El amor por los débiles & el instinto de asesinato, nuevo libro de Julián Axat

Leemos el prólogo que Adrián Barahona ha escrito para el nuevo libro de poemas de Julián Axat (La Plata, 1976), El amor por los débiles & el instinto de asesinato, publicado en abril de 2023 por Un Perro Negro SPA y Ediciones Askasis. Axat es poeta, abogado y militante por los derechos humanos. Como poeta publicó Peso formidable (2003), Servarios (2005), Medium (2006), ylumynarya (2008), Neo o el equipo forense de sí (2010), Si Hamlet duda, le daremos muerte (2010), Musulmán o Biopoética (2013), Rimbaud en la CGT (2014), La Plata Spoon River (2014), Offshore (2017), Cuando las gasolineras sean ruinas románticas (2019), Perros del Cosmos (2020), Interestelaria. Antología de poesía y ciencia ficción (2022). Hasta el 2015 dirigió la colección Los Detectives Salvajes, de la editorial libros de la Talita Dorada. Como funcionario en la justicia fue defensor penal juvenil en la provincia de Buenos Aires (2008/2015). Actualmente es Director en el Ministerio Público Fiscal de la Nación, a cargo del programa de acceso a la justicia en barrios populares (ATAJO).

 

 

 

 

 

El amor por los débiles & el instinto de asesinato, de Julián Axat

 

El lenguaje común menciona cosas exteriores, por lo tanto ilusorias.
La realidad habla por boca del poeta.

(Silo, MICROCOSMOS)

 

Lo primero, es fundamental decir que conocí a Julián Axat antes de conocerlo. El año pasado recibí de un amigo argentino avecindado en Ovalle, el link de El cohete a la Luna en el que Julián relata su trabajo en el legajo de la DIPPBA sobre el grupo Kronos, y en el que consta una parte de la historia de su padre y su madre, y más tarde, el encuentro en Mendoza con Silo. Su nombre me pareció conocido y haciendo memoria recordé que un par de años antes había trabajado en la edición de un libro de Ediciones Periféricas, que, curiosamente, era de Julián. Por eso cuando, unas semanas después, Absalón Opazo, el editor de Periféricas, me cuenta que se juntaría con Julián en Santiago, no dudé en colarme a la cita.

Fue ese día, y luego uno más tras una feria del libro cerca de Villa Francia, y finalmente, en algunos breves mensajes que hemos intercambiado, que he dado cuenta de los numerosos puntos de contacto entre sus temas y los míos, por no decir, entre sus obsesiones y las mías. Es por eso que me encantaría escribirle un prólogo a cada uno de los poemas de este libro, pero sé que me tengo que conformar con sólo declararlo y, en cambio, hacer una propuesta de lectura de este libro, que por decisión propia, será en base a su poema “Cosmismo”.

A fines del siglo XIX y principios del siglo XX se desarrolló en Rusia una corriente filosófica, espiritual y científica que, básicamente, proponía la trascendencia de los límites físicos del ser humano para alcanzar un estado superior de consciencia, apoyados en la ciencia y en la tecnología. La inmortalidad sería el resultado de ese proceso, y no sólo la inmortalidad de los seres actualmente vivos, sino también de todos quienes habían muerto antes. La idea de la “resurrección universal” a través de la tecnología se complementaba con el destino superior del ser humano, llegar a los confines del universo y poblarlo en toda su extensión.

La revolución de 1917 comenzó un proceso en el que la iglesia cristiana ortodoxa se retiraba paulatinamente de la vida pública, pero si bien se podía controlar el poder de la religión, no era posible controlar en las personas su religiosidad. Por eso, durante los primeros años de la revolución, el cosmismo tuvo una influencia creciente en muchos revolucionarios, pues era la expresión material de una espiritualidad, la posibilidad de entender el comunismo como un fin último no sólo de la historia humana, sino de todo el universo. Pero estas ideas fueron siendo dejadas a un lado e incluso vistas como reaccionarias en la medida en que se alejaban del proceso de industrialización socialista. Aun así, resultaron en una inspiración fundamental para los avances aeroespaciales soviéticos.

El cosmismo pone la mirada en el futuro y con ello tensiona muchos conceptos políticos, porque la vanguardia deja de ser ese grupo que te arrastra desde adelante o te empuja desde atrás, pues de alguna manera hay un sentido final que se expresa en la humanidad.

Un sentido es más que un proyecto, el proyecto es sólo el camino que proponemos recorrer para perseguir ese sentido.

Interrumpo para incorporar un concepto que no recuerdo de dónde lo tomé: el arte –la poesía inclusive– es la expresión de las aspiraciones de un pueblo.

Si esto es así, quisiera entender que esas aspiraciones tienen que ver con el sentido, por tanto, el proyecto artístico es coherente con las propuestas esenciales del cosmismo. Aunque inmortalidad no es sinónimo de trascendencia, algunos artistas entendieron y siguen entendiendo su obra a partir de esa premisa, una especie de legado que dejamos lanzado hacia el futuro. Otros, paralelamente, se encuentran en el rescate de lo que ha sido, porque todo lo que ha ocurrido merece ser contado y esencialmente recordado.

¿Por qué nos resulta tan atractiva la historia de los “cosmonautas perdidos”? ¿Por qué tiene un valor casi mágico el aeródromo espacial de Baikonour y el deterioro de sus instalaciones; o una tecnología visionaria, hoy en desuso? ¿Qué nos invita a mirar el romance entre el Dr. Atl y Nahui Olin? ¿De qué manera el asesinato de Georg Floyd cambió el mundo; o la mutilación ocular que la policía chilena hizo a medio millar de manifestantes durante el estallido social, dio un giro a la historia?

Y así, poco a poco, de pregunta en pregunta, nos acercamos a nosotros mismos, a nuestra identidad, a lo que creemos ser, a lo que aspiramos ser.

¿Qué representa para el autor del libro un óleo de dos siglos, heredado y custodiado por tres generaciones? ¿O una fotografía de su padre, junto a otros militantes de Kronos, la prehistoria del siloísmo, en la cima de una montaña en Jujuy? ¿O el telegrama con el que despiden por inasistencia injustificada al trabajo a su padre, ya detenido desaparecido?

Así, de pregunta en pregunta, nos acercamos un poco más a lo que somos, esta Latinoamérica rasgada, que nunca ha sido descubierta porque alta magia la esconde. Hasta nosotros, hasta llegar a la poesía, ese dispositivo tecnológico que está por encima del lenguaje común porque es una máquina fabulosa que rompe el azar del tiempo lineal.

Y así, hasta que el río invierte el curso de su corriente y el agua de las cascadas sube. Pero no hay paradoja en ello. Esa es la gran verdad del sentido, porque cuando decimos que nadie ha muerto no estamos usando metáforas. Las lágrimas caerán desde el suelo hasta mi ojo y el llanto de todos volverá a ser simplemente aire entrando en la garganta en el momento preciso que activemos la máquina y los engranajes de la poesía giren lentamente entre vapores y descargas eléctricas.

Porque ese es el sentido de nuestra existencia, llegar libres a los confines del universo para poblarlo en toda su extensión.

Valparaíso, 21 de marzo de 2023

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