Leemos, en versión de Sebastián Collado, a dos poetas islandeses contemporáneos: Einar Ben Þorsteinsson (1976) y Fanney Hólmfríður (1985).
Einar Ben Þorsteinsson
Para la satisfacción propia
Un estacionamiento lleno
Con un carro aparcado
En dos lugares
Un vaso medio lleno,
Pero con agua de caño
Cuando mueres de sed,
UN ESPACIO EN EL MURO
Para medir tus propios fracasos
Una caja negra en tus ojos
Para recordar tus propio fracasos…
Eso es la vida.
Quizás pudiera ser de ayuda al mundo
Si nos dejáramos morir sin esa
Solemnidad silenciosa que nos murmura:
Valió la pena haber vivido tu vida.
Y valió la pena haber sufrido tanto
Por un momento de satisfacción propia.
Fanney Hólmfríður
Gente del norte
La nieve cayó un día de verano. Nunca ha sido algo visto en Europa, pero en la isla del ártico es una historia distinta. La gente allí estaba acostumbrada a todo tipo de climas y no se preocuparon a pesar de que todo estaba a medio derretir. Los campesinos incluso sonreían ampliamente porque los dioses son bien conocidos por su humor negro.
Salir de la pequeña isla no era siquiera una alternativa, aquí nacieron y aquí morirían, esa fue la vida que les fue asignada. No hay duda de que habrá buen sol en el reino del cielo y, por ello, tiempo para esperarlo.