Foja de Poesía No. 024: Jaime Obispo

Colima

Jaime Obispo nace en Colima en 1979. Es licenciado en Letras y Periodismo por la Facultad de Letras y Comunicación. Becario del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes, es autor del libro El pordiosero y otros tristes poemas (2007). Ha colaborador en revistas y suplementos de circulación nacional, como La Jornada Semanal y Tierra Adentro. Actualmente se desempeña como Jefe de Estilo, en el corporativo informativo Avanzada.

Los dejamos con la poesía de Jaime Obispo.

Siendo

Siempre he querido ser otra persona.
-Un humilde escorpión siendo devorado por su hembra-
Y no un pez abriendo el mar

Siempre he querido estar en la cima de un pezón que atisba el horizonte
sobre la melena de un mar de árboles
Pero siempre termino siendo
alguien que no quiere escribir
y que en realidad necesita
besar una hendidura
perfectamente rosa
manantial de atarrayas
dulces ménsulas

Y aunque herido de imágenes de ella
bajo el dolor de un pedazo de carne triste
donde no se acuerda que depositó el amor
también he necesitado
no estar
sino lejos
en la noche de una carretera solitaria
donde una luminosa luz se va haciendo el cuerpo
de una blanquísima diosa del frío
vestida de negro
y que allí amaneciera
y todo fuera

No haber ido a ninguna parte
sino un estar en una fiesta
donde hay un pequeño océano de caguamas
todas y cada una de las mujeres que de ella son y no
Y yo me fuera a la casa de donde he salido
con el olor del ser más pequeñamente inmortal
el que de verdad quiero ser
y no esto que cada vez es más a una descripción
de una subjetividad que cae
en una canción que ya hemos cantado tanto
y no queda más que caer en eso que ya no está siendo
aquí

Yo había terminado de soñar con caminar sobre los océanos

Y estaba semi-enamorado de dos lomitas suaves y primaverales
En ese entonces vi
Lampareado
Una película de artes marciales
Donde una mujer muerta
Es el lugar de una gota de un lago de cristal
Donde las espadas no entran
Y ahora
Ya muy lejos de ese día
Soy un simple e insignificante poeta
Orfeo que nunca fue al infierno
Y como siempre antes de ir a una fiesta
Escribo de la melancolía
De la fugitiva y terca vida
Que se abre paso por entre los cuerpos de todos nosotros
Tengo la dirección
Y las señales para el encuentro
Pero por ahora
Prefiero escribir
Mientras escucho por décima vez
Little story
Y en el acordeón lento
Deposito mi vida entera
Durante un segundo
Mientras se desazona mi alma.

Aterrizaje profundo

Cuando uno es el bufón que ríe
Como ríen las onomatopeyas
y todas esas manifestaciones que la pragmática
estipula como estúpidas acciones del ser humano
Dignas de la piedad más articulada
Llenas de pintura y calamares abandonados
Y uno está
Como tocando el piano en los pezones de la diosa

Hasta que un día
cuajado
como una espesa depresión llena de acantilados mares atardeceres púrpuras
calles soleadas, sombras, avenidas sintagmáticas y partituras de gaitas
Un día
Cuando uno está
Tranquilamente
esperando que un evento afortunadísimo suceda
Como una lluvia de eucaliptos y otras maravillas triple equis
Así como quien espera todas las profundidades más rosavioláceas
Así pues
Como tendido sin piedad ni misericordia hacia el género más carnudo
El más oblongo
El más mordible universo

Cuando uno tiene las ganas de aventarse del acantilado más gigante
Y elevarse de la estratosfera
de la galaxia elevarse del rincón más alejado de allá donde están los animales de Dios retozando
nos elevamos
y desde allá vamos bajando
imaginando
que caemos
en la negrura honda de las lomitas.

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