Muestra de poesía de Mongolia

Leemos poesía asiática de una tradición muy poco difundida en el mundo hispánico. Se trata de una pequeña muestra de poesía de Mongolia. Sebastián Collado, en el Seminario de Traducción que coordina Andrea Rivas, construye sus versiones de Mend–Ooyo Gomboyav (1952), Haada Sendoo (1961) y Batbayar Khünbish (1937-1982).

 

 

 

 

 

 

Mend–Ooyo Gomboyav (1952)

Es un poeta mongol crecido entre las estepas. La vida nómada que llevaba su familia le permitió entrar en contacto con caravanas donde oía los relatos, canciones, poemas de su país y de otros aledaños como China o Rusia, de manera que desde muy joven empezó a desenvolverse en los ámbitos literarios y después pasó a consolidarse como uno de los autores más prestigiados de su país. Actualmente se dedica a escribir y a la caligrafía, tiene una página donde se publican sus poemas traducidos al inglés y de donde se han sacado los correspondientes a esta traducción, aunque cuenta, también, con poemas traducidos al español.

 

 

 

 

La canción

 

La canción sobre tus labios
Está también encima de las colinas,
La canción sobre tus labios
Acompasa también el mundo.

 

 

 

 

Haada Sendoo (1961)

Es uno de los poetas actuales más prolíficos de su país, no solo por la producción poética, sino por la fundación y dirección de uno de los espacios más importantes de literatura mongola e internacional, la World Poetry Almanac. Es considerado como uno de los candidatos para recibir el Nobel de Literatura.

 

 

 

 

El viento

 

Desnudos venimos
Desnudos nos vamos
Cuando nacimos
Solamente había viento,
Cuando muramos
Solamente habrá viento

En mis sueños
Tu has acariciado mi árido cabello y
Has pasado a través de desesperanzadas
Marcas de piedra de las fronteras nacionales

Ausente, cruzas la tierra
Y besas el silencioso cielo
rugiendo tu desprecio

¿A dónde la fragancia del tiempo irá?}
¿de dónde su retribución vendrá?

No sabemos nada
del llanto del viento
del errante viento
del silbante viento

 

 

 

 

No es cierto que no tengo hogar

 

No es cierto que no tenga hogar,
así suelo decirme
cuando me siento triste
no es cierto que no tenga hogar
mi casa es un sol saliendo
aunque ahora parezca una luna fría
de tejidas cejas 
no es cierto que no tenga hogar
mi hogar es una pila de heno
¿quién le dará vuelta y la pondrá a secarse?

 

 

 

 

 

Batbayar Khünbish (1937-1982)

Batbayar Khünbish (literalmente “gran alegría” y “no ser humano”) es el pseudónimo de la escritora poco conocida Enkhtuya Nergüi. Su voz se perfiló como una de las más potentes y trasgresoras de su generación, murió a la edad de cuarenta y cinco años debido a una infección mal tratada. Quiero hacer una mención especial para Dorj Batsükh por haberme presentado su poesía y haberla traducido al inglés para poderla traducir al español.

 

 

 

 

Mi marido es el gran Atila idiota

 

Todos los días se levanta
Con la verga bien parada:
Hoy conquistaré el mundo y el mundo cabrá dentro de ti.
Cuando vuelve, regresa siempre agotado
Con la misma cara de estúpido,
Estoy desnuda para que pueda deshacerse del mundo,
Cuando estoy a la mitad del grito,
Cierra los ojos y se queda dormido.
La noche deja agua estancada en mis manos,
Yo pienso que me gustaría ser la sangre
Que dejó sin vida a Atila una noche
Sin que se enterara.

 

 

 

 

 

Munkhtsetseg[1].

 

Cuando la gente me pregunta: por qué no
 quieres ser madre,

Yo les explico que no sabría bien
Cómo explicarles a mis hijos que envejezco.

 

 

 

 

Gaanbatar[2]

 

Mi hermana, quien creyó
que al crecer sería un hombre–gran error–,
me dejó una nota antes de irse.
Quién hubiera imaginado que
Cuando confesó que sería un gran guerrero
Todos se hubieran burlado de ella,
Muunokhoi, el gordo perro sin alma,
Le dijo que lo más destacable de su vida
Sería si podía engendrar a un hijo
Tan gordo como él, la empujó al suelo
Y se cubrió de barro: así te quedas, perra,
Cuando lloró, mi madre le dijo que
Eran juegos de niños, que no hiciera caso,
Pero ella siguió llorando la noche, y la siguiente y después toda su vida.

Ayer que fui a verla, ya no estaba,
Me dejó una nota triste que aún
No he leído. Se la di a mi madre y cayó al suelo,
Estaba llorando hondamente, le dije
Que no hiciera caso, que era, solamente, un juego de niños.
Gaanbatar.

 

 

 

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Notas

[1] Nom. Fem. (Flor eterna)

[2] Nom. (Héroe de acero)

 

 

 

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