Poesía ecuatoriana: Jorge Enrique Adoum

En la muestra de poesía ecuatoriana que prepara Juan Domingo Aguilar, leemos a un poeta fundamental de la lengua española,  Jorge Enrique Adoum. Fue un poeta, ensayista, dramaturgo, narrador y diplomático nacido en Ambato, Ecuador, en 1926. Estudió Derecho y Filosofía en la Universidad Central del Ecuador y en la Universidad de Santiago, Chile. En esa ciudad fue, durante cerca de dos años, secretario privado de Pablo Neruda. La primera etapa de Adoum estaría profundamente influenciada por el poeta chileno, sin embargo, más adelante experimentaría un distanciamiento de la estética nerudiana y realizaría un viraje profundo que se traduciría en una voz más personal y particular. A su regreso a Ecuador en 1948, ocupó diversos cargos en la Casa de la Cultura Ecuatoriana. Fue redactor cultural del Diario del Ecuador, de Quito, colaborador de numerosas revistas latinoamericanas de cultura y profesor de literatura en diversas instituciones. En 1961 fue nombrado Director Nacional de Cultura, cargo que ocupó hasta 1963. Viajó a Egipto, India, Japón e Israel y tras el golpe militar en Ecuador se instaló en París, donde fue lector de literatura en español, portugués y catalán para las ediciones Gallimard, periodista de la Radio y Televisión de Francia y traductor de la ONU y la OIT en Ginebra. Regresó a su país en 1987 y dos años después se le concedió el Premio Nacional de Cultura Eugenio Espejo, la más alta recompensa cultural del gobierno ecuatoriano, por el conjunto de su obra. Algunos de sus libros de poesía más destacados son Ecuador amargo (1949) Los dos primero volúmenes Los cuadernos de la tierra (Premio Nacional de Poesía de Ecuador, 1952), Notas del hijo pródigo (1953), Relato del extranjero (1955), Dios trajo la sombra, (III volumen de Los cuadernos de la tierra, Premio de poesía de la Casa de las Américas de la Habana, 1959), El dorado y las ocupaciones nocturnas (IV volumen de Los cuadernos de la tierra, 1961) o Informe personal sobre la situación (1973). Es autor de la novela Entre Marx y una mujer desnuda (Premio Xavier Villaurrutia, 1976) adaptada al cine en 1996 y de las obras de teatro El sol bajo las patas de los caballos y La subida a los infiernos. Su obra siempre ha tratado temas sociales y también tradujo al español autores como T.S. Elliot, Jacques Prévert, Yannis Ritsos, Fernando Pessoa o Seamos Heaney. En 2005 fue postulado al Premio Cervantes. Es coautor junto con Jorge Carrera Andrade, Hugo Alemán y Jaime Valencia de la letra de Vasija de barro, una composición musical cuya letra hace referencia a los rituales mortuorios ancestrales del país como símbolo del deseo de volver a la Madre Tierra y conocida como “el himno no oficial de Ecuador”. La canción fue compuesta en 1950 en casa del pintor Oswaldo Guayasamín, lugar donde los restos de Adoum fueron enterrados en el Árbol de la Vida ubicado en la Capilla del Hombre, en Quito, tras su fallecimiento el 3 de julio de 2009.

 

 

Home sweet home

de qué carajo sirvió todo el amor sobre todo
si después de todo llegaron las explicaciones
esa excrecencia que le nace al destino
cuando ya se han gastado por el uso los cuerpos
entonces me voy yendo
pero nos quedamos quedándonos
animalmente atados entre nosotros dos

y vivieron felices muchos años

 

 

 

La visita
(Capítulo de novela)

 

Llamo a la puerta.
-Quién es, pregunto.
-Yo, contesto.
-Adelante, digo.
Yo entro.
Me veo al que fui hace tiempo.
Me espera el que soy ahora.
No sé cuál de los dos está más viejo.

 

 

 

 

Las ocupaciones nocturnas

Prólogo: Fundación de la ciudad

Y ahora en dónde sobre qué vínculo en qué
botín he de apoyar el alma
en qué piedra por favor en qué
ayer. Nadie me dijo que comenzarían
hoy los siglos de la noche. Lunes
de una ciudad sobre la desolación.

Aquí hubo una población ya desplumada
su cacique en pedazos. ¿Y el plano
de las destrucciones? ¿Y los solares
que trazó el destrozo?

Me voy a inventar una ciudad. Es preciso
fundar un nombre, apenas vísperas
de una capital, como una predicción.
(Yo podría llamarla Imaginada, Abandonada,
Nada.) Solamente un sonido que nadie oye
útil para establecer la propiedad
sobre la duración de los resucitados.

Ah no nacida. Nombrada solo. Solo
viento sin ladrido que ahuyentara
el exceso de muerte. Heme aquí
clavando el estandarte de un ruido solitario
jugando con campanarios dibujando
calles inmemoriales enviando especialistas
en provocar el eco para no sentirme
solamente solo sino muchísimo más solo.
Completando la envoltura oral de una ciudad
que fue y que después ha de habitar
el hijo de quién de quién
sepultado vivo en su armadura
que será estatua viva
de una estatua colérica y velluda.
Volcada. Porque no tuvo tiempo todavía
para las acomodaciones nuevas del amor.

 

 

 

 

Corazonada

era por descostumbre de la muerte por desmuerte
que decía el lunes la semana que viene el año
próximo
hablando de las cosas con que uno se mortaliza
pero tú eres lo premortal impostergable
tú el duradero instante siempre urgente
en mi necesidad de tu sur desangustiante
y entonces no sabía cómo ahora que de pronto
no iba a haber más tú puede no haber más días

 

 

 

 

En el principio era el verbo

 

te numero, te teléfono aburrido
te direcciono (callo, caso y escalero)
te habitacionada ya te lámparo te suelo
te vaso te enfósforo te libro
te disco te destoco te desvisto desoído
te camo te almohado enciendo descobijo
te pelo te cadero me cinturas
nos trasvasamos labio a labio
me embotello en tu adentro
nos rehacemos te desformo me conformo
multiplicada tú yo mildividido

 

 

 

 

Supersubdesarrollo


¿Dónde?

En un muelle del Sena.
¿Cuándo?
El último día del otoño.
¿Quién?
Un empleado del aseo de calles.
¿Con qué?
Una gran escalera de tijera y unas grandes tijeras.
¿Por qué?
Para cortar una hoja que aún no había caído.
¿Conclusión?
También he visto en otras partes
matar niños con ametralladoras.

 

 

 

 

 

Prohibido fijar carteles

Despiertas casi cadáver cuando el reloj lo ordena,
el día no te espera, hay tanto capataz que mide
el milímetro del centavo que se atrasa por ti,
bebes el café que te quedó de ayer y sales
consuetudinario PROHIBIDO CURVAR A LA IZQUIERDA
y casi PROHIBIDO PISAR EL CÉSPED pisas el césped
porque ibas a caerte, luego avanzas, ciudadano
y durable, PROHIBIDO CRUZAR sin saber para qué lado
ir ni para qué PROHIBIDO ESTACIONARSE porque no puedes
parar la maquinaria infatigable con tu dedo
sólo porque te entró una astilla en el alma,
OBEDEZCA AL POLICÍA así es más fácil, saluda,
di que sí, que bueno, PROHIBIDO HABLAR CON EL CONDUCTOR
y quitándote dócilmente el sombrero estupefacto
PÓNGASE EN LA COLA anuncia tu hereje necesidad
de trabajar en lo que fuese, NO HAY VACANTES,
tal vez el año próximo por la tarde, pero no te dejan
dejar para mañana lo que puedes morir hoy
y aguantas y volverás cuanto te llamen PROHIBIDO
USAR EL ASCENSOR PARA BAJAR con tus piernas, para eso
las tiene gratis desde el último accidente,
NO SE ACEPTAN RECLAMOS, para que vayas de guerra
en guerra con tu himno nacional SONRÍA, tu banderita,
la patria a la que le debes tanto, como todos,
pero ten cuidado, imbécil: por ir pensando en tu metafísica
descosida ibas a entrar en el parque público
PROHIBIDA LA ENTRADA, zona estratégica, tú , negro,
perro cívico, civil, SILENCIO, y tú sabes
que no debes PROHIBIDO PORTAR ARMAS, eso también
se sabe y tampoco los proyectos de amor, los aromas
futuros, no suena todavía la sirena de las seis,
PROHIBIDAS LAS HUELGAS que es cuando puedes pensar
LEA SELECCIONES TOME COCA-COLA PROHIBIDO ESCUPIR
hombre libre de este país libre del mundo libre,
y acatas las yuntas formidables de los diarios
y agradeces: otros piensan por ti y les cuesta
para que sigas libre, no te llames PROHIBIDO
USAR EL TELÉFONO sólo para tener quién pregunte
por ti PROHIBIDAS LAS VISITAS EN LAS HABITACIONES
vayan a creer que estás enfermo, PROHIBIDO FORMAR GRUPOS,
porque tú, individuo, aislado, alicaído, con el vientre
pegado al paladar que te sabe a medalla, eres inofensivo;
mejor apágate la luz, deja para algún día los rencores,
ponte en toque de queda, métete en ti, prolóngate
durmiendo para que vuelvas a amanecer, heroico
de puro testarudo, a leer las nuevas instrucciones
para hoy como un estado de sitio: prohibido tener
libros de Marx y otros libros, prohibido llevar los cabellos
como te dé la gana, prohibido ir a China, prohibido
besarse en los parques, prohibido tener fotografías
del Che, nombrar al Che, leer al Che y otros autores,
prohibidas las faldas cortas, las películas suecas,
las canciones de Bob Dylan, los dibujos de Siné,
prohibido hablar mal del gobierno, prohibida
la información sobre los grupos subversivos, prohibidas
todas las manifestaciones, queda prohibida la lucha
de clases ha dicho el Presidente, y sigues, aguantón
y cobarde, sólo porque el instinto, él también,
quién lo creyera, te colgó su letrero: SE PROHIBE MORIR.

 

 

 

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