En el marco del dossier “Nueva narrativa colombiana”, preparado por Federico Díaz Granados, presentamos tres relatos breves de Andrés Burgos (Medellín, 1973). Es cineasta y narrador. Ha publicado el libro de cuentos La Gente Casi Siempre, con la editorial de la universidad EAFIT (2000), y las novelas Manual de Pelea (Norma, 2004) y Nunca en cines (Norma, 2005).
Dinosaurios
I
Cuando se despertó, el dinosaurio seguía ahí… pero se veía mucho menos atractivo que la noche anterior.
II
Cuando el dinosaurio se despertó, a su lado había un viejo pequeñito y calvo que se presentó con ojos sonrientes tras sus inmensas gafas. “Encantado, me llamo Augusto”, dijo.
Un degenerado, ¿qué más podía ser?
III
Cuando Gregorio Samsa se despertó una mañana después de un sueño intranquilo, giró la cabeza y vio que el dinosaurio seguía ahí. La cuestión era que para el dinosaurio el espectáculo tampoco resultó agradable. Fue así como cada uno por su lado juró no volver a beber.
IV
Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre, un tal Pedro Páramo, lo llevó a conocer el hielo. El problema era que el hielo reposaba en repetidos vasos de ron y al llegar la noche el coronel perdió el control de su actos. Cuando se despertó, lo flanqueaban el dinosaurio, Gregorio Samsa y un viejito que dijo llamarse Augusto. Sin embargo, lo que más lo perturbó fue el ardor en ese lugar de la Mancha de cuyo nombre, en adelante, no iba a querer acordarse.
Sin concesiones comerciales
Es en este preciso instante cuando se da cuenta de que se ha equivocado. O tal vez no. Quizá el destino no le ha dado alternativas. Para el caso viene siendo lo mismo. Es un insecto enredado sin remedio en una tela de araña. Cualquier decisión que tome traerá consigo una tragedia. Si sacrifica sus intereses personales y protege a su familia, no volverá a ver con vida a la mujer que ama. Si, por el contrario, se entrega a lo que clama su corazón enamorado, estará condenando a los suyos. Dilema insalvable. ¿Qué camino tomar? ¿Cómo salir de semejante encrucijada? ¿Será éste su final? Cuando la angustia está a punto de arrojarlo al abismo de la locura, la solución se le aparece con una claridad terminante: ésta es una historia de autor. Así que no hace nada aparte de sentarse junto a una ventana, poner su mejor cara de tribulación interior y quedarse mirando al vacío a la espera de que la música de los créditos llegue a rescatarlo con un final abierto. Los críticos habrán de redimirlo.
Rectificación histórica o Ulises semejante a un reno
La jefatura de prensa homérica de Odiseo, fecundo en ardides, logró que su fama opacara a la verdadera maestra en estas artes: Penélope, quien durante la ausencia de su consorte mantuvo a la opinión pública, con antológicas puntadas, alejada de cualquier duda sobre el tejido invicto de su acceso, vuelto hilachas cada noche por profusas visitas.
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Datos vitales
Andrés Burgos (Medellín, Colombia, 1973). Se graduó como Comunicador Social de la Universidad de Antioquia, en Medellín. También lo hizo como Cineasta, especializado en guión y dirección, de la Escuela Internacional de Cine y Televisión, en Cuba, donde vivió durante dos años. Ha repartido su carrera entre los medios audiovisuales y escritos. El cortometraje “Gajes del Oficio”, que escribió y dirigió, fue galardonado con el Círculo Precolombino de Oro del Festival de Bogotá al mejor cortometraje nacional en el año 2000. Ha publicado el libro de cuentos La Gente Casi Siempre, con la editorial de la universidad EAFIT (2000), y las novelas Manual de Pelea (Norma, 2004) y Nunca en cines (Norma, 2005).