Presentamos la nota de Moisés Ramos publicada en el periódico Milenio sobre la presentación del libro El tigre en la casa de Eduardo Lizalde que tuvo lugar en la Biblioteca de México el pasado jueves 4 de julio. Se trata de un momento importante: la reedición de este libro 44 años después de su primera edición por Valparaíso Ediciones México y Círculo de Poesía.
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Recibió homenaje con la nueva edición de su libro “El tigre en la casa”
La verdadera bestia, el verdadero carnicero no es el tigre, es el hombre: Eduardo Lizalde
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“Agradezco mucho este este homenaje, a los editores y amigos que se ocupen de este viejo libro que, efectivamente, ha tenido gran repercusión desde que se publicó la primera vez y que fue fuente de otros libros sobre el tema. Por eso se llaman “Memoria del tigre” y “Nueva memoria del tigre” mis antologías, aunque no sólo hablo de tigres entre los diez mil o doce mil versos que componen esos espesos libros”.
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Moisés Ramos Rodríguez
*Todas las fotografías pertenecen a la Biblioteca Nacional-CONACULTA.
Para don Roberto Martínez en sus 80 años.
Para Roberto Martínez Garcilazo por su libro “Abismo del mundo”.
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México, DF. La verdadera bestia, el verdadero carnicero no es el tigre, es el hombre. El lobo del hombre es el hombre. El hombre es el verdadero carnicero. Ha creado las más prodigiosas maravillas de la ciencia, del arte, la poesía y la pintura, y también los instrumentos, los elementos, los organismos y las instituciones más criminales del mundo y de la historia: las guerras, las máquinas para destruir, las sociedades cruentas y opresivas en que vivimos, en cualquier régimen, no nada más en el capitalismo. Así que el hombre es el verdadero tigre. El tigre es santo, es una imagen de santidad y de inocencia. La culpabilidad no está en el tigre sino en el hombre, afirmó el poeta Eduardo Lizalde durante el homenaje en que se convirtió la presentación de su libro “El tigre en la casa”.
Durante la presentación de la que calificó como la más bonita edición de su emblemático poemario presentado el pasado jueves 3 en la Sala Polivalente “Antonieta Rivas Mercado” de la Biblioteca de México de esta ciudad, Eduardo Lizalde afirmó: “Claro que no me molestan los homenajes, lo que me molesta es cumplir años. Yo preferiría no cumplir ninguno (risas). No me consuela nada que la edad avance pero, en fin: celebro estar en buena salud y aún en condiciones de hablar y de escribir”.
Y es que Lizalde cumplirá 85 años de edad el próximo lunes 14 y su libro tienen 44 años de haber sido publicado por la Universidad de Guanajuato; hoy es el número 1 de la Colección Valaparaíso de Poesía, coeditado con Círculo de Poesía que dirigen los poetas Mario Bojórquez y el catedrático de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Puebla, Alí Calderón; publicadopor primera vez en España, mereció ahí el X Premio Nacional de Poesía Ciudad de Granada, Federico García Lorca.
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Durante la presentación en la Biblioteca Nacional, Lizalde afirmó: “El símbolo y la imagen, y la realidad de la belleza suprema y la criatura más destructiva y feroz del mundo, el tigre. ¿Por qué? Porque no es ser humano, no tiene consciencia de su ferocidad, ni tiene escrúpulos, ni ha leído el “Código civil” ni está preocupado, por supuesto por el castigo que un asesinato suyo pueda producir. El tigre es una figura natural, santa, como dice Walt Whitman en su enorme, maravilloso y genial poema “Sin límites”: Amo a los animales: no se quejan, no reclaman a Dios ninguna cosa, no tienen consciencia ni del mal ni del bien; no se quejan de su alimento; simplemente, sobreviven al mundo…”
Lizalde fue contundente: “La culpabilidad no está en el tigre sino en el hombre”.
En la que resultó ser una clase magistral de casi una hora de duración, Eduardo Lizalde reveló: “La intención de escribir “El tigre en la casa” fue desde el principio producir un texto atroz, negro, es decir, la parte oscura del amor; no incluir un solo poema positivo, optimista en el libro”.
Y del animal que, incluso le ha dado el sobrenombre con el que le llaman algunos al poeta, éste afirmó: “El tema del tigre es infinito y universal. Ya lo he dicho: el tigre es un símbolo, un signo, una imagen, una obsesión desde la mitología antigua en Occidente y desde de la de Oriente”. Y es una obsesión, para él como para otros poetas, claro, por lo que agregó: “Las obsesiones llevan a la literatura y la literatura es infinita. Lo digo por ahí, y es una frase que me gusta repetir… La poesía es infinita, y el universo, también”.
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Homenaje al tigre
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Las siguientes son las palabras del poeta Eduardo Lizalde sobre “El tigre en la casa” durante su presentación el pasado jueves 3 en la Sala Polivalente “Antonieta Rivas Mercado” de la Biblioteca de México:
Agradezco mucho este este homenaje, a los editores y amigos que se ocupen de este viejo libro que, efectivamente ha tenido gran repercusión desde que se publicó la primera vez y que fue fuente de otros libros sobre el tema. Por eso se llaman “Memoria del tigre” y “Nueva memoria del tigre” mis antologías, aunque no sólo hablo de tigres entre los diez mil o doce mil versos que componen esos espesos libros. La última edición de mi “Poesía completa” del Fondo de Cultura Económica, incluso, es de hace diez años, de manera que falta de incorporar ahí otros cinco o seis libros a la antología.
Debo decir que se han publicado recientemente otras ediciones de este libro. Un amigo portugués, filósofo y poeta publicó en Sao Paulo, hace tres años una edición entera de “El tigre en la casa” en portugués, que no circula extraordinariamente en México pero que hemos leído aquí. Y mi amigo Stefano Strazzabosco, un excelente poeta y traductor ha trabajado hace muchos años la edición de “El tigre…” No ha logrado que se publique, aunque me acaba de escribir diciéndome que ya hay una editorial que se encargará de la publicación en italiano de “El tigre en la casa”. Strazzabosco ha estado en la UNAM, habla un excelente español.
Muchas veces intervine para la traducción en italiano de “El tigre en la casa” como interviene con el traductor del libro al portugués (idiomas romance que están a nuestro alcance), y en otros casos con traductores al francés y al alemán,
Me decía Stefano Strazzabosco: “Hay una sola cosa que me trastorna: que la palabra tigre es femenina, en italiano; no hay palabra masculina de tigre, es la tigra” (ríe). Entonces la dificultad es muy grande porque, efectivamente el personaje es un macho masculino, agresivo. Así que ha tenido que hace circo con el vocabulario italiano el poeta Strazzabosco, para traducir los poemas más significativos y representativos de “El tigre en la casa”. Ha tenido que traducir “La tigra macho…” y utilizar otros recursos que, naturalmente no puede pasar del español al italiano y a otras lenguas.
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No sólo es la visión personal
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El poeta Eduardo Lizalde, durante la presentación de “el tigre en la casa” el pasado jueves 3 en la Sala Polivalente “Antonieta Rivas Mercado” de la Biblioteca de México habló sobre el tema de este libro mítico, reeditado por primera vez, completo en 44 años:
Ahora que Vicente Quirarte hablaba de que “El tigre en la casa” no es solamente la visión personal del que escribe sobre un tema terrible, digo que la felicidad personal ocupa mucho espacio en el libro, y gente como yo no puede quejarse de haber llevado una vida infeliz. Pero no es un tema la infelicidad o el terror o el crimen o la miseria sólo del autor. Yo he dicho que un poeta, o un novelista o un autor de teatro utiliza un tema terrible como se utiliza el color en un cuadro trágico, que no tiene nada que ver con la vida personal del pintor. Los temas son, entonces, como personajes: un novelista puede escribir una novela sobre un terrible criminal que no tiene escrúpulos (ese es el tigre, porque además, no piensa, por supuesto), pero sin ser él el personaje. Y lo mismo hace el poeta con un tema: es introducirse en el desarrollo de una idea, de una concepción, de una imagen, de una sensación.
Recordé, ahora que hablaba Vicente Quirarte de que, en el mundo en que vivimos, la visión de la literatura contemporánea no puede ser optimista: el poeta, el escritor, el artista son siempre críticos del mundo que nos rodea, aunque ellos sean personalmente afortunados y aún felices. Aparte de que la felicidad ocupa, en todos los seres, un espacio mucho más pequeño que el dolor y las desgracias.
Carlos Fuentes, recordaba yo en una entrevista que me acaba de hacer Silvia Lemus, su esposa, que ha entrevistado a todos los amigos, escritores y gente cercana a Carlos Fuentes, recordabas yo, decía, que Carlos Fuentes hace treinta, treinta y tantos años publicó una serie de artículos sobre el mundo mexicano particularmente y su literatura; decía: curiosamente, en el momento de la crisis y la tragedia de 1968 y todo lo que derivó de esta monstruosidad, que todos conocemos, y la depresión social que en su conjunto produjo en México este acontecimiento y los que lo sucedieron; curiosamente los dos libros más terroríficos, literariamente excelentes que se publicaron en esos años no hablan del 68; y son, precisamente “Farabeuf” (la novela magistral de mi amigo y contemporáneo Salvador Elizondo, un hombre de talento excepcional, de genio), y “El tigre en la casa”. Son libros terribles que sólo se encuentran en la atmósfera de una depresión general y no se refieren directamente a estos hechos.
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Poemas celebratorios
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Por otra parte, también he escrito poemas celebratorios, por supuesto y, además, he incorporado a los textos más violentos de “El tigre en la casa” y de otros, algo de humor. Tenemos que ver con humor la misma muerte, a la que irremediablemente estamos sujetos todos los vivientes, y si no la vemos más que con humor, nos convertimos sólo en sepultureros y en personajes trágicos que revelan lo que todos conocemos.
Pero, la dificultad de un tema está en no repetir lo que librescamente nos ha tocado desde la infancia, la juventud o la madurez. Por eso en este libro que llamé “Otros tigres”, de Ediciones Heliópolis, 1995, una bella edición que no sé si todos mis amigos poseen, pero es una de las más bellas ediciones que se hicieron en los años noventa, y son nuevos poemas sobre tigres donde digo, en un pequeño prólogo que, como decía Borges los escritores tenemos la tendencia a repetirnos y es muy peligrosos porque incurrimos en grandes errores y tenemos que detenernos la mano para no proseguir con los temas que, obsesivamente nos están aplastando o invadiendo inadecuadamente nuestra literatura.
Así es que volver sobre tigres, lo digo, es un acto difícil y doloroso, pero, los temas no se agotan, como no se agotan los personajes ni se agota las obsesiones, ni se agotan los temas de una obra musical o de una obra pictórica. Así fue como hice el libro que titulé “Otros tigres”, que dediqué a muchas personalidades que han escrito sobre tigres, a Borges mismo; hay epígrafes de Octavio Paz, de Valéry, de mucha gente, pero, sobre todo este libro, que desde mi punto de vista está escrito en años de madurez intelectual y física, muy adelantados, es desde el punto de vista literario más perfecto o más exacto de lo que yo hubiera querido alcanzar en “El tigre en la casa”.
Esos son poemas de factura bien hecha, pero incorporé una nueva sección que titulé “Otros tigres”. ¿Para qué? Pues para dar crédito, precisamente como se dice en la presentación de ese librito, a todas mis deudas con los tigres que van desde las películas que en la infancia vimos de “Tarzán, el hombre mono”, hasta novelas del autor de “Tarzán”; de Rudyard Kipling y la vida en la selva; y después, por supuesto, de todos los demás novelistas y poetas que se han ocupado de los tigre.
En ese libro voy desde los sonetos de Shakespeare que logré traducir, porque no encontré versiones en español, satisfactorias desde el punto de vista personal y desde mi oído de poeta. Y lo mismo me ocurrió con otros textos, como los de Valéry en “Variété”, imágenes del tigre en el zoológico de París; yo los traduje con mucha precisión, desde mi punto de vista, y son textos asombrosos.
Yo leí, entero, desde niño, como todos los escritores la obra de Salgari y cuando tenía 15 o 20 años pensé que era un escritor de lengua española y lo es de lengua italiana; y del italiano logré traducir cosas notables sobre tigres, de Salgari.
Impresionante es el efecto que hace ese poema de López Velarde escrito en “El minutero”, una serie de prosas que se publican post mortem, obra maestra que se refiera al tigre que está en la jaula, golpeando la cola de tal manera, sistemáticamente en un barrote que la sangre, dice López Velarde ocurre sólo en un punto de la cola. Es el soltero eterno, el encarcelado…