Este lunes llega a las librerías de toda España el nuevo poemario de Visor, La insistencia del daño del poeta granadino Fernando Valverde (1980). Valverde es codirector del Festival Internacional de Poesía de Granada y, muy posiblemente, el poeta de mayor lirismo en la España contemporánea. Valverde forma parte de Poesía ante la incertidumbre. Antología de nuevos poetas en español (Visor, 2011).
Puedes comprar este libro en la tienda virtual de Visor
De la contraportada.
Fernando Valverde (Granada, 1980) es una de las voces más internacionales de la poesía en español. Sus libros han sido editados en diferentes países de Europa y América y traducidos a varios idiomas. Galardonado con importantes premios como el Emilio Alarcos del Principado de Asturias, el Federico García Lorca o el Antonio Machado, en la Colección Visor también ha publicado Razones para huir de una ciudad con frío (2004) y Los ojos del pelícano (2010).
“En estos poemas Fernando Valverde vuelve a recordarnos, con sus poderosas imágenes y con la fuerza emotiva que siempre anida en la verdadera poesía, que el tiempo es la materia de la que estamos hechos”
Piedad Bonnett
“Con una sabiduría poco común, este libro insiste en ser testigo de lo que destruye y envuelve, y en esta insistencia nos lleva a donde todo sucede a la vez, al momento en que el mundo comparte una herida. Con un lenguaje cincelado, crea lírica de las ruinas. Su objeto es la justicia, la traición de la memoria, la persistencia de la mancha humana. La importante voz de Fernando Valverde está marcando desde hoy su lugar en la historia de la literatura española dejándonos versos grabados en la conciencia y un misterio que trasciende el dolor”.
Nathalie Handal
LA DEBILIDAD DE LA LUZ
Es la debilidad que hay en la luz
un principio del fuego.
¿Dónde comienza el fuego?
No el que abrasa nervioso los arbustos,
ni el que riega los campos de ceniza,
me refiero a un incendio que sucede en las sombras
y habita en el futuro desde el llanto.
Para reconocerlo
basta sentir el miedo atroz
que no deja dormir
tras un presentimiento del vacío.
Todo le pertenece,
incluso la nostalgia que llega del pasado
y parece escapar del dominio del tiempo
es carne de su asfixia como serán los ojos
que fueron el amor
y también la esperanza
y toda la piedad
y el canto que espantaba los diluvios
porque el cielo escuchaba.
Nunca dejé de hacerlo,
vinieron esas sombras con tu nombre en sus bocas
y te busqué en las llamas
porque fuiste el incendio
y por eso quemé una casa y las noches
se llenaron de lobos
que no van a morderme
porque saben que van a desaparecer conmigo.
Este enjambre de luces son las sombras
evitando una noche aún mayor
y no tengo ya fuerzas
ni las ganas de entrar en un atardecer.