Voces de agua que suena. Muestra de poesía LGBT+ desde Aguascalientes (Segunda parte)

Dentro del Mes del Orgullo LGBT+, presentamos una muestra de poesía LGBT+ de Aguascalientes preparada por Mario Frausto Grande. En esta ocasión leemos las voces de Milton Alejandro Santana Pizarro, Paloma Mora, Ángeles Montañez, Patricia Vázquez y Gabriel Soriano. La fotografía de portada es de Cristian de Lira de Rosales.

 

 

Milton Alejandro Santana Pizarro

Auspicio

Hubiera querido, Ishtar,
nacer a tu cobijo.
Ser hijo de Oshún, de Erzulie,
pero el peso en mi cabeza
ralentizó mis latidos.

Quedé mudo, inerte,
ante el panorama del amor y de la guerra,
de la vida y su regeneración constante.
Suspiro al fondo del pozo vacío.

Sigo la estela del tiempo,
del que se fue
y del que aún no llega.
La muerte canta
y la escucho atento.
Busco todavía en la oscuridad,
hurgo en el silencio.

 

 

Ianua

Estuve en el umbral.
Delante de mí,
pude escuchar y sentir
el bramido de su abismo.

Dormir es como nadar.

Flotar a veces,
ofrecernos,
en nuestros lechos elevados como altares,
encharcados como felinos,
prestos como fuentes,
en las que los ángeles derraman lágrimas
o de las que beben perversas dudas.

En nuestros lechos como balsas,
nos deslizamos
entre ríos y ríos,
arrullados por el murmullo de sus aguas,
esperando encallar:
en costas repletas de flores,
en puertos siempre festivos,
o delante de aquella inmensa puerta que brama.

 

 

Paloma Mora

Creatio

VII

El deseo vive en la humedad
llena la piel y se filtra lentamente
gotas finas de agua y sal

He visto los labios transformarse en pozo
donde los cuerpos viajan
como el mío dentro de la ola
tuve entre mis dedos el ardor
guardo en mi garganta su nombre
su raíz oscura lista al incendio

Maldigo mi piel de agua contenida
su vaho frío
el ridículo reflejo de la luz
que de nada sirve
en ella todos los rostros se distorsionan

 

VIII

Han venido

El incienso de coral sube con la brisa
alborotando a los insectos

Busco el espejo para verlas sudar sobre las rocas
con ojos entreabiertos
sabiéndose descubiertas en su escenario clandestino

 

IX

Cantas a los hombres
y para el placer
tu cuerpo inacabado busca la sal depositada
en las orillas de una mujer

Te gustan las nalgas que se posan como fruta sobre el plato
el roce de pies que tocan con timidez el suelo
los senos anunciados tras los vestidos de fiesta diurna

Quieres palpar el sexo paciente
y dejar entonces que tus manos se sumerjan, que zozobren

La costa es refugio

 

 

Corpora

I

Preferimos estas horas desiertas
para desentrañar las dudas de nuestro cuerpo

Escasas son las voces que atestiguan
las sombras largas dibujadas por el sol
que llevan tu cuerpo a mi ventana

Aprovecho que respiras tranquila
para memorizar el color escondido
en el metal de tus escamas

Pronto el cielo se cubre con tu piel
te deja humana y desnuda
unida a mi vientre por el calor

 

II

La paz ha tenido consecuencias
brazos, hombros y labios escaldados
ruegan ahora por la luz alcalina que gotea

Nos apropiamos de la tregua
para rescatar
los últimos trozos del naufragio
los besos que se pierden por el castigo cotidiano
las declaraciones de lujuria que no resisten el sol

 

III

Flotas en la cama y de tu boca
surge el sonido del agua
te ríes como el niño
que descubre los cangrejos
si me acerco
eres cangrejo y me dejas ser el niño

 

IV

Ruegas que cuide tu sueño durante la lluvia
las pesadillas de los barcos
los gritos desde ellos
la fuerza de su caída

Se llenan tus ojos de astillas y cristales
Sangra el sueño

Intentas apartarte de la mano
que lo arrastra todo

Grita el sueño

 

V

De nuevo amanecimos juntas y confundidas
comienzo a culparte por la pérdida del sueño
porque sé que vienes a llenarte de memorias

Me suplicas
que tenemos que mirarnos
como si ayer nos hubiéramos creado

Pero la verdad de nuestra madrugada
es que hemos topado con el aburrimiento
estamos solas pero sin nostalgia

 

 

Ángeles Montañez

Luna de azahares[1]

Las luces parpadean cuando se han tragado un recuerdo, 
son las tejedoras de destinos que se niegan a morir. 

Arreboladas en búsqueda del dolor perenne 
llueven nuestras mejillas con hojas de olivos,  
erizan las pestañas para abrir los ojos, envolvernos en cítricos los sueños, 
abandonar bajo la taza pétalos de lavanda  
y así poder dormitar en la cocina esperando amaneceres.

¿Dónde te encuentro, tus manos?  
Las veo viajar ajenas en el mar,  
las veo en palabras que no has escrito, en vientos que llegan del sur. 

Encontré en tus palmas laberintos noctámbulos, 
sé la santidad de tu piel que acuna voces ancestrales,  
ecos de mujer.

Las ramas que no pueden dejar de crecer  
siguen buscando ventanas,  
tienen que recolectar los astros antes de que el sol les robe el tacto,  
se guían por el llanto infantil que se atoró en las paredes,  
trepan para limpiar el tiempo que dejó el edificio gris, 
con el vapor del té que nunca se enfría podemos encontrar la puerta donde te sumergiste,
volver a saborear las sensaciones quiméricas que parecen mariposas; 
no importa si nos transformamos en peces, 
quizá al fondo estén los besos que nunca aterrizaron. 

Conocemos los fantasmas de todas las habitaciones; 
los pasillos saben susurrar tu nombre y arderlo hasta divinizarte, porque 
he delineado tus labios fronterizos, 
vuelto cuarzos tus ojos, 
he bebido tus lágrimas de mar en ríos,  
alimentado tu sed en cada ciudad flotante; 
entre nuestras puertas hay silencio para escuchar cuando las llaves caigan. 

Las luciérnagas parpadean cuando se han tragado un recuerdo.  

 

 

Las diosas que ríen[2]

Nadie podría negar 
que son los seres que cantan,
los pájaros, los grillos,
las diosas, los instrumentos
para rituales de catarsis,
la hora del día en que son visibles 
los suspiros de la tierra,
que son las voces de lo sagrado,
lo católico y devoto.

Pienso que son intérpretes
del tiempo,
los que traducen la nostalgia colectiva
y las manifestaciones
de los sueños que 
aprenden a sembrarse,
que se enraman en paredes
y crecen hasta ser impodables.

¿No es por lo sonoro 
que morimos para enterrarnos? 
¿No es el llamado 
parecido a susurro de mujer?

Fui fantasma atemporal,
se desmoronó el aire
que pensé que compartía.
Entendí 
que el tiempoespacio
donde me vulneré 
sólo existió en la potencia 
de mis ojos.

 

 

 

Patricia Vázquez

Rudas vs técnicas[3]

Surge la pelea
cuando se agotan
los argumentos
y la estética.

 

*

Era un juego articulado
para tocar la lona y el cielo
al mismo tiempo
eran dos mujeres jugando a la geometría
de los cuerpos en el aire.

 

*

El orgullo de Patricia sangra
ante la inexperiencia de Sonia

 

*

Se vieron con las ganas de noche contenida
y en el magenta de las uñas
se prometieron una lucha eterna.
Ellas ocultaron el sudor del último round
en la amenaza constante de su llanto.

 

*

Patricia era del bando
de las técnicas
y Sonia
innegablemente de las rudas.

 

*

El embate de Patricia y Sonia comienza en el
centro de la isla
en el aire se toman las manos
y forcejean con palabras
al recorrer el piso en una danza
el sudor opaca el movimiento de sus sombras.
Las manos aún sin despegarse
bajan hasta la cintura
y sienten la respiración de la otra
y los labios de su boca oscura.
En la línea del ecuador
sus manos unidas
juegan a detener el aire.

 

*

Lucharon frente al marido de Sonia
en el tatami del centro de la casa
donde salió victoriosa.
Sonia jaló del cabello a Patricia
y le pisó el abdomen y los pechos
ambas giraron lado a lado de la alfombra
sin evitar que sus senos en las vueltas se
rozaran
para sentir el placer de los que sienten
al fingir indiferencia.
Patricia se rindió.
Más tarde, en la oscuridad de la alcoba
el matrimonio aplicaba derribes y
proyecciones
sobre los recuerdos de llaves y golpes
donde Patricia durmió sola.

 

*

Las tijeras son hermanas de las llaves.
Esa noche Patricia luchó de rosa
y Sonia de amarillo en la isla de su casa
no midió la fuerza al doblar el brazo
sobre su espalda.
La orina corrió desde los senos
hasta el valle de sombras oscuras.

 

 

Gabriel Soriano

A LOVE POEM TO MY BOYFRIEND’S CHILDHOOD

Para Alejandro Flores

I

La luz que emanaba del televisor giraba sobre sus pupilas.
¿Habrá visto algún polvo estelar en la primera mujer maravilla que le compraron?

En la escuela, ese niño,
escondiéndose de otros súper amigos
deshilvanaba sus sentidos para prestárselos al juguete:
-Este es mi salón- le decía.
Ella solo contemplaba un infinito plastificado
 y observaba sus compañeros de clase con esa mirada dura
como quien amenaza sin decir una palabra.

¿Dónde fue que se perdió esa mujer maravilla?
¿Desapareció para salvar al Coronel Trevor?
O Quizá se perdió entre los libros de texto,
                               entre los útiles escolares.

Y tú, como un Juan Escutia envuelto con el lazo de la verdad,
te lanzaste a los brazos de tu mamá buscando consuelo.

Al mes siguiente, ya tenías otra mujer maravilla.

 

II

¿Alguna vez a la Mujer Maravilla le interesó lo que una Barbie pensara sobre ella?
¿Alguna vez deseó tener la ropa que vestían, las casas, la vida social, el hombre?

¿Hay algo de raro que un niño quiera jugar con muñecas?
Y si es así, ¿quién dijo que lo era?

Quizá cuando Diana Prince tuvo la oportunidad de platicar con Ken Carson,
            el hombre recién divorciado de la Barbie de tu hermana,
extrañó profundamente su natal isla paraíso
y en ese instante deseó tomar el avión invisible para volar lejos.

Quizá ese niño escondió en su mochila el deseo de hablar con José,
            un compañero del grupo segundo B
lo cierto es que al verlo asfixiaba las palabras,
“quisiera ser su amigo”, pensaba.

 Ahora, ¿cómo fue posible que otra mujer maravilla se haya derretido en ese horno tibio?
¿En qué momento entregó su cuerpo a las brasas?
Su piel tersa transmutó en cera, trozos de divinidad se fundieron en el charco que la devoró.
Wonder Woman fue la última mujer que murió en la hoguera,
                                el último dogma en crepitar;
                           fue la primera dama que defendió su feminidad ante cada batalla.

Unos días después, cuando el calor se había disipado,
el niño,
vestido de negro,
recogió lo que antes había sido su juguete favorito,
lo puso en un féretro de cartón y lo enterró en el patio de su casa.
                                    Superman                 Batman
León-O                      Cheetara
Ken Carson              Barbie Roberts
He-man                     Skeletor
Voltron                       y los Playmobil

                                               Todos le dieron el pésame.                      

III

¿Qué batallas ha presenciado la última mujer maravilla que te compraron?

Para ella, las razones al pelear siempre han sido de plástico.
Para ti, las razones sobran.

¿Acaso ella vio cómo un villano decapitó a Robin,
cómo el sol devoró el color de Superman,
o cuando Batman fue desmembrado debido a su condición humana?

¿Alguien presenció tu dolor? ¿Tu felicidad?
¿Lo que a ti te importaba?

¿Qué fue lo que fragmentó a la mujer maravilla?
¿Eso que la mutiló fue únicamente terrenal?
¿O sentimental?
¿O espiritual?
Para Wonder Woman, esos brazaletes siempre han servido a voluntad,
es cierto que algún día 
sus brazos no responderán al ver los proyectiles enemigos acercarse y,
enfundada en esa sabiduría divina,
habrá decidido que ya no hace falta luchar.

 

 

 

EL DISCRETO ENCANTO DE LA BURGUESÍA

En los árboles los ojos eclosionan,
como cerezas penden de aquellas ramas,
son frutos de los que no comerán.

Sigan masticando las horas,
escupan los huesos sobre tierra fértil:

 

Éste es el árbol en el que el teniente caminará de cabeza,
en sus hojas sublimará el reflejo de los muertos durante la guerra
y verá a su madre vaciando lágrimas en un frasco azul.

Las ramas son calles desiertas pero llenas de murmullos.

En las calles se pierden las campanadas.

Las campanadas son los fusiles detonando.

Un fusil detonado es la antesala a la muerte.

En dicha antesala,
las tres mujeres se acomodan alrededor de la mesa,
ordenan té de manzanilla,
ordenan café con leche,
ordenan un vaso de agua,
más solo les traen un coctel de lenguas servido en sus oídos.
Al abrir el telón,
el público tendrá los ojos clavados sobre cuerpos de agua.

            Cuando Lázaro resucitó,
no tenía recuerdos.

                        Las puertas del alma son los ojos.

                        Los ojos son una manifestación del cuerpo.

                        A través del cuerpo se expresa el instinto.

            ¿En qué momento Henri se escabulló al interior de Alice?
            ¿Y Simone en el de Don Rafael Acosta?
            ¿En qué momento François le preparó un martini seco a Florence?
            ¿Cómo se remueven las manchas de vino tinto de las sábanas?

Para cenar preparé
una pierna de pavo al horno
y puré de papas de la cosecha de monseñor,
(él mismo aró esas tierras con su cruz
y los fertilizó con el recuerdo de sus padres)

Mientras brindábamos con champagne,
la santísima trinidad entró con armas en las manos
y nos disparó a todos.
Escondido,
debajo de la mesa,
Judas aún comía de la carne de Cristo.

 

 

 

Semblanzas

Milton Alejandro Santana Pizarro. Graduado de la Licenciatura en Letras Hispánicas por parte de la Universidad Autónoma de Aguascalientes. Actualmente docente dentro del sistema de Educación Básica en nivel secundaria. Asiduo de la poesía con tintes espirituales, místicos u homoeróticos. Siempre confiado en que la sensibilidad por el lenguaje, la introspección y el sincretismo cultural y espiritual mejorarán la condición humana.

Paloma Mora (México, D.F. 11 de octubre de 1977) Licenciada en Letras Hispánicas por la Universidad Autónoma de Aguascalientes, donde es maestra en el área de lingüística y teoría literaria. Maestra en Teoría Crítica (17, Insituto de Estudios Críticos). Cursó la maestría en Lingüística aplicada en la UNAM (2002-2004).   Becaria del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes, y ha publicado en Tierra Baldía y Parteaguas. Se han incluido poemas en la compilación de poesía El surco y la palabra (Ediciones del Ermitaño y Seminario de Cultura Mexicana); y se ha traducido una selección de sus poemas al francés en la revista EXIT, del Consejo de Cultura de Canadá/Montreal/Quebec. Columnista de la revista del Instituto Cultural de Aguascalientes Parteaguas con la columna Il dolce fare niente y colaboradora del blog México Kafkiano. Participó como co conductora en el programa universitario de Radio UAA “En la Cama”. Ha coordinado talleres en el ICA, así como en el CIELA FRAGUAS, de creación literaria, especialmente poesía. Lectora en Encuentro Internacional de Poetas del Mundo Latino (2011 en Aguascalientes y 2012 en Michoacán) y en Tiempo de Literatura organizado por la Universidad Autónoma de Baja California. Lectora también durante las Jornadas del Premio de Poesía Aguascalientes (2010-2012).

Ángeles Montáñez. Licenciada en Letras Hispánicas por la Universidad Autónoma de Aguascalientes; cuenta con un diploma en escritura creativa por parte del Laboratorio de Escrituras Disidentes del Museo del Chopo de la UNAM y forma parte de la Asociación de Lectura de Mujeres en Aguascalientes (ALMA A.C.). Participó en algunas antologías poéticas como el Breviario pandémico publicado por la editorial Agujero de gusano; Novísimas Vol. II publicado por Los libros del perro y Las distancias de la editorial Lapicero Rojo. Colaboró en revistas literarias y culturales como Pirocromo, De-Lirio, Horizonte Histórico, Proyecto 1×1, Taller Igitur, Maya Cartonera, La historia y sus gusanos, Gaceta queer, etc. donde mis participaciones van desde creación literaria hasta corrección de estilo y fotografía.

Patricia Vázquez. Estudió la licenciatura en Letras Hispánicas en la Universidad Autónoma de Aguascalientes y Master English as a Second Language en Interactive College of Technology en Morrow, Georgia. Su trabajo ha sido publicado en antologías estatales y nacionales y ha participado en festivales y lecturas de poesía en México, España y Cuba. Obtuvo el PECDA en Aguascalientes período 2015-2016, ha publicado dos libros de poesía; Diario de una poeta recién casada, (LunaMía Ediciones, 2017) y La novela de las mujeres murciélago, (Espina Dorsal, 2022).

Gabriel Soriano. Nació en el estado de Guanajuato en 1995. Egresó de la licenciatura en Diseño Industrial en la Universidad Autónoma de Aguascalientes. En el 2015 y 2021 fue beneficiario del Programa de Estímulos a la Creación y Desarrollo Artístico de Aguascalientes (PECDA) Acreedor del tercer premio de poesía joven Alejandro Aura con el poemario Biophilla Barroca. También ha participado en la antología Palabra Germinal (ICA, 2016) y en Las Avenidas del Cielo (ICA, 2018), así como en distintas revistas locales. Actualmente trabaja como reportero para el periódico LJA.mx

 

 

[1] Este texto apareció por primera vez en la revista Taller Igitur. 

[2] Este texto apareció por primera vez en la Gaceta queer de la UNAM.

[3] Estos poemas pertenecen al poemario La novela de las mujeres murciélago (Espina Dorsal, 2022).

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