Luz de abril: Esther Seligson

Esther SeligsonEl poeta Audomaro Ernesto (Villahermosa, 1983) nos ofrece un breve homenaje a la memoria de la esritora Esther Seligson (1941-2010), autora de las novelas Tras la ventana un árbol, Otros son los sueños (Premio Xavier Villaurrutia), La morada del tiempo y Sed de mar, de los volúmenes de cuento Luz de dos, Indicios y quimeras y de los poemarios Diálogos con el cuerpo, Tránsito del cuerpo, De sueños, presagios y otras voces.

La noticia de la muerte de Esther Seligson me impresionó y me ha dolido mucho. Apenas si podía creerlo. Fue una presencia significativa en mi vida, a pesar del poco tiempo que tenía de conocerla: dos años. La conocí en un curso sobre Italo Calvino que dio en la Fundación para las Letras Mexicanas. Por una extraña empatía, nuestra relación creció más allá de las sesiones de dicho curso. En aquellas fechas yo aún estaba inmerso en una crisis emocional bastante difícil, como toda crisis. Esther me ayudó a salir adelante, me habló y me orientó para poner algunas cosas en su lugar. Después, por azar, fuimos vecinos. Ella vivía en un edificio de la calle Liverpool, yo a la vuelta, en la calle Nápoles. Muchas veces nos encontramos y nos deteníamos a platicar. También solía llamarla por teléfono. Incluso desde Villahermosa, en donde ahora radico. Siempre que hablé con Esther, aprendía a ver una parte de mí que no sé si hubiera visto sin sus palabras.

Recientemente hice un viaje a la ciudad de México. El día de mi llegada, quise comer en un restaurante de la calle Londres al que me gustaba ir mientras vivía en la colonia Juárez. Por destino, por deseo, porque sí, Esther y yo coincidimos cerca de su domicilio. Me dio mucho gusto verla. Había salido a comprar el periódico y me invitó a subir a su departamento. En su casa se respiraba una paz que era reflejo, sin duda, de la persona que ahí vivía. Me regaló sus Cicatrices, libro recientemente publicado por Páramo ediciones. De las dedicatorias que tengo en algunos libros, las suyas son de las pocas que puedo llamar como tal, porque una dedicatoria, cuando de verdad es, se queda para siempre, porque está escrita con el lápiz del corazón en la mano.

Bajamos nuevamente a la calle. Todavía nos quedamos hablando unos minutos al pie del edificio. Le pregunté sobre el viaje que tenía pensado hacer a la India y me contó de una visita reciente al médico. Esa tarde del viernes 29 de enero, la última vez que la vi, Esther estaba muy bella, tenía limpia la mirada, sonreía. Nos despedimos con un abrazo profundo, muy cálido, como nunca antes la había abrazado. No voy a transcribir las palabras que me dijo, llenas de amor y buenos deseos. Las guardo para mí. Doy gracias por haberla encontrado.

Datos vitales

Audomaro Ernesto (Villahermosa, Tabasco. 1983). Ha sido becario del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes de Tabasco, de la Fundación para las Letras Mexicanas, y del Programa de la Unión de Universidades de América Latina. Poemas suyos aparecen en el libro Muestra de literatura joven de México. Hizo estudios de Comunicación en la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco, y de Literatura Hispanoamericana en la Universidad Nacional del Litoral, en Santa Fe, Argentina. Actualmente es becario del FONCA en Poesía.

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