Nuevas poéticas de Bogotá II

Leemos nuevos poetas de Bogotá. El Taller Distrital de Poesía de IDARTES en Bogotá del año 2020, dirigido por el poeta Federico Díaz Granados,  fue un espacio que permitió que un grupo de lectores y escritores de poesía se reunieran durante más de 20 sábados en sesiones de cuatro horas a reflexionar sobre el oficio de la poesía en los días que corren y a partir de allí reconocer a algunos de los más importantes registros de la poesía contemporánea y escribir algunos textos a partir de algunos temas y ejercicios . De súbito, luego de seis sesiones presenciales empezó la pandemia y con ella los encierros y confinamientos y este taller tuvo que dar el paso a la virtualidad. Y a partir de ese momento se convirtió en un espacio de refugio, de compañía, de encuentro y celebración que permitió a sus participantes sobrellevar ese momento difícil y tan incierto del mundo. A partir de la lectura del ensayo El Taller Blanco de Eugenio Montejo decidieron llamar así a este grupo. La tarea final era escribir un Arte poética en prosa o en verso y el resultado es esta muestra que publica Círculo de poesía.

 

 

 

 

EL TALLER BLANCO  – ARTE POETICA –  (II)

EJERCICIOS DEL TALLER DISTRITAL DE POESÍA DE IDARTES 2020 EN BOGOTÁ

 

 

 

 

ANDREA MOJICA

ARTE POÉTICA

 

Ulular del viento resonando en los oídos

palabra de los dioses abrazando plegarias,

gesto que aviva un mundo, el de cada uno,

uno posible

una maceta florecida de hojas nuevas

la tibieza del cuerpo amado extendida en el pecho

un reguero de estrellas hilando la noche 

la montaña envuelta en copas de niebla

olor del hogar cuando el día es aún transparencia.

 

Este mundo es el poema

incendio en el cocuyo de mis manos

rumor que salva. 

 

Fuerza de la naturaleza

 

Trémulo nacimiento de orquídeas

al filo de la roca

en lo alto del mundo

sembrando estrellas. 

 

 

 

 

KALEJ SANDOVAL

 

ARTE POÉTICA

 

Entra en mi casa 

Construye el techo, se vuelve río

Que como espejo, 

-viento sin fin-

Es infinito

 

¿Como dejar ir las palabras sin

Sonrojarse cuando la lengua decide

Pronunciarlas?

Las guardo en mi pecho

Para que nunca escapen

 

Homero, ciego, susurro

El más grande poema

de memoria

Sus ojos imaginaron 

el secreto de la humanidad.

 

 

 

 

BEATRIZ JEANNETHE NAVAS

 

ARTE POÉTICA

 

 

La poesía es un picoteo de palomas

Algunas veces destroza las entrañas bajo la

sombra de un guamo

Picotea la soledad y arranca

 el miedo que se esconde entre las cosas

 

Otras veces juega con palabras

como con jugosa lombriz entre su pico

 

Deja caer brotes sobre la hierba

para que vuelen en el lomo de los cucarrones

y germinen entre las aguas de los ojos

 

Como picoteo de palomas

desentierra la muerte

para que florezca en la boca

 

 

 

 

 

FABIÁN RODRÍGUEZ

 

AVISTAMIENTO

 

Ayer dejaron de migrar

Están cansadas del aire

No quieren saber del viento

Ni de las estaciones de los caminos lejanos

Tampoco de las grandes ciudades

De sus estatuas

Míralas

Picotear su sombra

El litoral del tiempo

Hartas de sí mismas

Ya no las asustan

Los abrigos

o el griterío de los niños que corren tras de ellas

llevan en sus alas

el vértigo

el vacío

No

no quieren más poemas sobre los pájaros

se niegan rotundamente a ser ave

a ser parte del paisaje del turista

a recibir migajas

Un día

abandonarán la plaza pública

los árboles

el cuadrilátero en el cielo

los cuadros de costumbres

las orillas

Un día

nos negarán el vuelo

la poesía.

 

 

 

 

 

NATALY RODRÍGUEZ

 

ARTE POÉTICA

 

Sobrevivo entre los muros de la exactitud,

en el bullicio de la elocuencia,

en una superficie que tiene la forma de una hoja en blanco.

Y procuro hallar la poesía en este caos que me habita,

pero las palabras se deforman en mis manos.

La caricia del agua o la suavidad de una piedra

son tan débiles ante el propósito de alcanzarla.

La poesía está hecha de metáforas que no existen en mis versos.

De una música que parece sentenciarme

porque he hecho de ella un remedo.

La he desfigurado y mi retorno es inútil.

Solo sirvo para lo prefabricado,

para este lugar común desde donde le escribo. 

 

 

 

 

 

INÉS LÓPEZ RAMÍREZ

 

¿QUÉ ES POESÍA?

 

En este mundo donde casi todo se ha dicho sobre ella y se ha dicho de manera tan elocuente, bella y verdadera, lo han dicho todos los poetas: hombres y mujeres;  yo, que no me alimenté con su leche materna y  sin embargo siempre escribí en verso, que la Poesía ha estado presente en mi vida en sentido contrario a las agujas del reloj y que hace poco conseguí enderezar ese camino, ¿Qué puedo decir sin sonar desafinada?

 

 

 I

SALVACIÓN

 

Escuché a un gran poeta decir

que la Poesía no es la CRUZ ROJA.

De acuerdo, es sólo que a mí,

me mantiene a flote en los naufragios.

 

 

 

II 

BELLEZA

 

 Al conjuro de la poesía

en los agujeros negros de la vida

brota una pátina de belleza.

 

 

III

ESPÍRITU

 

Para animar las palabras

que nos determinan

acudo al soplo

de la poesía.

 

 

 

IV

INSPIRACIÓN

 

Y si alucino bajo la luna

y si al pasar debajo de un árbol

alzo los ojos y veo

un dibujo en tinta china

y si la sangre derramada

también mancha mis manos

y si estoy enamorada

y si después,

con esfuerzo destilo

las palabras adecuadas,

las dejo añejar

y logro el aroma de un poema.

 

 

 

 

V

EXPLORACIÓN

 

Espejo de las entrañas del ser

donde asoma la mirada

el humano sediento de completud.

 

 

 

VI

CONCLUSIÓN

 

Prefiero que vueles Poesía

y no ensangrentar mis manos

con el polvillo dorado

de tus alas destrozadas

por mi afán de disección.

 

 

 

 

INÉS MOLINA

ARS POÉTICA

 

Sentir que somos breves

Saber que llegará el sabor de la muerte

Ver con detenimiento

lo que pronto dejaremos

las simples cosas, la memoria, la lira,

nuestra Ítaca

 

Advertir cuanta desventaja nos asiste

frente al universo

Saber del engaño del tiempo  

que nos gasta sin medirnos

Morir en el enigma

perder el rostro,  la vigilia

 

No es acaso todo esto poesía?

 

El pasado, el hoy,  lo incierto,

 lo escondido

Las posibilidades del verso no se agotan

Hombre y poesía existen

como el tiempo y sus eternas repeticiones

con la forma  pasajera de la nube.

 

 

 

 

JOHN ALEXANDER ALBARRACÍN

 

EL ETÉREO PROCESO DE UN POETA

 

En un vuelo eterno

se contempla  la realidad

desde los ojos de Icaro,

que sin tratar de brillar

como el sol, cuida sus alas de 

polilla mientras evita caer 

en lo abstracto del suelo.

 

La contemplación es un aleteo,

que surca las nubes que gravitan 

con la blancura de una hoja,

dejando trazos,

caligrafía sobre el cielo.

 

Entonces los pensamientos 

se elevan sobre los sentidos,

volando sobre realidades 

amargas y dulces,

y sin dejarse tocar de estas,

saborea el néctar 

que florece en cada 

suceso del existir.

 

Y se deleita al evocar

el placer que trae 

el sonido armonía de una flauta,

desde lo más profundo 

del pozo de lo inconsciente,

hasta la sensibilidad que 

vibra a través del cuerpo

Es en el deleite y la contemplación 

donde se encuentra la poética.

 

 

 

 

 

ORLANDO RIVERA

POR UN POEMA

A El taller blanco (2020).

 

 

de dónde vino y a dónde irá

la razón y la naturaleza

de construir el mundo con sonidos y signos

de sentar sus cimientos

de amarrarse a la tierra

y nutrir el alma con los frutos

de especies que no acostumbramos

a saborear y devorar con

 júbilo, con pena

para poco después

dejar caer sus semillas

y abonar sus restos

en las huellas de sus comensales

que vagan de jardín en jardín

para resurgirlas y ser lenguaje

sin inicio, sin fin

toda una fuerza y lucha interna

por saber la noche

por revelar la luz

por sanar el aire

por amar el olvido

por arropar la lluvia

por confrontar la muerte

por alzar al final

una parcela

y ser el único árbol

huérfano e inflado de silencio

 

y allí,

en ese disimulo  

nos entregamos

para sacrificarlo todo en soledad

y no ser salvados

porque entregarse

también es salvarse

y rendirse a la misma existencia

para volvernos vida

para volvernos versos

para descomponernos

en pedazos que rehacen el tiempo

que al igual en la poesía,

nunca perderá sus años

 

un verso es un epitafio

que ha sabido renacer

en la memoria del papel

 

 

 

 

RAFAEL GARCÍA SANANDRÉS

 

ARTE PÓETICA

 

En el otoño de mi vida

Caen los recuerdos

Caen los prejuicios

Caen los temores

En el otoño de mis sueños

Cae el anhelo

Cae la esperanza

Todo lo humano cae

Y el alma fertiliza

Y brotan las palabras

Brotan las alegorías

Brotan las metáforas

Brota la poesía

En el otoño de mi agonía

 

 

 

 

ANA MARÍA TORRES

LA CASA

 

 

El  sentido del reloj se ha detenido

Las persianas como ojos cerrados no permiten el paso de la luz

maullidos de  gatos quiebran el silencio

Sólo la lluvia acompaña el desvelo de las madrugadas

 

Los sueños se empolvaron en las camas

y los extranjeros que allí duermen, 

no se miran nunca.

 

En las grietas del cemento, llora la memoria.

 

El vientre

                 que alimenta el hogar

                                                     se cansa de parir

                                                

Jarrones sin flores

                                   Alacenas hambrientas.

 

 

La casa

una pirámide de naipes pegada con saliva

 

 

 

 

 

WILLIAM VELÁSQUEZ

 

LA CASA DEL EBANISTA

 

Como a la infancia hay un lugar

que hace años no visito

Cada diciembre, la casa de mi abuelo

Era un abrir de brazos, un olor a encuentro

 

Mi abuelo que era ebanista,

parió los muebles que corrían por la casa

Nunca lo vi sin ruana,

pocas veces lo recuerdo sin sombrero,

 

Con los muros de la casa

envejecieron los brazos de mi abuelo

Sepultadas quedaron las herramientas

en el baúl del carpintero

 

La vejez postro la casa

las arrugas en las ventanas,

las vigas del techo y sus huesos expuestos,

el rechinar de los pasos, la artritis de la puerta

 

las cenizas de la hornilla y las moscas se fundieron

la casa fue ocupada por un olor a periódico leído

mas nunca los muros perdieron

el color de la sonrisa de mi abuelo.

 

 

 

 

VALENTINO RAMOS

LA FOTOGRAFÍA

 

No tomamos fotografías

Nuestro vínculo se aferra a los recuerdos.

Excepto aquella vez

En esos momentos sentía miedo de todo

Al aceptar que lo que siento es real.

 

Sí, imaginaba ver el amanecer a su lado

Y al tiempo sentía miedo de guardar un recuerdo así de los dos.

Pensé, que un día sería un recuerdo que dolía,

Al echarle de menos como lo hago.

 

Entonces el vino,

El beso.

Y me entregué tan liviano,

como pluma danzando al viento.

Luego la fotografía.

La única fotografía de los dos.

 

 

 

 

RAFAEL FIGUEREDO

 

CARACOL

 

 

Mi madre crustácea tiene

                  La mala costumbre

de guardar objetos inútiles.

Le gusta atesorar ciertas cosas

para evitar que en un súbito descuido

alguna añoranza se pierda para siempre

en las concavidades espirales de su memoria.

 

En febriles paredes

restalla el oleaje de sus devotos pasos.

Ella bebe café en silencio

mientras la tarde se va cubriendo de vistosos

arreboles

y con ojos de molusco

contempla tazas vacías, vajillas

y cubiertos que ahora nadie usa.

 

Su paulatino y religioso andar recorre con

minuciosidad

cada una de las habitaciones

(como un caracol, ella arrastra la casa

a cuestas).

 

Se fija en las camas desiertas

que aún conservan las sábanas a medio arreglar

a la espera de que en algún momento

tres hijos pródigos ya adultos

regresen

             DESDE LA LEJANÍA.

 

 

 

 

LUISA FERNANDA VARGAS

LA CASA

 

Esta es una casa

en la que habitan dos personas

una habitación con una cama sencilla

y las dos duermen allí.

La mujer intenta mantener la selva al margen,

selva que intenta entrar a la casa,

ella corta las enredaderas que trepan por las ventanas

para que entre la luz del sol

a las flores que crecen dentro

y también riega las raíces de la casa,

se asegura de que sigan firmemente ancladas al suelo

no vaya y sea que la marea la haga naufragar.

La niña sale a jugar a la playa

y se llena los pies de arena,

se los limpia con el agua del mar,

recoge conchitas de todos los tamaños

para llevar el mar a la casa,

y se asegura de que todas las tortugas que nacen

lleguen seguras al mar.

A veces la mujer no puede levantarse de la cama

y la niña tiene que cuidarse sola,

pero ella no es buena para luchar contra la selva

y descuida sus labores de la playa,

hasta que la mujer se levanta de nuevo

y la casa se vuelve a llenar de sol y del olor del mar

 

 

 

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