En el marco de la Antología de poesía colombiana, preparada por Federico Díaz Granados, presentamos el trabajo de Rafael del Castillo (Tunja, 1962). Algunos de sus volúmenes de poesía son Canción Desnuda, El ojo del silencio, Entre la oscuridad y la palabra, Animal de Baldío.
Canción nocturna
La casa es, más aún que paisaje, un estado del alma
Gastón Bachelard
I
Mi casa está en la infancia
en ese barrio viejo
y no la encuentro.
Nadie me toma de la mano
o me dice
mírala
aquí está
Aquí ha estado siempre
II
En las noches de soledad y de embriaguez
me pierdo
como un niño
en la ciudad
Cuando a la madrugada
escuches a un borracho llamar a sus hermanos
no te inquietes
soy yo
buscando la casa de mis padres,
el corazón en bicicleta,
el corazón jugando entre recuerdos y fantasmas
a la lumbre amorosa del alcohol
III
Todas las noches llueve sobre mi casa
allá e n la infancia
y yo me asomo a la ventana:
un ebrio canta en la calle como un loco
el poema de amor del extraviado.
Mi madre
al descubrir quién es aquel que canta,
me abraza y llora
en silencio
allá en la infancia…
Cóctel
Como el cantante de una orquesta pobre
que achispado y alegre
quiere mezclarse con los dueños de la fiesta
bailar
reír con ellos
y es rechazado fríamente con un
“Usted a lo que vino fue a cantar”
Así el poeta en la fiesta del mundo
Para mis anfitriones pasados y futuros,
a manera de desagravio
Recreo
El olor de aquellos libros que en la infancia
guardábamos en un pupitre oscuro
entre cáscaras de naranja
y lápices quebrados
ha vuelto a mí
y ha revoloteado sobre mi mesa de trabajo
como un avión de papel que planease
en el aula
en la infancia
como una travesura
Épica
El poeta construye su casa con palabras
como el soldado que al regreso de la guerra
halla su patria devastada y
desnudo el torso
escribe el verso rudo
que la ha de proteger
ya para siempre
del sol
y de la lluvia…
Un verso
en el que los sueños sonarán a leña en el hogar
darán calor
y ganas de cerrar por un rato los ojos
mientras la casa crece
mientras crece el poema…
En el camino
…Casa en las que la pobreza se acomoda
plácida
en lo oscuro
como ese perro viejo que se sabe bien querido por sus amos
Casa por las que deambula mi corazón
sostenido en la niebla que a estas horas se arrastra soñolienta por los cuartos
Cuatro paredes estrictamente hechas a mano
entre las que renquea silencioso el abuelo calor
mientras brillan
sutiles
las más humildes luces de los hombres:
un trozo de carbón encendido
una lámpara vieja
la siempre fiel vela de cera
o la voz de alguien
que canta
entredormido
en el cuarto de atrás
Casa
en las que la pobreza
es ese perro viejo
que al escuchar las voces de los hombres
mueve con languidez la cola
hasta quedar dormido
Abolengo
del polvo
de las cenizas turbias
de los huesos roídos por el tiempo
de la carne que se deslíe mordida por los venenos de la tierra
de esos versos que desmenuza Dios
yo vengo
Vuelo de palabras
¿Qué dirán los pájaros de los cantos de los hombres
no del terrible ruido que hacen los motores de sus máquinas
ni de los gritos de quienes han sido atacados por una voraz enfermedad
y no se resignan a abandonar un mundo que ayer no más maldecían una y otra
vez:
Qué dirán los pájaros de los cantos de los hombres
cuando
parados sobre las ramas de los árboles
o sobre los cables de alumbrado
se nos quedan mirando
de repente absolutamente silenciosos…
Cuando se agitan inquietos
en sus palcos
mientas afinamos acuciosos las palabras:
Qué dirán los pájaros del canto de los hombres
Anfitrión
No puedo huir de mis amigos
a toda hora entran en mi casa
y no hay rincón en ella
del que no puede aparecer alguno
de improviso
Beben de mi licor,
ríen a carcajadas
critican
sin miramiento alguno
el menor de mis gestos
mi forma de vestir
de llevarme la comida a la boca
Conocen
como el Que Más
los agujeros de mis calcetines
los agujeros de mis frases
los agujeros de mi corazón
Mis amigos auscultan con minucia mis papeles
leen los borradores de mi vida
saben lo que olvido
lo que quiero olvidar
mis pequeñas miserias
Y
sin embargo
¿A dónde diablos más podríamos acudir a estas horas del mundo
si no es a casa del amigo?
me repito con la cabeza entre las manos
mientras escucho llamar con insistencia a mi puerta…
Quiero guardar silencio
como si no hubiese nadie aquí
pero alguien se levanta detrás mío
a dar la bienvenida a los que llegan
todos queriendo hablar
todos hablando
todos
con ganas de cantar…
Y ésta es su voz
Otra despedida
La mitad de mis amigos ha muerto.
Te haré unos nuevos, dijo la tierra.
No, grité. Devuélvemelos tal y como eran,
con sus fallas y todo…
Derek Walcott
Dije dos
tres palabras
mías, parecidas a mí
y acusaron de ellas a mi amigo.
Tropecé contra el mundo, caí
y en mi caída
eché abajo
unas figuras votivas
ciertos objetos sagrados para la religión de los días que corren
fue mi tropiezo,
propio de mí, grotesco, a mi medida y
sin embargo
los sacerdotes señalaron a mi amigo.
Mi amigo está cansado a estas alturas
No quiere que lo nombre ya en mis versos
Quiere que calle, que me quede quieto
Quiere que muera
pero como es mi amigo no lo dice
ni se atreve siquiera a pensarlo
y sin embargo cuánto no daría
por tomar otra vez
el sol del equilibrio
por abrazar hoy
nuevamente
a todos
así a los que me quieren
como a los que odian…
Mística
Asumo el misticismo en cuanto no concibo el paraíso sobre la tierra
Leonard Cohen
Porque la luz no ha estado de mi parte
he debido encender
mis propios fuegos
Porque el sol es muy pálido en mi calle
olvido pronunciarlo en mis poemas
Porque el amor me quiere lejos suyo
le pongo zancadilla y
lo poseo
en hoteles de paso
a horas
hábiles
Se dice que en mis versos todo es
ayes
todo lamentaciones y reproches,
regodeo en lo oscuro, vértigos y
caídas
Se dice
y yo lo sé
pero qué hago
yo no voy a mentir por complacer
a todos los que piensan
que el dolor
es cosa de mal gusto y destemplada
o tema de ignorantes
y de ebrios
Qué puedo yo decirle a los felices
como no sea pedirles que no lean
poemas que sean malos para el alma
o para la salud o la etiqueta
Qué puedo yo decirle a los felices
Yo no sé lo que saben
no sé de dónde vienen
sus certezas
no puedo ser feliz
no tengo tiempo
para tomarle el pulso a la belleza
soy el que soy
en eso está el problema:
A veces me enamoro de mi mismo
y hay días en los que me odio sin remedio
y quisiera ser otro
uno cualquiera
el primero en pasar
o en alejarse…
En ocasiones
y casi sin pensarlo
lo he logrado:
Se me ha visto cantar
en ese trance.
Datos vitales
Rafael del Castillo (Tunja, 1962). Escritor y editor. Licenciado en Español y Literatura por la Universidad Pedagógica Nacional. Fundador y director de la revista de poesía Ulrika y de los Cuadernos Literarios de dicha publicación. Fundador y coordinador del Encuentro Internacional de Escritores: Presencia Viva de la Poesía que se realiza todos los años, desde 1992, en Bogotá y otras ciudades colombianas. A partir de 1988 dicta talleres de poesía (tanto virtuales como presénciales) para la Casa de Poesía Silva, entidad donde también ha impartido cursos de actualización sobre la lírica colombiana e iberoamericana contemporáneas para educadores. Libros de poesía publicados: Canción Desnuda (Fundación Simón y Lola Guberek, 1985), El ojo del silencio (Cuadernos de Poesía Ulrika, 1985), Entre la oscuridad y la palabra (Cooperativa Editorial Magisterio, 1991), Animal de Baldío (Cooperativa Editorial Magisterio, 1999), Animal de Baldío (Antología, www.literaturadigital.com, 2000). Del Castillo ha publicado también las antologías de poesía latinoamericana recogidas bajo el nombre de Presencia viva de la poesía (Vols. 1, 2 y 3), Rostros de la palabra – Poesía colombiana (Cooperativa Editorial Magisterio, 1990, 1995, 1999), Colombia, antología poética (Editorial Tierra Firme – Cooperativa Editorial Magisterio, 1998). Coordinador general de la antología de poesía en CD rom que bajo el título de Poesía Colombiana publicó la Casa Silva en el 2.000. Actualmente prepara, también en CD rom, una antología de la poesía iberoamericana contemporánea y otra de narradores colombianos.