Sabemos del sentido social del gusto. Por ello, comenzamos una relectura colectiva que nos ayude a reconstruir la tradición de la poesía panhispánica, una tradición compartida por poetas y lectores del mundo hispánico. Este ejercicio nace en diálogo con un concepto acuñado por el poeta brasileño Haroldo de Campos: el tiempo post-utópico. Se trata de una reformulación del jetztzeit benjaminiano, el tiempo del ahora, el tiempo de los poetas que escriben con la conciencia de proceder de una pluralidad de pasados.
En materia de poesía, esa apropiación crítica de la pluralidad de pasados, reconstruir –o elegir– la tradición, no es otra cosa que emprender la arqueología del presente y de sus estilos, remover el pasado inmediato y distinguir las matrices de escritura, los nodos de los que se desprenden las tentativas de los poetas de hoy. Lo explica Meschonnic: “el tiempo del ahora es el que rehace continuamente el pasado, lo olvida o lo redescubre según lo que busca un sujeto. El poema, por otro lado, no es sino “el breve minuto de plena posesión de las formas”, como afirma Michael Löwy. Es “el cristal de la totalidad de los acontecimientos”.
Ya Eduardo Lizalde había definido la tradición poética como la suma de las experiencias técnicas de todas las épocas. El poema, entonces, es un lugar donde, al modo de la teoría de la Resonancia Mórfica, están implícitos todos los modos de concebir la poesía en la historia de una sociocultura. Lo postutópico es la conciencia de esta virtualidad.
Alí Calderón
***
Invitamos a poetas, críticos y editores para que compartan con nosotros los que consideran los tres mejores poemas (o los más entrañables) publicados en lengua española a partir de 1985. Acompañamos esta selección con uno de sus textos que, a manera de poética, funcionará como una especie de posicionamiento estético, un “desde dónde se lee”.
***
En esta primera oportunidad, leemos la selección de la poeta española Raquel Lanseros (1973). Ha merecido distinciones como el Premio Andalucía de la Crítica 2018 y el Premio de la Crítica 2018, ambos por Matria, publicado en la serie Palabra de Honor de Visor Libros. También ha recibido el Premio Unicaja de Poesía, el Premio Antonio Machado en Baeza, el Premio del Tren y el Premio Jaén de Poesía, así como un accésit del Premio Adonáis. Es editora el volumen Poesía soy yo. Poetas en español del siglo XX (1886-1960), Visor Libros, 2016.
El animal
…
.
Cohabito con un oscuro animal.
Lo que hago de día, de noche me lo come.
Lo que hago de noche, de día me lo come.
Lo único que no me come es la memoria. Se encarniza en
palpar hasta el más chico de mis errores y mis miedos.
No lo dejo dormir.
Soy su oscuro animal.
Ella, que me llamaba a todas horas, para saber de mí.
aun queriéndonos tanto; y lo poco que supiste de mi vida
en los últimos tiempos, ocultándote lo mal que me iba
en mi matrimonio y en todas partes
y tú sabiéndolo, porque, al fin, todo lo sabías,
me veías beber esos licores fuertes,
me veías esa sed tan rara, esa sed tan desconocida para ti,
que tanto te asustaba y tanto temías.
si estoy vivo y a quién le importará si estoy vivo o muerto;
yo te lo diré: a nadie.
ya estoy completamente desamparado,
arrodillado
para la decapitación,
para el anhelado adiós de este cuerpo,
de esta existencia meramente social y vecinal que lleva mi
nuestro nombre.
tu número de teléfono en la pantalla
de mi teléfono móvil; tú, que te quejabas de que no tenías
de que yo no te regalara uno,
te juro que no hubieras sabido hacerlo funcionar,
lo habrías tirado por la ventana,
como yo haré con el mío esta noche del supremo delirio.
en ese número encerrados: nueve siete cuatro, treinta y uno,
cero, cuatro, tres, nueve.
Márcalo ahora,
márcalo si tienes valor y te contestarán
todos los misterios inconmensurables: el tiempo y la nada,
la ira roja
de los peores huracanes celestiales,
la árida y blanca nada convertida
en una mano negra.
tú llamabas, tú llamabas a tu hijo siempre
porque yo era Dios para ti, un Dios fuera de la ley,
poderoso y sagrado, lo único real y suficiente,
siempre tu hijo fuera de todo orden, siempre reinando,
porque todo cuanto yo hacía e hice recibió tu larga
cuya moralidad no es de este mundo.
Tú, que derramaste sangre por mí y por mi discutible y
llena de liturgias cuyo sentido tú desconocías,
y hacías bien, pues nada había que conocer, como finalmente
he acabado sabiendo,
igualado en ese conocimiento
al más sabio de los hombres.
como ya escribí en un poema con ese título,
en el que hablaba de tu marido, mi padre,
a quien también quemamos,
unos mil grados alcanzan esos hornos.
en mil novecientos cincuenta y nueve,
y a quién demonios le importa ya sino a mí,
el que siempre os quiso tanto y os querrá hasta el último
un domingo
por la mañana
de un veinticuatro de mayo del año dos mil catorce,
lloviendo,
en una primavera inesperadamente fría,
mientras una máquina sofisticada introducía tu caja barata
—mira que somos pobres— en el fuego final,
al que mi hermano y yo
te condujimos.
antiguos y acabados,
pero aún conscientes los míos;
los tuyos,
venturosamente, no.
la envidia que me diste, la codicia de tu muerte,
codiciando tu muerte,
porque me dejabas aquí,
completamente solo
por primera vez
un nuestra larga historia de amor,
y solo para siempre.
que querían acostarse conmigo,
hacer el amor conmigo,
y eso acabó siendo mi vida,
cuando yo solo quería
estar contigo para siempre.
Tú sí que lo sabías, porque siempre lo supiste todo.
en una culpable tarde de primavera
en donde comienza el mundo,
en donde para ti acaba el mundo,
en donde para mí ni acaba ni comienza
sino que persiste involuntariamente.
donde fuimos madre e hijo, por los siglos de los siglos.
tan escuetamente nuestro: todo ocurrió aquí, en estas calles.
para pagar tu entierro,
no sabes lo mal que me va y lo pobre que soy,
mira que fuiste manirrota y derrochadora,
y lo que vale
el ataúd más económica,
como dicen ellos, los caballeros dulces de la funeraria.
hasta la abominación.
Y aun así, pobres como ratas tú y yo,
mantuvimos el tipo,
como dos enamorados.
o te quise, ya no sé, y a quién le importa,
desde luego no a la Historia de España,
nuestro país, si es que sabías cómo se llamaba
la solemne nada histórica en que vivimos papá, tú y yo.
.
europa
.
amo la europa del siglo veinti uno
por lo mucho que separe ce a mí
des
membrada y co sida
hecha de órga nos que se llaman países
como yo hecho de miembros de cadáv eres
europa en disección eres mi espejo
no tengo no mbre yo
pero el tu yo es el no mbre de una mujer violada
y Platón a firmó
el no mbre es arquetipo de la cosa
no sé en qué piensas cuando te seccionan
los al ambres de espi no
bin gar keine Syrier, stamm’ aus Istanbul und Berlin, echt deutsch
el sueño de la razón pro duce monstruos
soy una piedra franca
me ll aman Frankenstein igual que mi creador
mi dios traidor, mi poeta arrepent ido
¿qué siente una piedra al ser piso tea da?
llevo doscientos años recorriendo
la oscuridad y la distancia
hu yo siempre hu yo
en fu gas iempre
hijo del patí bulo y de la barrica da
traigo ojos agua no sos del mediterráneo
que es puerta eco anfitrión y sepultura
así arr astro mi her ida
no hay catgut que suture el abando no
demon io monstruo engendro
hasta el envileci miento me denigran
otros, por in no mbrable, no me no mbran
marcho entre refugiados, pánico y herrumbre
tem ido y des preciado, un golem solita rio
prome teo prim erizo en el muelle de la muerte
he quer ido a prender lo que dios sabe
mira tu hijo cl amar de inconcebible espanto
de agónico rechazo
yo sólo quise amar
le jour où quelqu’un vous aime, il fait très beau
j’peux pas mieux dire, il fait très beau!
¿qué puedo hacer a hora? ¿qué hago? el viento aúlla
en una red so no ra que me at urde
soy un ángel ca ído ante tus pies, europa
¿dónde has plantado todos tus cadáv eres?
nunca sé lo que tr amas
aquí est oy vara do en tu colina
en medio de esta plaga de perga mino y sed
europa, eres la niña sin padres que me observa
con apetito afónico encrudada sin lágri mas
childhood a delight for every sense
but take our greatness with our violence?
mira, aquí está mi c arta, el arca no sin no mbre
el mar besa en la boca a todos sus ahogados
y a hora ya no es el frío quien se a bate
de la nuca hasta el verso
soy yo que est oy quebr ándo me
en esta eternidad de soledad vene no
donde no sé, no puedo, no alcanzo las estr ellas
donde duele mi unísona batalla con el mundo
la cruel sabiduría que con sume
a esta criatura yerma torpe mente ensamblada