Los trabajos de Erato. Marco Argentario. El vino

En el marco de la serie Los trabajos de Erato de Rubén Márquez Máximo presentamos 5 epigramas de Marco Argentario dedicados al vino. Argentario fue un poeta romano de la época de Octavio Augusto muy favorecido en la Antología Palatina elaborada por Filipo.

 

 

 

Marco Argentario. El vino

 

La civilización comienza cuando Dionisio y Ceres enseñan a la humanidad sus dones.  Dionisio le muestra a Icario cómo cultivar la vid para transformarla en vino y Ceres le enseña al hombre a sembrar los cereales para la elaboración del pan. Ambas son deidades culturales y prometeicas. El pan y el vino, la dieta elemental del mediterráneo, es más que un alimento y una bebida para el cuerpo, se trata de una dieta espiritual que ha nutrido la festividad de la vida. En Platón, el diálogo filosófico es acompañado de un banquete, sin la comida, la bebida y la música no existe el ambiente propicio para la generación del conocimiento. Esta particularidad también la nota Sören Kierkegaard en alguna parte de In vino veritas. Nietzsche, por su parte, en El origen de la tragedia, destaca la importancia de Dionisio para entender la música y la embriaguez de la poesía. El poema no es sólo imagen apolínea sino música dionisíaca. De este modo, la literatura grecolatina abunda en referencias al vino con perspectivas que van desde la alegría de beberlo hasta el bochorno del exceso. Bajo este contexto, en La guirnalda de Filipo destacan los epigramas que Marco Argentario dedica a la bebida de la vid. Poco se sabe de este poeta al que se le atribuyen treinta y siete epigramas, sin embargo, con estos basta para observar su oficio. En su trabajo existe una predominancia de poemas dedicados al vino y al amor dejando claro que donde está Dionisio está Eros y donde está Eros está cerca Dionisio.  

     Miremos de cerca seis poemas en los que el vino es el motivo principal. En el 249 el recurso de la prosopopeya, muy recurrido en los epigramas grecolatinos, domina el artificio poético. Obsérvese cómo el poeta le habla y le canta a una jarra de vino como si se tratara de la propia amada. Por tal motivo, la anáfora del “quédate aquí” es tanto para Dionisio como para  Afrodita, tanto para la embriaguez como para el amor. El poema 250 resulta una clara continuidad del anterior. La jarra sigue siendo el objeto al que se le habla. Se acentúa una vez más sus características como si se tratara de las características de una mujer: “charlatana, de risa fácil, buenos labios y garganta profunda”. Hay retardo de la llegada del vino, y por ende del amor, pero hay conclusión pues éste arriba. El remate es sutil y de mucha agudeza. La mujer tarda en llegar pero se desea de manera ingenua que a pesar del retardo llegue pura como una esposa inexperta.  

     El poema 251, tercero de la serie de la jarra, se presenta como una conclusión determinante pues la jarra se ha roto entre los bebedores por lo que se hace una contraposición con la virginidad deseada del poema anterior. La jarra cuando es bebida entre muchos se expone y se quiebra. El verso 2 es muy sugerente, de mucha carga erótica pues Bromio, es decir, Dionisio, primero se vierte sobre su vientre. Posteriormente, al ser rota por la mano de un hombre ebrio hay risas pero la mirada de Argentario nota cómo al romperse de su vientre da a luz al mismo Dionisio que se derrama. Entonces, esta escena erótica y sexual culmina con el parto. Nos dice una nota al pie que la jarra en este poema es la propia Semele, madre de Dionisio que también murió, de una u otra manera, por el rayo de Zeus.

     En los poemas 253 y 254 podemos observar la manera en que los epigrama son  compuesto como estructuras perfectas. El primero tiene una composición dual y el segundo es tripartita. El poema 253 hace referencia al andar trastabillado por efectos del vino. Existe un reclamo hacia Dionisio que sirve como la ironía del poema. Si el poeta lleva a Dionisio consigo al beber el vino ¿por qué éste lo hace dar tumbos? La estructura dual está entre el bebedor y el propio Dionisio, el hombre y la divinidad. Por su parte, el 255 está organizado como una tríada entre Dionisio, Afrodita y las Piérides que estarían representando las enseñanzas de Apolo. Dicha triada es un conjunto que forma un espejo con la resolución en torno a los atributos de los personajes, sin embargo, la continuidad y resolución del epigrama se da comenzando por el final, es decir, por las Piérides: sabiduría, pasión y embriaguez.      

     En el poema 256 existe la reminiscencia al carpe diem horaciano. Es mejor beber ahora bajo la luz del sol pues mañana esa luz quedará sepultada. Aquí vale la pena resaltar cómo la luz del sol, igual que en el poema 5 de Catulo, representa la vida que se opone a la oscuridad de la sepultura o de la misma noche. Por otra parte, los placeres de Dionisio y Afrodita se anteponen a la sabiduría de Atenea o la rectitud de Apolo. También los sabios mueren dice Marco Argentario, por ello bebe la copa ahora y abraza a tu bella esposa. 

 

Rubén Márquez Máximo

 

 

 

249

CONSAGRACIÓN DE UNA JARRA DE VINO

 

Quédate aquí, jarra que haces que me tambalee, una ofrenda a Cipris,

   quédate aquí, hermana del nectáreo cáliz,

burbujeante compañera báquica del banquete común,

   hija de cuello estrecho del brindis a escote,

servidora autodidacta de los hombres, la más dulce confidente

   de los enamorados, arma siempre dispuesta de los que banquetean.

Serás un brillante regalo de parte de Marco, que cantó tus alabanzas,

   amante del vino, consagrándote a ti, su antigua compañera.

 

 

250

HIMNO A UNA JARRA

 

Antigua compañera de banquete que amas las medidas de la taberna,

   charlatana, de risa fácil, buenos labios y garganta profunda,

jarra confidente de mi pobreza con poco gasto de tu parte,

   aunque tarde, llegaste por fin a mi mano.

¡Ojalá te presentaras ventajosa para mí, pura y virginal

   como se acerca a su marido una esposa todavía inexperta.

 

 

251

UNA JARRA HECHA AÑICOS

 

Te hiciste añicos, dulce jarra, entre los bebedores de vino,

   cuando vertías a Bromio por todo tu vientre.

Zumbando desde lejos, te alcanzó de lleno una piedra cual rayo

   lanzado no por la mano de Zues, sino por la de Dión.

Hubo risas a tu costa, repetidas bromas sobre el golpe

   y mucho alboroto entre los compañeros;

no me lamento por ti, jarra, pues diste a luz al Baco del evohé

   dado que Sémele y tú, habéis corrido idéntica suerte.

 

 

 

253

EL VINO, UN DIOS INJUSTO

Me tambaleo borracho de vino puro. Mas ¿quién me salvará

   si es Bromio el que sacude mis rodillas?

He descubierto cuán injusto dios eres, puesto que yo te llevo a ti,

   Baco, y tú me correspondes haciendo que yo vaya dando tumbos.

 

 

 

255

ESCOGE LO MEJOR DE CADA UNO

 

Gobris, que Dionisio y la amorosa Cipris

   y las dulces Piérides con sus libros te den placer:

de éstas escoge la sabiduría, experimenta la pasión de aquélla,

   y saborea los queridos cálices de aquél.

 

 

 

256

AHORA O NUNCA

 

Cuando mueras, yacerás cinco pies bajo la tierra y no podrás

   disfrutar de los goces de la vida, ni de los rayos del sol,

así que coge una copa de vino puro y apúrala feliz,

   Cincio, mientras abrazas a tu hermosísima esposa: si piensas

que una mente entregada a la sabiduría es inmortal, recuerda

   que también Cleantes y Zenón se marcharon al profundo Hades.

 

Versiones de Guillermo Galán Vioque

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