En esta nueva entrega de Poema para leer un viernes por la tarde, nuestro editor, el poeta Mario Bojórquez nos acerca a un antiguo poema y a su huella filológica dadas sus distintas atribuciones y comentarios.
Hay un antiguo poema famoso al cual se refiere don Affonso X en su Chronica General de 1270, según el rey se habla ahí del río Ebro y fue atribuido a Cayo Julio César Cota, imperator de los ejércitos romanos, este poema también abre el primer discurso de Agudeza y Arte de Ingenio (1624) de Baltasar Gracián, ninguno de los dos lo traduce pero sí lo comentan:
“E pero con todo aquesto nuncua Julio Cesar tantas batallas hobo ni tantos embargos, ni hobo tanto de veer que dexase de leer ni de estudiar noche ni dia, et de aprender muy de corazón, de guisa que tanto apriso en griego et latin, que fue filosofo. Nuncua fue ninguno que aina escribiese que ell, ni que mas aina leyese. E escriviendo cuatro escrivanos cuanto más escrebir podien, dicto ell una vez cuatro epistolas en uno, en muy fremosos latines, et abondolos a todos cuatro cuanto escrebir pudieron. E demas sabie bien versificar, et versificaba muy fremoso et much aina, ca segund cuentan las estorias él fizo aquestos viesos en andando por España:
Trabs puer astricto glacie dum ludit in Ebro,
frigore concretas pondere rupit aquas,
dumque ime partes rapido traerentur ab amne,
percussit tenerum lubrica testa caput.
Orba quod inventum mater dum conderet urna,
“hoc peperi flammis, cetera, dixit, aquis”.
que quiere decir que Ebro el río, que estaba una vez yelado; et un niño, que habie nombre Trabs, andaba trebejando por somo del yelo, et forandose el yelo en un logar, et fuese el niño a fondon; pero travosele la cabeza en aquel forado, e volvieronle las aguas el cuerpo tanto a cada parte, que se le corto la cabeza; e a cabo de muchos dias vino su madre a coger agua en una horza muy grand, et cogió y envuelta dell agua la cabeza de su fijo, et connosciola et dixo: “esto solo parí pora las llamas, et lo al todo pora las aguas”. E esto dicie ella por que lo al se perdió en las aguas, et aquello que falló quemolo et alzó los polvos muy bien, segund que era costumbre de los gentiles de quemar los muertos et condensar los polvos.”
Antología de Alfonso X el Sabio
Antonio G. Solalinde
Colección Austral, Buenos Aires, 1940.
Mientras que Gracián lo recuerda así:
“Fácil es adelantar lo comenzado; arduo el inventar, y después de tanto, cerca de insuperable; aunque no todo lo que se prosigue se adelanta. Hallaron los antiguos métodos al silogismo, arte al tropo; sellaron la agudeza, o por no ofenderla, o por desahuciarla, remitiéndola a sola la valentía del ingenio. Contentábanse con admirarla en este imperial epigrama del príncipe de los héroes, Julio César, para ser merecedor de todos los laureles:
Thrax puer adstricto glatie, dum ludit un Hebro,
Pondere concretas frigore rupit aquas.
Dumque imae partes rapido traherentur ab amne,
Abscidit heu! tenerum lubrica testa caput.
Orba quod inventum mater, dum canderet urna:
Hoc peperi flammis. caetera, dixit, aquis.”
Agudeza y arte de ingenio (I)
Baltasar Gracián
Biblioteca Clásica Castalia, Madrid, 2001.
Ni Alfonso el Sabio ni Baltasar Gracián reparan en el origen tracio del niño, dice el rey: “et un niño, que habie nombre Trabs” y parece que toma de ejemplo al Ebro de España cuando en realidad se refiere al Río Maritsa o Evros, que desemboca en el Mar Egeo y recorre toda la Tracia o lo que hoy es Bulgaria. En latín los dos nombres se escriben igual: Hebro.
Tiene este epigrama un antecedente en la Antología Palatina que recupera el tema, aunque se duda acerca del autor, si se trata de Posídipo o Calímaco, habla de un niño ahogado en el pozo ritual de las ninfas a quien su madre rescata aún con vida y finalmente muere en el regazo de su madre sin mancillar con su muerte el carácter sagrado del pozo:
Tres años tenía Arquianacte, al que, cerca de un pozo,
la imagen mentirosa de su bulto atrajo.
Presurosa a su niño empapado la madre del agua
sacó por ver si en él quedaba algo de vida.
Y así sin agravio a las ninfas durmió el sueño eterno
sobre las rodillas de su madre acostado.
Antología Palatina
Posídipo o Calímaco
Traducción de Manuel Fernández-Galiano
Biblioteca Clásica Gredos, Madrid, 1978.
Aparece finalmente atribuido a Germánico Julio César, sobrino de Tiberio, padre de Calígula y abuelo de Nerón de la familia Julio-Claudia, fue conocido en su juventud como Tiberio Druso César Germánico o también Nerón Claudio Germánico, murió muy joven, al parecer de envenenamiento, su muerte causó un gran pesar entre la gente de Roma pues era muy amado por su valentía y su ingenio, escribió muchos poemas y realizó traducciones notables.
Un niño tracio, cuando jugaba en el Hebro helado,
con su peso rompió las aguas detenidas por el frío,
y cuando ya el hondo pozo arrastraba tronco y piernas,
un témpano resbaloso segó su cabeza del cuello.
Cuando luego se halló y la madre la puso en el fuego,
exclamó: «Esto parí para las llamas, el resto para las aguas.
¡Pobre de mí! El río se ha quedado con más, y sólo le dejó
a la madre lo suficiente para conocer la muerte del hijo».
Germánico Julio César
En Antología Latina
traducción de Francisco Socas,
Biblioteca Clásica Gredos, Madrid 2011.