Citlaly Aguilar Sánchez nos ofrece una lectura de Hemeroteca de Raúl García Rodríguez, libro ganador del Premio Internacional de Poesía Gilberto Owen 2017-2018. Es Maestro en Filosofía y ejerce también el periodismo cultural. En 2015 publicó el poemario De cuerpo presente (2015).
Hemeroteca: la contundencia de la cotidianidad
En tiempos en los que leer las noticias es echar un vistazo a la peor parte de la humanidad, la poesía se irgue entre las más crueles notas como la salvación, como una hoja blanca en pugna por la paz.
Hemeroteca,de Raúl García Rodríguez, poemario ganador del Premio Internacional de Poesía Gilberto Owen 2017-2018, sorprende por compartir dos discursos: cada poema abre, a manera de título, con un fragmento de alguna nota periodística que, fuera de su contexto, sorprende por su poeticidad; y luego, su sujeto lírico es una lectura reflexiva de alguien que transita por las calles con calma, que va al mercado, que convive con su familia… ¿es un periodista, un reportero?, ¿es un hombre de semblante apacible, de voz baja, de caminar lento? Es posible sentirse andar a su lado comentando los sucesos del día, los que aparecieron en los encabezados. Más que nada, el sujeto poético, parece ser, nada más y nada menos, una buena persona, de esas que parecen haber desaparecido.
Los poemas que componen este libro están hechos en verso libre y generalmente son breves, técnicas que parecían estar obsoletas, y que por lo mismo sorprenden y dotan de una ligereza y naturalidad que hacen sentir la lectura como algo fácil, característica que una de las más difíciles de lograr en la escritura poética; pareciera que el poeta no se esforzó, que le salieron a la primera; y esto en realidad significa todo lo contrario: un proceso de mucha corrección y re-creación.
Hemerotecase compone de cinco apartados. El primero se titula “Papel noticia” y el tema que lo vertebra son noticias bélicas o de impacto internacional; es la hoja de un periódico con la que se cubre un pescado que fue comprado en el mercado, y de esa manera pareciera que Londres y Zacatecas se tocan:
En la misma página
de tinta deslavada “se desplomó
la producción de tomatillo”
y al lado de un anuncio de martillos
“vandalizan la estatua
de Ramón López Velarde”
El segundo apartado, titulado “Hablan los expertos” alude a aquellos sucesos curiosos o maravillosos, generalmente relacionados con la ciencia y la tecnología, por eso es común encontrar entre sus versos alusiones a la historia y la naturaleza:
Es una gema viva, dice el biólogo
cuando muestra una foto
de la nueva serpiente:
No les engañe su apariencia,
esta pieza temible de joyería
no tiene veneno
“El oído del cosmonauta” es el tercer apartado y hace referencia, como el subtítulo sugiere, al espacio sideral, a lo etéreo e inasible, y por ello mismo recuerda la enormidad humana en su inalterable insignificancia y el ensimismamiento que nos hace sentir más importantes que el resto de lo que hay en la negra boca del universo:
A nadie le preocupa
lo que ocurre en el espacio
tan cerca
de la imaginación
tan lejos
de cualquier oído
Un choque de planetas
no provoca ni un murmullo,
pero quitar muy despacio
el foco de una lámpara oxidada
hasta puede despertar los fantasmas
hospedados en la otra habitación
El antepenúltimo apartado es “Dibujos del forense” e irremediablemente habla sobre la violencia diaria, tan cotidiana e interiorizada en México. Y ante las formas más terribles de la realidad, la belleza, en su forma más contradictoria, impera:
¿Habrá llevado monedas suficientes? ¿Habrá en el fondo
de un cajón de calcetines
un retrato con el grado justo de sonrisas y seriedad?
¿Cuál es el peinado correcto
para la página de niños extraviados?
¿Para la fotocopia en los postes de la luz?
Finalmente, “El fémur de los niños y el descalzo pie del viento” es la última de las partes que componen este poemario, y en esta, el sujeto lírico hace una topografía del cuerpo humano, de la sacralidad, de las maneras que hay de herirlo y de sanarlo:
El fémur no se alarga demasiado
adentro de la pierna de los niños
para ser una herramienta
batuta
mondadientes
vara que mide lo pequeño
fémur para dar sonido a los tambores de la tribu
que baila en la fogata
Se trata de poemas breves pero contundentes, que muestran una madurez poética muy bien desarrollada. a diferencia de las notas periodísticas, sus finales son contundentes, dejan sin aliento, porque por medio de la poesía la cotidianidad no deja de afectar, aunque sí permite también leerla de otra manera, sentirla en lo más profundo.
Raúl García Rodríguez, al igual que David Castañeda Álvarez, Verónica G. Arredondo y Yamilet Fajardo, estos últimos ganadores del Premio Nacional de Poesía Ramón López Velarde, fueron talleristas de Javier Acosta, y es imposible no dejar de ver la influencia de este en sus composiciones.