratas nos tenían compasión.
Cada mañana tu padre iba a la ciudad
para ver si algún poderoso lo empleaba
-aunque tan sólo fuera para limpiar los establos
a cambio de un poco de arroz-.
Pero los poderosos
pasaban de largo sin oír quejas
ni ruegos.
Y tu padre volvía en la noche,
pálido, y tan delgado bajo sus ropas raídas
que yo me ponía a llorar
y le pedía a Jizo,
dios de las mujeres encintas
y de la fecundidad,
que no te trajera al mundo, hijo mío,
que te librara del hambre
y la humillación.
Y el buen dios me complacía.
Así fueron pasando años sin alma.
Mis pechos se secaron,
y al cabo
tu padre murió
y yo envejecí.
Ahora sólo espero el fin,
como espera el ocaso a la noche
que habrá de echarle en los ojos
su negro manto.
Pero al menos
gracias al buen Jizo
tú escapaste del látigo de los señores
y de esta cruel existencia de perros.
Nada ni nadie te hará sufrir.
Las penas del mundo no te alcanzarán
jamás,
como no alcanza la artera flecha
al lejano halcón.
Halt”
Recorro el camino que recorrieron 4000000
de espectros.
Bajo mis botas, en la mustia, helada tarde de
otoño
cruje dolorosamente la grava.
Es Auschwitz, la fábrica de horror
que la locura humana erigió
a la gloria de la muerte.
Es Auschwitz, estigma en el rostro sufrido de
nuestra época.
Y ante los edificios desiertos,
ante las cercas electrificadas,
ante los galpones que guardan toneladas de
cabellera humana
ante la herrumbrosa puerta del horno donde
fueron incinerados
padres de otros hijos,
amigos de amigos desconocidos,
esposas, hermanos,
niños que, en el último instante,
envejecieron millones de años,
pienso en ustedes, judíos de Jerusalem y Jericó,
pienso en ustedes, hombres de la tierra de Sión,
que estupefactos, desnudos, ateridos
cantaron la hatikvah en las cámaras de gas;
pienso en ustedes y en vuestro largo y doloroso
camino
desde las colinas de Judea
hasta los campos de concentración del III Reich.
Pienso en ustedes
y no acierto a comprender
cómo
olvidaron tan pronto
el vaho del infierno
Pérdida del poema de amor
Para Luis Marré
Ayer he escrito un poema magnífico
lástima
lo he perdido no sé dónde
ahora no puedo recordarlo
pero era estupendo
decía más o menos
que estaba enamorado
claro lo decía de otra forma
ya les digo era excelente
pero ella amaba a otro
y entonces venía una parte
realmente bella donde hablaba de
los árboles el viento y luego
más adelante explicaba algo acerca de la muerte
naturalmente no decía muerte decía
oscura garra o algo así
y luego venían unos versos extraordinarios
y hacia el final
contaba cómo me había ido caminando
por una calle desierta
convencido de que la vida comienza de nuevo
en cualquier esquina
por supuesto no decía esa cursilería
era bueno el poema
lástima de pérdida
lástima de memoria.
Cuando el tren parte
Porque cuando el tren parte
ninguno de los pasajeros sabe que unos kilómetros de vía
son suficientes
para encontrar la cabeza de humo de un poeta y
destrozarla.
Porque cuando el tren parte
con un ruido de corazón de huracán
el que dejó algo importante olvidado en la estación
el invadido por una oscura nostalgia
el maquinista distraído
no saben que viajar en tren es siempre una aventura
que es posible llegar a cualquier sitio
entre la noche y el amanecer
o no llegar
porque hay un poeta tendido en la vía
y hay que esperar por el inspector para que determine
si la culpa es del maquinista distraído o de Atila Jozef
Si el tren pasó sobre el poeta
o fue el poeta quien pasó bajo el tren.
Lección de dialéctica
Un hombre y una mujer
dejan de pronto olvidada la cartera
donde llevan
los sueños, las fotos donde están juntos,
las almohadas para tenderse en cualquier sitio,
el dinero, las victorias,
y no regresan a buscarla.
Luego otro hombre y otra mujer, prácticamente desconocidos,
encuentran en el asiento de una guagua,
en el cine, en la noche,
en los sitios más inverosímiles
la cartera,
y vuelven de nuevo a compartir
los sueños, las fotos (que ahora han cambiado de caras),
los pañuelos, las almohadas.
Hasta que un día ellos también la dejan olvidada
a la salida de un cine, en la orilla del mar, en un parque.
Y así.
La suerte está echada
Se acabaron los poemitas lacrimógenos
las noches de insomnio
los dos paquetes de cigarrillos al día
la falta de apetito
el mal humor
las miradas perdidas en el aire
detrás de moscas invisibles o musarañas.
Se acabaron los dibujitos abstractos
en el mantel con la punta del cuchillo
la palidez
los polvorientos sonetos con estambre al estilo de Navarro
las miradas ansiosas al teléfono
el mudo interrogatorio al cartero
A partir de hoy todo va a cambiar
¿Te fuiste con tus lindos ojos azules?
Mala suerte
Que te vaya bien
(y los hermosos ojos azules
te los puedes meter en tu inolvidable culo)
Acerca de un poema que lo hizo inmortal
I only wrote it for you and me
Billy Preston
En el sencillo lenguaje de la vida
él escribió un breve poema dedicado a tus ojos.
Ninguno de sus versos sobresaltaba por lo audaz;
no tenía giros deslumbrantes,
ni ideas originales,
ni artificiosos encabalgamientos.
Era, más bien, un poema levemente chapado a la antigua,
compuesto sólo para que tú lo leyeras,
con esos benditos ojos oscuros que provocan
estremecimientos,
y sobre los cuales, justamente, él hablaba en sus versos.
Pero un amigo le aseguró que había pasado por alto
la intensidad y la altura;
que no había tenido en cuenta
la función denotativa de las metáforas,
y, citando a Píndaro, le hizo valiosas sugerencias
para mejorar el final.
Otro descubrió confusión y redundancia
y hasta insinuó (con tacto, es cierto)
que el isomorfismo de algunos pasajes
era francamente de mal gusto,
y citando a Petrarca, le hizo modificar varias estrofas.
Otro más, blandiendo a Poe, se refirió al notorio desbalance entre forma y contenido,
y le hizo transferir el género a la especie (y viceversa).
No faltó quien le recordara
las opiniones de Platón sobre los poetas,
ni tampoco quien le exigiera, citando a Péret,
imágenes de un cierto sabor entre dadaísta y automático,
pero con un toque sutil de angustia pascaliana
ante la infinidad helada y silenciosa del Universo.
Y él cortó, cambió, agregó, modificó, suprimió, depuró, rimó, midió,
persiguiendo quedar bien con aquellos amigos
y con las ilustres autoridades que habían esgrimido,
pero también
con los que habían hecho mención
de Pound,
Pope,
Prudencio,
Proust
y el abate Prévost.
(Él no tuvo en cuenta, es justo reconocerlo, a quienes habían citado a Pemán, Pereda y Pérez de Ayala.
Los dioses los perdonen).
Por fin, la historia conocida:
El poema apareció en revistas y florilegios,
en periódicos y antologías.
Fue traducido a todos los idiomas
y por él recibió medallas, abrazos, distinciones.
Fueron pasando los años
y cultos profesores alemanes le dedicaron voluminosos estudios al poeta.
Finalmente, alguien murmuró, en tono circunspecto,
que ya era hora de que
se le otorgara ese premio sueco.
¡Y fue complacido!
Sí, parece que, después de todo,
resultó ser un gran poema.
Pero me consta que no eran ya más
los claros y sencillos versos dedicados a tus ojos,
escritos en el lenguaje de la vida
para que sólo tus bellos y oscuros ojos lo leyeran.
No era su poema.