Presentamos algunos textos de la poeta, traductora y ensayista venezolana Erika Reginato (Caracas, 1977). Entre sus libros se encuentran: Día de San José (1999). Campo Croce. Antología poética 1999-2008. (Caracas, 2008). Publicó el volumen de ensayo: Cuatro estaciones para Ungaretti y traducciones como Caminos de agua. Antología de poetas italianos del segundo Novecientos y El trazo infinito del universo. Antología de la poesía italiana contemporánea.
LA GRAN MADRE
1
La Gran Madre
solo vive
la brisa de las terrazas,
sola ama
el rumor nocturno de la ciudad,
la mañana en la que cantan
los pájaros a ras del suelo.
Ama
el verde del trópico,
las orquídeas
en plaza de las Tres Gracias,[1]
las fuentes que sostienen las
ninfas de Narváez.[2]
Ama la luz detrás de las ventanas,
recibir cartas de otros continentes
en idiomas antiguos.
La Gran Madre
escribe sobre las ramas
el tiempo de las nubes
con trazos dorados.
Ella resguarda el aroma
de la canela y el café,
entiende que el amor
es color crema,
es espeso y viaja en una postal.
2
La Gran Madre
vuela como una mariposa
en el fondo del agua.
Todo está allá.
Es el insólito mundo de las olas de Yemayá,
en los ríos amarillos de Oshun,
en el sol rojo de Shango.
Todo es vida.
Al principio se reconoce la raíz.
Mi abuela conoce los caminos,
sus cabellos blancos como las cimas
son montañas,
cascabeles agitados
en la plenitud del mundo.
En las tardes de verano
la Gran Madre
es la tierra de donde vengo
donde iré.
Quizás el agua que cae de sus brazos
sea el horizonte sin limites
que hace del viaje en barco
la única riqueza.
La Gran Madre es una emigrante
hecha con perlas y corales
es un poco de arena del caribe,
es un poco de azul Mediterráneo.
Esfumo las escamas
de los peces
con una tiza pastel.
(estos poemas inéditos se leyeron en el marco del festival: “Los Colores de las mujeres”,
en Thiene, provincia de Vicenza, Italia, junio, 2012).
Retorno
Es el avión de retorno
el que nos acerca al cielo.
Aquí nadamos como los peces:
un grito escucha y ofrece la voz.
Es el latido cómplice
que anula el peso.
La ventanilla ilumina el mundo de los muertos,
las nubes descubren el silencio.
El destino
es una línea recta llena de espuma.
(del libro Campo Croce. Monte Avila editores, Venezuela, 2008)
Día de San José
Padre
estoy en el país de tu infancia,
en el frío,
en el idioma de tu niebla
con el vapor de las ráfagas de los trenes.
Camino con las manos arrugadas
sobre el río.
Te escucho
correr en las calles
entre cimientos de oro,
navegar sobre el arroyo,
apartar la nieve de la cima.
Si sólo me pudieras
acompañar en el sofá,
tocar los hombros,
dar una lámpara
para iluminar los rieles de regreso.
Entonces podría cerrar los puños,
y caminar más rápido
hasta entrar en la estación.
Padre
dame un poco de tu trigo
déjame ver tus pies.
(del libro Campo Croce. Monte Avila editores, Venezuela, 2008)
En medio de la marea
siento
las olas que empujan la nave
una y otra vez contra las piedras.
La voz honda no se escucha
se pierde en la niebla.
La tormenta no termina.
Avanza en mi vientre.
(del libro Día de San José, editorial Eclepsidra, Caracas, 1999)
La Piedad de Canova
Es en la Piedad
donde veo las incisiones de tu cuerpo,
los brazos sostener la luz
a la hora más blanca.
Escucho el trabajo del cincel
en las aldeas.
Recuerdo el humo del hierro fundido
las escaleras estrechas
que conducían a la lectura de la cúpula.
Magdalena reza,
esconde su rostro
entre las manos.
(del libro Campo Croce. Monte Avila editores, Venezuela, 2008)
Hoy mi Padre
me acaricia el hombro.
Come los jejenes
de la hacienda El Encanto,
se baña en el río.
Duerme
bajo árboles de acacias,
tiembla
en la madrugada.
Mi padre tiene sed
arroja espinas de madera
desde el cielo.
(del libro Día de San José, editorial Eclepsidra, Caracas, 1999)
[1] Las Tres Gracias: Me refiero a mi ciudad, Caracas. Al salir de la Universidad Central se encuentra una plaza con una copia de la escultura de las “Tres Gracias”de Antonio Canova.
[2] Francisco Narváez (1905-1982): escultor venezolano que desarrolla su obra entre el modernismo urbano y una naturaleza mitica.
Datos vitales
Poeta, ensayista y traductora. Se gradúo en Letras en la Universidad Central de Venezuela con el trabajo de grado dedicado a la vida y obra de Giuseppe Ungaretti. Ha colaborado con la “Casa de la Poesía Pérez Bonalde” de Venezuela como traductora de Milo De Angelis, Alessandro Ceni y Davide Rondoni. Ha escrito en el suplemento A-Nexus (2005-2006) del periódico italiano publicado en Venezuela: La Voce d’Italia traduciendo a diversos poetas italianos. Sus poemas han sido traducidos al catalán, libanés y al italiano. En el 2009 el Instituto Italiano de Cultura en Venezuela, le otorgó una beca de investigación para realizar un estudio en la biblioteca del Centro de Poesía de la Universidad de Bolonia. Entre sus libros se encuentran: Día de San José (1999). Campo Croce. Antología poética 1999-2008. (Caracas, 2008).Campocroce (2000-2007) edizione bilingue, prefacio de Milo De Angelis, tradujo: Emi Rabuffetti. (Archivio della Poesia del 900, ed.Sometti, Mantova, 2008) e inédito Los Elegidos (inédito, traducido por la poeta Emi Rabuffetti, corrección de Milo De Angelis). El ensayo: Cuatro estaciones para Ungaretti (2004) y las traducciones: Antología poética de Milo De Angelis, (Monte Ávila, Venezuela, 2007), Caminos de agua. Antología de poetas italianos del segundo Novecientos (18 poetas traducidos, Monte Ávila, Venezuela, 2008). El bar del tiempo y otros poemas de Davide Rondoni. (Monte Ávila , Venezuela, 2008). El trazo infinito del universo. Antología de la poesía italiana contemporánea, (28 poetas italianos en proceso de diagramación, Caracas, 2012).