62 voces de la poesía argentina actual: Osvaldo Picardo

En el marco del dossier, Modelo para armar: 62 voces de la poesía argentina actual, con selección e introducción de Marisa Martínez Pérsico, presentamos al poeta Osvaldo Picardo. Nació en Mar del Plata en 1955. Docente e investigador universitario, director de la Editorial de la Universidad Nacional de Mar del Plata (EUDEM) y de  La Pecera. Algunos libros de poemas:  Quis quid ubi: Poemas de Quintiliano (1998), Una complicidad que sobrevive (2001), Mar del Plata (2005 y 2012), Pasiones de la línea. Poemas de Nicolás de Cusa (2008); O.P.Vida de poesía (2008),  y 21 gramos (2014). Ha traducido junto a F. Scelzo y E. Moore The love poems de James Laughlin y otras versiones suyas de E. Pound, D.H.Lawrence, M. Yourcenar o K. Rexroth han sido publicadas en revistas y en periódicos.

 

 

 

 

 

 

 

Picaflores

 

Antes de correr la cortina frente a las calas

la velocidad se congeló en el aire.

Primero fue uno borroneando las alas

en el hilo desatado ante un gladiolo.

El otro cayó al lado en rebote pausado

y giraron trenzando el tallo de la tarde.

 

No los habías visto hasta entonces.Luego

leíste que tienen corazones enormes

para el tamaño diminuto de sus cuerpos.

 

Y también

que mueren de quietud durante el sueño.

 

 

 

 

 

En un viejo laboratorio de fotografía

 

Hay una suma de cosas en la sombra que las ventanas clausuradas

dejan crecer desde hace años. Además del piletón, la ampliadora,

el abrillantador, los frascos de ácido y la luz inactiva.Hay además

ese presentimiento, el mismo de la primera revelación

cuando la inexistencia tuvo un colapso y mil partículas

se concentraron en la historia de una sonrisa .

No es algo nuevo sino todo lo contrario, apenas si es algo.

Se parece a los bares oscuros del puerto entre putas

y algún extranjero. No se trata de palabras ni de costumbres,

hay una suma de cosas flotando como cadáveres

que nadie podrá identificar.

 

 

 

 

 

Seguramente muchas cosas

 

 

seguramente muchas cosas

buscan ser cantadas por mí

 Anna Ajmátova

 

 

Demasiadas cosas no serán dichas.

No importa cuántas vengan

desde los rincones del viejo bécquer

o patinando con un hilito de sol

sobre una mesa mojada de fiesta.

Todas son demasiadas en medio

de esta época.

 

Y la memoria de amor

como una obstinación de anticuario

todavía sin poder soltar tu mano.

 

Y escribo

“no me perdones, no me olvides”.

 

Este mundo, seguramente,

fue hecho para ser abandonado.

Para soltarle la mano y perderlo

traspapelado en el viento.

Pero ocurre a veces

creer que será terrible.

 

 

 

 

 

La abeja

 

La abeja sobrevuela la caléndula amarilla

con un acento agudo de presente.

Y en realidad, su vuelo enroscado a un poder invisible

no cesa de inventar la vieja y terrible mentira

en que nos ponemos de acuerdo. Es hermosa.

 

¿Habrá pensado en tu mirada?

¿Tendrá tus ojos su viaje por el jardín de la tarde?

No hay límite. Todo es interrupción entre las flores

y también diálogo

que se quiebra, donde aparece.

 

 

 

 

 

La lila es una flor eslava

 

a Marta

 

Es curioso ver cómo los libros

tropiezan con las personas y cómo

inundan de significado algo

que no tenía lugar en tu cabeza.

 

Hoy ya no se necesitaba encender la luz,

a esa hora de la tarde, y llegaste a leer

en un libro de poemas,

que las lilas son flores eslavas.

 

También las flores han viajado, pensaste.

También lo que tiene una raíz y un color…

 

El nombre de dios en griego, por ejemplo,

da forma a otra palabra

que quiere decir “el que mira”. También

“el que viaja para ver el mundo”.

Una especie de embajada que llega

desde un lejano rincón y cuenta

con familiaridad lo que es tan distinto…

 

¿Qué mano, sino la de tu amor, ha puesto

este ramo de lilas  -tus preferidas-,

sobre la mesa, bajo la crespa luz de la tarde?

 

Huelen desde ahí, saben

que estás leyendo sobre ellas. Que nada

de esta calma es en verdad, quietud.

 

Las ves y lo que ves, siempre

te está encontrando.

 

 

También puedes leer