Poesía colombiana: Marvin Santiago

Leemos nueva poesía colombiana. Leemos a Marvin Santiago (Medellín, 1997). Es historiador de la Universidad Nacional de Colombia, sede Medellín. Ha escrito guiones para teatro, cuentos y crónicas. Parte de su trabajo ha sido publicado en el Taller de Opinión de El Colombiano, Universo Centro, Laterales Magazine y la revista La Musa Sonámbula. Actualmente se desempeña como librero.

 

 

 

TRES PLANOS DE LA NOCHE Y UN POEMA DE PUDOR
(SELECCIÓN)

 

 

I

Recados de una mierda
 

Sol
decile a los tuyos
la próxima que vengan por trago
que me dejen quieto
que para hacer lo mío
no tenemos que tratarnos
que sean discretos
—y un poquito solemnes—
así como cuando yo voy a tus lares
por una o dos tazas de tinto

y que entre más dicha vengan a fingir
más grande será la mía
y más sincera

y que entre más claro ellos canten sus penas
más desenredados les mando los cuentos

 

 

 

II

 
desde el día
hilos azules de cigarrillo conjuran la noche

las estrellas
como dicen quienes saben mirarlas
son soles remotos
y las luces que vemos
luces antiguas

dicho de otro modo
desde el día lanzamos nuestra humosa caña
y en la punta de los hilos azules
cada uno de nuestros suspiros muertos
es carnada


desde el día pescamos soles y luces
remotas y antiguas
días de otros confines

tal conferencia es nuestra noche

 

 

 

III
Primo segundo

 
en algún momento de nuestro día
en esa laguna donde se pierde
el paso de los juguetes a los vicios
tomamos caminos diferentes
Camilo

sin embargo
a la noche los dos llegamos a dar

y a vos te descubrieron

en cambio
yo sigo siendo el angelito
y escucho sobre tus parrandas de tres días
—las mías casi han durado cuatro—
y escucho sobre tu amor
por los humos y los polvos del mago Zoroastro
—mi médico de cabecera—

y aunque ahora te tenga al frente
sentados todos en la sala de la casa
ni te miro ni te doy las gracias
por alguna de mis noches perdidas
que amanecí en la casa
de una de tus antiguas novias
–ni te cuento que allí fue la primera vez
que llegué a proyectarme en un coctel
de una onza de hembra por dos de macho–

y yo sigo sin decirte nada de nada
y finjo mi personaje de toda la vida

¿qué le vamos a hacer
Camilo?
en la familia vos sos la oveja negra
y yo el perro a cuadros

 

 

 

IV

A una pálida muchacha

 
ella tiene un mulataje cercano
                            y no lo sabe

el pelo ensortijado de su estirpe incógnita
se le ha ido desvaneciendo
                                  acaso
por falta de rezarle a los orishas
          los ojos siguen teniendo
mirada triste de diáspora remota
el cuero de los párpados
                               empero
ha perdido su lustre nacarado
        los tambores provocan reclamos alegres
de antiguos rituales y fuegos sagrados
en el ébano escondido de sus cántaros y de su talle

 

 

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