En la versión de Pablo Juan Fajdiga, leemos algunos textos del poeta esloveno Tomaž Šalamun (1941-2014). En 1988 se publicó en inglés The Selected Poems of Tomaž Šalamun. Fue agregado cultural del Consulado General de Eslovenia en Nueva York. Según a Poetry Foundation, es uno de los poetas europeos más destacados de su generación. Publicó más de cuarenta colecciones de poemas. Mereció los poemas Jenko y Pushcart, entre otros.
Epitafio
Cuando nombré a Dios,
comencé a hundirme.
Aquí la sangre salpica de la herida.
Aquí está cortado de tal modo
que veo a través de TODO.
El narciso es el más puro
porque va quemando todo a la vez.
Mi nombre escrito es un combate con las tinieblas.
Trampa
El oro no se evapora,
el oro no es agua.
El oro es eterno estiércol porque el capital
es muerte que no desaparece.
No cambio, sólo
mi valor fluctúa.
En vano espero al hombre que pulverice
mi máscara,
sólo cazo conejos en el proceso que se le dice
amabilidad de los brujos.
Enanos suben a mis hombros
en el proceso que se le dice
historia, y dos cosas entre nosotros, en verdad, no sabe
nadie:
que soy amante de todos y:
dónde está el crimen.
Monstrum (lat.) del verbo monstrare
Contribuyo a la historia, porque no hay
duda de que habrá bastantes teorías acerca de quién soy.
Mi vida es clara y se llama
igual que mis libros.
Asimismo, yo soy, como tú, voyeur. Y,
asimismo, me estremezco si alguien me
ve. Te miro a los ojos. Los dos conocemos
la pregunta. ¿Quién mata? ¿Quién queda? ¿Quién
mira? Ese, que con furia se arranca
la ropa para ser inocente ¿no es
una máscara? Tu corazón late porque late
mi sangre. Y al revés. Mi corazón late porque late
tu sangre. Tienes el mismo derecho que yo,
que soy tu ángel de la guarda, tu monstruo.