In memoriam: Giovanny Gómez

Vamos a recordar a nuestro amigo, el poeta colombiano Giovanny Gómez (Bogotá, Colombia, 1979). Fue director de la Revista de Poesía Luna de Locos y el Festival Internacional de Poesía de Pereira. Su primer libro Casa de Humo recibió el Premio Nacional de Poesía María Mercedes Carranza en el 2006 y el Premio Letras del Mundo 2012 de la Editorial mexicana Ediciones Sin Nombre. Su segundo libro, Lo Invisible, fue publicado en Colombia en 2014. Rafaelli Editores ha publicado con la traducción al italiano de Emilio Coco su antología Parole chi sanno mordere nei sogni. La editorial Valparaíso Ediciones de España hace lo mismo con la edición Palabras que saben morder en los sueños. Sus poemas tienen versiones al inglés, francés, italiano, griego, ruso y portugués.

 

 

 

Así, Casa de humo, el libro de Giovanny Gómez, se revela como testimonio de algo que ha pasado fuera del libro, pero que sólo por sus palabras se cumple, la sospecha que alcanza a todo poeta de que la vida es sueño, acompañada de la valerosa meditación: y no sé si despertar conviene. El don la ha sido concedido: el joven ha llegado a la colina de Catulo, se ha hecho poeta, y ahora sabe que eso no es una salvación sino algo que reclama valor y lucidez. No es esa cosa fácil: el triunfo, no es esa cosa vana: la gloria, sino una existencia de riesgo y de milagro; saber que voy dormido/ hacia una trampa/ en donde ocurren las palabras.

William Ospina

 

 

Leyendo tu libro con calma y apreciando mejor tu poesía. Me gusta este tipo de poesía más directa, es un lenguaje diferente en la poesía de lengua española. Ejemplo: “Sin preguntar nada” y el otro poema “Pregunta ante la puerta”, una temática nueva, sorprendente: una reinvención de la familia. Podría ir citando los versos que me encantan: “De un bosque que juramos quemado”. Y la fuerza metafórica en la simplicidad: “Señor dame una palabra/ que tenga la forma de un barco”. Y sobre todo una cosa más: tu podrías imponer tu poesía, pero estás abriendo camino para otros poetas, generosamente. Y esto me agrada mucho en tu personalidad. 

Affonso Romano de Santanna

 

Giovanny Gómez es en mi parecer una voz valiosa y singular en la poesía contemporánea de Hispanoamérica.

Jaime Manrique

 

Querido Giovanny, fue un placer verte y está siendo un placer leerte ahora, tu espléndido libro, comentándolo en estos momentos con un gran y joven poeta chileno, Javier Bello, que pasa estos días en casa con nosotros. A los tres, incluyo a Alexandra que participa con entusiasmo de la conversación, nos está encantado tu libro, tan nuevo, tan renovador de todo lo leído hasta ahora entre los poetas de tu generación. Magnífico, realmente sobresaliente. Va mi abrazo más cariñoso.

Juan Carlos Mestre

 

Lo invisible es un libro de una intimidad intensa y desoladora. En sus cinco partes (Fulgor invisible, Un bosque para nuestras sombras, Y no quieren decir tu nombre, Los vientos del regreso y Los vientos de las soledades),  el autor revela una atmósfera de gran melancolía y soledad. Los poemas son en verso libre, la adjetivación es sobria y el uso de las figuras literarias acertado. A veces, el hermetismo gana a esta escritura y solo queda el vaivén de su musicalidad y su vago sentido flota sobre un vacío incómodo. Hay poemas muy bien logrados en el conjunto del libro: “El sol de la noche”, “Los sueños”, “Respirar”, “Rue Laviolette”, “Como un pájaro”, “Nuestras vidas”, “Tus palabras de nuevo”, “Sin llamar a nadie”, “Nuestro nombre”, “Solicitud” y “Arenas tal vez”. Valga la pena considerar que el libro sale avante frente a temas tan difícilmente tratables en poesía como es el amor y su abanico de consecuencias: la soledad, el desamparo y la ausencia. Una escritura mesurada y cargada de un seco lirismo que conmueve.

Pablo Montoya

 

Un lirismo raro.

Elkin Restrepo

 

Sin puntos ni comas, sin prisas ni pausas, Giovanny desgrana en Lo invisible su rosario de oraciones incompletas, de canciones descalzas, de cielos prometidos, de semillas sencillas que aspiran a crecer en quien las lea. Son palabras que quieren ser pájaros, poemas migratorios que quieren llegar lejos de quien los dijo. Bandadas de palabras que se posan un instante en la página para tomar aliento antes de proseguir su vuelo en busca de la voz lejana que las diga. Son palabras que rezan una sed que la lluvia no moja. Palabras que son ángeles de la guarda, dulce compañía, que nos protegen cuando nos pronuncian. Palabras que son ojos extrañando las lágrimas, palabras que decían montañas, que movían montañas como la fe que buscan. Versos volando en busca de una voz que los acoja, de un lápiz que los subraye…”

Juan Vicente Piqueras

 

VERBA VOLANT

 

Estas puertas abiertas
a la noche del cuerpo
se cierran sin sonido de goznes
Tras ellas el tiempo
fluye en pedazos
y arrecia impenetrable
su rencorosa música

Cuando te abandone su rumor
y la sequía de las palabras
sea el espejismo en tu cara
Comprende que no se escapa
porque hace falta el aire
Entre mares y desiertos
lugares invisibles
esperaban los ojos

.
.
.
.

UNA PALABRA COMO CASA

 

Señor dame una palabra
que tenga la forma de un barco
un barco de velas inextinguibles
donde pueda ir a conocer el mar
Dame esta palabra por casa
por vestido por amante
deja que ella sea mi soledad
mi alimento y no pueda sobrevivirla

Aquí estoy tan vacío de formas
y silencio…

Toda mi inspiración semeja
el ruido de unas manos atadas
necesito un barco por cuerpo
necesito el amor por mar

Escúchame por estas alucinaciones
y la vastedad de las cosas que vuelven
a su lugar

 

 

 

LAS HORAS INÚTILES

 

Si ninguno de los atardeceres es mío
y soy tiempo prestado para la sombra de los árboles
¿cómo llego a mi casa cansado de verme
corriendo tras las puertas
persiguiendo los sonidos que acaricia la lluvia?
Con mis propias letras he arrancado a las piedras
un poco de fuego para las velas de esta noche apagada

 

 

 

LUGARES SEMEJANTES A LA NOCHE

 

Perdido en mi ser
van conmigo sombras
luminiscencias de un fantasma
que espanta en su propia casa
cuando no se tiene más que a uno mismo

.
.
.
.

 

SIN PREGUNTAR NADA

 

Aquí viene a masturbarse todos los días
es febrero y aunque ha cambiado la orientación de su cama
la mirada en su rostro no se detiene
en un lugar distinto al de su pensamiento
Ya no le intimida su manera de verse en el espejo
se ha marchado muy lejos la sombra tediosa que cubría
su cuerpo
y a un lado de la ventana algunas veces en la mesa
vuelve irredenta el alma
que se deshace entre sus manos
Sabe del fastidio en sus pies sudorosos
de la soledad que lo acompaña al dormir
y sin deseo este sueño desespera tanto
como los recuerdos entrecortados
los mil rostros que pasan sin preguntar nada
la costumbre que lo persigna siempre al salir de casa

 

 

 

 

EL CIELO

 

Esparcidos por los caminos
brazos piernas cabezas
pero no les sacaron el corazón
Evitan cargar despojos
les repugna su sangre
y sin embargo cráneos limpios breves
guardan las músicas dentro de sí como piedras vacías
para que el viento tenga ojos
para que el frío del mundo tenga boca
siguen después de la muerte
preguntando por sus deseos
los nombres de este mundo

 

 

 

 

RUE LAVIOLETTE

Para William de Jesús

Los árboles arrastran graznidos
al desprender sus hojas secas
Alguien sabe de su carrera de voces
atravesando esta calle sin dirección de nadie
Cree olvidar al cerrar los ojos
y el sol que seca la carne viva del árbol
seca también sus raíces
pero las palabras no se van conmigo
ni se vuelven pájaros

 

 

 

 

DESPERTAR

 

Un bosque de sombras busca la memoria
pero los recuerdos no vuelven
Una flor en menguante camina por encima del alba
cuando las aguas de tantos sueños escapan
porque la luna está vieja
Cada uno busca de la vida un instante
que va más allá de lo perdido
Nadie llama nombres
no mira nada a los ojos
pero ante este guadual en flor
pide olvido
Olvido

 

 

 

 

COMPAÑÍA

Para Luciana

 

Mi hija repite las últimas silabas de cada enunciado
que le enseña en voz alta su madre para rezar
escucho el tarareo involuntario de una canción
donde cada parte de la oración se aprende primero por el final
(mi dulce compa)ñía
(no me desam)pares
(ni de) noche
(ni de) día
Al habla una niña repite
una solicitud antigua para sus jóvenes sueños
pero cada silencio suyo pronuncia algo
adivina algo
Sabemos quién es nuestra compañía?
Entenderemos por qué nos desampara
y será nuestra noche y nuestro día?

 

 

 

 

UN DÍA LA VIDA

 

Un día la vida se irá por estas calles
no le importará que nuestro paso se detenga
para que caminen otros
y que muchas veces las palabras serán silencio
de alguien que nos escucha
No descolgar las ropas
para entender que debemos irnos
dejarlas donde están
sin nosotros
porque ya nos hemos ido
vivir sin oírnos tropezar en nuestras cosas

 

Fotografía de Yanko González. Moscú, diciembre de 2019.

Fotografía de Yanko González. Moscú, diciembre de 2019.

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